sábado, 20 de agosto de 2016

Dia 5 Sarria Portomarín-. 24 kilómetros muy concurridos, incluida una hazaña taurina.

Terminado el maravilloso Camino del Baztán, toca ahora un trocito pequeño del camino Francés, con el objetivo de llegar a Santiago, que es donde debe terminar toda peregrinación que se precie.
Vista de Sarria desde el Hotel
Voy a hacer el tramo de 115 kilómetros entre Sarria y Santiago en cuatro días, porque no tengo más. El jueves tengo que estar trabajando de nuevo, así que espero llegar a Santiago el Martes, doblando una etapa y el miércoles cogeré un tren para Madrid.
Desde luego, lo que es kilómetros, en estas vacaciones me he hecho kilómetros. Andando, en tren, en avión y en coche… me ha faltado un barquito para completar.
Como ayer llegué tarde a Sarria en el tren, no me dio tiempo a hacer casi nada, así que me acosté pronto y a las siete me levanto. Me asomo a la ventana y de golpe veo pasar a varios grupos de peregrinos que ya están en Camino… Solo entonces me doy cuenta que ya he dejado el solitario Camino del Baztán y estoy en el Camino Francés, y además en su tramo más concurrido. Tengo la impresión de que voy a ver más gente que en la guerra.
Y la impresión se acentúa cuando bajo a pagar a recepción y veo que hay ocho peregrinos pagando su cuenta y listos para salir.  Va a haber que pedir turno para ir por el Camino.
Salida del Hotel
A las ocho estoy como de costumbre saliendo del hotel y cruzando el puentecillo que lleva desde el hotel al paseo del Malecón, que han decorado con Graffiti alusivos al Camino que están francamente bien hechos y son dignos de ver. Por delante y detrás mío van grupos de peregrinos que también inician su jornada. Me paro a poner en marcha el Gps y un paisano, que se debe imaginar que desconozco el Camino me toca en el hombro y me indica por señas como tengo que hacer para salir de la ciudad. Se lo agradezco, pensando que aunque no lo supiese, basta con seguir la fila… pero el hombre tenía buena intención.
Paseo del Malecón
Paseo del Malecón
Paso cerca del Hotel Oca Villa de Sarria, donde dormimos Paloma y yo el año pasado en la última jornada antes de coger el tren a Madrid de nuestra peregrinación familiar que tanto echo a faltar este año. Un poco mas allá paso por delante de la Peregrinoteca, una tiendecilla muy famosa que tiene todo lo que puedas necesitar para el Camino y vende también por internet. Está abierta (no como las iglesias) y hay varios peregrinos dentro comprando cosas.
La Peregrinoteca
Tras la peregrinoteca ataco la escalera de piedra que con cerca de sesenta escalones me sube hasta el comienzo de la Calle Mayor de Sarria. Es una subida dura con el peso de la mochila que prepara las piernas para la jornada. 
Escaleras de Sarria
Termina a los pies de una iglesia que por supuesto está cerrada (no como la Peregrinoteca) y justo allí arranca la Calle Mayor de Sarria, que es una calle llena de Albergues y de bares. 
Calle Mayor
No creo que  haya un solo establecimiento que no sea albergue o bar o ambas cosas. Me paro en uno de los bares a desayunar. Está bastante lleno, pero me tomo mi desayuno rápido y sin problemas y sigo subiendo por la Calle Mayor, que es una calle con una subida considerable.
Calle Mayor
Y es que para salir de Sarria hay que subir hasta lo más alto para inmediatamente bajar hasta un rio. Pero la subida es bonita. Al final de la Calle mayor hay una iglesia y la torre de un castillo que no se puede visitar, pues es propiedad privada.
Iglesia al final de la Calle Mayor
Más arriba en la subida hay un bonito crucero en un precioso mirador desde el que se puede contemplar todo Sarria a nuestros pies y en el que se para todo el mundo, tanto para ver las vistas como para descansar disimuladamente de la subida.
Cruceiro de Sarria
Tras el crucero se llega ya a la cima de la subida donde hay unas curiosas y extrañas esculturas como de figuras fantasmales que no se lo que significarán, pero que son bastante feas.
Esculturas Fantasmales
Muy cerca, ya comenzando a bajar está el enorme Convento de la Magdalena, que tiene dentro un albergue y a cuya puerta hay un grupo como de unos treinta italianos adolescentes a los que sus monitores les están instruyendo antes de empezar el Camino.
Convento de la Magdalena
Aprovecho que el Convento está abierto, cosa que no había visto nunca, y me cuelo dentro para ver el claustro, que es una preciosidad y que no conocía. Sello también allí la credencial y ya comienzo a bajar pegado a la tapia del cementerio hacia el rio que sale de Sarria.
