lunes, 17 de agosto de 2015

Dia 15- Sigüeiro – Santiago de Compostela. 17 kilómetros pasados por agua y una tarde soleada en Santiago.

Pues un año más, la peregrinación ha terminado. Este año ha sido más ecléctica que nunca, con tres Caminos distintos, dos pasos de los pirineos por distintos lugares y un tiempo que ha tenido de todo, desde el sol más abrasador hasta lluvia constante.
Una peregrinación completa y gratificante que físicamente he pasado sin ningún problema digno de mención, pero que mentalmente me ha parecido bastante dura, quizá por tanto cambio de condiciones y escenarios.
Pero ya está acabada. Ya tengo mi Compostela y ya estoy paseando por Santiago, que , por cierto, está de gente como no lo he visto nunca. Como la mañana ha sido muy lluviosa, se ve que todos los veraneantes de las cercanías se han venido aquí a pasar el día.
Pero vamos a lo que vamos.
He dormido muy bien en el Sigüeiro Hostel. Es justo el tipo de establecimiento que yo creo que es ideal para el Camino. Un sitio sencillo y muy funcional, con lo básico que necesitas para estar confortable tras un día de caminata y sin materiales caros ni nada que se pueda estropear. Y a un precio muy asequible. Me ha gustado el sitio.
Hoy tengo una etapa corta y no quiero tener la tentación de correr para intentar llegar a la misa del peregrino. Tengo pensado ir mañana, así que me levanto más tarde de lo habitual, y no es hasta las ocho y media que salgo del hotel.
Saliendo del Sigüeiro Hostel
El tiempo parece peor aún que el de ayer. Nubes negras cerradas que aunque aún no está descargando, anuncian que lo harán. Galicia me recibió lloviendo y me va a llevar lloviendo hasta Santiago.
El hostal está muy cerca de la salida de Sigüeiro, que se hace por un puente sobre el Rio Tambre por el que pasa la carretera principal que atraviesa el pueblo y que tiene mucho tráfico, incluso a esta hora.
Puente sobre el Tambre
Puente sobr el Rio Tambre
Nada más pasar el puente se tuerce a la izquierda y se coge una carreterilla más tranquila que lleva hasta la iglesia del pueblo. Está un poco fuera de la zona de casas en una explanada donde también hay un bonito crucero. Es una iglesia moderna y sin nada que destacar.
Iglesia y Cruceioro de Sigüeiro
Delante de mí va otro peregrino, al que veo empezar a subir una cuesta larga que se va alejando del pueblo por un montecillo.
Salida de Sigüeiro
Le sigo de lejos, calentando las piernas con esta primera subida, que se hace dura más por lo larga que por lo empinada. Lo bueno es la vista que se tiene de Sigüeiro desde arriba. No es que sea un pueblo bonito, pero las cosas vistas a distancia siempre mejoran, y los pueblos feos también.
Alejándome de Sigüeiro
Alejándome de Sigüeiro
Toda esta primera parte de la etapa se hace por un sendero forestal ancho y bien cuidado, que no ofrece más que facilidades para caminar. El sendero pica para arriba, pero tras esta primera cuesta molesta, la pendiente se suaviza bastante y no vuelve a dar problemas.
Camino a Marantes
Camino a Marantes
En un momento dado paso por una parte del bosque que se ha quemado. No se ha quemado del todo, tiene piunta de ser el final de un incendio, esa zona donde ya han conseguido controlarlo y se ve que algunos árboles están solo parcialmente quemados y otros no. Lo que es ,muy curioso y no lo había visto nunca es que hay un árbol muy grande caído al suelo, y de su tronco caído ha crecido otro árbol que no llega al suelo, sino que sale del tronco del árbol caído, que se encuentra como a un metro de la tierra. Supongo que el árbol nuevo aprovecha el tronco del otro árbol para llevar sus raíces hasta la tierra. No es que sea un árbol pequeño. Es un eucalipto muy alto, lo que hace que la imagen sea muy curiosa.
El arbol que sale del tronco de otro arbol
Voy pensando en el final del Camino, tratando de apartar de la mente los pensamientos sobre las cosas que tengo que hacer al llegar a casa, sobre el trabajo a reanudar de inmediato. Trato de concentrarme en la peregrinación que aún estoy viviendo, pero inevitablemente la cercanía del final hace que las cosas de todos los días se vayan colando en la cabeza.
Camino a Marantes
La verdad es que este año tengo más ganas de terminar que otros. Se me ha hecho larga y algo más pesada que otras veces la peregrinación, probablemente por los continuos cambios de escenario y clima que he tenido. Tengo ya ganas de llegar a casa con los míos y asentar en la cabeza y en el papel todo lo que he vivido en estos días que ha sido mucho y variado.
Camino a Marantes
Camino a Marantes
Con estas historias en la cabeza voy avanzando y así paso en el kilómetro cinco de etapa, por un hotel que está al borde de la carretera y que es una alternativa para dormir en lugar de Sigüeiro. Inmediatamente después del hotel hay un cartel que anuncia un bar que se ve a cien metros, al pie de la carretera. Me apetece un café, así que me acerco y me siento tranquilamente a disfrutar del brebaje mientras leo un periódico, cosa que llevo quince días sin hacer.
Desvio al Bar
Tras el reconfortante café vuelvo al sendero tras ponerme el chubasquero, ya que finalmente mientras estaba en el bar ha empezado a llover de forma bastante molesta. Ya protegido retomo el Camino  y de inmediato llego al único pueblo que voy a atravesar antes de llegar a Santiago.
