sábado, 19 de abril de 2014

Dia 9- Mansilla de las Mulas - León. 20 kilómetros mas hasta el final. De momento....

Último día de peregrinación. Escribo ahora desde el tren que nos devuelve a Madrid. Estamos saliendo de León y ya estamos deseando que comience la tercera parte de nuestra peregrinación. Será, Dios mediante, el año que viene, también en Semana Santa. Saldremos de aquí mismo, de la puerta del Parador de San Marcos, y llegaremos hasta Sarria, ya a tan solo cinco jornadas de Santiago. Ya apetece.
Pero para ello aún había que hacer la etapa de hoy, culminación de nuestra peregrinación de este año.
El trámite es de veinte kilómetros, desde Mansilla de las Mulas hasta la capital leonesa. Una etapa mas variada que la de ayer, con algunas subidillas y la entrada en la ciudad, que siempre anima.
Hemos dormido bien y nos levantamos como de costumbre a las siete. Hoy no podemos desayunar en el hotel, ya que esta gente tiene el sentido comercial de un mulo, y han decidido que como es semana santa y el pueblo está lleno de gente, ellos abren mas tarde.  No importa, justo al lado hay un bar donde el dueño si ha decidido trabajar y está sirviendo desayunos a todos los peregrinos que por allí pasamos.
Tomamos un café y Paloma una tostada y algo pasadas las ocho nos ponemos en marcha. Hay algunos peregrinos saliendo de Mansilla, pero no muchos. El tiempo es hoy mas caluroso que en los últimos días, pero de momento se camina bién. Hemos tenido suerte con el tiempo durante toda la semana. Unos días a antes de salir amenazaban con lluvias poara la mitad de la Semana Santa, pero finálmemte los pronósticos no se han cumplido y ha hecho un tiempo completamente despejado todos los días e incluso demasiado caluroso en ocasiones.
Salimos de Mansilla por un precioso puente de piedra e inmediatamente tomamos una senda a la izquierda que se va alejando en línea recta del pueblo. Mirando atrás podemos ver las murallas que rodean Mansilla y de las que aún quedan algunos lienzos en buen estado. El paisaje es ya algo más variado que el de los últimos días,con acequias de riego, campos de maíz y algunas acacias. Paloma comienza a distanciarse y yo me dedico como de costumbre a sacar fotos y videos.
En una recta me fijo en que en el talud que separa el Camino de una carreterilla que corre paralela,alguien ha dejado unñrecioso crucifijo como de dos palmps de largo y atado a un ramo de rosas blancas. Es una imagen preciosa y sugerente. Me encantaría conocer la historia que hay detrás de esta ofrenda.seguro que es muy interesante. Pero me tengo que conformar con tomar alguna foto y continuar Camino.
El sendero de tierra se acaba justo antes de entrar en una población llamada Villamoros de Mansilla, a cuatro  kilómetros y medio de la sañida. Supongo que el nombre le viene de sus habitantes originales. Esta es zona de repoblación durante la reconquista, así que supongo que aquí asentarían a moros conversos que decidieron convertirse con tal de no perder sus tierras.
Del sendero pasamos a hacer algo así como un kilómetro por el arcén de la carretera que atraviesa Villa moros. Como todos los arcenes de carretera es peligroso y todos lo pasamos apretando el culo y andando lo mas deprisa posible. 
Nada mas salir del pueblo abandonamos la carretera y tomamos de nuevo un sendero de tierra que en dos kilómetros nos va acercando a una zona donde se ve una larga hilera de altos y frondosos árboles, signo inequívoco de la cercanía de un río. En efecto llegamos a Puente de Villarente, donde se salva el río Poema por el puente medieval de origen romano que mide mas de doscientos metros y está construido haciendo una curva. Este era antes uno de los puntos mas peligrosos del Camino Francés, pues el puente es muy estrecho y no tiene arcenes. Había que cruzarlo con mucho cuidado y mucha atención al abundante  tráfico. Si se cruzaban ala vez dos coches y un peregrino, el peregrino tenía todas las oportunidades de acabar en el río, pues tenía que pegarse completamente al pretil del puente y rezar para que los conductores fuesen hábiles.
