sábado, 19 de abril de 2014

Dia 9- Mansilla de las Mulas - León. 20 kilómetros mas hasta el final. De momento....

Último día de peregrinación. Escribo ahora desde el tren que nos devuelve a Madrid. Estamos saliendo de León y ya estamos deseando que comience la tercera parte de nuestra peregrinación. Será, Dios mediante, el año que viene, también en Semana Santa. Saldremos de aquí mismo, de la puerta del Parador de San Marcos, y llegaremos hasta Sarria, ya a tan solo cinco jornadas de Santiago. Ya apetece.
Pero para ello aún había que hacer la etapa de hoy, culminación de nuestra peregrinación de este año.
El trámite es de veinte kilómetros, desde Mansilla de las Mulas hasta la capital leonesa. Una etapa mas variada que la de ayer, con algunas subidillas y la entrada en la ciudad, que siempre anima.
Hemos dormido bien y nos levantamos como de costumbre a las siete. Hoy no podemos desayunar en el hotel, ya que esta gente tiene el sentido comercial de un mulo, y han decidido que como es semana santa y el pueblo está lleno de gente, ellos abren mas tarde.  No importa, justo al lado hay un bar donde el dueño si ha decidido trabajar y está sirviendo desayunos a todos los peregrinos que por allí pasamos.
Tomamos un café y Paloma una tostada y algo pasadas las ocho nos ponemos en marcha. Hay algunos peregrinos saliendo de Mansilla, pero no muchos. El tiempo es hoy mas caluroso que en los últimos días, pero de momento se camina bién. Hemos tenido suerte con el tiempo durante toda la semana. Unos días a antes de salir amenazaban con lluvias poara la mitad de la Semana Santa, pero finálmemte los pronósticos no se han cumplido y ha hecho un tiempo completamente despejado todos los días e incluso demasiado caluroso en ocasiones.
Salimos de Mansilla por un precioso puente de piedra e inmediatamente tomamos una senda a la izquierda que se va alejando en línea recta del pueblo. Mirando atrás podemos ver las murallas que rodean Mansilla y de las que aún quedan algunos lienzos en buen estado. El paisaje es ya algo más variado que el de los últimos días,con acequias de riego, campos de maíz y algunas acacias. Paloma comienza a distanciarse y yo me dedico como de costumbre a sacar fotos y videos.
En una recta me fijo en que en el talud que separa el Camino de una carreterilla que corre paralela,alguien ha dejado unñrecioso crucifijo como de dos palmps de largo y atado a un ramo de rosas blancas. Es una imagen preciosa y sugerente. Me encantaría conocer la historia que hay detrás de esta ofrenda.seguro que es muy interesante. Pero me tengo que conformar con tomar alguna foto y continuar Camino.
El sendero de tierra se acaba justo antes de entrar en una población llamada Villamoros de Mansilla, a cuatro  kilómetros y medio de la sañida. Supongo que el nombre le viene de sus habitantes originales. Esta es zona de repoblación durante la reconquista, así que supongo que aquí asentarían a moros conversos que decidieron convertirse con tal de no perder sus tierras.
Del sendero pasamos a hacer algo así como un kilómetro por el arcén de la carretera que atraviesa Villa moros. Como todos los arcenes de carretera es peligroso y todos lo pasamos apretando el culo y andando lo mas deprisa posible. 
Nada mas salir del pueblo abandonamos la carretera y tomamos de nuevo un sendero de tierra que en dos kilómetros nos va acercando a una zona donde se ve una larga hilera de altos y frondosos árboles, signo inequívoco de la cercanía de un río. En efecto llegamos a Puente de Villarente, donde se salva el río Poema por el puente medieval de origen romano que mide mas de doscientos metros y está construido haciendo una curva. Este era antes uno de los puntos mas peligrosos del Camino Francés, pues el puente es muy estrecho y no tiene arcenes. Había que cruzarlo con mucho cuidado y mucha atención al abundante  tráfico. Si se cruzaban ala vez dos coches y un peregrino, el peregrino tenía todas las oportunidades de acabar en el río, pues tenía que pegarse completamente al pretil del puente y rezar para que los conductores fuesen hábiles.