Claustro del Convento
 Hay bastante gente empezando muy animosa la jornada. Me fijo en que muchos no llevan más que una mochila ligera. Se ve que cada vez son más los que optan por no acarrear más peso del que puedan o quieran. A mi me parece bien si eso les permite hacer y aprovechar el Camino. Desde luego, yo creo que es mejor llevarla, pues el transportar el peso de lo que necesitas añade riqueza a la experiencia; pero en cuanto vea que la mochila me impide seguir; la mando por taxi y acabado…
Tras un pequeño tramo de bajada, llego al pequeño puente románico que cruza el riachuelo. Está abarrotado de gente. Hay un grupo de italianos mayores (esto está lleno de italianos, por lo visto) que quieren tomarse una foto de grupo y me piden que se la haga yo. Les tomo dos y a partir de entonces, cada vez que me cruzo con alguno de ellos (que va a ser durante toda la etapa) me saludan encantados.
Puente de salida de Sarria
Tras cruzar el puente comienza un sendero de tierra que avanza pegado al talud de la vía del tren por la que llegué ayer a Sarria.
Al otro lado hay un bosquecillo, por lo que el sendero es agradable. También el tiempo ayuda. Despejado y fresquito, hace que el andar sea más fácil.
Camino a Barbadelo
Al poco se cruzan las vías del tren sin paso a nivel ni nada y seguimos un rato el talud de las mismas por el otro lado, con vistas a un enorme viaducto de la carretera. 
Camino a Barbadelo
Así se llega a un precioso punto donde el Camino comienza a subir al monte que lleva a Barbadelo. Al final del sendero pegado a la vía hay un riachuelo que hace una poza justo en el límite con un bosque que asciende por un monte. El riachuelo se cruza por un puentecillo de losas de piedra e inmediatamente se empieza a subir fuertemente por el bosque en un sendero de tierra bastante estrecho y empinado. Es la primera dificultad real desde Sarria y hace que muchos empiecen ya a rezagarse.
Camino a Barbadelo
La subida es preciosa. Hay algunos árboles enormes, de troncos gigantes y nudosos que son una maravilla. Es un bosque bastante salvaje y cerrado que el camino sube casi de frente, sin zigzaguear, pues la estrechez de la ladera no lo permite.
Camino a Barbadelo
Camino a Barbadelo
Al final de la subida un giro nos hace salir del bosque y caminar por una pradera despejada desde la que se tienen unas preciosas vistas de todos los alrededores.
Por supuesto justo al terminar la subida hay mucha gente descansando y contemplando las vistas.  
Camino a Barbadelo
El camino sigue ahora serpenteando por la cima del montecillo y acercándose al primer pueblo de la jornada, que es Barbadelo. Antes de llegar se pasa por un moderno albergue que tiene hasta piscina y por una curiosa tienda en medio del camino, en la que venden de todo, desde avituallamientos hasta souvenirs, pasando por ropa y mochilas.
Camino a Barbadelo
Voy subiendo ligeramente todo el rato hasta llegar a Barbadelo, que es un pueblecin gallego (nada que ver con los preciosos pueblos navarros), con cuatro casas y al que el Camino no entra. Pero sin embargo merece la pena hacer un pequeño desvío de cien metros y entrar en él para ver su precios iglesia.
Iglesia de Barbadelo
Este fue un descubrimiento que Concha nos hizo en el primer camino que hicimos, y que desde entonces no perdono. Siempre me trae recuerdos de ese primer camino.
La iglesia es pequeña y está dedicada a Santiago y la cita el propio Codex Calixtinus, lo que da idea de su importancia. Es por supuesto románica y Monumento Nacional. Es más bonita por fuera que por dentro, como suele suceder y tiene un pequeño cementerio dentro de su recinto vallado, como suele suceder en las Iglesias Gallegas. A mi me gusta especialmente su pórtico y la pared de la valla que está frente a la entrada principal y que está rematada por cuatro toscas pero muy bellas cruces de piedra.
Iglesia de Barbadelo
Poca gente se desvía a ver la iglesia, pero es evidentemente el monumento más importante de la  etapa de hoy.
Iglesia de Barbadelo
Terminada la visita regreso al Camino justo a tiempo de evitar al grupo de Italianos de la foto, que está llegando en ese momento. Nos saludamos y salgo de nuevo al Camino, que sigue en ligera subida hacia el siguiente pueblo, que es Rente y que está muy cerquita.
Camino a Rente
