sábado, 10 de diciembre de 2016

Dia 9 - Arzua - Santiago. Un larguísimo fin de fiesta

Las últimas etapas siempre dejan un regusto agridulce.
Dulce porque estás a punto de alcanzar la meta propuesta, y agrio, precisamente por lo mismo. Y esto es particularmente real en el Camino. Llegar a Santiago es a la vez una liberación y una amargura. Y es que en el Camino el destino es la misma senda, cada kilómetro recorrido, cada cuesta vencida, cada bajada superada es una meta vencida. Y Santiago no es más que una de ellas. La más importante, si, porque es la última y es el motivo por el iniciaste el Camino, pero al llegar a Santiago el peregrino ya sabe que esto se acaba y que podrá hacer otros Caminos en el futuro, pero nunca más este.
Arzua

Muchos procuran alargar la experiencia continuando hasta Finisterre, donde el mundo se acaba y ya no puedes dar un paso más. Pero a mi me gusta terminar en Santiago. Lo demás son añadidos.
La última etapa es muy larga.La más larga de esta peregrinación. Son cuarenta kilómetros desde Arzua a Santiago. En realidad estoy uniendo dos etapas relativamente cortas en una larga. Normalmente de Arzúa se va en veinte kilómetros a Pedrouzo, o como mucho en veintinueve a Lavacolla. Al día siguiente, otros veinte o diez kilómetros segñun el caso, te dejan al final de la mañana en Santiago.
Pero yo prefiero apretar el paso y llegar por la tarde a Santiago, para tener la mañana siguiente antes de marcharme para pasear por la ciudad.
Es una etapa que ya he hecho dos veces y que no se hace pesada, pues a partir su mitad, en Pedrouzo, ya huele a Santiago y el paso se hace muy fácil mientras vas pasando los últimos y conocidos hitos antes de llegar a la ciudad.
Eso si, hay que levantarse pronto, y en esta época del año, eso significa comenzar la etapa cuando aún no ha amanecido.
Arzua

Y eso es lo que hago. Salgo de Arzua completamente de noche, a las siete y media, iluminado solamente por mi linterna frontal. Hay que ir muy atento a las señales apenas visibles para no perderte en los bosques que rodean Arzúa, y que en la oscuridad resultan un poco intimidantes.
Con la linterna frontal

Pero afortunadamente la salida de Arzua es sencilla, y cuando empieza a amanecer ya me encuentro en una colina enfrente de la ciudad, desde la que se tiene una bonita vista de todos los alrededores.
Buscando mojones a la salida de Arzua

La etapa de hoy no es tan ondulada como la de ayer, y apenas subida esta colina el camino empieza a llanear por suaves montes y prados, pasando varias localidades anodinas pero de sonoros nombres. As Barrosas, Preguntoño, A Peroxa  y  Taberna Vella quedan así atrás antes de alcanzar Calzada, ultimo nucleo habitado del Concello de Arzua, desde el que pasamos al de O Pino, último antes de Santiago.
El recorrido se hace mayormente por preciosos caminos forestales cubiertos de hojarasca y con una luz preciosa. Hace más frío que ayer., o mejor, el día tarda más en calentarse. Ayer hacia mucho más frio al salir, pero en cuanto salió el sol la temperatura subió rápidamente. Hoy hay un vientecillo que impide que el día se caliente, pero se va bien de todos  modos.
Salioda de Arzua

Llego a Calle, primera población de O Pino, donde antes había un horreo colgado entre dos casas, pero que quitaron, dejando solo las dos vigas que lo soportaban y que ahora cruzan inútilmente la calle.
Amanece en el camino

Amanece en el Camino

A la salida de Calle me adelanta un grupo grande de bicigrinos, el más numeroso que he visto hasta ahora.
Camino a Salceda

Caminoa a Salceda
Una red de senderos forestales muy agradecidos de caminar me lleva a Boavista para desembocar luego en la carretera a la altura de la población de Salceda, ya a once kilómetros de la salida.
El Muro de la Sabiduría

Camino a Salceda
Camino a Salceda
Es un buen lugar para parar, pues al pié de la carretera hay dos bares. El primero de ellos está cerrado, pero me siento un rato en el segundo a reposar un rato y recobrarme tras esta fácil primera parte de la etapa.
Salceda

