miércoles, 24 de agosto de 2016

Dia 8 Arzua Santiago de Compostela. 40 kilómetros calurosos hasta la Plaza del Obradoiro


Ultimo día de peregrinación y etapa muy larga para terminar. Cuarenta kilómetros desde Arzúa a Santiago, que no se hacen excesivamente pesado ya que desde Pedrouzo, a veinte kilómetros del inicio, ya vas viendo la meta cerca y además tienes hitos cada cinco kilómetros: el aeropuerto, Lavacolla, El Monte del Gozo y ya finalmente Santiago.
Despertar en Arzua
De todos modos, las nueve horas y pico de caminata no te las quita nadie y el calor que ha hecho a partir de las doce, tampoco.+
Ya estoy en Santiago, ya he visitado al Santo y ya he recogido mi Compostela. Peregrinación cumplida.
Una peregrinación un tanto rara, con dos partes muy distintas y muy distantes.
El Camnino del Baztán ha sido un descubrimiento maravilloso. Preciosos paisajes, preciosos pueblos y un Camino solitario que merece la pena hacer.
El Camino Francés es más Camino. Se siente más en él lo que es ruta de peregrinación y no lo que es ruta de senderismo, a pesar de que la mucha gente a veces lo masifique en demasía.
Así que contento y feliz con este Camino, y mañana ya a Madrid para trabajar, que no todo puede ser juerga en casa del pobre.
Para llegar lo antes posible a Santiago me he levantado a las seis, cuando el sol ni siquiera se anúncia aún. A las siete estoy ya arrancando por las calles iluminadas por farolas de Arzúa.
Arzua

No soy el único, hay bastantes peregrinos que inician ahora la etapa, para llegar pronto a los albergues y asegurarse plaza o para aprovechar las horas más frescas del día y evitar el calor que se anuncia para el día de hoy.
Salida de Arzua

Se sale de Arzua por una larga calle interior empedrada en descenso hacia un riachuelo que se cruza antes de empezar una subidilla. Ya empieza a haber algo de claridad, pero en cuento se acaban las luces del pueblo la luz frontal se agradece, sobre todo para encontrar las referencias del Camino y no despistarte demasiado.
Salida de Arzua
Tampoco es demasiado problemático, porque llevo peregrinos delante y detrás.
Cruzo el sendero que a la salida del pueblo lleva al Hotel Suiza y comienzo a ascender un montecillo que ha estas horas de la mañana y con las piernas aún tiernas se hace algo duro, aunque con la escasa luz que aún hay se disfruta un montón.
Salida de Arzua
Salida de Arzua

Pronto llego al pequeño pueblo de As Barrosas y posteriormente a Preguntoño, donde cruzo una carretera por un túnel, subiendo entonces fuertemente hasta comenzar a llanear por la cima de un montecillo desde el que , a la ya suficiente luz del día, se tiene una preciosa vista de Arzua que queda encima del monte que tenemos enfrente y en cuya dirección está comenzando a amanecer.
Preguntoño

Arzua desde Preguntoño
El Camino va ahora un buen rato por la parte alta de esta meseta, donde se Alternan manchas de eucaaliptos, que son cada vez más abundantes en esta zona, con campos de agricultura o ganadería donde se ven muchas casitas diseminadas y aisladas.
Hace fresco aunque el día está despejado y se camina muy a gusto, ya a plena luz del día y con abundante compañía de peregrinos mañaneros.
Peregrinos mañaneros
Por este tipo de paisaje voy pasando por aldeas que apenas se distinguen, ya que la costumbre de poner el nombre a la entrada de los pueblos no parece haber llegado a Galicia. Paso así sin enterarme por Taberna Vella y Calzada y después de una bajadita llego a una zona de descanso muy bien puesta donde un cartel anuncia que estamos entrando en el Concello de O Pino, el último antes del de Santiago.
Camino a Calle
Se suceden ahora las pequeñas subidas y bajadas por una zona ondulada y sinuosa que alterna pequeños bosquecillos con zonas mucho más despejadas. Vamos a ratos cerca de la carretera general, pero sin que llegue a ser molesto.
Camino a Calle
Paso por Calle, una población algo más compacta que las otras por las que vamos viniendo y en la que antes se pasaba por debajo de un horreo que estaba colocada atravesando el Camino, entre dos casas. Ahora  el horreo ha desaparecido y solo quedan atravesados en el Camino los dos travesaños que lo sujetaban.
Camino a Calle
Camino a Salceda


En este tramo paso por el punto donde enlaza con el Camino Francés el ramal del Camino del Norte que evita Arzúa y que es el que yo tomé el año que hice ese camino. 
Camino a Salceda

Se ve llegar perfectamente la carretera por la que viene, aunque en estos momentos no se ve a ningún peregrino procedente del mismo.

