Dia 6 – Portomarín – Palas de Rei . 26 kilómetros con niebla, cruceiros, castros celtas ,peleas de perros, iglesias, italianos y mucha, mucha mas gente.

Día dominical de peregrinación. La única diferencia es que al llegar a destino todas las tiendas están cerradas y sin embargo abren las iglesias.

Y los bares, que esos no cierran nunca. Multitud de bares en cada rincón de la ruta y todos, todos, llenos de peregrinos.

Hay peregrinos para aburrir. Solo al final de la etapa he tenido algunos ratos en los que podía ir casi solo, casi, porque siempre había alguien cerca.

Amanecer con niebla en Portomarín

Pero eso también tiene su aliciente. Vas viendo gente y vas viendo como se deteriora el paso de todos a medida que avanza la etapa. Ves los que van de turismo , los que van en familia, los que vienen de lejos y los que acaban de empezar, las familias, los grupos de amigos…y los jodidos ciclistas. De todo.

Así que una etapa amena y divertida con una multitud de pequeñas aldeas y algunos lugares muy especiales del Camino.

Tras dormir muy bien en Portomarín el sueño de los justos, de los niños y de los peregrinos cansados me despierto a las siete en un día con una niebla importante en Portomarín. No me importa. El pronóstico del tiempo es bueno y estoy seguro que esto es solo niebla matinal que desaparecerá en cuanto salga de las proximidades del río.

Lo cierto es que no me despierto, me despiertan los Italianos que están en el hotel y que se levantan a las seis y media montando un alboroto terrible.

Hotel Villajardín

Ellos salen a las siete y media y yo a las ocho. La mañana sigue metida en niebla lo que da una visión especialmente bonita de la Iglesia de San Nicolas y de la calle mayor de Portomarín, por la que bajan varios grupos de peregrinos dirigiéndose a la salida del pueblo, que está prácticamente donde entramos ayer.

Iglesia de San Nicolas

Iglesia de San Nicolas

Iglesia de San Nicolas

Bajo toda la calle Mayor y me desvío por una carretera que baja hasta la altura del pantano, donde se cruza el mismo por un puente moderno. Antes se cruzaba por una pasarela peatonal que tenía bastante mala pinta, pero ahora han decidido con buen criterio llevar el camino por el puente de vehículos.

Salida de Portomarín

Por delante llevo a todo el grupo de Italianos, que se han debido entretener desayunando mucho más que yo y a bastantes más grupos de peregrinos.

Puente de salida de Portomarín

EL camino se interna inmediatamente en una subida bastante fuerte por la otra ribera del rio Miño al Monte San Antonio.

Subida al Monte San Antonio

Es una subida bastante fuerte y larga por un sendero de tierra entre árboles que se hace un poco pesado al principio de la etapa. Las piernas aún pesan, pero el ejercicio sirve para romper a sudar y ponerlas a punto. Sigo entre niebla densa que hace más bonitas las visiones del bosque que rodea el camino.

Subida al Monte San Antonio

Subida al Monte San Antonio

Al finalizar la subida llego a la primera de las varias modificaciones del camino que voy a encontrar hoy. Antes se pasaba de la subida a San Antonio a circular por el arcén de una carretera nacional.

Camino a Gonzar

 Ahora, en el punto donde antes se giraba a la derecha para salir a la carretera, el giro se hace a la izquierda alejándonos de ella y circulando por un sendero de tierra por la parte alta del monte que es bastante más seguro y ameno.

Camino a Gonzar

Tras cerca de un kilometro y medio el sendero vuelve a la carretera y ahora sí circulamos por su arcén. Ya hemos salido de la niebla y el dia es completamente despejado y aun fresquito, con lo que se anda de miedo.

Camino a Gonzar

El recorrido por la carretera es largo y algo pesado, aunque lo compensan las vistas que se tienen desde aquí arriba de los valles aún cubiertos de niebla en su parte baja.

Camino a Gonzar

Al cabo de un rato largo de andar por el arcén cruzamos la carretera y el camino se desvia por un sendero de tierra que entra en una zona que alterna bosques y praderas y que es una preciosidad.