Camino a Marantes
 Se trata de Marantes, que me recibe con un bonito cruceiro y una iglesia en la que destaca el pórtico, con unas columnas en cuya base hay una figuras que parecen ser unos leones.
Cruceiro e iglesia de Marantes
Cruceiro de Marantes
No hay nada más en el pueblo, así que sigo llegando al borde de la nacional, que se sigue un poco hasta cruzarla por un paso subterraneo que me lleva hasta otra zona de bosque que ya me va a acompañar hasta llegar prácticamente a Santiago.
Pegado a la nacional
Cruce de la Nacional
Este tramo del Camino es completamente distinto del que hice hace cuatro años, cuando pasé por aquí también para terminar el Camino Inglés. Entonces el Camino iba alternando trozos de monte con tramos pegado a la carretera que eran muy molestos. Ahora han debida hacer una remodelación y no se vuelve a tocar la carretera nacional en ningún momento. Una buena remodelación, que supongo ha añadido algunos metros al Camino, pero que se dan por bien empleados si se redice el riesgo que siempre es caminar por una Nacional.
Camino a O Barral
Así que comienzo a andar por el sendero de tierra que va alejándose de la carretera. Es un sendero cómodo que a la derecha va protegido por una zona de árboles y a la izquierda deja ver zonas de cultivos que se extienden hacia la carretera.
Un poco más adelante el Camino se interna por una zona boscosa que recuerda a las que hemos pasado los días anteriores, aunque aquí el sendero es más ancho y despejado.
EL Camino tiende hacia arriba, pero solo algunas cuestas se hacen pesadas. Una de ellas me lleva a cruzar las vías del ferrocarril por debajo de un puente antes de subir y sobrepasar la altura de las vías. Aprovecho el paso bajo el puente para quitarme el chubasquero y el jersey, porque ha dejado de llover y la temperatura permite circular solo con un polo.
Cruce de las vias del tren
No hay más variantes o incidencias que contar en este tramo, que es todo el rato de subida, hasta que llego a una desviación en la que han talado recientemente todos los árboles y por lo visto han eliminado todas las señales indicativas del Camino. Hay una senda que se aparta de la dirección general que traigo y sube el monte, y otra del mismo tamaño que comienza a bajar. No está nada claro cual seguir. Busco las señales pero no veo nada. Finalmente me decido a bajar siguiendo la senda que traía. Y entonces veo que a un lado del Camino hay varias flechas construidas con maderas y palos cogidos del mismo sitio, que han puesto peregrinos que han pasado antes que yo, sabiendo de la dificultad que íbamos a encontrarnos en este lugar. Esta es la solidaridad del Camino en acción.
Flechas improvisadas
Sigo un buen rato por este sendero, que por bonito acaba haciéndose cansino, hasta que llego a una zona de casas llamada O Barral, que se extiende por todo el alto del Monte antes de comenzar a bajar ya hacia Santiago. Ha vuelto a llover, así que de nuevo me pongo el chubasquero.
Camino a O Barral
En la primera de las casas, que tiene un alto muro blanco, han colocado un bonito cartel que dice;
“Peregrino que caminas
Con fe y devoción
Cuando llegues a Santiago
Llamamé, tendrás habitación.”
Lo firma una tal Conchi, que debe tener una pensión. Tiene gracia el ripio y el cartel es una monada. parece dibiujado por un niño.
Anuncio de habitación en Santiago
Sigo avanzando entre casas aisladas hasta que llego a una parada de autobús que dice “Concello de Santiago”. Me fijo y veo que las líneas de autobús de Santiago llegan hasta aquí, o sea que ya me encuentro muy cerca.
O Barral
Concello de Santiago
Desde aquí comienzo a bajar el monte antes de subir un poco y llegar a un polígono industrial que marca ya el final del paseo por el monte y el comienzo de la parte urbana de entrada en Santiago. Desde aquí a la Catedral hay aún cinco kilómetros largos de asfalto y aceras.
Polígono Industrial
A la entrada del polígono hay una cafetería en la que paro para tomar la coca cola de la jornada, rodeado de operarios que están en su segundo desayuno, en el almuerzo, en la parada de la mañana, o en cualquiera de esas figuras laborales que implican dejar de trabajar un rato y que tanto nos gustan en España.
Descansando en el Polígono
Terminada la coca salgo cruzando el polígono y llegando al primer punto importante de Santiago que voy a ver: El cementerio y el Tanatorio.
Vale, he dicho importante, no bonito. Hay muchos pueblos a los que se entra o de los que se sale por el cementerio, lo que no es normal es que suceda en una ciudad grande; pero como en Santiago entran Caminos por todos lados, pues alguno tenía que coincidir con el Tanatorio, y le ha tocado a este.
Cementerio de Santiago
Pasado (con el culo prieto y deprisita) esta punto, ya se comienza a entrar en Santiago. Y eso se nota porque la carretera por la que voy pasa a llamarse Rua do Tambre Meixonfrío. Me quito el chubasquero porque ya no llueve.
Ya estoy en los exteriores de Santiago y solo queda callejear durante unos tres kilómetros hasta llegar a la catedral.
Entrada a Santiago