Camino a Salceda

Seguimos por una red de pistas muy agradables entre árboles y prados pasando por Boavista hasta llegar a Salceda, en el kilómetro 11, donde hay que bajar hasta la carretera general. Justo cuando llegas hay un bar con una agradable terracita donde paro a tomar algo y descansar un poco.
Camino a Salceda

 Hasta aquí la etapa no es exigente, pero empieza a hacer calor. Así que aprovecho la parada para quitarme las perneras de los pantalones y la camiseta interior y para sacar el gorro, que a partir de ahora va a hacer falta.
Camino a Salceda
Tras descansar un rato continuo unos cientos de metros por el arcén de la carretera antes de volver a internarme por el bosque. Me llama la atención que en este trozo de carretera antes solo estaba el bar en el que yo he parado.
Camino a Salceda

 Ahora hay tres, y en todos hay gente. El Camino es un negocio que da para mucho, entre bares, albergues, taxis mochileros, farmacias…. Este año el número de peregrinos oficiales va a pasar de 275.000. O sea, que el negocio para los pueblos por los que pasa es tremendo.

Bar de Salceda
Claro, que lo del Camino no es buen negocio para todos.
Otro Bar en Salceda

 A poco de tomar el sendero, el camino llega al monumento a Guillermo Watt; un peregrino que murió aquí, a apenas 25 kilómetros de Santiago, y al que sus amigos y familiares hicieron un bonito monumento que es una especie de pequeño nicho  a un lado del estrecho sendero, que en esta zona es una corredoira, con lo que el monumento está como enterrado en la pared del Camino. En el nicho hay una reproducción en bronce de unas botas de peregrino y una placa conmemorativa. Las botas están casi tapadas por piedras, papeles y otras cosas que la gente va dejando, así que las aparto un poco para que puedan verse las botas.
Memorial de Guillermo Watt
Viene ahora otro tramo por bosques muy bonito en el que vamos viendo la nacional a nuestra izquierda mientras avanzamos a media ladera en una zona donde hay algunos chalets y bastantes pequeñas fincas.
Camino a O Empalme
Finalmente la senda baja hacia la carretera  a la que llega justo al comienzo de la cuesta de O Empalme. Es este un tramo en cuesta que se hace por el lateral de la carretera y que culmina en una cima donde hay tres bares uno enfrente del otro. A media cuesta hay una zona de descanso donde antes había un muy alto molino de viento del estilo de los del Oeste americano, que era la seña distintiva del lugar. Ahora el molino ha desaparecido. No se que habrá sido de él, pero es una pena, pues era muy curioso verlo aquí.
Cuesta de O Empalme
La cuesta, aunque es algo larga, no es complicada y se sube rápidamente. 
Cuesta de O Empalme

Inmediatamente, el Camino gira hacia un sendero de tierra y comienza a descender por un sendero de tierra paralelo a la carretera hacia A Rua.
Cima de O Empalme
Camino a Rua

Antes de llegar, un pequeño desvío por un puente bajo la carretera permite visitar la pequeña ermita de Santa Irene y su fuente de aguas curativas. Yo me desvío para verlo, ya que solo alarga unos doscientos metros el camino, que se retoma un poco más adelante. Hay dos chicas muy jóvenes que están dudando por donde ir y les indico las dos posibilidades. Ellas siguen por el Camino normal.
Fuente de Santa Irene
La ermita está cerrada a cal y canto, así que la veo solo por fuera y veo también la pequeña fuente, que es bonita y trabajada.

