miércoles, 17 de agosto de 2016

Dia 1 – Bayona – Urdax. 39 kilómetros. Diez horas de la etapa más dura de mi vida

¡Vaya jornada!.... y además la primera. Ha sido durísima; y no por el terreno, que no era gran cosa. Ha sido más bien una combinación de varias cosas (todas culpa mía menos el tiempo), que me han hecho llegar completamente agotado al final, tras superar una pájara considerable a mitad de etapa que casi me deja en el sitio.
La primera causa que se me ocurre es culpa mía. La etapa era demasiado larga, pero como este año no tengo muchos días, pues he tenido que condensar etapas, lo que ha sido un error.
La segunda causa ha sido el tiempo. Ha hecho un calor fuerte con una humedad muy alta, y eso te deshidrata completamente, pues vas sudando todo el rato. Durante la etapa me he bebido ¡seis litros de agua, pero he empezado a beberlos cuando me he dado cuenta a mitad de etapa de que me estaba quedando sin fuerzas. También ha sido un error.
La tercera razón ha sido que no iba bien comido. Las ostras de ayer por la noche estaban muy ricas, pero no son comida suficiente. He tenido que ir comiendo nueces, jamón y todo lo que pillaba en los bares para compensar. Pero también he empezado tarde a comer. Otro error.
Así que con tantos errores dde principiante, lo más lógico era que me diese una pájara considerable. Y me ha dado.
Pero…al final estoy aquí, en Urdax, con la etapa superada y la confianza en que no hay nada que una buena cena y una buena noche de sueño no arreglen.
Hotel des Basses Pyrenees
Estoy ya en España, en un pueblo vasco llamado Urdax que es precioso y que se encuentra justo a la entrada del Valle del Baztán y a unos seis kilómetros de la frontera francesa. Es un pueblo ideal para descansar, pues es muy pequeño y apenas tiene nada para ver, con lo que lo único es estar sentado escribiendo y tomando una coca cola para recuperar, que es lo que estoy haciendo ahora mismo.
Me he levantado a las siete y lo primero que he hecho ha sido mirar por la ventana, porque anoche, a eso de las once cayó una tormenta gigantesca en Bayona y tenía miedo que siguiese lloviendo. Pero no, el tiempo es cubierto pero no parece amenazar lluvia. No hace frío a esta temprana hora, por lo que promete calor. Parece bueno para andar….
A las ocho salgo ya desayunado (no mucho, como tengo por costumbre) y me pongo en marcha. El hotel está al lado del rio, que es por donde sale el Camino. Así que de inmediato me sitúo en el puente más cercano al hotel y tuerzo a la derecha siguiendo el cauce del ancho y caudaloso rio Nive.
Salida de Bayona
Esta etapa tiene dos partes muy diferentes. Los primeros catorce kilómetros, hasta llegar a Ustaritz, se hacen por un camino fluvial pegado al río, con lo que son planos como una tabla y muy agradables de caminar, pues vas viendo todo el rato la corriente a tu izquierda.
A partir de Ustariz la cosa cambia. El camino tuerce a la izquierda y se aleja del río para internarse en los pirineos y empezar a subir y bajar montecillos hasta llegar a la frontera.. El paso de la cordillera por esta zona no es complicado. Estamos muy cerca del mar y apenas hay montes de consideración. La altura más alta de la jornada han sido trescientos metros, o sea nada. Los montes más altos que pasaré están en la jornada de pasado mañana , y son ochocientos metros , mucho menos de los que tiene Roncesvalles.
De modo que comienzo muy animoso a recorrer la ribera del Nive por una senda muy cómoda. Nada más salir veo un cartel que anuncia que por aquí pasan no uno , sino tres caminos distintos: El del Baztán, que es el que voy a seguir yo ; el del Norte o de la Costa, que se debía un poco más adelante para pasar la frontera por Irún y seguir hacia San Sebastián y Bilbao y el tercero es una variante que permite empalmar con el paso por Roncesvalles en Saint Jean Pied de Port.
Tres caminos  juntos
Pues hay tres Caminos, pero ningún peregrino excepto yo. Se ve bastante gente haciendo deporte, corriendo o en bici o simplemente paseando por el camino asfaltado por el que vamos.
El camino es muy bonito en esta zona. Al ir pegados al rio la vegetación es exuberante. Hay toda clase de árboles y matorrales y el cercano río refresca un poco el ambiente, que empieza a ser caluroso. Voy a buen ritmo y cruzo muchas zonas de instalaciones deportivas y embarcaderos para uso de los Bayoneses y Bayonesas (por cierto, ¿las bayonesas no son unos bollos?).
Camino del Rio
La zona está ajardinada y cuidada y tiene casas muy bonitas a ambas orillas del rio. La mayor parte son  de estilo vasco, recias y con empinados tejados y contraventanas de colores.
Al cabo de cuatro kilómetros una señal indica que el Camino de la Costa se desvía hacia la derecha, mientras que el mio permanece pegado al río. La señalización , como es típico en Francia no es tan abundante como en España, pero es suficiente. Eso sí, hay que ir muy atento porque las señales, normalmente pequeñas tablillas amarillas colocadas en los árboles, son en ocasiones difíciles de ver. Pero en este tramo no hacen falta. Basta con ir pegado al rio…
Camino del Rio
Tras pasar por la señal que indica el final del término municipal de Bayona, llego a un picadero bastante destartalado y viejo, que no tiene muy buen pinta.