Por lo visto, desde la última vez que pasé, hace tres años, alguien con dos dedos de frente ha tomado cartas en el asunto y ahora los peregrinos ya no cruzamos el rio por encima del puente, sino por una bonita pasarela metálica y de suelo de madera que  han construido a u os cincuenta metros de este y a una altura mas baja, con lo que la vista del puente es magnífica. Un gran acierto  de mejora del Camino, aunque estoy seguro que algunos "purigrinos" se quejaran de que no se respeta el Camino original. Que les den, si quieren que pasen por el puente y les atropelle un camión. Seguro que eso les parece una forma muy medieval y auténtica de morir.
Yo estoy encantado de cruzar por la pasarela. Cúando estoy en ella veo al final a nuestros amigos alicantinos, que me saludan. Estoy a unos cincuenta metros de ellos, pero me entretengo sacando fotos del puente y no les doy alcance.
Pasado el puente se entra en la localidad de Puente de Villarente, que no es mas que una hilera de casas modernas y sin ningún atractivo a ambos lados de la carretera. Un pueblo de los de pasar deprisa y sin fijarse. La última vez que hice por aquí el Camino dormí aquí, pues la única ventaja de estén pueblo es que está a doce kilómetros de León, lo que te permite una etapa muy corta y una larga tarde para visitar la ciudad. Ese día fue en el Paloma vino a verme desde Madrid a mi paso por León y me regalo uno de los mejores días de peregrino solitario.
Hablando de Paloma, me espera sentada en la terraza de un bar a la salida de Puente de Villarente. Aunque es pronto, como la etapa es corta, nos sentamos y tomamos un refresco antes de continuar.
Antes de salir de Puente de Villarente pasamos por un lugar ideal, dedicado con cariño por los Puentevillarentinos a todos los peregrinos: El Tanatorio Camino de Santiago. Un bonito homenaje a los peregrinos que podían perfectamente haberse ahorrado.
Pasamos por delante lo mas deprisa posible y salimos del pueblo por un sendero de tierra que empieza a ser mas ondulado. Estamos ya en las cercanías de León y comienzan a verse mas casa y alguna que otra nave industrial. El paisaje es mas ondulado y agradable para caminar. Caminamos ahora juntos Paloma y yo, a una velocidad intermedia y adelantando a algunos peregrinos mas lentos.
Unos pocos kilómetros mas y alcanzamos un área de descanso situada al pie de una importante cuestecilla, que a su vez da entrada al pueblo de Arcahueja, último que vamos a atravesar antes de llegar a León. El área de descanso está muy bien puesta y no tiene nada que ver con las cutrerías que habían puesto ayer en el sendero de los plátanos. Es un cobertizo abierto, con mesas de piedra, una fuente e incluso un abrevadero para caballos. Buen área, que no aprovechamos, pues preferimos ya seguir derechos hasta León. Paloma ha tenido la excelente idea de comer en un lugar que le recomendó su hermana Isabel y que dicen que tiene la misma carne que el restaurante El Capricho, situado en Jiménez de Jamuz, cerca de La Bañeza,  y que dicen tiene la mejor carne de España. Desde luego, Paloma y yo fuimos exprofeso a comer allí desde Madrid y la carne era deliciosa. Carisima, pero deliciosa.  Paloma está haciendo averiguaciones por el móvil con su hermana y esperamos tener noticias antes de llegar  León.
Subida la cuesta, atravesamos el pequeño pueblo de Arcahueja y vemos que después viene una bajada y otra cuesta fuerte. ¡ Por fin se anima esto después de tantos días de llanuras interminables!.
A media subida pasamos cerca,pero sin entrar, de otro pueblo lo llamado Valdelafuente. Ya se ven bastantes industrias y es que estamos a tan solo seis kilómetros de la Pulchra Leonina.
La subida de paso a un pequeño polígono industrial que se atraviesa en un instante y se abandona por un sendero en subida que nmos lleva hasta un par de pasarelas que evitan un enorme nudo de carreteras que aquí se encuentra. Al pie de una de ellas nos encontramos de nuevo con Rosa y Luis. Charlamos un rato. Nos dicen que van a estar en el hotel París, en el que no he estado, pero que se que es magnífico y está situado a cien metros de la catedral y cien de San Isidoro. Excelente elección. Nos despedimos esperando vernos en León, pero no será así. Ya no volvemos a coincidir, aunque espero que mantengamos el contacto, pues hemos pasado unos ratos muy agradables con ellos.
