domingo, 4 de diciembre de 2016

Dia 3- Villafranca del Bierzo - O Cebreiro. Subida dura a un pueblo medieval.


Si hay una subida mítica en el Camino, es la subida al Cebreiro. Más que Roncesvalles y más que Foncebadón.
Quizá sea porque el Monte Cebreiro o Puerto de Pedrafitas, marca la entrada en Galicia y anuncia que la meta ya está cercana. Quizá sea porque es el puerto que más dureza concentra en sus pocos kilómetros. Quizá sea porque es la única etapa que termina en un alto. No lo se; el caso esque la subida al Cebrteiro es un punto álgido en cualquier peregrinación.
Y lo merece. Aunque solo sea por lo que se sufre en esos criminales kilómetros entre Hospitales y La Faba. Aunque solo sea por ver el primer mojón oficial del Camino o el de la entrada en Galicia . Aunque solo sea por dormir en este poblado medieval, guardian y centinela de Galicia a mas de mil doscientos metros de altura.
Villafranca del Bierzo

Hace frio en O Cebreiro. La subida la he hecho sin jersey, pero en cuanto ha desaparecido el sol la temperatura se ha derrumbado y ahora hace un frio que pela. Estoy refugiado en un bar calentito tras oir misa en la parroquia del poblado, famosa por su milagro de la Carne y la Sangre, que ya he relatado varias veces. Con este frío te puedes imaginar perfectamente el sacrificio del paisano  subiendo a este templo a oír misa y lo deplorable de la actitud del cura descreído burlándose de él. En su lugar lo puso el milagro.
Villafranmca del Bierzo

La jornada ha sido larga. Lo malo que tiene esta etapa es que todo lo duro lo tiene al final. Son veintiun kilómetros fáciles al principio y luego ocho endiablados. La llegada a O cebreiro hay que ganársela por la vía difícil.
He salido a las ocho y cuarto de Villafranca justo cuando el día estaba despertando. Buena temperatura y cielos con nubes y claros mientras desciendo la empedrada Calle del Agua y llego al puente que da salida a la ciudad.
Salida de Villafranca

Allí veo a dos peregrinos. Ya he cubierto mi cupo de la jornada, pienso para mí. Pero no. En la etapa de hoy voy a ver al menos veinte pergrinos, incluidos un par de coreanos, que siempre dan color al camino.
Saloida de Villafranca

Salgo detrás de ellos, alejándome de Villafranca a buen paso por una carretera sin tráfico que en un par de kilómetros me lleva a empalmar con el famoso andadero que es una de las señas de identidad de esta etapa.
Camino al Andadero

Esta etapa discurre hasta llegar a la Portela de Valcarce por el estrechísimo valle del Rio Valcarce.  En sus tiempos era la etapa más peligrosa del Camino, pues en muchos tramos el ancho del valle apenas deja sitio para la importante carretera nacional que por aquí transcurre.
Villafranca desde el Camino

Los atropellos de peregrinos cansados y despistados eran abundantes, por lo que construyeron este andadero, que circula al lado de la carretera, pero que se separa de esta por una muy disuasoria valla de hormigón de un metro de altura, que proteje a los peregrinos. Hoy en día , con la construcción de la autovía cuyos enormes viaductos podemos ver durante toda la etapa por encima nuestro la carretera ha perdido mucho tráfico y mucha emoción, pero el peregrino sigue agradeciendo esta via segura. Aburrida, pero segura.
Antes de entrar en el andadero, me fijo en que al borde de la carretera han pintado de azul un pequeño conjunto de árboles. Arboles azules. Los árboles de los pitufos. Debe ser una de esas obras de arte modernas incomprensibles. Desde luego, si un euro de mis impuestos ha ido a parar a este bodrio antinatura  me rebelo. No dejaré de pagar impuestos, porque Montoro no me deja, pero me rebelo.
Arboles azules

