Terminado el maravilloso
Camino del Baztán, toca ahora un trocito pequeño del camino Francés, con el
objetivo de llegar a Santiago, que es donde debe terminar toda peregrinación
que se precie.
Vista de Sarria desde el Hotel |
Voy a hacer el tramo de
115 kilómetros entre Sarria y Santiago en cuatro días, porque no tengo más. El
jueves tengo que estar trabajando de nuevo, así que espero llegar a Santiago el
Martes, doblando una etapa y el miércoles cogeré un tren para Madrid.
Desde luego, lo que es
kilómetros, en estas vacaciones me he hecho kilómetros. Andando, en tren, en
avión y en coche… me ha faltado un barquito para completar.
Como ayer llegué tarde a
Sarria en el tren, no me dio tiempo a hacer casi nada, así que me acosté pronto
y a las siete me levanto. Me asomo a la ventana y de golpe veo pasar a varios
grupos de peregrinos que ya están en Camino… Solo entonces me doy cuenta que ya
he dejado el solitario Camino del Baztán y estoy en el Camino Francés, y además
en su tramo más concurrido. Tengo la impresión de que voy a ver más gente que
en la guerra.
Y la impresión se
acentúa cuando bajo a pagar a recepción y veo que hay ocho peregrinos pagando
su cuenta y listos para salir. Va a
haber que pedir turno para ir por el Camino.
Salida del Hotel |
A las ocho estoy como de
costumbre saliendo del hotel y cruzando el puentecillo que lleva desde el hotel
al paseo del Malecón, que han decorado con Graffiti alusivos al Camino que
están francamente bien hechos y son dignos de ver. Por delante y detrás mío van
grupos de peregrinos que también inician su jornada. Me paro a poner en marcha
el Gps y un paisano, que se debe imaginar que desconozco el Camino me toca en
el hombro y me indica por señas como tengo que hacer para salir de la ciudad.
Se lo agradezco, pensando que aunque no lo supiese, basta con seguir la fila…
pero el hombre tenía buena intención.
Paseo del Malecón |
Paseo del Malecón |
Paso cerca del Hotel Oca
Villa de Sarria, donde dormimos Paloma y yo el año pasado en la última jornada
antes de coger el tren a Madrid de nuestra peregrinación familiar que tanto
echo a faltar este año. Un poco mas allá paso por delante de la Peregrinoteca,
una tiendecilla muy famosa que tiene todo lo que puedas necesitar para el
Camino y vende también por internet. Está abierta (no como las iglesias) y hay
varios peregrinos dentro comprando cosas.
La Peregrinoteca |
Tras la peregrinoteca
ataco la escalera de piedra que con cerca de sesenta escalones me sube hasta el
comienzo de la Calle Mayor de Sarria. Es una subida dura con el peso de la
mochila que prepara las piernas para la jornada.
Escaleras de Sarria |
Termina a los pies de una
iglesia que por supuesto está cerrada (no como la Peregrinoteca) y justo allí
arranca la Calle Mayor de Sarria, que es una calle llena de Albergues y de
bares.
Calle Mayor |
No creo que haya un solo
establecimiento que no sea albergue o bar o ambas cosas. Me paro en uno de los
bares a desayunar. Está bastante lleno, pero me tomo mi desayuno rápido y sin
problemas y sigo subiendo por la Calle Mayor, que es una calle con una subida
considerable.
Calle Mayor |
Y es que para salir de
Sarria hay que subir hasta lo más alto para inmediatamente bajar hasta un rio.
Pero la subida es bonita. Al final de la Calle mayor hay una iglesia y la torre
de un castillo que no se puede visitar, pues es propiedad privada.
Iglesia al final de la Calle Mayor |
Más arriba en la subida
hay un bonito crucero en un precioso mirador desde el que se puede contemplar
todo Sarria a nuestros pies y en el que se para todo el mundo, tanto para ver
las vistas como para descansar disimuladamente de la subida.
