Si hay una subida mítica en el Camino, es la subida al
Cebreiro. Más que Roncesvalles y más que Foncebadón.
Quizá sea porque el Monte Cebreiro o Puerto de Pedrafitas,
marca la entrada en Galicia y anuncia que la meta ya está cercana. Quizá sea
porque es el puerto que más dureza concentra en sus pocos kilómetros. Quizá sea
porque es la única etapa que termina en un alto. No lo se; el caso esque la
subida al Cebrteiro es un punto álgido en cualquier peregrinación.
Y lo merece. Aunque solo sea por lo que se sufre en esos
criminales kilómetros entre Hospitales y La Faba. Aunque solo sea por ver el
primer mojón oficial del Camino o el de la entrada en Galicia . Aunque solo sea
por dormir en este poblado medieval, guardian y centinela de Galicia a mas de
mil doscientos metros de altura.
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Villafranca del Bierzo
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Hace frio en O Cebreiro. La subida la he hecho sin jersey,
pero en cuanto ha desaparecido el sol la temperatura se ha derrumbado y ahora
hace un frio que pela. Estoy refugiado en un bar calentito tras oir misa en la
parroquia del poblado, famosa por su milagro de la Carne y la Sangre, que ya he
relatado varias veces. Con este frío te puedes imaginar perfectamente el sacrificio
del paisano subiendo a este templo a oír
misa y lo deplorable de la actitud del cura descreído burlándose de él. En su
lugar lo puso el milagro.
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Villafranmca del Bierzo
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La jornada ha sido larga. Lo malo que tiene esta etapa es
que todo lo duro lo tiene al final. Son veintiun kilómetros fáciles al
principio y luego ocho endiablados. La llegada a O cebreiro hay que ganársela por
la vía difícil.
He salido a las ocho y cuarto de Villafranca justo cuando el
día estaba despertando. Buena temperatura y cielos con nubes y claros mientras
desciendo la empedrada Calle del Agua y llego al puente que da salida a la
ciudad.
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Salida de Villafranca
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Allí veo a dos peregrinos. Ya he cubierto mi cupo de la
jornada, pienso para mí. Pero no. En la etapa de hoy voy a ver al menos veinte
pergrinos, incluidos un par de coreanos, que siempre dan color al camino.
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Saloida de Villafranca
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Salgo detrás de ellos, alejándome de Villafranca a buen paso
por una carretera sin tráfico que en un par de kilómetros me lleva a empalmar
con el famoso andadero que es una de las señas de identidad de esta etapa.
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Camino al Andadero
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Esta etapa discurre hasta llegar a la Portela de Valcarce
por el estrechísimo valle del Rio Valcarce. En sus tiempos era la etapa más peligrosa del
Camino, pues en muchos tramos el ancho del valle apenas deja sitio para la
importante carretera nacional que por aquí transcurre.
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Villafranca desde el Camino
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Los atropellos de peregrinos cansados y despistados eran
abundantes, por lo que construyeron este andadero, que circula al lado de la
carretera, pero que se separa de esta por una muy disuasoria valla de hormigón de
un metro de altura, que proteje a los peregrinos. Hoy en día , con la
construcción de la autovía cuyos enormes viaductos podemos ver durante toda la
etapa por encima nuestro la carretera ha perdido mucho tráfico y mucha emoción,
pero el peregrino sigue agradeciendo esta via segura. Aburrida, pero segura.
Antes de entrar en el andadero, me fijo en que al borde de
la carretera han pintado de azul un pequeño conjunto de árboles. Arboles
azules. Los árboles de los pitufos. Debe ser una de esas obras de arte modernas
incomprensibles. Desde luego, si un euro de mis impuestos ha ido a parar a este
bodrio antinatura me rebelo. No dejaré
de pagar impuestos, porque Montoro no me deja, pero me rebelo.
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Arboles azules
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Lo bueno del andadero es que se anda deprisa, así que en
poco tiempo llego al primer desvio que este tiene.
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El Andadero |
Abandonamos el andadero para
entrar en un pequeño pueblo llamado Pereje, que lo único que tiene es un
albergue, ahora cerrado, y dos vecinos que se deben llevar fatal. La última vez
que pasé uno de ellos tenía una enorme bandera del Real Madrid e su balcón, y
en la casa de al lado el otro había colocado una ta,mbién enorme bandera del
Barça.