Desde la segunda de las pasarelas se tiene ya una completa vista de Leon, destacando en lo más alto la catedral, que se ve imponente desde aquí.
La entrada en León es bastante bonita,para ser la entrada en una ciudad grande. Se accede por un barrio llamado Puente Castro, que se atraviesa por las aceras de una larga avenida que termina en una plaza donde hay un bonito crucero y desde donde se ve a la derecha un bonito y largo puente que marca el límite real de la Ciudad de León.
Avanzamos por una calle aún mas ancha que la anterior que nos conduce en cosa de seiscientos metros hasta una rotonda donde ya vamos comenzando a ver como León envejece a medida que nos acercamos a si casco antiguo.
Tras unos minutos de callejeo entramos en el casco antiguo cruzando la muralla y desembocamos en la Calle Ancha, principal arteria turística de León por la que subimos a la Catedral.
Oficialmente esta parte de la peregrinación a terminado. Estamos a las puertas de la para mi mas bella Catedral de España. N
La catedral de la luz, donde el vidrio es tan importante como la piedra.
Sellamos la credencial en la misma catedral y decidimos bajar a la estación de tren a dejar las mochilas en la consigna para movernos libremente por León hasta que salga el tren a las cinco menos veinte. Son las doce y cuarto, así que tenemos tiempo de sobra.
Bajamos andando, pasando por el Parador de San Marcos y llegamos a la estación para descubrir que no tiene consigna. Intentamos cambiar los billetes de tren para uno que sale antes, pero no hay plazas. Todo va mal, pero en seguida se arregla. La chica del puesto de periódicos a la que Paloma pregunta le dice que en la cercana estación de autobuses si la hay. Problema resuelto. Nos acercamos allí y por tres eurillos nos deshacemos de las mochilas. Sin ellas parece que a demos flotando.
Como no nos apetece andar mas, cogemos un taxi que nos lleva de nuevo a la calle Ancha. Desde allí vamos a la Plaza Mayor de León, que es donde está el restaurante, que finalmente hemos localizado. Se llama la Favorita.
León está hasta los topes de gente. Apenas se puede dar un paso por sus calles más céntricas. Además, en la Plaza Mayor hay un mercadillo y eso la llena aún mas.
La plaza mayor de León es preciosa. Grande y porticada tiene un aspecto estupendo, que supongo mejorará cuando quiten todos los puestos del mercadillo.
Encontramos el restaurante sin problemas y comemos muy bien. Zamburiñas a la Plancha de primero, excelentemente hechas y con una base de pisto que está muy buena; y de segundo el chuletón. La carne no es la de El Capricho, pero es excelente de todas maneras. Carne de res añeja y bien curada, muy bien hecha y muy sabrosa. Le falta quizá algo de la finura y de la grasa entreverada de la de El Capricho, pero es una muy buena carne.
El camarero nos dice que no es carne de Buey, sino de vaca vieja. Esa es la diferencia. A pesar de ello, la comida es excelente, aunque sale bastante cara. Paloma come con Limonada de aquí. Se ha aficionado a esta especie de sangría y ya estoy buscando la receta poara prepararla en casa.
Terminada la Pantagruélica comida que pone digno broche a esta por lo demás frugal peregrinación, bajamos por la calle Ancha dirigiéndonos ya lentamente hacia la estación.
Paramos a comprar algo de cecina y un par de botellas de limonada y luego paramos en una heladería, donde nos tomamos en su terraza dos imponentes helados de cucurucho. El mio, que es el tamaño grande es realmente el mayor que me he tomado en mi vida.
Y ya bajamos a la estación de autobuses, recogemos las mochilas y vamos a la estación de tren, de la que el tren destino Chamartín arranca puntual.
Es el final de la segunda parte de nuestra peregrinación conjunta.
Ha sido una semana excelente, prólogo de lo que será la peregrinación del próximo año, que empezaremos aquí mismo, en León.
Pdt: Cuando llegamos a casa a las siete y media nos llama Rosa para decirnos que según nos hemos ido nosotros se han pues toma caer chuzos de punta. Lo siento por ellos que tienen que salir mañana, pero parece que nos hemos llevado el buen tiempo.

TRIVIAL DEL CAMINO.