La verdad aquí en Galicia es difícil saber en que pueblo te encuentras. Todo son caseríos dispersos y en la mayoría de ellos no hay ni un letrero que te diga en cual de ellos estás. Así que, de los veintidós pueblos que según mi guía he pasado hoy, creo que puedo identificar tan solo seis… pero da igual. En caso de duda les llamaré pueblo 1, pueblo 2 y así sucesivamente.
Así que, siempre caminando por la parte alta del monte, a ratos en zonas boscosas y a ratos por despejadas praderas que dejan ver el paisaje de suaves montes que caracteriza la zona paso primero por Rente y luego por Mercado da Serra, donde hay un bar que está repleto de peregrinos descansando. Como todos los bares por los que he pasado. Aquí hay gente para todo.
Camino a Rente
Sigo viendo muchísima gente sin mochila. Familias enteras, ciclistas, parejas, grupos, ciclistas… de todo. A los peregrinos de largo recorrido se les reconoce perfectamente por su aspecto, su modo de caminar y su ritmo, que ya no es cansino sino continuado y elástico, como si no costase nada.
Tras Mercado da Serna paso por una fuente decorada con el famoso, Pelerín, un muñecote bastante feo que fue la mascota del Xacobeo 93, uno de los que hizo despegar el camino a la masificación que tiene ahora.
Fuiente de Pelerin
El siguiente hito es Molino de Marzán, que es una propiedad que en su puerta tiene dos enormes ruedas de carro y donde se gira para coger un sendero estrecho que nos lleva a salvar una balsa de agua por un paso construido con losas de piedra enormes y al que tengo la suerte de llegar solo, con lo que puedo tomar alguna foto con calma.
Paso de piedra tras el molino
Paso de Piedra tras el Molino
Desde aquí pasamos Peruscallo (no se cuando) y nos internamos por un camino muy cómodo y algo monótono entre castaños y carballos, pasando por Cortiñas y Lavandeira  hasta llegar a Brea.
Camino a Morgade
Aquí debería estar el mojón del kilómetro 100. Al menos antes estaba nada más salir de Brea y antes de llegar al bar de Morgade. Pero no está. Desde la última vez que pasé por aquí han debido hacer una revisión del camino y resulta que ahora en Brea está el mojon del kiloómetro 102. 
Camino a Morgade
Los mojones que hay ahora son nuevos e incluso guardan aún la mayoría de ellos la chapa que marca la distancia a Santiago.
Camino a Morgade
En los mojones antiguos la mayor parte de estas placas había sido saqueada por malos peregrinos para tener un recuerdo. Así que un poco mosqueado por el cambio continúo y de inmediato llego al bar de Morgade.
Camino a Morgade
Es un lugar que me encanta y en el que paro siempre. Esta en una estrecha curva del sendero y es una casita que enfrente tiene un talud donde hay un enorme árbol cuyas raíces salen por el talud.
Bar de Morgade
 Es un lugar precioso en el que consigo encontrar una silla para tomarme una coca y un bocata de tortilla francesa que me sabe a gloria. Me quedan diez kilómetros para llegar a Portomarín y necesito fuerzas para el último tramo.
Bar de Morgade
Llegan los italianos y nos saludamos de nuevo mientras me zampo mi bocata. Al terminar continúo pasando por un cartel que indica que dejamos el Concello de Sarria y entramos en el da Paradelos, lo que no me produce ninguna emoción especial, pues el camino sigue siendo el mismo. Sendero suficientemente ancho por la parte alta del monte que a ratos avanza entre muretes de piedras cubiertos de musgo, y siempre con bastante vegetación.
Entrada al concello de Paradela
Un kilómetro más adelante del bar llego por fin al nuevo kilómetro cien; marcado con un mojón igual a todos los demás y que aún no tiene todas las pintadas, piedras y demás parafernalia caminera que tenía el anterior. Me hago una foto para confirmar mi paso y continúo sin más. 
Kilómetro cien
Llego así a Ferreiros, una localidad como todas las demás, pero que debe su nombre a que en la edad media los herreros claveteaban aquí el calzado de los peregrinos o herraban sus cabalgaduras.
Lo más importante de Ferreirros es su Iglesia, y que ciriosamente no está en Ferreiros. La iglesia de Ferreiros está a unos 500 metros, en Mirallos, donde fue bajada piedra a piedra en 1790, por rrazones para mi desconocidas. Así que bajo hasta Mirallos para ver la Iglesia de Ferreiros. Es muy bonita. Está justo al final de una fuerte bajada de la carretera y es pequeña, románica, con un precioso cementerio de nichos alrededor y sobre todo con una pila bautismal preciosa colocada fuera, frente a la fachada de la iglesia, lo que es muy curioso.
Iglesia de Ferreirros
Iglesia de Ferreiros