Cruceiro de Sarria |
Tras el crucero se llega
ya a la cima de la subida donde hay unas curiosas y extrañas esculturas como de
figuras fantasmales que no se lo que significarán, pero que son bastante feas.
Esculturas Fantasmales |
Muy cerca, ya comenzando
a bajar está el enorme Convento de la Magdalena, que tiene dentro un albergue y
a cuya puerta hay un grupo como de unos treinta italianos adolescentes a los
que sus monitores les están instruyendo antes de empezar el Camino.
Convento de la Magdalena |
Aprovecho que el
Convento está abierto, cosa que no había visto nunca, y me cuelo dentro para
ver el claustro, que es una preciosidad y que no conocía. Sello también allí la
credencial y ya comienzo a bajar pegado a la tapia del cementerio hacia el rio
que sale de Sarria.
Claustro del Convento |
Hay bastante gente empezando muy animosa la
jornada. Me fijo en que muchos no llevan más que una mochila ligera. Se ve que
cada vez son más los que optan por no acarrear más peso del que puedan o
quieran. A mi me parece bien si eso les permite hacer y aprovechar el Camino.
Desde luego, yo creo que es mejor llevarla, pues el transportar el peso de lo
que necesitas añade riqueza a la experiencia; pero en cuanto vea que la mochila
me impide seguir; la mando por taxi y acabado…
Tras un pequeño tramo de
bajada, llego al pequeño puente románico que cruza el riachuelo. Está
abarrotado de gente. Hay un grupo de italianos mayores (esto está lleno de
italianos, por lo visto) que quieren tomarse una foto de grupo y me piden que
se la haga yo. Les tomo dos y a partir de entonces, cada vez que me cruzo con
alguno de ellos (que va a ser durante toda la etapa) me saludan encantados.
Puente de salida de Sarria |
Tras cruzar el puente
comienza un sendero de tierra que avanza pegado al talud de la vía del tren por
la que llegué ayer a Sarria.
Al otro lado hay un
bosquecillo, por lo que el sendero es agradable. También el tiempo ayuda.
Despejado y fresquito, hace que el andar sea más fácil.
Camino a Barbadelo |
Al poco se cruzan las
vías del tren sin paso a nivel ni nada y seguimos un rato el talud de las
mismas por el otro lado, con vistas a un enorme viaducto de la carretera.
Camino a Barbadelo |
Así
se llega a un precioso punto donde el Camino comienza a subir al monte que
lleva a Barbadelo. Al final del sendero pegado a la vía hay un riachuelo que
hace una poza justo en el límite con un bosque que asciende por un monte. El
riachuelo se cruza por un puentecillo de losas de piedra e inmediatamente se
empieza a subir fuertemente por el bosque en un sendero de tierra bastante
estrecho y empinado. Es la primera dificultad real desde Sarria y hace que
muchos empiecen ya a rezagarse.
Camino a Barbadelo |
La subida es preciosa.
Hay algunos árboles enormes, de troncos gigantes y nudosos que son una
maravilla. Es un bosque bastante salvaje y cerrado que el camino sube casi de
frente, sin zigzaguear, pues la estrechez de la ladera no lo permite.
Camino a Barbadelo |
Camino a Barbadelo |
Al final de la subida un
giro nos hace salir del bosque y caminar por una pradera despejada desde la que
se tienen unas preciosas vistas de todos los alrededores.
Por supuesto justo al
terminar la subida hay mucha gente descansando y contemplando las vistas.
Camino a Barbadelo |
El camino sigue ahora
serpenteando por la cima del montecillo y acercándose al primer pueblo de la
jornada, que es Barbadelo. Antes de llegar se pasa por un moderno albergue que
tiene hasta piscina y por una curiosa tienda en medio del camino, en la que
venden de todo, desde avituallamientos hasta souvenirs, pasando por ropa y
mochilas.
Camino a Barbadelo |
Voy subiendo ligeramente
todo el rato hasta llegar a Barbadelo, que es un pueblecin gallego (nada que
ver con los preciosos pueblos navarros), con cuatro casas y al que el Camino no
entra. Pero sin embargo merece la pena hacer un pequeño desvío de cien metros y
entrar en él para ver su precios iglesia.