Las úúltimas preguntas las ha acertado Cristina, por lo que se la proclama ganadora, pero en realidad todos los que habéis contestado sois ganadores. Gracias por participar y obligarme a pensar todos los días en algo divertido e interesante para contaros.

viernes, 18 de abril de 2014

Dia 8 - El Burgo Ranero - Mansilla de las Mulas. 20 kilómetros ya muy cerca de la meta.

YYa se han acabado las etapas largas, pero no las pesadas. Hoy hemos hecho veinte kilómetros todos ellos por el andadero de los árboles, con un paisaje muy similar todo el rato. Poca variedad y algo de calor al final.
Hemos llegado muy pronto y ahora son las dos y estamos ya descansando en la habitación desde hace un rato.
Así que hoy empiezo a escribir mas temprano con la esperanza de que no me den las dos de la mañana, como ayer.
La noche en El Burgo Ranero ha sido tranquila. Ni un solo ruido hasta que ya sobre las seis empieza a levantarse la gente en las habitaciones cercanas.
Nosotros nos levantamos a las siete, y para las ocho ya estamos en marcha. Desayunamos en el bar del hotel escuchando como se queja el dueño de la cantidad de trabajo que tiene. Es increíble. Se queja de que tiene el hotel lleno. Hay gente para todo.
Salimos del pueblo en dirección a la charca de las ranas. A estas horas están despiertas y en forma, y el concierto que están dando es de categoría. En la charca hay además de cientos de ranas, patos y algunos otros bichos. Estamos un rato viendo y escuchando y luego nos pponemos en Camino.
Nada mas salir del pueblo se retoma el andadero de los árboles que ayer comenzamos a seguir en Calzada del Coto. Hoy toda al etapa vamos a hacerla por el andadero, ya que este termina justo en la entrada de Mansilla de las Mulas.
El Camino sale recto como una vela del pueblo y se dirige hacia el oeste. No hay mucha gente en el Camino, pero tampoco vamos solos. Paloma decide hoy desde el principio poner la marcha larga, y en seguida me deja atrás. No nos importa en absoluto andar solos. En el Camino es importante que cada cual lleve su ritmo, pues si vas mas deprisa o mas despacio, puedes cansarte y sufrir lesiones. A Paloma le gusta andas rápido y sin parar. Yo también ando rápido, no tanto como ella, pero bastante mas rápido que la mayoría de la gente. Pero yo voy sacando fotos y vídeos que me hacen retrasar un poco mas.
Los dos vamos contentos de esta manera y Paloma me esperas en las entradas de los pueblos o donde quiere descansar.
Hoy vamos a ir separados hasta la entrada del primer pueblo, que está a trece kilómetros.
El andadero es bastante pesado. El paisaje es completamente llano y puede verse una distancia tremenda. A nuestra derecha  vemos los picos de europa, que están como a unos 80 kilómetros en linea recta. De frente comienzan a verse los Montes de León, para los que faltan aún cinco días para llegar. No se ve ni un solo montículo en kilómetros a la redonda. Solo campos verdes y bien cultivados y la cinta del Camino que avanza recta hasta el horizonte.
Este paisaje es al principio muy bonito, sobre todo con la primera luz de la mañana. Hace un muy buen día, aún algo fresquito y muy agradable para caminar.
El problema es que, al cabo de una hora de caminar por el mismo paisaje, este se hace aburrido por repetitivo. Es todo el rato lo mismo, y los árboles al lado del Camino no ayudan a mejorar esta impresión de estar caminando en el día de la marmota, siempre por el mismo lugar, no importa lo que avances.
Solo algunos arroyos de vez en cuando dan algo de variedad al paisaje. A su lado suele haber árboles y en muchos de ellos han colocado áreas de descanso compuestas de un par de mesas de piedra con unos bancos, que no suelen tener sombra alguna. No son muy apetecibles, la verdad, así que seguimos sin parar. A
Este tramo lo que pide a gritos es que se acabe de una vez.
Cuando llevamos siete kilómetros  llegamos a un pequeño aeródromo a la derecha del Camino. Las pistas están simplemente marcadas en el suelo y hay un pequeño edificio que hace las veces de terminal. En definitiva, no hay nada.