No es conveniente parar demasiado, pues recobrar el ritmo de marcha no es fácil, pero en una etapa tan larga como esta, al menos tres paradas son de rigor.
 Hecha ya la primera continúo por un sendero cerrado y de inmediato llego al monumento conmemorativo a Gullermo Watt, un peregrino belga que murió aquí. En esta última etapa he contado cinco memoriales o placas a peregrinos fallecidos en este tramo. Es curiosa esta concentración. 
Memorial a Guillermo Watt
Parece como si la voluntad de seguir de algunos pudiese más que su estado físico y es precisamente al final cuando el cuerpo se rinde y no da más de si. Como dicen, hasta el rabo todo es toro, y la peregrinación no está acabada hasta que llegas a la catedral.
  Así que dejo atrás al amigo Gullermo y sigo por estos caminos de hoy, todos similares y todos bonitos, hasta llegar un poco más adelante al punto donde enlaza con el Camino Francés la variante del Camino del Norte que evita entroncar en Arzua y viene hasta aquí. Es la que yo tomé cuando lo hice y me hace gracia ver la larga carretera que se acerca desde el norte y que en su día transité.
Los caminos forestales desembocan finalmente en la nacional al pie de la primera cuesta medianamente dura de la jornada. Es la cuesta de O Empalme, una larga cuesta recta que se hace por un cómodo andadero paralelo a la nacional y que no es excesivamente empinada, pero si muy larga. 
Llegada a la cuesta do Empalme
Caballigrinos
En su parte de arriba hay dos bares perfectamente situados. Hoy los evito y continúo bajando ya hacia A Rua, lugar donde suelo dormir cuando parto esta etapa en dos.
Final de la cuesta do Empalme
 No es el caso hoy, así que continúo un kilómetro más hasta llegar al cruce de la carretera que lleva a Pedrouzo.
Camino a Pedrouzo

Desde allí, quienes terminan etapa en este pueblo, tuercen a la izquierda y siguen subiendo la carretera durante unos quinientos metros hasta la entrada del mismo.
Camino a Pedrouzo
 Sin embargo, si como yo vas a seguir hacia Santiago, cruzas la carretera y te internas en un camino boscoso que asciende más suavemente para llegar finalmente al final de Pedrouzo evitando tener que primero subir hasta el pueblo para después bajar.  
Camino a Pedrouzo
El Camino termina en el polideportivo de Pedrouzo, casi enfrente de un bar en el que siempre paro y que hoy encuentro abierto, por lo que también me detengo aquí.
Estoy justo a mitad de la etapa y son las doce y media. Voy bien de hora, pero otras cuatro horas y media de caminata no me las quita nadie, así que hay que descansar.
Bar Miras en Pedrouzo

En el bar no hay nadie más así que me entretengo leyendo los carteles. Hay dos particularmente graciosos. Uno de ellos prohíbe descalzarse. Una prohibición que solo es imaginable en el Camino de Santiago. Deben estar hartos de peregrinos cansados que se quitan las botas y perfuman el bar.
El otro es mejor aún.Dice así : “No tenemos WIFI. (Hablad entre vosotros).”. Genial, gran recomendación para el camino. Pero yo, como no hable con las paredes, no tengo nadie ccon quien hablar, así que termino mi coca cola y me pongo de nuevo en camino.
No tenemos wifi. Hablar entre vosotros

Esta segunda parte de la etapa es amena y no da tiempo a aburrirte. Se divide en cuatro partes de aproximadamente cinco kilómetros cada una. La primera lleva hasta el Aeropuerto de Santiago; la segunda hasta Lavacolla; la tercera ya te deja en el Monte del Gozo y desde allí ya bajas a la ciudad y llegas a la Catedral.
  El primero de los tramos comienza por un precioso paseo por un denso bosque, que es una de mis zonas preferidas del Camino. Es un bosque denso y espeso, que el Camino atraviesa por un sendero ancho. Los árboles están cubiertos de musgo y hiedra y todo el suelo fuera del Camino está cubierto de helechos que hacen imposible el tránsito fuera del Camino. 
Camino al aeropuerto

Este bosque en particular, sin embargo, es más bonito en verano que ahora. Los helechos están marchitos y en vez de verdes presentan un color marrón que da un cierto aspecto de podredumbre. El verde de los árboles permanece, pero está desvaído y no luce tanto como en verano.
Camino al aeropuerto