Ermita de Santa Irene
Me reuno de nuevo con el Camino tras pasar el albergue de Santa Irene y ya bajo directamente hasta el cruce de A Riua. Aquí solia estar un centro de información del Camino, que ahora han convertido en Pensión. También aquí está el desvio de trescientos metros que hay que coger para ir al Hotel O Pino, que es en el que yo suelo dormir cuando hago lo lógico y parto esta etapa en dos. Estoy justo en la mitad de la etapa, con veinte kilómetros recorridos desde Arzúa y veinte pendientes hasta la Catedral de Santiago.
Camino a Rua
La finalización normal de la etapa para casi todo el mundo es un kilómetro más adelante, en Pedrouzo, que es donde están los albergues que faltan en A Rua.
Camino a Pedrouzo
Pero hoy no toca parar aquí, hoy toca ir directos hasta Santiago, así que paso de largo y continúo hasta el cruce con la carretera general. Aquí, si quieres parar en Pedrouza giras a la izquierda y subes unos cuatrocientos metros hasta el pueblo qe se ve en lo alto de La carretera. Pero si como yo vas a continuar, cruzas la carretera y continúas por un agradable sendero por un bosque que va subiendo gradualmente y que termina al final de Pedrouzo, evitando así el paso por el pueblo.
Camino a Pedrouzo
Casi todo el mundo va hacia Pedrouzo así que voy por la senda casi solo.
Camino a Pedrouzo

 Es una subida algo durilla que acaba a los pies del polideportivo de Pedrouzo, donde hay un pequeño bar en el que paro antes de comenzar la segunda y definitiva parte de la etapa hasta Santiago.
Son las doce, así que no voy mal de hora.
Bar en Pedrouzo
Viene ahora una de las partes que más me gustan del Camino. Se trata del Bosque de Pedrouzo. Es un trozo de como un kilómetro de bosque que hay a la salida de Pedrouzo que, no se porqué a mí me parece una maravilla.
Bosque de Pedrouzo

 Es una zona llama, con el suelo lleno de hojarasca que cae de los altos, viejos y rectos eucaliptos. El olor, incluso en días secos como hoy, es fragante e intenso, y apenas se oye un ruido. 
Bosque de Pedrouzo

Hay tramos en que la travesía está jalonada por losas verticales de piedra y el conjunto es una preciosidad. 
Bosque de Pedrouzo

Bosque de Pedrouzo

Siempre disfruto mucho cuando paso por este tramo, que tiene dos partes separadas por un trozo de terreno despejado y que termina al cabo de un rato en una zona ya más de descampado en la que tomamos una carreterilla que va bajando hacia la carretera.
Camino a O Pino

 En este tramo me vuelvo a encontrar con las dos chicas a las que indiqué la dirección en Santa Irene. Ahora vienen en dirección contraria con dos lugareños que las acompañan. Me dicen que se han colado. Que ellas iban hasta Pedrouzo y que se han pasado. Los lugareños las van a devolver en coche a Pedrouzo. 
Camino a O Pino

Lo que no me explico es como se han confundido y sobre todo, como me han adelantado. Yo las pasé justo a la entrada de Pedrouzo, donde hay que cruzar la carretera. Allí está todo lleno de flechas y letreros que indican la dirección del pueblo. Y por delante de mi no pasaron cuando estaba sentado esperando en el bar. Solo puede ser que hayan cruzado todo Pedrouzo (que es grandecito) sin darse cuenta y hayan cogido una carretera local que les haya traído directas aquí sin atravesar el bosque. Y es que pasarse, se han pasado tres kilómetros de Pedrouzo…
Camino a O Pino
Continúo tras este encuentro y sigo por la misma carreterilla que termina  al cruzar de nuevo la carretera nacional por debajo de un túnel y llegar al pie de una de las cuestas fuertes de la jornada, la del aeropuerto. Justo en su inicio hay un bar de lo más concurrido.
Inicio de la Cuesta del Aeropuerto
Es esta una cuesta muy larga, de mil cuatrocientos metros y bastante empinada, sobre todo al inicio. Además, a partir de la mitad de la subida yo no hay apenas vegetación cuya sombra mitigue el intenso calor que ya hace.
Cuesta del Aeropuerto
La verdad es que esta subida se hace muy larga y pesada, ya con casi veinticinco kilómetros encima. Es de las veces que envidias a los que mandan por taxi la mochila; o mejor, a los que se mandan a si mismos por taxi y que ande la mochila si quiere.
Cuesta del Aeropuerto
Con tiempo y esfuerzo se ve vence la cuesta y ya llego a un cartel que indica que ya estamos bordeando el aeropuerto de Lavacolla. Justo allí, al final de la subida, unos avispados han colocado un puesto que vende de todo, desd agua a pulseras y recuerdos. No es mal lugar, pues todos llegamos con la lengua fuera y , aunque solo sea por descansar, muchos se acercan a curiosear en el puesto.
Final de la Cuesta del Aeropuerto
Vencida la cuesta, toca ahora rodear el aeropuerto.El camino va ahora por una cómoda senda que recorre la valla de delimitación del aeropuerto por su lado más largo. Esta senda termina al llegar a una carretera donde tuerce a la izquierda y llegar de inmediato al mojón más fotografiado del Camino junto al del kilómetro cien: el que da acceso al Concello de Santiago.  
Es un mojón alto y labrado con una imagen bonita en la que para todo el mundo a hacerse una foto. A mi me la hace un simpático ciclista guiri que hay allí descansando y continúo bordeando ahora el aeropuerto por su lado corto.
Entrada al Concello de Santiago
Paso por debajo de las balizas de aproximación al aeropuerto, cuya línea se ve alejándose de este sobre altos postes y llego a un arroyo que sale del aeropuerto y que tiene un color tóxico rojizo bastante preocupante. Llama mucho la atención ese color entre el verde de la vegetación que nos rodea y los peregrinos han convertido este lugar en un “altar” en el que dejan piedras, ropas, botas, cruces y toda clase de objetos, consiguiendo que  el lugar, que ya tenía mal aspecto con el color del agua, parezca ahora un vertedero.
Balizas del Aeropuerto
El arroyo tóxico