Un kilómetro mas adelante llegamos al desvío a un pequeño pueblo lamado Villamarco, que se encuentra a unos quinientos metros del Camino. Demasiado lejos. Sin embargo los del pueblo han puesto todo su interés en conseguir que te desvíes y los visites. En el desvío han puesto uana pequeña zona sombreada y todo el Camino que leva al pueblo está muy bien cuidado y con bancos, carros de adorno y otras cosas. Anuncian un museo de aperos de labranza y a la entrada han colocado una enorme imagen de un peregrino que se ve a kilómetros de distancia. Buen intento, pero quinientos metros son demasiados, así que seguimos Camino.
Dos kilómetros y medio mas adelante el paisaje por fin empieza a variar. Nos vamos acercando a una linea férrea que tenemos a nuestra derecha y finalmente, tras caminar un rsro a escasos metros de ella, el Camino da por fin un par de curvas y cruza las vías por un túnel. Inmediatamente viene un agradable arroyo y una subida que en un par de kilómetros nos lleva por fin hasta la entrada de Reliegos.
Por fin hemos llegado. Llevamos trece larguísimos kilómetros de caminata y es hora de parar. Lo primero que te encuentras a la entrada del pueblo es un hotelito llamado Piedras Blancas, igual que en el que hemos dormido hoy en El Burgo. Ambos son del mismo dueño, pero este es mucho mas moderno y tiene un agradable jardín donde están sentados nuestros amigos de Alicante, que se llaman Luis y Rosa. Hablo con ellos un poco y me reúno con Paloma que me espera unos cincuenta metros mas adelante, junto al cartel de entrada al pueblo.
Reliegos es un pueblo pequeño donde lo único que destaca son unas curiosas bodegas excavadas en las paredes de las pequeñas lomas que rodean el pueblo.
Cruzamos todo el pueblo para llegar a un bar que quiero conocer. Es el bar del Elvis del Camino, un lugar muy conocido porque el dueño es un excéntrico que lleva toda la vida en esto. La mayor hazaña por la que es conocido y por la que le han sacado hasta en la tele, consiste en coger un porrón y echarse el vino en la frente de manera que le resbale por la nariz antes de llegar a la boca. Una guarrería que encanta a guiris y perroflautas.
El bar ocupa un edificio que está todo lleno de pintadas, ya que el dueño deja que cada cual ponga o pinte lo que quiera. Su interior está a la altura, también lleno de pintadas, banderas y fotos.
El dueño es simpático, pero le pedimos solo unos refrescos, porque las cosas que tienen de comer no parecen excesivamente aperecibles. Los romanos en al agradable terraza exterior, que apetece mucho mas que el interior. Paloma entra en el cuarto de baño y sale asqueada. En fin, un lugar para conocer y basta.
Continuamos Camino. Ya hemos hecho la mayor parte de la etapa y solo nos quedan unos seis kilómetros hasta Mansilla de las Mulas, que se ve perfectamente al final de la larguísima recta con un árbol cada diez metros que es el Camino en esta zona. A la salida del pueblo un cartel anuncia que queda exactamente una legua hasta Mansilla. Y es que el refrán de la zona dice que "de Reliegos a Mansilla es la legua de Castilla".
Antes de coger la senda hay una zona de recreo con un frontón, que en esta zona se encuentra en todos los pueblos, una bonita estatua de homenaje al peregrino y una zona con máquinas para hacer ejercicio. Paloma, como no tiene bastante con lo que anda, se dedica a probar un rato las máquinas antes de reemprender la marcha por el andadero, al que gracias a Dios ya le quedan pocos kilómetros de vida.
Ahora vamos ya juntos hasta Mansilla. Desde la salida de Reliegos se ve perfectamente el destino justo enfrente. Y es que en la legua que hay entre ambos pueblos no hay una sola curva. Todo recto, recto y con los jodidos arbolitos bien alineados a la izquierda de la senda.
Este tramo, ya cercano a la meta, nos lo tomamos con calma, porque además empieza a hacer un calor importante. Ahora no vamos muy deprisa, síntomas bien relajados y con calma. Los arbolitos del lateral dan bastante sombra a estas horas, con lo que el camino es soportable. Avanzamos así tres kilómetros hasta una zona de descanso en que están los alicantinos. Quieren hacer tiempo para no llegar demasiado pronto a Mansilla. Nosotros decidimos seguir y hacer de un tirón lo que nos queda.