Tras pasar el bosquecillo se llega a la pequeña aldea de San Antón y después se vuelve a otro agradable bosque que ya nos deja en O Pino, capital de la comarca y lugar donde comienza la cuesta que lleva hasta el aeropuerto de Santiago.
Cuesta del aeropuerto

Es una cuesta por bosque muy larga, de más de un kilómetro de longitud que al principio y al final presenta rampas muy fuertes y que en su tramo intermedio es mucho más asequible. Hay que hacerla marcando un ritmo continuado desde el principio y procurando parar poco. Afortunadamente hoy, aunque el cielo está despejado, no hace calor y el sol no es una molestia adicional a la hora de subir la cuesta.
Cuesta del aeropuerto

Adelanto una pareja de sudamericanos que van bastante lentos y que dudan si llegar a Santiago o no. El más joven quiere seguir, pero el mayor va en las últimas y prefiere parar antes. No sé que harían al final. No les he vuelto a ver.
Cuesta del aeropuerto

Al final de la cuesta hay dos coreanas paradas descansando y recuperando el aliento. Están apoytadas justo en el último mojón del Camino, que marca 12,5 kilómetros a Santiago. A partir de aquí no hay mojones con distancias hasta llegar a la Plaza del Obradoiro. Saludo a las asiáticas y continúo ya en llano, bordeando la valla exterior del aeropuerto hasta llegar al gran mojón que indica la entrada al Concello de Santiago. Este es probablemente el mojón más fotografiado del Camino, aparte del de los cien kilómetros y normalmente hay cola de gente esperando a hacerse su instantánea. Hoy no hay nadie, así que  fotografío tranquilo el mojón y continuo, comenzando ya el segundo tramo, que lleva hasta Lavacolla.
Entrada al concello de Santiago

Este es un tramo fácil y ameno, que solo tiene una dificultad digna de mención, la Cuesta de San Pelayo, muy dura pero muy corta. Comienza el tramo bordeando el lado corto del aeropuerto pegados a su valla exterior. Paso bajo las enormes balizas de aproximación y por un arroyo tóxico, de un color rojizo muy sospechoso, que sin embargo en esta  época del año  presenta un mejor aspecto que el habitual.  
Balizas del aeropuerto
Balizas del aeropuerto
El arroyo tóxico
Una corta cuesta nos aleja del aeropuerto y baja hasta la bonita capilla de San Pelayo, lugar donde hay un bar que suele estar muy concurrido pero que hoy está cerrado. Aquí suelen poner también tenderetes para vender cachivaches peregrinos en verano, pues es un lugar donde para mucha gente, pero ahora no hay nadie.
Camino a Lavacolla

A continuación de la Capilla viene la Cuesta de San Pelayo; una subida por una carreterilla que es durísima, pero afortunadamente muy corta, no creo que tenga mas de ciento cincuenta metros antes de desviarse por un camino lateral que , ya en llano y por un agradable bosque nos acerca a la entrada de Lavacolla. 
Camino a Lavacolla
Este es un pueblo muy largo y disperso, así que se tarda en llegar a su plaza central, donde hay un bonito quiosco de música y dos bares abiertos donde  paro a hacer mi tercer y último descanso del día. Ya estoy solo a diez kilómetros de Santiago y conviene coger fuerzas para el último tramo antes de la ciudad.
Lavacolla

Iglesia de Lavacolla
Salgo así de Lavacolla pasando por su bonita iglesia y bajando al arroyo que da nombre al pueblo, y que era donde los peregrinos medievales se lavaban y aseaban antes de entrar en la ciudad. Curiosa costumbre que no debía ser muy productiva. Lavándose a diez kilómetros del destino significaba que cuando llegaban a la Catedral volvían a estar sudados y sucios, con lo que en la Catedral, que permanecía abierta dia y noche y donde los peregrinos podían dormir, el olor era tan espantoso que tuvieron que inventar el botafumeiro para contener la peste.
Arroyo Lavacolla