Está cerrada, pero la veo por fuera antes de continuar, ahora subiendo fuertemente por carretera y nivelarse luego pasando por varios pueblines sin nombre.
Camino a Mercadoiro
Camino a Mercadoiro
En uno de ellos (le llamaremos Pueblo 2), una señora va conduciendo un rebaño de vacas que ocupan toda la carretera. Me aparto a un lado para dejarles pasar mientras las grabo, pero una de ellas decide que quiere pasar por donde estoy yo y se me viene derecha mientras sigo grabando. Solo en el último segundo se aparta rozándome y empujándome contra el muro que hay al otro lado. ¡Menudo susto!. No es que haya sido nada peligroso, pero la impresión de ver al bicho viniendo de frente sin apartarse ha sido de órdago. Las fotos que dejo no son muy buenas, porque están sacadas del video, pero dan idea del susto.
La vaca asesina
La vaca asesina
Superada mi iniciación taurina con éxito, continúo hasta llegar a Mercadoiro, ya a solo cinco kilómetros y medio de Portomarín y donde hay un magnífico bar con un espectacular jardín donde paramos la primera vez que hicimos el Camino y en el que siempre paro también. Se está de miedo en el jardín y me tomo despacio una coca disfrutando del descanso y sabiendo que ya estoy muy cerca de la meta.
Bar de Mercadoiro
El jardín está por supuesto lleno y continuamente llegan y se van peregrinos.  Termino la coca y continúo.
Camino a Portomarín
Un poco después de salir puedo ya ver en la distancia Portomarín. Se ve perfectamente desde esta altura aunque está a cinco kilómetros y nos separa el cauce del rio Miño; asi que ahora tendré que bajar hasta el cauce y volver a subir a la ciudad.
Portomarín en la distancia
Los primeros kilómetros son llanos por la cima del montecillo, con preciosos paisajes de toda la zona. Al cabo de un tiempo empezamos a bajar y dejo de ver Portomarín. Ya apetece llegar y voy rápido.
Camino a Portomarín
En el tramo final han cambiado el trazado del camino. Antes se bajaba hasta el puente que da entrada a Portomarín por la derecha, por una carretera con una fortísima pendiente hacia abajo que la primera vez que la bajé me costó una uña del pié, que se me puso negra y se murió unos días después.
Camino a Portomarín
Ahora han debido querer arreglar esto, pero me parece que lo han hecho peor.
El camino tuerce ahora a la izquierda de Portomarín y un cartél avisa de que hay dos opciones. 
Desvío a la bajada a Portomarín
Inicio de la bajada a Portomarín
La primera es mas larga, pero avisa que es mas suave. La segunda, por la que bajamos todos, es mas corta pero el cartel advierte que es un tramo muy exigente.
Y tanto. Se trata de un estrechísimo sendero entre una pared y un talud que baja vertiginoso por una serie de escalones y cortados de piedra que dan hasta miedo.
La gente se sienta para bajar, se apoya en las paredes, se ayudan unos a otros uy bajan (bajamos) en fila india y muy despacio.
Bajada suicida a Portomarín
Es una locura. Este camino no es apto para gente mayor o con ciertas dificultades de movimiento. Desde luego, prefería el camino anterior, con su cuesta sobre asfalto que te puede costar una uña, pero no la cabeza.
Bajada Suicida a Portomarín
Con cuidado y despacio llego abajo, a la carretera principal que entra en Portomarín. La vista es preciosa. Se ve en primer plano el pantano del Belesar, que viene muy crecido y que cruza el muy largo puente (350 metros) que salva a gran altura el pantano.
Llegada a Portomarín