Al poco de continuar, se acaba por fin el caminito de árboles, justo a la entrada de Ma silla. Han sido treinta y cinco kilómetros con un árbol idéntico al anterior cada diez metros. Paloma dice que a ella no le importa, pero a mi me ha parecido insoportable.
La senda de los plátanos termina justo donde comienza la rampa de un puente que salva una autopista y nos pone ya en la calle de entrada en Mansilla.  Al poco nos encontramos ya en una amplia plaza que tiene una bonita cruz con unos peregrinos esculpidos en piedra que están descansando a sus pies.
Mansilla era una ciudad amurallada, y la entrada se hace por una de las antiguas puertas de la muralla. Encontramos pronto nuestro hotel, la Casa Rural el Puente. Antes de entrar Paloma compra una barra de pan para darnos un festín en la habitación.
A las doce y media estamos ya recogiendo la llave de la habitación. La casa rural es mas bien un hostal algo destartalado, con una habitación pequeña, pero limpia y con buen baño. Da a un patio, por lo que vamos a dormir bien, sin ruidos de la calle.
Hoy tenemos tiempo para todo, con la hora a la que hemos llegado. Nos duchamos y nos pegamos un festín de cecina, chorizo y una lata de aceitunas que compramos ayer, todo ello con el pan que ha comprado Paloma. Luego descansamos un buen rato y Paloma incluso se pega una siesta de campeonato.
A las cuatro salimos a ver el pueblo. Es un pueblo mas grande que los que hemos visitado los últimos días. Tiene algunas calles antiguas muy bonitas y sobre todo una plaza muy grande con soportales que es una preciosidad. Hay un museo etnográfico que nos hubiese gustado visitar, pero como es viernes Santo está cerrado, así que no nos queda mas que sentarnos en un bar. Paloma va a las cinco y media a los oficios y yo me quedo en el bar escribiendo.
Al terminar los oficios, vemos la procesión, que sale de la misma iglesia. Es francamente buena. Tiene algunas imágenes bien bonitas, entre las que destacan un Crucficado, un Cridto del enterramiento y una Dolorosa. Los pasos no son muy grandes, sobrios como corresponde a Castilla y son llevados en andas por costaleros, lo que siempre es mas bonito que llevar los pasos arrastrando en carros. Hay una orquesta y un grupo de señoras que cantan bastante bien. Vemos el cortejo junto a un matrimonio mayor de San Francisco que están encantados con esta demostración de la Semana Santa española.
Tras ver la procesión nos acercamos a un albergue que tiene un jardín muy agradable para tomar algo. Por el camino nos encontramos con nuestros amigos alicantinos y nos vamos todos juntos. Pasamos un rato muy agradable hasta la hora de cenar tomando limonada de aquí,que es una bebida parecida a la sangría y no a la limonada. Hablamos de lo divino y lo humano. Ella también escribe, como yo, las impresiones del Camino. Pero lo hace en facebook. Les doy la dirección del blog para que lo vean y Paloma y ella intercambian teléfonos, pues ambas tienen mucha afición por los perros y suelen visitar e incluso escribir en las mismas páginas web.
Después cenamos juntos en la Alberguería del Camino,  en un hotelito donde tienen un buen menú por ocho euros y ya nos vamos a descansar para mañana.
Mañana es ya el último día . veinte kilómetros escasos hasta León, mas variados que los de hoy y luego coger el tren para volver a Madrid y dar por terminada esta peregrinación.
TRIVIAL DEL CAMINO.
Hoy, como está todo el mundo de excursión, ha respondido todo el mundo en comandita, y por cierto, bastante correctamente,. El peregrino es Domenico Laffi. Si alguno quiere leer su libro, yo lo tengo. Hay un error en la respuesta, sin embargo. Los animales que devoran al peregrino no son lobos, son langostas.
En cuanto a la distancia del horizonte, yo he calculado ochenta kilómetros hasta los Picos de Europa, por lo que los noventa que decís me parece una respuesta correcta.
Así que hoy, que es el último día de Trivial,  solo voy a hacer dos preguntas numéricas, fácilmente contestables para los lectores atentos:
- ¿Cuanto mide una legua de Castilla?.
- ¿Cuantos árboles tenía el sendero que llevamos siguiendo dos días desde Calzada del Coto hasta Mansilla?.
Pues eso, a calcular, que es el último día.