Este año la cosa ha debido ir a mayores. El del Barça
mantiene su bandera, pero el del Madrid la ha sustituido por SEIS enormes
banderas de España que ocupan todo el edifico y el de enfrente, que también
debe ser suyo. Mis simpatías están claras.
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Entrada a Pereje
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Pereje |
Al salir de Pereje se vuelve al andadero durante otros tre
kilómetros hasta llegar al siguiente pueblo, Trabadelo, donde abandonamos de
nuevo el andadero para tomar una carreterilla que nos conduce al centro del
pueblo.
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Salida de Pereje |
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Camino a Trabadelo |
La entrada es preciosa. La carreterila y los prados circundantes están
completamente cubiertos de una alfombra de hojas secas. A los lados de la
carretera hay enormes montones de leña, que debe ser la industria del pueblo.
Es una delicia esta entrada a Trabadelo.
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Entrada a Trabadelo
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Entrada a Trabadelo |
Paro en un bar a tomar un café y allí está la pareja que me
adelantó al comienzo. Nos saludamos y me entero que él es de Málaga y ella de
Granada.
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Trabadelo
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Me siento en la terraza, ya que el tiempo es muy bueno y veo
llegar a varipos grupos de peregrinos, cuatro por un lado, tres por el otro,
una coreana con cara de despiste… El malagueño me dice que es que ayer en el
albergue eran treinta. Mejor. Eso significa que siempre voy a llevar gente
detrás en caso de tener problemas, lo cual es importante y tranquiliza.
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Peregrinos en Trabadelo
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Continuo atravesando Trabadelo, que es un pueblo grande. En
este punto sigo una carretera interior durante casi dos kilómetros hasta
retomar de nuevo el andadero y seguirlo tres kilómetros más hasta su final. Se
acaba en una enorme área de servicio de la autovía, que transcurre por un
viaducto por encima nuestro, pero que tiene aquí una salida, en el pueblo de La
Portela de Valcarce. Son ya catporce kilómetros de etapa y doce de cómodo
andadero que ahora termina.
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Fin del Andadero
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La Poprtela de Valcarce |
No importa, porque aquí el Camino se separa ya de la
Nacional para, tras cruzar el anodino pueblo de Portela de Valcarce, coger una
carreterilla que en menos de un kilómetro me lleva a Ambasmestas, un pueblo bonito
situado al lado de un río y con una curiosa iglesia, que por supuesto está
cerrada.
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Camino a Ambasmestas
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Un kilómetro más allá llego a Vega de Valcarce, un pueblo
muy largo que se desarrolla en los márgenes de la carretera y que marca el
inicio de las subidas de la jornada.
Estoy ya a los pies de los montes de Galicia y el terreno
del Bierzo, hasta ahora llano, comienz a ondularse. Y m,uy deprisa para mi
gusto.
Así que para afrontar en condiciones los últimos doce
kilómetros de la jornada, paro en un bar y me como parte de mi lomo y
cecina (que está durando, pardiez),
regada con dos coca colas.
Mientras estoy allí lleganm el malagueño y la granadina. Se
ponen conmigo y el malagueño llama a su casa. Las noticias son preocupantes.
Marbella está inundada y no se puede entrar al centro de Malaga. El coche del
malagueño, que está en un segundo piso de un garaje, no corre aún peligro pero
un amigo que tiene las llaves está atento, porque el agua ya ha entado en el garaje
y está a la altura de las ruedas. En Granada en cambio ha llovido pero no tanto.
El de Malaga se descojona, porque es Bombero y me dice que si llega a estar
allí hubiese estado de guardia permanente las veinticuatro horas.
Así que brindamos. El mundo está tanm loco que para asegurarte
buen tiempo tienes que venir al Norte, que en el sur y en Levante hay
inundaciones.,
Yo estoy encantado. Mi primera opción para este camino de
Invierno fue la de comenzar la Vía de La Plata desde Sevilla, pero la deseché pensando
que preferñia llegar a Santiago. Parece que acerté. De casualidad pero acerté.
Ellos salen del bar antes que yo y ya no les volveré a ver
hasta llegar al Cebreiro.
Como he dicho antes, al pasar Vega de Valcarce, la carretera
empieza a empinarse.