Con estos pensamientos ataco la última cuesta importante del Camino. Es la cuesta que lleva a la rrecta de las televisiones. Se trata de una subida por carretera bastante pesada y larga, que pasa por el pequeño villorrio de Villamayor antes de continuar subiendo hasta un centro de conservación de fauna vallado en el que puede verse desde la carretera un precioso conjunto de viejos árboles. La verdad, nunca que he pasado he visto fauna alguna, así que no se que es lo que conservan; pero lo que es árboles, tienen unos árboles estupendos.
Camino al Monte del Gozo

Camino al monte del gozo
Ahora ya voy por una carretera larga y recta sin ningún tráfico que se hace muy pesada, ya tras más de treinta kilómetros de etapa.  Con paciencia se llega primero al centro regional de Televisión Gallega y un poco más adelante al de Televisión Española, que están los dos muy juntitos en esta zona alta a las afueras de Santiago.
Television Gallega

Ya queda poco para el Monte del Gozo. Tras el centro de Televisión Española el camino tiuerce a la derecha y lo rodea por una larguísioma recta en subida que finalmente me deja en la urbanización San Marcos, donde ya puede verse la horrible escultura que preside el Monte del Gozo.
Cuesta de Televisión Española

Televisión Española
Un kilómetro más y estoy ya plantado en la cima del Monte, a los pies de la estatua. No hay nadie ni nada que ver aquí, pues toda la zona está en obras, ya que están remodelando el entorno. Así que comienzo ya a bajar a Santiago.
Monte do Gozo

El último tramo de la etapa desde el Monte del Gozo es un largo callejeo por Santiago de casi cinco kilómetros hasta llegar a la catedral.
Monte do Gozo

 Se comienza con una fuerte bajada desde el Monte del Gozo , pasando por el lateral del enorme albergue de peregrinos. Como ahora con las obras han quitado toda la maleza, las vistas ahora son mucho mejores , llegando a verse incluso las estatuas de los dos peregrinos jubilosos que hay en un monte cercano y que están donde de verdad pueden verse las torres de la Catedral; ya que desde el lugar oficial del Monte del Gozo no se ve nada de nada.
Bajada a Santiago

Peregrinos en Monte do Gozo
Tras la bajada, que termina en unas escaleras, se entra ya en Santiago cruzando por encima de un par de autovías por unos puentes de travesaños de madera que están tan destartalados que hasta da miedo pasar por ellos.
Bajada a Santiago

Y ya estoy subiendo la larga y moderna Avenida de San Lázaro y adentrándome en Santiago, que va envejeciendo a ojos vistas a medida que me acerco al centro de la ciudad.
Entrada en Santiago

Eltramo iurbano es largo, pero las piernas ya van solas y el bullicio de las calles ayuda a andar.
Así que en menos de lo que se tarda en contarlo, cruzo todo Santiago, llego a la Plaza Cervantes, ya en el casco viejo, y en un momento me planto en la Plaza del Obradoiro.
Primera vista de la Catedral

Tunel de entrada al Obradoiro
Está casi vacia. Unos pocos turistas y muy pocos peregrinos me reciben cuando me planto en el kilómetro cero a las cinco menos diez.
El final del camino

Ya está.Se acabó esta peregrinación de invierno que solo ha sido invernal por la ausencia de gente. El tiempo ha sido increíble. Ni una sola gota de agua en los nueve días y unas temperaturas que salvo a primeras horas de la mañana han sido más propias de primavera que de Diciembre. Dios cuida a sus peregrinos, esta visto.
Bajo a la Oficina de Atencion al Peregrino a recoger mi Compostela. Claro, no hay prácticamente nadie, así que me atienden en seguida. Me he quedado de piedra al ver que en la hoja de registro que me han presentado para rellenar yo era el segundo más viejo que ha llegado hoy. Me ganaba un yanqui de sesenta y un años. Lo estoy buscando por Santiago para eliminarlo. En la web de la Oficina he visto que en total hemos llegado a Santiago 226 peregrinos hoy. En verano la cifra es de más de 2.000 en el día más tonto.
Y ya voy al hotel a arreglarme rápidamente para poder asistir a misa de siete en la catedral.
Es el final de una peregrinación preciosa. Muy dura por el terreno y sobre todo por la falta de preparación con que la he acometido, pero que me ha dejado las mismas buenas sensaciones que todas las anteriores.
Santiago navideño


Ahora toca volver a Madrid a trabajar y comenzar a preparar la próxima peregrinación, que llegará cuando el Apostol me llame de nuevo a su Camino.