Camino a Gonzar

 Recuerdo que cuando pasé por primera vez por esta zona con Paloma, Concha y Luis, había una fuerte niebla que daba un aspecto fantasmal a los bosques de pinos. Era una vista preciosa y hoy no lo es menos. La ausencia de niebla permite ver los campos y montes cercanos y disfrutar de ellos.

Camino a Gonzar

Camino a Gonzar

Camino unos tres kilómetros por los bosques antes de pasar por un pequeño merendero donde un avispado a plantado su furgoneta para ver si vende algo y un poco después llego a Gonzar, el primer pueblo de la jornada, a ocho kilómetros de la salida.

Camino a Gonzar

Lo primero que se ve en Gonzar es un enorme bar que rebosa peregrinos. Es casi parada obligada tras este primer tramo. Yo , que vengo acostumbrado de no ver un solo bar en el camino del Baztán, paro también.

Gonzar

Pero antes veo los dos monumentos que tiene el pueblo. Una iglesia sencillita  y un cruceiro aún más sencillito que está prácticamente a la puerta del bar.

Cruceiro de Gonzar

Me tomo una coca en la enorme, agradable y abarrotada terraza y mientras estoy allí llega “la furgoneta de las mochilas”. Los dueños empiezan a gritar anunciando que por tres euros te llevan la mochila a donde quieras. Al menos veo a tres que pican. Es un negocio esto del transporte de mochilas. Y la idea de poner una furgoneta en medio de la etapa que la recoja a los que ya están hasta los perendengues de llevarla a cuestas me parece genial.

Camino a Castromaior

Tras acabar la coca y esperar la cola para sellar la credencial vuelvo al Camino.

La pista sigue siendo similar a la anterior, con ligera tendencia de subida  y entre bonitos paisajes. 

Camino a Castromaior

Llegamos al siguiente pueblin, que es Castromaior, donde hay cuatro casas, de las cuales dos son bares y ambos están llenos. Hay mucha gente en el camino.

Castromaior

Yo voy cruzándome todo el rato con los italianos, especialmente con uno muy simpático, que parece el jefe del grupo y que es el que me pidió que les hiciese la foto el primer día. Los dos hacemos fotos casi en los mismos sitios y nos las enseñamos luego.

Tras Castomaior empieza una cuesta temible. Es la famosa “Cuesta de Castromaior” , de setecientos metros de fuerte pendiente hasta la carretera. O más bien era, porque aquí han metido una nueva variación del Camino, que en esta ocasión me parece un acierto absoluto.

Cuesta de Castromaior

A mitad de la cuesta sale un desvío del camino a la derecha que va hacia el Castro de Castromaior, que es el que da nombre al pueblo. Se trata de un castro celta, el mayor que se conserva en Galicia y que está en la cima de una pequeña ladera a la izquierda del camino original. El Camino se desvía de la carretera y se acerca al castro desviándose unos trescientos metros.

 El Castro

El Camino no llega a entrar en el Castro, pero pasa a unos doscientos metros de él. La larga fila de peregrinos pasa de largo del desvío que anuncia la aproximación final al castro. Solo una peregrina muy mayor italiana y yo nos desviamos hacia el castro.

Desvio al castro

 A su entrada hay un cartel que lo explica y que yo me quedo a leer. Cuando continuo veo que la intención de la italiana no era ir a ver el castro. Está en un rincón cambiándose de pantalones. Es una visión dantesca. No se donde mirar, así que miro al suelo y sigo de frente hasta entrar en el Castro, que es una preciosidad.

El Castro

Ocupa toda la cima del Monte y está compuesto de dos fosos defensivos circulares y concéntricos que protegen la parte principal, situada en la cima y en la que hay una serie de muros de casas reconstruidos, incluida la entrada original.

El Castro

Es precioso y la desviación, que solo he hecho yo, merece completamente la pena.