Iglesia de Barbadelo |
Este fue un
descubrimiento que Concha nos hizo en el primer camino que hicimos, y que desde
entonces no perdono. Siempre me trae recuerdos de ese primer camino.
La iglesia es pequeña y
está dedicada a Santiago y la cita el propio Codex Calixtinus, lo que da idea
de su importancia. Es por supuesto románica y Monumento Nacional. Es más bonita
por fuera que por dentro, como suele suceder y tiene un pequeño cementerio
dentro de su recinto vallado, como suele suceder en las Iglesias Gallegas. A mi
me gusta especialmente su pórtico y la pared de la valla que está frente a la
entrada principal y que está rematada por cuatro toscas pero muy bellas cruces
de piedra.
Iglesia de Barbadelo |
Poca gente se desvía a
ver la iglesia, pero es evidentemente el monumento más importante de la etapa de hoy.
Iglesia de Barbadelo |
Terminada la visita
regreso al Camino justo a tiempo de evitar al grupo de Italianos de la foto,
que está llegando en ese momento. Nos saludamos y salgo de nuevo al Camino, que
sigue en ligera subida hacia el siguiente pueblo, que es Rente y que está muy
cerquita.
Camino a Rente |
La verdad aquí en
Galicia es difícil saber en que pueblo te encuentras. Todo son caseríos
dispersos y en la mayoría de ellos no hay ni un letrero que te diga en cual de
ellos estás. Así que, de los veintidós pueblos que según mi guía he pasado hoy,
creo que puedo identificar tan solo seis… pero da igual. En caso de duda les
llamaré pueblo 1, pueblo 2 y así sucesivamente.
Así que, siempre
caminando por la parte alta del monte, a ratos en zonas boscosas y a ratos por
despejadas praderas que dejan ver el paisaje de suaves montes que caracteriza
la zona paso primero por Rente y luego por Mercado da Serra, donde hay un bar
que está repleto de peregrinos descansando. Como todos los bares por los que he
pasado. Aquí hay gente para todo.
Camino a Rente |
Sigo viendo muchísima
gente sin mochila. Familias enteras, ciclistas, parejas, grupos, ciclistas… de
todo. A los peregrinos de largo recorrido se les reconoce perfectamente por su
aspecto, su modo de caminar y su ritmo, que ya no es cansino sino continuado y
elástico, como si no costase nada.
Tras Mercado da Serna
paso por una fuente decorada con el famoso, Pelerín, un muñecote bastante feo
que fue la mascota del Xacobeo 93, uno de los que hizo despegar el camino a la
masificación que tiene ahora.
Fuiente de Pelerin |
El siguiente hito es
Molino de Marzán, que es una propiedad que en su puerta tiene dos enormes
ruedas de carro y donde se gira para coger un sendero estrecho que nos lleva a
salvar una balsa de agua por un paso construido con losas de piedra enormes y
al que tengo la suerte de llegar solo, con lo que puedo tomar alguna foto con
calma.
Paso de piedra tras el molino |
Paso de Piedra tras el Molino |
Desde aquí pasamos
Peruscallo (no se cuando) y nos internamos por un camino muy cómodo y algo
monótono entre castaños y carballos, pasando por Cortiñas y Lavandeira hasta llegar a Brea.
Camino a Morgade |
Aquí debería estar el
mojón del kilómetro 100. Al menos antes estaba nada más salir de Brea y antes
de llegar al bar de Morgade. Pero no está. Desde la última vez que pasé por
aquí han debido hacer una revisión del camino y resulta que ahora en Brea está
el mojon del kiloómetro 102.
Camino a Morgade |
Los mojones que hay ahora son nuevos e incluso
guardan aún la mayoría de ellos la chapa que marca la distancia a Santiago.
Camino a Morgade |
En
los mojones antiguos la mayor parte de estas placas había sido saqueada por
malos peregrinos para tener un recuerdo. Así que un poco mosqueado por el
cambio continúo y de inmediato llego al bar de Morgade.