Un rato más bordeando la verja del aeropuerto y bajamos por carretera hasta la ermita de San Paio, una bonita ermitilla en el final de esta bajada del aeropuerto que casi siempre está abierta y que tiene mucha devoción en la zona.
Ermita de San Paio
Aparte de la devoción, también tiene un bar pegado a ella, que está repleto de peregrinos descansando.
Yo veo la ermita y sigo, pienso parar en Lavacolla, aún a tres kilómetros y para ello tengo que salvar antes un durísimo aunque muy corto repecho de no más de cien metros que se encuentra nada más pasar la ermita de San Paio.
Es de los que quitan el aliento, pero la ventaja es que al ser tancorto vas viendo el final y eso te anima. Una vez arriba, el camino se interna ya llaneando por un bosquecillo que nos acerca ya a Lavacolla.
Cuesta de San Paio
A Lavacolla se entra poco a poco. Tu vas por el sendero y van apareciendo casas aisldas a tu derecha. Luego aparece la entrada al Hotel Xacobeo, que es en el que estuve con Paloma, Concha y Luis en nuestro primer Camino y de repente te encuentras en una calle ancha qiue tras dar un giro te deja  a mitad de recorrido de unas escaleras de piedra, en cuya parte superior está la enorme iglesia de Lavacolla y en la inferior una plaza con un bonito templete de música y dos bares.
Camino a Lavacolla
A la plaza de cabeza. Me siento en uno de los bares y me tomo tranquilo una coca y agua. Hay varios peregrinos más, todos descansando, pues solo quedan desde aquí diez kilómetros a Santiago.
Iglesia de Lavacolla
Desde que salimos de Pedrouzo el número de peregrinos ha descendido radicalmente. Casi todo el mundo prefiere dormir allí y llegar mañana a Santiago que meterte esta paliza, y ,más con el calor que hace. Así que ahora somos cuatro gatos en el Camino, pero los cuatro estamos sentados en este bar o en el de al lado.
Escaleras de Lavacolla
Terminado el refresco, dejo a los otros tres gatos en el bar y sigo. Con treinta kilómetros encima tengo ya ganas de acabar. Hace ahara ya mucho calor y lo que apetece es llegar lo antes posible.
Subo las escaleras hasta la iglesia para de inmediato bajar hasta el cercano puente que cruza el arroyo Lavacolla, lugar donde según la tradición, los peregrinos se lavaban para entrar limpios en Santiago.
Puente de Lavacolla
Pues me parece un poco lejos. Si se lavaban aquí y hacía el calor de hoy, àra cuando quisiesen llegar a Santiago volverían a estar sudorosos, hechos un asco y oliendo a chotuno, como debo oler yo ahora.
Cruzo el arroyo por el sencillo puentecillo de madera que tiene y empiezo una de las partes mas pesadas de la etapa. Viene ahora un tramo de cinco pesadísimos kilómetros, todos por carrretera, casi todos además en subida y sin apenas vegetación que proteja, hasta llegar al Monte del Gozo.
Camino a Santiago
Se comienza subiendo fuertemente desde  el arroyo hasta llegar en un kilómetro y medio que se hace eterno a Villamaior. Aquí la cosa mejora algo, pues aunque se sigue por carretera ahora se va llaneando y teniendo a la derecha un precioso bosque con abundante sombra, que no podemos disfrutar los peregrinos pues una valla nos separa de él. Así que nosotros vamos pegados a la carretera hasta llega un kilómetro mas allá  al centro territorial de Televisión Gallega y girar luego 90 grados para llegar al centro terrtorial de Televisión Española, que está enfrente de un enorme camping en el que nunca se ve a nadie, mas que ha peregrinos en su bar.