Centro de Equitación
Cruzo algunos puentecillos que salvan regatos que van a dar al rio y va aumentando el número de árboles, que según mi guía son arces, alisos, fresnos, sauces y álamos. Yo no distingo unos de otros, pero en todo caso son bonitos y dan una sombra que se agradece, pues el sol empieza a picar.
Al cabo de nueve kilómetros una pasarela peatonal metálica bastante bonita cruza el río y por allí se va el ramal que une con Saint Jean Pied de Port. Ya solo queda el camino del Baztán pegado al río, pero sigo sin ver a ningún peregrino.
Camino a Ustaritz
Solo hay un momento en que el camino se separa del río. Lo hace unos treinta metros y es para rodear una pequeña ermita. Pero nada más pasarla, vuelve a la orilla.
Camino a Ustaritz
Camino a Ustaritz
El agradable paseo por el río termina en el kilómetro doce, junto a una enorme potabilizadora de agua. Aquí el camino se desvía a la derecha y comienza a subir un pequeño montecillo por carretera, desde cuya cima se ven ya las primeras casa de Ustaritz, el primer pueblo de la etapa.
Camino a Ustaritz
Ustaritz es un pueblo muy grande y alargado, de típicas construcciones vascas. Ninguna muy alta, guardan todas una armonía que hace que el pueblo sea vistoso y bonito de visitar.
Ustaritz
Tiene además dos iglesias, una de ellas con un interior moderno curiosísimo, con dos entreplantas laterales abalconadas y un colorido muy especial en tonos ocres que la hacen muy especial.
Iglesia de Ustaritz
Iglesia de Ustaritz
En el jardín de esa iglesia hay también un bonito monumento al soldado desconocido de la Primera Guerra Mundial. En esta iglesia encuentro a las dos primeras y únicas peregrinas de la jornada. Son dos señoras mayores que están también haciendo fotos a la iglesia.
Iglesia de Ustaritz
Tras cruzar el largo pueblo, se sale subiendo unas escaleras que , tras cruzar una muy concurrida carretera, nos llevan hasta el cementerio, que bordeamos comenzando a subir fuertemente por una colina. Es la primera subida seria del día y aquí empieza la segunda parte dela etapa, la de las colinas. La subida pica. Hace ya mucho calor y es un calor húmedo que te hace traspirar por todos los poros.
Ustaritz desde la subida
Tras un rato de subida, ya en el kilómetro quince de etapa,  se alcanza una carretera no muy ancha y con vegetación a ambos lados.  La sigo un rato hasta desviarme siguiendo las indicaciones.
Voy ahora por un sendero boscoso muy bonito que cruza un regato por un puente que está medio derruido. Una riada se ha debido llevar todas las traviesas laterales y solo quedan las vigas que lo soportan. Se cruza bien por las vigas el pequeño puentecillo y sigo este camino hasta empezar una fuerte subida. Y la subo mal. Estoy muy cansado y como sin fuerzas y la cuesta, que siendo fuertecilla no es gran cosa, me resulta  durísima. Al llegar arriba veo que viene una bajada y otro tramo de cuesta más fuerte y largo que el anterior. Me parece el Everest, así que decido parar en una sombra que hay justo al final de la bajada para tratar de recuperar fuerzas. Me siento y tomo lo poco que llevo: La mitad del jamón que compre ayer y un puñado grande de nueces. También me tomo una pastilla de glucosa y me bebo la mitad del agua que llevo. No quiero beberla toda por si la necesito más adelante. Me quedan siete kilómetros hasta el siguiente pueblo y quiero tener reservas por si acaso.
Camino a Zouraide
Continúo, pero sigo muy flojo de fuerzas. Necesito hidratarme más, pero no quiero gastar toda el agua y no hay ni una fuente por el camino. Así que sigo despacio, reptando por las cuestas como un caracol. Me adelantan las dos señoras que encontré en Ustraritz , y no me adelanta el conejito de Duracell porque no está por aquí. El tramo se me hace eterno. Es todo el rato subiendo y bajando e incluso en las bajadas o los pequeños llanos me encuentro fatal. Voy parando a descansar continuamente y no se ni como puedo seguir.
Camino a Zouraide
Finalmente, tras un tiempo interminable cruzo una carretera y , tras una última cuesta, veo ya a mis pies el siguiente pueblo, que es Zouraide y que se encuentra a unos dos kilómetros. Así que ante la cercanía del pueblo me bebo todo el agua que me queda.
Camino a Zouraide
El pueblo parece estar cerca, pero para llegar el Camino lo va rodeando por la derecha  y eso hace que el camino sea más largo y finalmente, tras cuatro kilómetros penosísimos me encuentro ante un desvío que me dice que si bajo una fuerte cuesta llego a Zouraide, pero el camino sigue subiendo y evita el pueblo…. No hay opción, tengo que beber mucho líquido urgentemente, así que bajo al pueblo y me meto en el bar que veo. Ya he hecho veinticuatro kilómetros de etapa y me quedan aún doce. Me bebo litro y medio de agua de un tirón y una coca cola. Me como también casi todo el jamón que me queda y muchas más nueces, me tomo mi tercera pastilla de glucosa de la jornada y pido una naranja en el bar.
Camino a Zouraide