Camino a Morgade |
Es un lugar que me
encanta y en el que paro siempre. Esta en una estrecha curva del sendero y es
una casita que enfrente tiene un talud donde hay un enorme árbol cuyas raíces
salen por el talud.
Bar de Morgade |
Es un lugar precioso en el que consigo encontrar una silla
para tomarme una coca y un bocata de tortilla francesa que me sabe a gloria. Me
quedan diez kilómetros para llegar a Portomarín y necesito fuerzas para el
último tramo.
Bar de Morgade |
Llegan los italianos y
nos saludamos de nuevo mientras me zampo mi bocata. Al terminar continúo pasando
por un cartel que indica que dejamos el Concello de Sarria y entramos en el
da Paradelos, lo que no me produce ninguna emoción especial, pues el camino
sigue siendo el mismo. Sendero suficientemente ancho por la parte alta del
monte que a ratos avanza entre muretes de piedras cubiertos de musgo, y siempre
con bastante vegetación.
Entrada al concello de Paradela |
Un kilómetro más adelante del bar llego por fin al nuevo kilómetro cien; marcado con un mojón igual a todos los demás y que aún no tiene todas las pintadas, piedras y demás parafernalia caminera que tenía el anterior. Me hago una foto para confirmar mi paso y continúo sin más.
Kilómetro cien |
Llego así a Ferreiros,
una localidad como todas las demás, pero que debe su nombre a que en la edad
media los herreros claveteaban aquí el calzado de los peregrinos o herraban sus
cabalgaduras.
Lo más importante de
Ferreirros es su Iglesia, y que ciriosamente no está en Ferreiros. La iglesia
de Ferreiros está a unos 500 metros, en Mirallos, donde fue bajada piedra a
piedra en 1790, por rrazones para mi desconocidas. Así que bajo hasta Mirallos
para ver la Iglesia de Ferreiros. Es muy bonita. Está justo al final de una
fuerte bajada de la carretera y es pequeña, románica, con un precioso
cementerio de nichos alrededor y sobre todo con una pila bautismal preciosa colocada fuera, frente a la fachada de la iglesia, lo que es muy curioso.
Iglesia de Ferreirros |
Iglesia de Ferreiros |
Está cerrada, pero la veo por fuera antes de
continuar, ahora subiendo fuertemente por carretera y nivelarse luego pasando
por varios pueblines sin nombre.
Camino a Mercadoiro |
Camino a Mercadoiro |
En uno de ellos (le
llamaremos Pueblo 2), una señora va conduciendo un rebaño de vacas que ocupan
toda la carretera. Me aparto a un lado para dejarles pasar mientras las grabo,
pero una de ellas decide que quiere pasar por donde estoy yo y se me viene
derecha mientras sigo grabando. Solo en el último segundo se aparta rozándome y
empujándome contra el muro que hay al otro lado. ¡Menudo susto!. No es que haya
sido nada peligroso, pero la impresión de ver al bicho viniendo de frente sin
apartarse ha sido de órdago. Las fotos que dejo no son muy buenas, porque están
sacadas del video, pero dan idea del susto.
La vaca asesina |
La vaca asesina |
Superada mi iniciación
taurina con éxito, continúo hasta llegar a Mercadoiro, ya a solo cinco
kilómetros y medio de Portomarín y donde hay un magnífico bar con un
espectacular jardín donde paramos la primera vez que hicimos el Camino y en el
que siempre paro también. Se está de miedo en el jardín y me tomo despacio una
coca disfrutando del descanso y sabiendo que ya estoy muy cerca de la meta.
Bar de Mercadoiro |
El jardín está por
supuesto lleno y continuamente llegan y se van peregrinos. Termino la coca y continúo.
Camino a Portomarín |
Un poco después de salir
puedo ya ver en la distancia Portomarín. Se ve perfectamente desde esta altura
aunque está a cinco kilómetros y nos separa el cauce del rio Miño; asi que
ahora tendré que bajar hasta el cauce y volver a subir a la ciudad.