Lo bueno del andadero es que se anda deprisa, así que en poco tiempo llego al primer desvio que este tiene.
El Andadero
Abandonamos el andadero para entrar en un pequeño pueblo llamado Pereje, que lo único que tiene es un albergue, ahora cerrado, y dos vecinos que se deben llevar fatal. La última vez que pasé uno de ellos tenía una enorme bandera del Real Madrid e su balcón, y en la casa de al lado el otro había colocado una ta,mbién enorme bandera del Barça.
Este año la cosa ha debido ir a mayores. El del Barça mantiene su bandera, pero el del Madrid la ha sustituido por SEIS enormes banderas de España que ocupan todo el edifico y el de enfrente, que también debe ser suyo. Mis simpatías están claras.
Entrada a Pereje

Pereje
Al salir de Pereje se vuelve al andadero durante otros tre kilómetros hasta llegar al siguiente pueblo, Trabadelo, donde abandonamos de nuevo el andadero para tomar una carreterilla que nos conduce al centro del pueblo.
Salida de Pereje

Camino a Trabadelo
La entrada es preciosa. La carreterila y los prados circundantes están completamente cubiertos de una alfombra de hojas secas. A los lados de la carretera hay enormes montones de leña, que debe ser la industria del pueblo. Es una delicia esta entrada a Trabadelo.
Entrada a Trabadelo

Entrada a Trabadelo
Paro en un bar a tomar un café y allí está la pareja que me adelantó al comienzo. Nos saludamos y me entero que él es de Málaga y ella de Granada.
Trabadelo

Me siento en la terraza, ya que el tiempo es muy bueno y veo llegar a varipos grupos de peregrinos, cuatro por un lado, tres por el otro, una coreana con cara de despiste… El malagueño me dice que es que ayer en el albergue eran treinta. Mejor. Eso significa que siempre voy a llevar gente detrás en caso de tener problemas, lo cual es importante y tranquiliza.
Peregrinos en Trabadelo

Continuo atravesando Trabadelo, que es un pueblo grande. En este punto sigo una carretera interior durante casi dos kilómetros hasta retomar de nuevo el andadero y seguirlo tres kilómetros más hasta su final. Se acaba en una enorme área de servicio de la autovía, que transcurre por un viaducto por encima nuestro, pero que tiene aquí una salida, en el pueblo de La Portela de Valcarce. Son ya catporce kilómetros de etapa y doce de cómodo andadero que ahora termina.
Fin del Andadero


La Poprtela de Valcarce
No importa, porque aquí el Camino se separa ya de la Nacional para, tras cruzar el anodino pueblo de Portela de Valcarce, coger una carreterilla que en menos de un kilómetro me lleva a Ambasmestas, un pueblo bonito situado al lado de un río y con una curiosa iglesia, que por supuesto está cerrada.
Camino a Ambasmestas

Un kilómetro más allá llego a Vega de Valcarce, un pueblo muy largo que se desarrolla en los márgenes de la carretera y que marca el inicio de las subidas de la jornada.
Estoy ya a los pies de los montes de Galicia y el terreno del Bierzo, hasta ahora llano, comienz a ondularse. Y m,uy deprisa para mi gusto.
Así que para afrontar en condiciones los últimos doce kilómetros de la jornada, paro en un bar y me como parte de mi lomo y cecina  (que está durando, pardiez), regada con dos coca colas.
Mientras estoy allí lleganm el malagueño y la granadina. Se ponen conmigo y el malagueño llama a su casa. Las noticias son preocupantes. Marbella está inundada y no se puede entrar al centro de Malaga. El coche del malagueño, que está en un segundo piso de un garaje, no corre aún peligro pero un amigo que tiene las llaves está atento, porque el agua ya ha entado en el garaje y está a la altura de las ruedas. En Granada en cambio ha llovido pero no tanto. El de Malaga se descojona, porque es Bombero y me dice que si llega a estar allí hubiese estado de guardia permanente las veinticuatro horas.
Así que brindamos. El mundo está tanm loco que para asegurarte buen tiempo tienes que venir al Norte, que en el sur y en Levante hay inundaciones.,
Yo estoy encantado. Mi primera opción para este camino de Invierno fue la de comenzar la Vía de La Plata desde Sevilla, pero la deseché pensando que preferñia llegar a Santiago. Parece que acerté. De casualidad pero acerté.
Ellos salen del bar antes que yo y ya no les volveré a ver hasta llegar al Cebreiro.
Como he dicho antes, al pasar Vega de Valcarce, la carretera empieza a empinarse.
Vega de Valcarce