Centro territorial de RTVE
Sigue una recta que termina a las puertas de un club hípico grande y de buen aspecto y allí el camino vuelve a girar 90 grados para afrontar una larguísima y descarnada recta que bordea el centro de RTVE por el lateral y sube hasta la cima de un montecillo. No hay un árbol, con lo que el calor es insoportable, pero al menos hay buenas vistas de los montes de la zona.
Club Hípico
La cuesta termina a la entrada de una pequeña urbanización, la de San Marcos, desde la que ya se puede ver el monumento del Monte del Gozo, que se encuentra ya muy cercano.
En lo alto de la cuesta
Se atraviesa esa urbanización y con un último esfuerzo se sube la cuestecilla que da acceso al Monte del Gozo; el lugor donde los peregrinos gritaban de júbilo viendo ya las torres de la catedral de Santiago.
Vista del Monte del gozo desde la urbanización
Hoy no se puede gritar de nada. La zona está en obras, vallada y llena de operarios que lo están levantando todo. No se que irán a hacer. Un cartel dice que están “remodelando el entorno del Monte del Gozo”; lo que suele indicar que se lo van a cargar sin remisión.
Monte del Gozo
La Capilla de San Marcos, que está en el Monte está también cerrada, y con el calor que hace y el aspecto que tiene esto, no me apetece ir hasta el cercano lugar donde de verdad se ven las torres de la Catedral y está la bonita estatua de dos peregrinos, así que apenas paro para ver el monte y comienzo a bajarlo para hacer la última aproximación a la Catedral de Santiago, ya a tan solo cinco kilómetros.
Capilla de San Marcos
La bajada del monte es una cuesta fuertecilla que bordea el enorme albergue de peregrinos , con instalaciones de barracones inspiradas en un campo de concentración siberiano y llegan hasta unas escaleras que me dejan a la entrada de una pasarela de madera que cruza las autopistas que dan acceso a Santiago.
Pasarela de madera
La pasarela está bastante mal conservada, con traviesas rotas o deterioradas, lo que es una vergüenza. Ya podían cuidarla tan solo un poco para que los casi trescientos mil peregrinos que entran en la ciudad tuviesen una mejor primera impresión.
Cruzada la pasarela sin incidentes, se llega ya a la entrada de la ciudad donde, ahora ya si, un precioso monumento a modo de puerta de entrada con medallones que reflejan a personajes ilustres relacionados con el camino, nos da la bienvenida.
Entrada a Santiago
Asciendo por la larga Avenida de San Lázaro y poco a poco me voy internando cada vez más en el Santiago más tradicional y antiguo.
Avenida de San Lázaro desde el Monte del Gozo
Sin casi darme cuenta llego al cruce que da acceso a la parte vieja por donde estuvo una vez la Puerta del Camino y tras pasar la Plaza Cervantes, llego a la fachada de la Azabachería de la catedral, con la fachada de San Martin Pinario a la derecha y de frente al túnel que da entrada a la Plaza del Obradoiro.
Primera vista de la Catedral
Plaza Cervantes