Portomarín en la distancia |
Los primeros kilómetros
son llanos por la cima del montecillo, con preciosos paisajes de toda la zona.
Al cabo de un tiempo empezamos a bajar y dejo de ver Portomarín. Ya apetece
llegar y voy rápido.
Camino a Portomarín |
En el tramo final han
cambiado el trazado del camino. Antes se bajaba hasta el puente que da entrada
a Portomarín por la derecha, por una carretera con una fortísima pendiente
hacia abajo que la primera vez que la bajé me costó una uña del pié, que se me
puso negra y se murió unos días después.
Camino a Portomarín |
Ahora han debido querer
arreglar esto, pero me parece que lo han hecho peor.
El camino tuerce ahora a
la izquierda de Portomarín y un cartél avisa de que hay dos opciones.
Desvío a la bajada a Portomarín |
Inicio de la bajada a Portomarín |
La
primera es mas larga, pero avisa que es mas suave. La segunda, por la que
bajamos todos, es mas corta pero el cartel advierte que es un tramo muy
exigente.
Y tanto. Se trata de un
estrechísimo sendero entre una pared y un talud que baja vertiginoso por una
serie de escalones y cortados de piedra que dan hasta miedo.
La gente se sienta para
bajar, se apoya en las paredes, se ayudan unos a otros uy bajan (bajamos) en
fila india y muy despacio.
Bajada suicida a Portomarín |
Es una locura. Este
camino no es apto para gente mayor o con ciertas dificultades de movimiento.
Desde luego, prefería el camino anterior, con su cuesta sobre asfalto que te
puede costar una uña, pero no la cabeza.
Bajada Suicida a Portomarín |
Con cuidado y despacio
llego abajo, a la carretera principal que entra en Portomarín. La vista es
preciosa. Se ve en primer plano el pantano del Belesar, que viene muy crecido y
que cruza el muy largo puente (350 metros) que salva a gran altura el pantano.
Llegada a Portomarín |
Enfrente se encuentra,
cubriendo una colina, la ciudad de Portomarín, sobre la que destaca la
imponente iglesia – Fortaleza de San Nicolas, construida en el XII por los
Caballeros de la Orden de San Juán. Es un edificio imponente, que fue
trasladado piedra a piedra desde su ubicación original cuando la construcción
del Pantano de Belesar amenazó con dejarlo sumergido como al resto del pueblo.
La administración de entonces decidió con muy buen criterio reconstruir el
pueblo que iba a quedar inundado y trasladar los principales edificios intactos
a la nueva ubicación. Y lo hicimos. Nosotros. Los españoles.
Portomarín desde el Puente |
Tras esta disertación
patriótica cruzo el puente. La llegada es imponente. De frente al puente hay
unas largas escaleras que terminan en un arco sobre el que hay una preciosa
ermita, la de la Virgen de las Nieves, que es una capillita sobre el arco que
da entrada a Portomarín. Precioso.
Capilla de las Nieves al final del Puente |
Subo las escaleras y
sigo ascendiendo por una calle empedrada hasta llegar a la calle principal de
Portomarín, que es en subida y termina en la Iglesia de San Nicolas, que ahora
aparece aún más imponente.
Calle Mayor de Portomarín |
No tengo que buscar
mucho mi Hotel, el Villajardín que está a una manzana de la entrada lateral de
la iglesia. No es el hotel bueno de aquí, pero es más que suficiente. El hotel
bueno aquí es la Pousada de Portomarín, que anteriormente fue parador, pero
este es mucho más barato y me ofrece una habitación abuardillada muy cómoda y
limpia y que tiene todo lo necesario para descansar y pasar una buena noche.