En dos kilómetros ondulados llego al siguiente  pueblo, que es Ruitelan, y dos kilómetros más de subida me llevan hasta Herrerias, último pueblo antes de comenzar la subida al puerto. Es un pueblo bonito pegado a la orilla de un río, pero que engaña. Vas cómodamente, casi en bajada y de repente das un giro y te encuentras  una pared. Aquí comienza el puerto.
Comienzo de la Subida a La Faba

Uno siempre coge el puerto de O Cebreiro con aprensión. Es duro. Muy duro. Sobre todo al principio. Y ya llevas más de veinte kilómetros en las  piernas. Así que es cuestión de voluntad y paciencia.
El primer kilómetro se hace por carretera con una cuesta brutal. Para abrir boca. Vopy completamente soplo y no tengo referencias; solo el cansancio de las piernas que me obliga a parar varias veces para recobrar el aliento.
Al final de este primer tramo un desvío sale a la derecha obligándome a dejar la carretera para comenzar a bajar por un sendero de tierra completamente cubierto de hojas que me hace perder parte de la altura ganada con tanto esfuerzo.
Desvio al Camino de Tierra
 No importa, porque las vistas del bosque mientras bajo hasta la altura de un arroyo sojn espectaculares.
Subida a La Faba

Al llegar a la altura del arroyo lo cruzo y comienza la subida a La Faba, el primero de los dos pueblos que hay que atravesar antes de llegar al Cebreiro.
Es algo más de un kilómetro y medio de subida.  Subida muy dura por un precioso camino entre árboles que las hojas caídas casi han tapado del todo. Pero no hay duda de por donde va: todo para arriba con una pendiente tremenda que me obliga a pararme cada poco y avanzar con ese extraño juego de ir poniendo metas parciales : hasta aquel árbol, hasta aquella piedra….
Subida a La Faba

Lo bueno es que gano altura rápidamente. Hasta la Faba se suben más de trescientos metros en apenas dos kilómetros y medio. Si sobrevives, te hacen legionario de honor.
Subida a La Faba

Subioda a La Faba
Y sobrevivo. Tras una curva aparece un tramo asfaltado que marca la entrada al pueblo. Se sigue subiendo fuerte hasta las cuatro casas que componen La Faba, pero ya es otra cosa. El asfalto parece que suaviza la pendiente y pronto me encuentro en el centro del pueblo, que es tan solo una fuente al lado de la cual una pareja está limpiando utensilios de la matanza. Hoy he vuelto a ver varias casas en las que habían hecho matanza y estaban despiezando los animales.
Llegada a La Faba

Descanso un ratito al lado de la fuente. No llega nadie. Me da la impresión de que estoy solo en la subida.
Iglesia de La Faba

Hay que seguir. Viene ahora un tramo de dos kilómetros y medio y doscientos metros de desnivél hasta el siguiente pueblo, que lleva el bonito nombre de Laguna de Castilla. Nombre engañoso, pues no tiene laguna y está en Castilla de milagro, pues nada más salir de él se cruza la frontera con Galicia.
Subida a Laguna de Castilla

 Estoy muy cansado. Si aquí hubiese autobuses me subiría en uno, pero como no hay no me queda más remedio que continuar.  Las cuestas más fuertes de este tramo están al principio, en la salida de La Faba, y al final, en la llegada a Laguna de Castilla.
Subida a Laguna de Castilla
El intermedio es bastante llano, lo cual se agradece no solo porque permite mant3ener un ritmo aceptable sino porque permite disfrutar de las maravillosas vistas que desde aquí se tienen. Estoy ya por encima de casi todos los montes de alrededor y del paisaje es espectacular.
Subida a Laguna de Castilla
Montes muy empinados de colores verdes y ocres por todas partes. Pueblos esparcidos a media ladera de la montaña y  rebaños de ganado aquí y allá. A esta altura ya no hay árboles, lo que permite que la visión sea perfecta. Se disfruta uin montón de este tramo.
Si a La Faba llegué reventado, a Laguna de Castilla llego a cachos. Est pueblo es aún más pequeño y solo tiene un banquito donde me siento a descansar un rato e hidratarme, que falta  hace.
Son las tres pasadas y el sol ya se ha ocultado detrás de la montañas. La temperatura empieza a bajar pero aún no es incómoda.
Subida a Laguna de Castilla