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Vega de Valcarce
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En dos kilómetros ondulados llego al siguiente pueblo, que es Ruitelan, y dos kilómetros más
de subida me llevan hasta Herrerias, último pueblo antes de comenzar la subida
al puerto. Es un pueblo bonito pegado a la orilla de un río, pero que engaña.
Vas cómodamente, casi en bajada y de repente das un giro y te encuentras una pared. Aquí comienza el puerto.
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Comienzo de la Subida a La Faba
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Uno siempre coge el puerto de O Cebreiro con aprensión. Es
duro. Muy duro. Sobre todo al principio. Y ya llevas más de veinte kilómetros
en las piernas. Así que es cuestión de
voluntad y paciencia.
El primer kilómetro se hace por carretera con una cuesta
brutal. Para abrir boca. Vopy completamente soplo y no tengo referencias; solo
el cansancio de las piernas que me obliga a parar varias veces para recobrar el
aliento.
Al final de este primer tramo un desvío sale a la derecha
obligándome a dejar la carretera para comenzar a bajar por un sendero de tierra
completamente cubierto de hojas que me hace perder parte de la altura ganada
con tanto esfuerzo.
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Desvio al Camino de Tierra |
No importa, porque las vistas del bosque mientras bajo
hasta la altura de un arroyo sojn espectaculares.
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Subida a La Faba
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Al llegar a la altura del arroyo lo cruzo y comienza la
subida a La Faba, el primero de los dos pueblos que hay que atravesar antes de
llegar al Cebreiro.
Es algo más de un kilómetro y medio de subida. Subida muy dura por un precioso camino entre
árboles que las hojas caídas casi han tapado del todo. Pero no hay duda de por
donde va: todo para arriba con una pendiente tremenda que me obliga a pararme
cada poco y avanzar con ese extraño juego de ir poniendo metas parciales :
hasta aquel árbol, hasta aquella piedra….
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Subida a La Faba
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Lo bueno es que gano altura rápidamente. Hasta la Faba se
suben más de trescientos metros en apenas dos kilómetros y medio. Si
sobrevives, te hacen legionario de honor.
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Subida a La Faba
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Subioda a La Faba |
Y sobrevivo. Tras una curva aparece un tramo asfaltado que
marca la entrada al pueblo. Se sigue subiendo fuerte hasta las cuatro casas que
componen La Faba, pero ya es otra cosa. El asfalto parece que suaviza la pendiente
y pronto me encuentro en el centro del pueblo, que es tan solo una fuente al
lado de la cual una pareja está limpiando utensilios de la matanza. Hoy he
vuelto a ver varias casas en las que habían hecho matanza y estaban despiezando
los animales.
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Llegada a La Faba
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Descanso un ratito al lado de la fuente. No llega nadie. Me
da la impresión de que estoy solo en la subida.
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Iglesia de La Faba
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Hay que seguir. Viene ahora un tramo de dos kilómetros y
medio y doscientos metros de desnivél hasta el siguiente pueblo, que lleva el
bonito nombre de Laguna de Castilla. Nombre engañoso, pues no tiene laguna y
está en Castilla de milagro, pues nada más salir de él se cruza la frontera con
Galicia.
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Subida a Laguna de Castilla
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Estoy muy cansado. Si
aquí hubiese autobuses me subiría en uno, pero como no hay no me queda más
remedio que continuar. Las cuestas más
fuertes de este tramo están al principio, en la salida de La Faba, y al final,
en la llegada a Laguna de Castilla.
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Subida a Laguna de Castilla |
El intermedio es bastante llano, lo cual se
agradece no solo porque permite mant3ener un ritmo aceptable sino porque permite
disfrutar de las maravillosas vistas que desde aquí se tienen. Estoy ya por
encima de casi todos los montes de alrededor y del paisaje es espectacular.
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Subida a Laguna de Castilla |
Montes muy empinados de colores verdes y ocres
por todas partes. Pueblos esparcidos a media ladera de la montaña y rebaños de ganado aquí y allá. A esta altura
ya no hay árboles, lo que permite que la visión sea perfecta. Se disfruta uin
montón de este tramo.
Si a La Faba llegué reventado, a Laguna de Castilla llego a
cachos. Est pueblo es aún más pequeño y solo tiene un banquito donde me siento
a descansar un rato e hidratarme, que falta hace.
Son las tres pasadas y el sol ya se ha ocultado detrás de la
montañas. La temperatura empieza a bajar pero aún no es incómoda.