Hotel Villajardín |
Son las dos y media, así
que tengo una larga tarde por delante. Descanso viendo las olimpiadas hasta las
cinco y salgo a dar una vuelta. Aparte de la Iglesia, merece la pena pasear por
la calle principal, donde en una tiendecilla me compro una reproducción de la
Iglesia para ponerla en mi Belén peregrino, que os invito a todos a conocer
estas navidades, y la otra iglesia del pueblo, la de San Pedro, mucho más
sencilla que la de San Nicolas y situada en un extremo del mismo, al lado de la
Pousada. Es más sencillo, pero es más antiguo ya que data del siglo X. Nunca he
conseguido verlo abierto y le tengo una cierta manía, pues en sus jardines
perdí unas gafas de sol la primera vez que estuve aquí.
Visto todo, me siento en
una terraza a escribir y descansar y luego, a las ocho y media voy a misa a la
iglesia de San Nicolas. El templo está a rebosar y el cura nos pide que vayamos
levantando la mano por nacionalidades. Tras los españoles, ganan por goleada
los italianos, como ya había podido comprobar en el Camino. Yo estoy sentado
con varios de los que he ido saludando todo el camino, así que como en casa.
Iglesia de San Nicolas |
Hay una monja italiana
que va con un grupo de chiquillas y que lleva el hábito y encima una camiseta
estampada, que resulta una visión algo chocante.
La misa es breve y tras
ella me voy a cenar a la pousada, donde tomo Carpaccio y Merluza a la gallega,
todo muy rico y nutritivo, como debe ser.
Y vuelvo después dando
un pequeño paseo al hotel, disfrutando de la algo fresquita noche de
Portomarín.
Al llegar, me encuentro una sorpresa: en el hotel está todo el grupo de italianos a los que hice la foto y con el que me he estado cruzando todo el día y he estado en misa. Así que nuevos saludos antes de subir a la habitación y terminar el día.
Mañana tengo una etapa
algo más larga hasta Palas de Rei y si voy bien me plantearé hacer el desvío de
dos kilómetros hasta el precioso monasterio de Vilar de Donas, que está ya casi
llegando a Palas.
Pero eso es algo que
sucederá mañana, así que ya veremos.
TRIVIAL DEL CAMINO.
Luis ha arrasado en las
dos preguntas de los días anteriores. El Riuo Baztán se convierte en el Bidasoa
al entrar a Guipuzcoa y la puerta era para los Agotes.
Es ciertamente curiosa y
digna de conocer, como dice Cristina, la historia de los Agotes. Una historia
triste y de vergüenza colectiva, pero que se repitió en la edad media con
muchos grupos étnicos.
Hoy una pregunta local
que os hará conocer una curiosa historia de desavenencia matrimonial.
El puente por el que hoy
he cruzado para llegar a Portomarín es el tercero de su historia. De los dos
primeros hay uno que podemos ver o no, según los días; y el otro desapareció
para siempre por una pelea matrimonial un poco subidita de tono.
La pregunta es ¿Qué
sucedió con el primer y el segundo puentes de Portomarín y por qué el segundo
se puede ver unos días si y otros no?
Buenas noches y Buen
Camino.
Menos mal que tus antecedentes taurinos te permitieron salir airoso y casi cortas una oreja!! Y entre todo el grupo de italianos no encontraste alguno que te recordara a tu amigo Italo-argentino? Interesante la historia de los puentes, que para no acaparar respuesta cuento solo una parte. El puente romano, Un milenio después de su construcción en 1112 fue destruido por orden de la reina D.ª Urraca, para impedir el paso a las tropas de su segundo marido Alfonso El Batallador de Aragón, cuando la reina daba y recibía consejo de Gelmírez. El próximo que continúe la historia. Buen camino y ya sabes que de los italianos no te libras!!!
ResponderEliminarBonita etapa, que recuerdos se me han puesto los dientes largos, la verdad es que la vista del puente con las escaleras al fondo es preciosa.De vacas asesinas algún día que te cuente tu amiga Rosa un hecho acaecido en la etapa de mañana antes de llegar al albergue bar paso de formigas , porque si una da susto, ver 4 corriendo cuesta abajo a bastante velocidad, no es nada agradable.
ResponderEliminarEl segundo puente es el que existía en el antiguo Portomarin antes de construir el pantano de Belesar y se ve o no dependiendo del nivel del embalse..
Buen Camino