El tramo final desde Laguna de Castilla es el más suave. Solo se suben cien metros en algo más de dos kilómetros y medio.  A la salida me adelanta uno que va como una moto. Yo a mi ritmo, aunque aprovecho para seguir la estela lo que puedo.
Subida a O Cebreiro

En setecientos metros se llega a un hito importante, el primer mojón oficial del Camino, que marca 152, 5 kilómetros para llegar a Santiago.
Primer mojón del Camino

Cuatrocientos metros mas de preciosa y suave subida, ya casi en la cima del monte y con mágicas vistas de todos los alrededores , y se llega a un enorme mojón que marca el límite entra Castilla y Galicia.
Entrada a Galicia
Ya casi estoy. Me hago unas fotos de rigor y en estas me alcanmza un coreano, que también va a buen ritmo y al que cojo el rebufo para hacer los últimos mil cuatrocientos metros hasta O Cebreiro por una cornisa ancha pero que da un cierto respeto, pues la caída a la izquierda del Camino impone.
Camino a O Cebreiro

Pronto una valla de piedra a la derecha nos indica que la etapa y la subida están casi vencidas.
Un último esfuerzo y llego al aparcamiento trasero del pueblo, en el que hay bastantes coches de turistas, que me miran como si fuese un marciano.
Llegando a O Cebreiro

Los ignoro y me voy directo al hotel, parando un momento en la bonita iglesia del siglo IX que es la joya de este pueblo construido en la cima del monte con casas bajas y robustas de piedra. Parece un pueblo medieval conservado perfectamente.
Llegada a O Cebreiro

Me dirijo después al hotel, que está al lado de la iglesia. Estoy muy cansado y quiero reposar lo antes posible. La habitación está bien, de madera y antigua en una casa de recias paredes de piedra xcxon dobles ventanas que impiden entrar el frío que cada vez va siendo más fuerte.
O Cebreiro

Por fin se ha acabado la etapa. Son las cuatro menos cuarto y me tumbo un rato en la cama antes de deshacer la mochila y asearme con un agua deliciosamente caliente.
Hotel O Cebreiro

A las cinco y media salgo a dar una vuelta. Hace un frio tremendo, aunque aún es de día. Los turistas están huyendo como alma que lleva el diablo y empezamos a quedar solamente los peregrinos.
A las seis voy a misa y a las siete y media ceno en el mismo hotel, que es el único que está en funcionamiento. La sala está medio llena y hay varias mesas de peregrinos. Cuento unos veinte. Hay una mesa como de doce jóvenes que amenizan la cena con canciones que acompañan con una guitarra. El que canta lo hace bien y la cena es muy amena y divertida. Tomo sopa de ajo, que calienta el cuerpo y iunas truchas muy ricas.
Iglesia de O Cebreiro

Está bien que el restaurante esté en el hotel, porque así no hay que salir a la calle, que hace un frío terrible. En la habitación se está muy bien y termino de escribir la crónica antes de dormirme.
Ha sido una etapa reina. Dura y preciosa y que me ha dejado ya en Galicia. Mañana tengo que terminar de cruzar los montes de Galicia, con dos altos antes de bajar Hasta Triacastela, la ciudad de los tres castillos que no tiene ninguno.
Espero que por la mañana no haga tanto frío como ahora, porque si lo hace va a ser una tortura china.
Buenas noches y Buen Camino,

4 comentarios:

  1. Peregrino: me gustan la historia del bombero malagueño y la abundancia de peregrinos en llegando a Galicia. Que por cierto, no entras desde Castilla, sino desde León (un respeto por el viejo reino). Y me alegro de que aunque pases frío en el Cebreiro, qué hubiera sido de esta etapa sin anticiclón. Ánimo, que ya has superado lo más duro.

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  2. Seguimos disfrutando de tus detalladas crónicas y la preciosa subida al Cebreiro, menos mal que aunque el desvío está a la derecha, has cogido la izquierda porque si no igual nos perdemos.

    Buen camino.

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  3. Para mi la etapa más bonita que he hecho en el camino , los paisajes son espectaculares, me da mucha envidia.

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  4. Para mi la etapa más bonita que he hecho en el camino , los paisajes son espectaculares, me da mucha envidia.

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