La entrada a la ciudad se hace por una zona de chalets adosados que al poco va dando paso a zonas cada vez más antiguas. En una de ellas hay un curioso azulejo que dice:  
" Cuidado con el gato".
Me hace gracia porque llevo todo el Camino viendo carteles en las casas que amenazan con perros feroces y devorahombres.
Cuidado con el Gato
Llega un momento en el al dar una curva pueden verse por primera vez las torres de la catedral, a menos de un kilómetro y medio de distancia. A diferencia de otras rutas a Santiago, como el Camino Francés y la Vía de la Plata, la entrada de los peregrinos a la ciudad en el Camino Inglés no se anuncia con vistas lejanas de las torres de la Catedral como en el caso del alto dos Mosteiros en el camino Portugués o el archiconocido Monte del Gozo en el Camino Francés. Aquí en el Inglés te encuentras de repente las torres a tiro de piedra cuando estas en la ciudad.
Primera vista de las torres de la Catedral
Casi inmediatamente llego a un bonito parque que tiene un trozo como de un acueducto y que está verde y cuidado.
Entrada al Parque
Acueducto en el Parque
Se atraviesa para llegar a la zona de San Lázaro, que es donde están los palacetes ahora ocupados por dependencias administrativas de la Xunta de Galicia. O sea, es una zona noble de Santiago ocupada por innobles políticos.
Al salir del parque hay justo una rotonda en cuyo enorme centro hay, rodeada de árboles, una enorme y preciosa estatua de un peregrino que levanta jubiloso las manos ante la vista de….de no se que, porque desde aquí no se ve la catedral ni nada importante. Pero bueno. La estatua es muy bonita y está puesta en la rotonda con gusto y cuidado.
El peregrino jubiloso
Queda ya solo avanzar por la Rua da Pastoriza y la Rua dos Basquiños , que está completamente levantada y en obras, para llegar al convento del Carmen que marca la entrada por este lado a la parte vieja de Santiago. Frente al convento hay un bonito cruceiro que no había visto nunca y que hoy he detectado.
Rua dos Basquiños
Cruceiro
Paso por delante de San Martín Pinario y llego a la rua de Azabachería por la calle de la Troya.
Ya estoy a las puertas de la catedral. Los últimos metros los hago en común con el Camino Francés que entra por la misma calle de la Azabachería. Bajo a la plaza del Obradoiro por el túnel, donde hoy no está el habitual gaitero, sino un  animado y moderno flautista, que anima la entrada.
Llegada a la Azabacheria por la Calle de la Troya
La plaza está abarrotada. No cabe más gente. Con el día que ha hecho, media Galicia y todos los turistas están aquí. Si añadimos los peregrinos, pues no cabe un alfiler.
Plaza del Obradoiro
Plaza del Obradoiro
Es la una menos cinco, así que aún no ha terminado la misa del peregrino, así que me dirijo deprisa a la Oficina del Peregrino para aprovechar que habrá menos cola y conseguir mi Compostela.
Cola en la Oficina del peregrino
No hay mucha cola, pero esta oficina es muy lenta. Tardo casi una hora en conseguir el certificado y dirigirme al hotel Rua do Vilar, que no esta lejos. Concretamente es la puerta de enfrente de la oficina del peregrino. Lo he cogido a posta por su ubicación, ya  que me apetece ver desde la galería que tiene mi habitación la cola de la oficina y el trasiego de peregrinos por este punto.
La Compostela
El hotel está bien, con una habitación muy cómoda, una preciosa galería y una tele que me tienen que cambiar porque no funciona.
Pues ya está. Se acabó la peregrinación de este año. Sensaciones mezcladas de logro y pérdida, de objetivo cumplido  y de vacio de objetivos….lo que pasa siempre al finalizar una tarea importante, que te ha ilusionado mucho tiempo y en la que has trabajado duro.
Hotel Rua do Vilar
Vista desde la habitacion de la Oficina del peregrino
Descanso en la habitación antes de salir a dar una vuelta por la abarrotada ciudad. No baja el número de personas. Hay más gente de la que nunca he visto. Ha salido el sol y se está muy bien en cuanto a temperatura, pero hay demasiada gente para todo.
Lo primero es la visita obligada a la Catedral para agradecer al Santo eel buen fin de la peregrinación y ofrecerles mis deseos, peticiones y plegarias. Puedo entrar en la cripta donde están los restos del Apostol, pero de dar el abrazo al Apostol, mejor olvidarse. La cola prácticamente sale de la catedral. Lo dejará para mejor momento.
Rezo un rato en la Corticela, mi capilla favorita de la Catedral y luego me dedico a recorrer la ciudad, que no es que esté muy agradable para pasear con tanta gente, antes de sentarme en un bar de la Plaza de la Quintana dos Mortos a escribir mientras tomo algo.
A las siete y media voy a misa  y a las nueve ceno en el restaurante Cotolay, un restaurante familiar y casero un poco alejado de la zona más turística en el que se come bien (zamburiñas y lenguado) a un precio más razonable que el de los carísimos restaurantes de la zona cercana a la Catedral.
Y ya me voy a la habitación a terminar de escribir. Mañana no hay que levantarse pronto. Tenmgo previsto asistir a la misa del Peregrino a las doce y dedicar el resto del día a pasear por la ciudad. Espero que haga buen día, más que nada para que venga menos gente a la ciudad y sea más cómodo visitarla.