Catedral e Santiago

Hay muchísima gente pero lo que más me llama la atención es que hay patrullas de policía Nacional con ametralladoras preparadas y vigilando la zona.
Seguridad en Santiago
Se ve que la seguridad a aumentado mucho con los últimos atentados en europa. Paso a una de las patrullas justo a la entrada del túnel del Palacio de Gelmirrez, donde el habitual gaitero nos recibe con sus sones y ya me encuentro en el centro de la Plaza del Obradoiro, no tan abarrotada como en otras ocasiones, ya que son las cuatro y cuarto, la mayoría de los peregrinos de la jornada ya han llegado y los turistas están viendo otras cosas.
Pues ya está, peregrinación culminada. Una peregrinación corta, muy agradable y muy calurosa. Una más.
Catedral de Santiago
Pido a unas chicas que me hagan una foto con la catedral de fondo y me hacen un desastre en el que se me ve completamente a contraluz, con lo que no se sabe si soy yo o cualquier otro. Como no miro el resultado al momento, solo me doy cuenta al revisar las fotos, y para entonces ya no tiene remedio. Pero bueno, como fotos tengo unas cuantas, pues no importa demasiado.
Juro que soy yo...
Inmediatamente me voy a la nueva ubicación de la Oficina de Atención al Peregrino a conseguir mi Compostela. Tras una cola de cerca de cuarenta minutos m,e atiende una voluntaria guiri a la que no le entiendo casi nada. Me hace las preguntas habituales y me extiende la Compostela a nombre de Antonio Mendes; pero cuando va a dármela se da cuenta de que en el DNI pone Antonio Francisco Mendes; así que la rompe y me hace otra.
Ya con mi Compostela a buen recaudo me dirijo al hotel Rua do Vilar, mi habitual en Santiago por su buena ubicación a apenas treinta metros de la Plaza de Platerias y en plena Rua do Vilar y me arreglo rápidamente para asistir a las siete y media a la misa del peregrino.
Hay bastante gente en esta misa, pero no tanta como la que suele haber en la misa de las doce, que está abarrotada.
Al salir quiero bajar al sepulcro del apóstol a rezar, pero han inventado un nuevo sistema por el que para ver el sepulcro, tienes que entrar por la Puerta Santa, dar luego el abrazo al Santo y después bajar al sepulcro. Así que hago la ahora no tan larga cola para ello y finalmente puedo cumplir con el Apostol rezando en su tumba.
La Corticela
Me acerco a la Corticela, mi capilla favorita de la Catedral, donde también agradezco a la Virgen el feliz término de esta peregrinación y después me voy a callejear un poco por el casco viejo, abarrotado de turistas y peregrinos, antes de cenar en Carretas, el restaurante preferido en Santiago de Carlos Herrera y donde tomo una nécora, zamburiñas a la plancha y un rodadallo muy rico.
Para cerrar el día me acerco a la Plaza del Obradoiro, donde como siempre cuando se hace de noche, está tocando la tuna. Llevo siete años viniendo y son siempre los mismos tunos. La verdad es que este es el único sitio donde tengo que confesar que me gusta oir a la tuna: en este ambiente con la catedral de fondo,  de noche y viendo la emoción de todos los guiris que acaban de terminar el Camino y disfrutan muchísimo de este espectáculo en el que los tunos, que saben latín, les hacen participar.

Y ya me voy a dormir, pues he dejado para mañana el callejeo por Santiago y no me quiero levantar tarde. Además, he quedado a la una con Fernando y Maria, que vienen a Santiago y me hace mucha ilusión verles y tomar algo con ellos.

PostdataComo os dije ayer,  aprovecho para responder a dos comentarios de Rosa.
En el primero me preguntaba por el Belén Peregrino. Pues resulta que es un Belén que pongo en casa todos los años y que he ido haciendo con figuras de un ceramista Cordobés llamado Damián Ponce que compro en Santiago cada vez que vengo.
Mide casi dos metros y toda la temática es peregrina. El portal de Belén es el Pórtico de la Gloria, los personajes que se acercan al portal son peregrinos antiguos o modernos. Está Santiago a Caballo, herreros, panaderas, lavanderas, curas...,Tiene un albergue, la iglesia de San Juan de Portomarín., la cruz de hierro, un cruceiro, un horreo,  mojones señalizadores del camino… hasta he puesto un bicigrino, aunque todo el mundo sabe que les odio…
Os dejo algunas fotos para que os hagais una idea.








Esta es una panorámica de todo el Belén


La segunda pregunta se refiere a lo que siento al llegar a la plaza del Obradoiro. Llevo 9 entradas como peregrino en el Obradoiro y algunas más como turista, y todas me emocionan. Pero para mi los dos momento cumbre de la llegada a Santiago son la visita a la Capilla de la Corticela, mi preferida de la Catedral, y sobre todo el ponerme a rezar un rato ante la tumba del apóstol. Esos son mis momentos especiales que marcan el final de una peregrinación y me emocionan especialmente.


 Buenas noches y Buen Camino a todos.