Además, cuando subo a la parte alta del castro, veo que el camino lleno de peregrinos pasa a apenas cincuenta metros del castro, que queda oculto por sus taludes defensivos. Así que vuelvo rápidamente al camino sin haber perdido apenas tiempo.

Camino a Hospital da Cruz

Desde Castromaior el Camino sigue por terreno despejado y con buenas vistas hasta llegar a un nudo de carreteras donde el desvío actual empalma con el Camino antiguo que viene por la derecha. Estamos en Hospital da Cruz, un pequeño núcleo en el que antes el Camino no entraba, pero que con este desvío ahora se cruza en un momento. 

Desvio a Ventas de Narón

 En ese punto se cruza un puente sobre una carretera grande y se comienza a subir hacia Ventas de Narón, que está a kilómetro y medio por una carretera bastante desangelada y en subida en la que se va viendo toda la larga fila de peregrinos que marchamos ya cansados por los trece kilómetros de etapa que ya llevamos en la mochila.

Camino a Ventas de Narón

En Ventas de Narón hay una preciosa capilla muy pequeña donde hay un señor poniendo sellos. Hay una pequeña cola y me fijo en algo muy curioso. EL señor que pone los sellos es ciego. No ve nada, así que si no le diriges la mano, te puede poner el sello en la frente sin problemas.  Cuando me toca el turno le cojo la mano y la pongo en el lugar exacto de la credencial donde quiero que me selle. No creo que haya un trabajo menos apropiado para un ciego, pero el tio está aquí encantado poniendo sus sellos a los muchos peregrinos que llegan. No para.

Capilla de Ventas de Narón

Capilla de Ventas de Narón

Yo si paro, en el bar que hay al lado de la capilla, para descansar y tomar algo. Me pido una coca y un bocadillo de tortilla que completo con algo del chorizo que traigo en la mochila y que me sabe a gloria.

Salida de Ventas de Narón

Estoy un rato descansando y luego continúo. El camino sigue por delante de la capilla del ciego y comienza a subir por carretera en un terreno muy despejado hacia la cima de la sierra de Ligonde,a setecientos veinte metros, que se encuentra ya muy cercana. Es una subida que seria muy cómoda si no fuese por el calor que hace y que ya es bastante fuerte. Hace falta ponerse el gorro e ir buscando la sombra como se pueda, porque es bastante molesto.

Alto de Ligonde

Llevo varios grupos por delante que van subiendo también penosamente. Afortunadamente la subida no dura mucho y pronto me encuentro en la cima del monte viendo como la Carretera comienza a descender. La sierra de Ligonde divide las cuencas del Miño, de la que salgo y la del Ulla, a la que entro en estos momentos y en donde se encuentra Palas de Rei, el destino de la jornada, para el que aún quedan trece kilómetros. Estoy justo en la mitad de la etapa.

Camino a Ligonde

Empieza ahora  un largo tramo de suave descenso en el que se pasan por un par de pueblines llamados Previsa y Os Lameiros, donde hay un cementerio que tiene delante un bonito crucero.

En esta zona adelanto a una señora que va haciendo el camino con un perro enano de esos de pelo blanco rizado y que va encantado y sin problemas. Le lleva atado y el perro camina a buen ritmo a estas alturas de la etapa.

Peregrina con perro

Un poco después me cruzo con un vagabundo que viene en d¡rección contraria con dos perros enormes; un pastor alemán y otro de raza desconocida.

Al cabo de un momento oigo un guirigay de ladridos tremendo. Me vuelvo y veo que los dos perros grandes están intentando comerse al enano, al que su dueña ha cogido en brazos. Varios peregrinos los consiguen separar al final y gracias a Dios no pasa nada. Cada uno sigue su camino en su dirección ante los improperios de la señora que le dice al vagabundo que tendría que llevar atados a los perros. Pero claro, el vagabundo, como si oye llover. Pasa de todo.

Un poco más abajo llego al precioso cruceiro de Lameiros, situado en un pequeño alto a la izquierda del mismo Camino. 