Por lo visto, desde la última vez que pasé, hace tres años, alguien con dos dedos de frente ha tomado cartas en el asunto y ahora los peregrinos ya no cruzamos el rio por encima del puente, sino por una bonita pasarela metálica y de suelo de madera que  han construido a u os cincuenta metros de este y a una altura mas baja, con lo que la vista del puente es magnífica. Un gran acierto  de mejora del Camino, aunque estoy seguro que algunos "purigrinos" se quejaran de que no se respeta el Camino original. Que les den, si quieren que pasen por el puente y les atropelle un camión. Seguro que eso les parece una forma muy medieval y auténtica de morir.
Yo estoy encantado de cruzar por la pasarela. Cúando estoy en ella veo al final a nuestros amigos alicantinos, que me saludan. Estoy a unos cincuenta metros de ellos, pero me entretengo sacando fotos del puente y no les doy alcance.
Pasado el puente se entra en la localidad de Puente de Villarente, que no es mas que una hilera de casas modernas y sin ningún atractivo a ambos lados de la carretera. Un pueblo de los de pasar deprisa y sin fijarse. La última vez que hice por aquí el Camino dormí aquí, pues la única ventaja de estén pueblo es que está a doce kilómetros de León, lo que te permite una etapa muy corta y una larga tarde para visitar la ciudad. Ese día fue en el Paloma vino a verme desde Madrid a mi paso por León y me regalo uno de los mejores días de peregrino solitario.
Hablando de Paloma, me espera sentada en la terraza de un bar a la salida de Puente de Villarente. Aunque es pronto, como la etapa es corta, nos sentamos y tomamos un refresco antes de continuar.
Antes de salir de Puente de Villarente pasamos por un lugar ideal, dedicado con cariño por los Puentevillarentinos a todos los peregrinos: El Tanatorio Camino de Santiago. Un bonito homenaje a los peregrinos que podían perfectamente haberse ahorrado.
Pasamos por delante lo mas deprisa posible y salimos del pueblo por un sendero de tierra que empieza a ser mas ondulado. Estamos ya en las cercanías de León y comienzan a verse mas casa y alguna que otra nave industrial. El paisaje es mas ondulado y agradable para caminar. Caminamos ahora juntos Paloma y yo, a una velocidad intermedia y adelantando a algunos peregrinos mas lentos.
Unos pocos kilómetros mas y alcanzamos un área de descanso situada al pie de una importante cuestecilla, que a su vez da entrada al pueblo de Arcahueja, último que vamos a atravesar antes de llegar a León. El área de descanso está muy bien puesta y no tiene nada que ver con las cutrerías que habían puesto ayer en el sendero de los plátanos. Es un cobertizo abierto, con mesas de piedra, una fuente e incluso un abrevadero para caballos. Buen área, que no aprovechamos, pues preferimos ya seguir derechos hasta León. Paloma ha tenido la excelente idea de comer en un lugar que le recomendó su hermana Isabel y que dicen que tiene la misma carne que el restaurante El Capricho, situado en Jiménez de Jamuz, cerca de La Bañeza,  y que dicen tiene la mejor carne de España. Desde luego, Paloma y yo fuimos exprofeso a comer allí desde Madrid y la carne era deliciosa. Carisima, pero deliciosa.  Paloma está haciendo averiguaciones por el móvil con su hermana y esperamos tener noticias antes de llegar  León.
Subida la cuesta, atravesamos el pequeño pueblo de Arcahueja y vemos que después viene una bajada y otra cuesta fuerte. ¡ Por fin se anima esto después de tantos días de llanuras interminables!.
A media subida pasamos cerca,pero sin entrar, de otro pueblo lo llamado Valdelafuente. Ya se ven bastantes industrias y es que estamos a tan solo seis kilómetros de la Pulchra Leonina.
La subida de paso a un pequeño polígono industrial que se atraviesa en un instante y se abandona por un sendero en subida que nmos lleva hasta un par de pasarelas que evitan un enorme nudo de carreteras que aquí se encuentra. Al pie de una de ellas nos encontramos de nuevo con Rosa y Luis. Charlamos un rato. Nos dicen que van a estar en el hotel París, en el que no he estado, pero que se que es magnífico y está situado a cien metros de la catedral y cien de San Isidoro. Excelente elección. Nos despedimos esperando vernos en León, pero no será así. Ya no volvemos a coincidir, aunque espero que mantengamos el contacto, pues hemos pasado unos ratos muy agradables con ellos.
Desde la segunda de las pasarelas se tiene ya una completa vista de Leon, destacando en lo más alto la catedral, que se ve imponente desde aquí.