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Subida a Laguna de Castilla
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El tramo final desde Laguna de Castilla es el más suave. Solo
se suben cien metros en algo más de dos kilómetros y medio. A la salida me adelanta uno que va como una
moto. Yo a mi ritmo, aunque aprovecho para seguir la estela lo que puedo.
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Subida a O Cebreiro
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En setecientos metros se llega a un hito importante, el
primer mojón oficial del Camino, que marca 152, 5 kilómetros para llegar a
Santiago.
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Primer mojón del Camino
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Cuatrocientos metros mas de preciosa y suave subida, ya casi
en la cima del monte y con mágicas vistas de todos los alrededores , y se llega
a un enorme mojón que marca el límite entra Castilla y Galicia.
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Entrada a Galicia |
Ya casi estoy.
Me hago unas fotos de rigor y en estas me alcanmza un coreano, que también va a
buen ritmo y al que cojo el rebufo para hacer los últimos mil cuatrocientos
metros hasta O Cebreiro por una cornisa ancha pero que da un cierto respeto,
pues la caída a la izquierda del Camino impone.
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Camino a O Cebreiro
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Pronto una valla de piedra a la derecha nos indica que la
etapa y la subida están casi vencidas.
Un último esfuerzo y llego al aparcamiento trasero del
pueblo, en el que hay bastantes coches de turistas, que me miran como si fuese
un marciano.
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Llegando a O Cebreiro
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Los ignoro y me voy directo al hotel, parando un momento en
la bonita iglesia del siglo IX que es la joya de este pueblo construido en la cima
del monte con casas bajas y robustas de piedra. Parece un pueblo medieval
conservado perfectamente.
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Llegada a O Cebreiro
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Me dirijo después al hotel, que está al lado de la iglesia. Estoy
muy cansado y quiero reposar lo antes posible. La habitación está bien, de
madera y antigua en una casa de recias paredes de piedra xcxon dobles ventanas
que impiden entrar el frío que cada vez va siendo más fuerte.
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O Cebreiro
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Por fin se ha acabado la etapa. Son las cuatro menos cuarto
y me tumbo un rato en la cama antes de deshacer la mochila y asearme con un
agua deliciosamente caliente.
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Hotel O Cebreiro
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A las cinco y media salgo a dar una vuelta. Hace un frio
tremendo, aunque aún es de día. Los turistas están huyendo como alma que lleva
el diablo y empezamos a quedar solamente los peregrinos.
A las seis voy a misa y a las siete y media ceno en el mismo
hotel, que es el único que está en funcionamiento. La sala está medio llena y hay
varias mesas de peregrinos. Cuento unos veinte. Hay una mesa como de doce
jóvenes que amenizan la cena con canciones que acompañan con una guitarra. El
que canta lo hace bien y la cena es muy amena y divertida. Tomo sopa de ajo,
que calienta el cuerpo y iunas truchas muy ricas.
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Iglesia de O Cebreiro
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Está bien que el restaurante esté en el hotel, porque así no
hay que salir a la calle, que hace un frío terrible. En la habitación se está
muy bien y termino de escribir la crónica antes de dormirme.
Ha sido una etapa reina. Dura y preciosa y que me ha dejado
ya en Galicia. Mañana tengo que terminar de cruzar los montes de Galicia, con
dos altos antes de bajar Hasta Triacastela, la ciudad de los tres castillos que
no tiene ninguno.
Espero que por la mañana no haga tanto frío como ahora,
porque si lo hace va a ser una tortura china.
Buenas noches y Buen Camino,
Peregrino: me gustan la historia del bombero malagueño y la abundancia de peregrinos en llegando a Galicia. Que por cierto, no entras desde Castilla, sino desde León (un respeto por el viejo reino). Y me alegro de que aunque pases frío en el Cebreiro, qué hubiera sido de esta etapa sin anticiclón. Ánimo, que ya has superado lo más duro.
ResponderEliminarSeguimos disfrutando de tus detalladas crónicas y la preciosa subida al Cebreiro, menos mal que aunque el desvío está a la derecha, has cogido la izquierda porque si no igual nos perdemos.
ResponderEliminarBuen camino.
Para mi la etapa más bonita que he hecho en el camino , los paisajes son espectaculares, me da mucha envidia.
ResponderEliminarPara mi la etapa más bonita que he hecho en el camino , los paisajes son espectaculares, me da mucha envidia.
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