Descanso allí un buen rato antes de continuar. Quiero que todo lo que he tomado me haga efecto. Hay un momento en que estoy tentado de pedir una habitación en un hotel del pueblo y quedarme aquí, pero poco a poco me voy encontrando mejor y decido continuar. Antes de salir recargo de botellas de agua la mochila y me encamino al que se supone que es el tramo más duro de la jornada, pues es en el que se sube la única dificultad apreciable del día, de trescientos metros de altura, antes de llegar a Ainhoa, el pueblo francés que hace ya prácticamente frontera con España.
Iglesia de Zouraide
La subida comienza nada más salir del bar, ya que tengo que volver a subir el fortísimo repecho que bajé antes para entrar en el pueblo. Voy mejor, pero aún sin muchas fuerzas, por lo que lo subo despacio, a ritmo y parando frecuentemente. Ahora voy controlando para no cansarme demasiado y poder hacer los seis kilómetros hasta Ainhoa sin problemas.
Camino a Ainhoa
La subida tiene una primera parte de kilómetro y medio muy dura, pero luegos se suaviza bastante y se hace muy tendida. El paisaje es precioso. A medida que subo voy viendo valles y montes llenos de preciosos caseríos desperdigados, mucho ganado pastando, principalmente vacas y caballos y pequeñas zonas boscosas. 
Camino a Ainhoa
El camino va subiendo la ladera de un altísimo monte que se ve a la derecha, pero evidentemente no se va a subir hasta su cima. En un momento dado, por la izquierda aparece un nuevo valle y a sus pies se ve ya Ainhoa, el siguiente destino.
Camino a Ainhoa
La bajada a Ainhoa es fortísima, y con lo cansado que voy se me hace muy pesada. Me duelen las piernas no ya solo de la pájara que me ha dado, sino también de los treinta kilómetros que ya me he metido en el cuerpo.
Camino a Ainhoa
Finalmente llego a Ainhoa, donde el Camino desemboca prácticamente en la plaza del pueblo. Paro en el primer bar que veo y me meto otro litro de agua y una coca cola. También recargo la botrella de la mochila, que me he vuelto a beber entera en este tramo, y me quedo un rato descansando en el bar.
Vista de Ainhoa
Ainhoa es un pueblo muy turístico. Se ve cantidad de gente paseando o en las terrazas y se está muy agradable. Ya son las cuatro pasadas y la temperatura ha empezado a bajar, aunque sigue haciendo mucha humedad.
Ainhoa
Continúo ya hacia la frontera, que se encuentra a solo dos kilómetros. La mayor parte son de suave subida, pero ya no me cuesta tanto, y además la cercanía de la meta, que está solo a menos de seis kilómetros, ayuda.
Ainhoa
Terminada ya la subida se ven abajo los edificios de la frontera, que eran las antiguas aduanas, hoy en desuso.
Barrio francés de Dantzarinea
Cruzo la raya fronteriza y me encuentro ya en España, en el pueblo de Dantzarinea, bonito nombre por cierto.
Frontera de Dantzarinea
Tras la frontera se sigue una carretera muy transitada que está bordeada de tiendas, gasolineras, y toda clase de comercios con sus letreros en francés. Se nota que los franceses deben pasar a España a hacer compras, pues los precios serán más baratos.
Avanzo por la carretera y paro en una gasolinera a comprar otro litro de agua, que me voy bebiendo por el Camino. Tras un kilómetro se deja la carretera por la derecha y se toma un senderillo herboso que avanza paralelo a la carretera durante un par de kilómetros hasta desembocar de nuevo en la misma.
Camino a Urdax 
¡Que alivio!. Tras la durísima etapa, ya tengo a la vista la meta.
Bajo una cuestecilla, y antes de llegar al pueblo veo un desvio en el que hay una indicación hacia mi hotel, El Hotel Rural Irigoiena. 
Camino a Urdax
El sendero es asfaltado y cuidado y tiene varias fuentecillas curiosas a lo largo. Pienso lo bien que me habrían venido unas horas antes… Una de ellas está hecha con dos troncos de árbol ahuecados. Me parece muy bonita.
Fuente de los arboles
Por fin llego al hotel rural. Son las seis menos cuarto, o sea que me he hecho casi diez horas de etapa. ¡Y gracias!...
El hotel es un edificio Vasco de cuatro pisos que tiene 250 años de antigüedad. Es un edificio precioso con vigas de madera y una escalera señorial, que ahora me sienta fatal, pues mi habitación está en el segundo piso y no hay ascensor.
Me aposento en la habitación y me quito toda la ropa, que está completamente mojada de sudor y descanso un buen rato tumbado en la cama. Por supuesto me he cogido una botella más de litro y medio de agua que me voy bebiendo.
La verdad es que ya estoy bien hidratado y casi recuperado de la pájara, lo que tengo es cansancio del esfuerzo del día.
Hotel Irigoiena
A las ocho salgo a ver el pueblo, que está a doscientos metros del hotel y es muy bonito. Pequeño y encajonado entre montes, tiene algunos edificios muy bonitos y una iglesia grande y preciosa.
No paseo mucho. Me siento en una terraza a escribir un poco y luego me voy a cenar a las nueve a un restaurante que me ha recomendado el de la casa rural. Y ceno muye: hongos a la plancha, taco de atún rojo a la parrilla y tarta de manzana. Muy bueno todo y espero que muy nutritivo para mañana.
Y ya me recojo a descansar viendo las olimpiadas. Necesito descansar y mucho. Mañana tengo gracias a Dios una etapa corta hasta Elizondo la capital del Valle del Baztán. Son solo veintidós kilómetros, pero creo que tienen alguna subidita de consideración.
Espero que la ordalía de hoy no me pase factura…