TRIVIAL DEL CAMINO
Ayer acertaron todos los que contestaron, incluida Carmina, que fue la primera en contestar por Whatsapp. 
La historia del desembarco de Francis Drake en La Coruña y la pérdida consecuente de los restos del Apostol es un episodio muy curioso de la historia Jacobea, que espero os haya gustado a los que no lo conocíais.
Hoy no hay pregunta. La peregrinación ha acabado y el Trivial también.
Agradezco infinitamente a todos el seguir mis crónicas y el jugar conmigo a este pasatiempo de preguntas jacobeas; que os confesaré que hay muchos días que me cuesta mucho encontrar una pregunta apropiada o que merezca la pena.
Sois todos ganadores del trivial; un gran público y un gran ánimo para este, vuestro agradecido peregrino.

Buenas noches y siempre Buen Camino.

ADDENDUM

Pues ante la queja de Cristina, aquyí teneis una última pregunta, improvisada y que será facil de contestar.

- ¿Porqué es tan especial la Capìlla de la Corticela, mi preferida en la catedral de Santiago?. ¿Cuel es su bonita historia?

De nuevo Buenas noches y Buen Camino.



3 comentarios:

  1. Pero Antonio que dices!! Estamos todos reunidos para contestar el trivial de hoy y nos hemos quedado perplejos!! Pues tiene que haber una última pregunta, aunque sea a que hora sale tu tren de regreso!! Bueno enhorabuena por el camino finalizado y a por otro camino más!!! Besos de los integrantes de los Enebros

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  2. Bonito hotelito te has buscado peregrino, La capilla de la Corticela era una parroquia para extranjeros que gué absorbida por las sucesivas ampliaciones de la Catedral y es una de las pocas iglesias parroquiales que no tiene jurisdicción territorial.

    Buen camino peregrino.

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  3. A la explicación de Luis añado esta leyenda:En el año 997 fue destruida por Almanzor en su expedición de castigo contra Compostela por la negativa del Rey Leonés Bermudo II a satisfacer el tributo debido al califato, según la tradición, respetó el sepulcro pero no así las iglesias de Santiago, Antealtares y la Corticela, la que hoy vemos es una reconstrucción del siglo XII. Gracias por el último trivial y buen regreso!!!

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