Enfrente se encuentra, cubriendo una colina, la ciudad de Portomarín, sobre la que destaca la imponente iglesia – Fortaleza de San Nicolas, construida en el XII por los Caballeros de la Orden de San Juán. Es un edificio imponente, que fue trasladado piedra a piedra desde su ubicación original cuando la construcción del Pantano de Belesar amenazó con dejarlo sumergido como al resto del pueblo. La administración de entonces decidió con muy buen criterio reconstruir el pueblo que iba a quedar inundado y trasladar los principales edificios intactos a la nueva ubicación. Y lo hicimos. Nosotros. Los españoles.
Portomarín desde el Puente
Tras esta disertación patriótica cruzo el puente. La llegada es imponente. De frente al puente hay unas largas escaleras que terminan en un arco sobre el que hay una preciosa ermita, la de la Virgen de las Nieves, que es una capillita sobre el arco que da entrada a Portomarín. Precioso.
Capilla de las Nieves al final del Puente
Subo las escaleras y sigo ascendiendo por una calle empedrada hasta llegar a la calle principal de Portomarín, que es en subida y termina en la Iglesia de San Nicolas, que ahora aparece aún más imponente.
Calle Mayor de Portomarín
No tengo que buscar mucho mi Hotel, el Villajardín que está a una manzana de la entrada lateral de la iglesia. No es el hotel bueno de aquí, pero es más que suficiente. El hotel bueno aquí es la Pousada de Portomarín, que anteriormente fue parador, pero este es mucho más barato y me ofrece una habitación abuardillada muy cómoda y limpia y que tiene todo lo necesario para descansar y pasar una buena noche.
Hotel Villajardín
Son las dos y media, así que tengo una larga tarde por delante. Descanso viendo las olimpiadas hasta las cinco y salgo a dar una vuelta. Aparte de la Iglesia, merece la pena pasear por la calle principal, donde en una tiendecilla me compro una reproducción de la Iglesia para ponerla en mi Belén peregrino, que os invito a todos a conocer estas navidades, y la otra iglesia del pueblo, la de San Pedro, mucho más sencilla que la de San Nicolas y situada en un extremo del mismo, al lado de la Pousada. Es más sencillo, pero es más antiguo ya que data del siglo X. Nunca he conseguido verlo abierto y le tengo una cierta manía, pues en sus jardines perdí unas gafas de sol la primera vez que estuve aquí.
Visto todo, me siento en una terraza a escribir y descansar y luego, a las ocho y media voy a misa a la iglesia de San Nicolas. El templo está a rebosar y el cura nos pide que vayamos levantando la mano por nacionalidades. Tras los españoles, ganan por goleada los italianos, como ya había podido comprobar en el Camino. Yo estoy sentado con varios de los que he ido saludando todo el camino, así que como en casa.
Iglesia de San Nicolas
Hay una monja italiana que va con un grupo de chiquillas y que lleva el hábito y encima una camiseta estampada, que resulta una visión algo chocante.
La misa es breve y tras ella me voy a cenar a la pousada, donde tomo Carpaccio y Merluza a la gallega, todo muy rico y nutritivo, como debe ser.
Y vuelvo después dando un pequeño paseo al hotel, disfrutando de la algo fresquita noche de Portomarín.
Al llegar, me encuentro una sorpresa: en el hotel está todo el grupo de italianos a los que hice la foto y con  el que me he estado cruzando todo el día y he estado en misa. Así que nuevos saludos antes de subir a la habitación y terminar el día.
Mañana tengo una etapa algo más larga hasta Palas de Rei y si voy bien me plantearé hacer el desvío de dos kilómetros hasta el precioso monasterio de Vilar de Donas, que está ya casi llegando a Palas.
Pero eso es algo que sucederá mañana, así que ya veremos.