La entrada en León es bastante bonita,para ser la entrada en una ciudad grande. Se accede por un barrio llamado Puente Castro, que se atraviesa por las aceras de una larga avenida que termina en una plaza donde hay un bonito crucero y desde donde se ve a la derecha un bonito y largo puente que marca el límite real de la Ciudad de León.
Avanzamos por una calle aún mas ancha que la anterior que nos conduce en cosa de seiscientos metros hasta una rotonda donde ya vamos comenzando a ver como León envejece a medida que nos acercamos a si casco antiguo.
Tras unos minutos de callejeo entramos en el casco antiguo cruzando la muralla y desembocamos en la Calle Ancha, principal arteria turística de León por la que subimos a la Catedral.
Oficialmente esta parte de la peregrinación a terminado. Estamos a las puertas de la para mi mas bella Catedral de España. N
La catedral de la luz, donde el vidrio es tan importante como la piedra.
Sellamos la credencial en la misma catedral y decidimos bajar a la estación de tren a dejar las mochilas en la consigna para movernos libremente por León hasta que salga el tren a las cinco menos veinte. Son las doce y cuarto, así que tenemos tiempo de sobra.
Bajamos andando, pasando por el Parador de San Marcos y llegamos a la estación para descubrir que no tiene consigna. Intentamos cambiar los billetes de tren para uno que sale antes, pero no hay plazas. Todo va mal, pero en seguida se arregla. La chica del puesto de periódicos a la que Paloma pregunta le dice que en la cercana estación de autobuses si la hay. Problema resuelto. Nos acercamos allí y por tres eurillos nos deshacemos de las mochilas. Sin ellas parece que a demos flotando.
Como no nos apetece andar mas, cogemos un taxi que nos lleva de nuevo a la calle Ancha. Desde allí vamos a la Plaza Mayor de León, que es donde está el restaurante, que finalmente hemos localizado. Se llama la Favorita.
León está hasta los topes de gente. Apenas se puede dar un paso por sus calles más céntricas. Además, en la Plaza Mayor hay un mercadillo y eso la llena aún mas.
La plaza mayor de León es preciosa. Grande y porticada tiene un aspecto estupendo, que supongo mejorará cuando quiten todos los puestos del mercadillo.
Encontramos el restaurante sin problemas y comemos muy bien. Zamburiñas a la Plancha de primero, excelentemente hechas y con una base de pisto que está muy buena; y de segundo el chuletón. La carne no es la de El Capricho, pero es excelente de todas maneras. Carne de res añeja y bien curada, muy bien hecha y muy sabrosa. Le falta quizá algo de la finura y de la grasa entreverada de la de El Capricho, pero es una muy buena carne.
El camarero nos dice que no es carne de Buey, sino de vaca vieja. Esa es la diferencia. A pesar de ello, la comida es excelente, aunque sale bastante cara. Paloma come con Limonada de aquí. Se ha aficionado a esta especie de sangría y ya estoy buscando la receta poara prepararla en casa.
Terminada la Pantagruélica comida que pone digno broche a esta por lo demás frugal peregrinación, bajamos por la calle Ancha dirigiéndonos ya lentamente hacia la estación.
Paramos a comprar algo de cecina y un par de botellas de limonada y luego paramos en una heladería, donde nos tomamos en su terraza dos imponentes helados de cucurucho. El mio, que es el tamaño grande es realmente el mayor que me he tomado en mi vida.
Y ya bajamos a la estación de autobuses, recogemos las mochilas y vamos a la estación de tren, de la que el tren destino Chamartín arranca puntual.
Es el final de la segunda parte de nuestra peregrinación conjunta.
Ha sido una semana excelente, prólogo de lo que será la peregrinación del próximo año, que empezaremos aquí mismo, en León.
Pdt: Cuando llegamos a casa a las siete y media nos llama Rosa para decirnos que según nos hemos ido nosotros se han pues toma caer chuzos de punta. Lo siento por ellos que tienen que salir mañana, pero parece que nos hemos llevado el buen tiempo.

TRIVIAL DEL CAMINO.
Las úúltimas preguntas las ha acertado Cristina, por lo que se la proclama ganadora, pero en realidad todos los que habéis contestado sois ganadores. Gracias por participar y obligarme a pensar todos los días en algo divertido e interesante para contaros.

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