TRIVIAL DEL CAMINO.
Como estoy muy cansado y no se me ocurren buenas preguntas, una fácil.
¿Qué famosa, mágica y misterios cueva está muy cerquita de aquí?. Para llegar a ella solo habría tenido que desviarme unos kilómetros en Dantzarinea.
Buenas noches y espero que mañana sea un mejor Camino.


5 comentarios:

  1. Peregrino: es tremendo cómo describes tus penurias. Te entiendo lo del calor húmedo porque parecías un ciclista subiendo el Mont Ventoux en el Tour. ¡Dosifica, si puedes! Bueno, es muy fácil decirlo desde el sofá. Y las cuevas, las de Zugarramurdi, imagino. ¡Bravo, y a hidratarte!

    ResponderEliminar
  2. Antonio, increíble lo tuyo!! Imagino el agotamiento y lo feliz de superar día a día tus marcas y encima sin fisio que te ayude a recuperar para la siguiente travesía! Mucho ánimo desde aquí. Y continuando nuestra participación peregrina digo que las cuevas son las de Urdazubi. Abrazos!

    ResponderEliminar
  3. Estoy cansada solo de leerlo , conmigo no cuentes para esas locuras.
    Espero que estes recuperado , ¡Buen Camino!

    ResponderEliminar
  4. Que sufrimiento de dia, lo estaba leyendo y recordaba la pájara que cogio Rosa entre Molinaseca y Ponferrada, iba acordándose de todo el mundo y nada bueno, nos ocurrió lo mismo una etapa de casi 40Km Rabanal-Ponferrada y le decías come algo, no tengo hambre, bebe algo, no tengo sed y paso lo que paso, la segunda vez que pasamos por allí, decía que ella no había hecho ese pedazo de camino.
    Lo que describes y las fotos son preciosas, espero que la etapa de hoy la disfrutes mucho más.

    Buen Camino

    ResponderEliminar
  5. Bueno, me consuela ver que a un peregrino experimentado como tu tambien pueden pasarle esas cosas. Seguro que ya no se te va a olvidar mas comer sin hambre ni beber sin sed. Cuidate mucho. Buen Camino

    ResponderEliminar