TRIVIAL DEL CAMINO.
Luis ha arrasado en las dos preguntas de los días anteriores. El Riuo Baztán se convierte en el Bidasoa al entrar a Guipuzcoa y la puerta era para los Agotes.
Es ciertamente curiosa y digna de conocer, como dice Cristina, la historia de los Agotes. Una historia triste y de vergüenza colectiva, pero que se repitió en la edad media con muchos grupos étnicos.
Hoy una pregunta local que os hará conocer una curiosa historia de desavenencia matrimonial.
El puente por el que hoy he cruzado para llegar a Portomarín es el tercero de su historia. De los dos primeros hay uno que podemos ver o no, según los días; y el otro desapareció para siempre por una pelea matrimonial un poco subidita de tono.
La pregunta es ¿Qué sucedió con el primer y el segundo puentes de Portomarín y por qué el segundo se puede ver unos días si y otros no?


Buenas noches y Buen Camino.

2 comentarios:

  1. Menos mal que tus antecedentes taurinos te permitieron salir airoso y casi cortas una oreja!! Y entre todo el grupo de italianos no encontraste alguno que te recordara a tu amigo Italo-argentino? Interesante la historia de los puentes, que para no acaparar respuesta cuento solo una parte. El puente romano, Un milenio después de su construcción en 1112 fue destruido por orden de la reina D.ª Urraca, para impedir el paso a las tropas de su segundo marido Alfonso El Batallador de Aragón, cuando la reina daba y recibía consejo de Gelmírez. El próximo que continúe la historia. Buen camino y ya sabes que de los italianos no te libras!!!

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  2. Bonita etapa, que recuerdos se me han puesto los dientes largos, la verdad es que la vista del puente con las escaleras al fondo es preciosa.De vacas asesinas algún día que te cuente tu amiga Rosa un hecho acaecido en la etapa de mañana antes de llegar al albergue bar paso de formigas , porque si una da susto, ver 4 corriendo cuesta abajo a bastante velocidad, no es nada agradable.

    El segundo puente es el que existía en el antiguo Portomarin antes de construir el pantano de Belesar y se ve o no dependiendo del nivel del embalse..

    Buen Camino

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