Cceiro de Lameiros

Es  uno de los cruceiros más antiguos y bonitos de Galicia; es de doble cara y fue colocado en 1670. En un lado está representada la imagen de Cristo y en la otra la Virgen de los Dolores. En la base podemos distinguir unas tenazas, una corona de espinas y una calavera, referentes al calvario de Jesús.

Cruceiro de Lameiros

La mucha gente que pasa apenas se para a mirar el crucero. Yo le hago algunas fotos antes de continuar, siempre en bajada. 

En pocos metros entro en el siguiente pueblo, que es Ligonde. A la entrada de Ligonde me llaman la atención un par de sillones vaciados en troncos de madera , que están a la puerta de una casa y que son muy chulos. 

Camino a Ligonde

Ligonde por lo demás no tiene nada hoy, pero en su tiempo, aquí hubo un muy importante hospital de peregrinos y un cementerio que, aunque han desaparecido, se encuentran marcados en el lugar donde estuvieron por un muro en el que hay una cruz y un cartel que lo indica.

Antiguo cementerio de peregrinos de Ligonde

Tras Ligonde estoy ya a solo diez kilómetros del final de la etapa, pero son los diez kilómetros más pesados de todos.

El calor es ya bastante fuerte, lo que dificulta mucho la marcha. Voy todo el rato por carretera, con el asfalto recalentado y sin muchas sombras donde refugiarse…una pesadez.

Camino a Airexe

Suerte  que dos kilómetros más tarde llego a Airexe, donde en medio de una subida hay un bar con un jardín muy agradable.

Pido una coca y le pido también a la camarera el sello. Me dice que está aquí, pero no lo veo. Y me dice que se lo habrán robado, que no es la primera vez.

Camino a Airexe

Me asomo a la terraza y descubro al ladrón. O mejor, a la ladrona. Es la monja italiana que estaba ayer en misa con hábito y una camiseta de colores. Hoy va andando también con hábito y una camiseta y ha cogido el sello para sellar en su mesa a todo su grupo.

Espero a que termine y le pido el sello, que devuelvo a su lugar en el interior del bar.

Descanso un rato en la terraza, donde se está de miedo, antes de seguir.

Camino a Palas

Por el mismo tipo de carretera pesadísima, y tras pasar por un pueblo llamado Portos, llego al desvío a Vilar de Donas. Se trata de una iglesia preciosa, que merece la pena ver, pero que se encuentra a dos kilómetros y medio del camino, lo que entre ida y vuelta representa más de una hora. Con el calor que hace, no me apetece hacer ese recorrido, así que sigo caminando, cada vez más incómodo y con más calor.

Camino a Palas

Hago así bastante cansado dos kilómetros más hasta llegar a A Brea, lugar donde se coge un desvío mas cómodo que ya nos va a ayudar a salvar los tres kilómetros que nos separan de Palas.

Camino a Palas

Camino a Palas

El sendero es de tierra y rodeado de árboles que dan una buena sombra y mitigan el fuerte calor.

Camino a Palas

Se anda ahora más cómodo, y así llego en un santiamén a área recreativa de Os Chacotes, a solo un kilómetro de Palas y donde han inaugurado un enorme albergue para suplir la carencia de Palas, que a pesar de que tiene muchos albergues privados, siempre tenía carencia de plazas, lo que obligaba a menudo a abrir el polideportivo del pueblo para los peregrinos sin sitio.

Area Recreativa de Os Chacotes

Albergue de Os Chacotes

Sendero de entrada a Palas

Un cómodo camino de tierra cubre el último tramo hasta que de repente me encuentro entrando en Palas y delante de su preciosa iglesia, que está en un pequeño alto. 

Iglesia de Palas

Iglesia de Palas

Bajo las escaleras desde la iglesia y justo enfrente está mi Hotel.el Hotel Casa Benide. Es una hotel muy sencillito, pero en el que no falta detalle. Con decir que en la habitación hay una botella de litro y medio de agua fría soin poedirlo, basta. A este hotel vine con Paloma en mi primer Camino y desde entonces, las otras dos veces que he pasado por Palas he repetido.

Descanso un buen rato en la habitación con el aire acondicionado a tope y a las cinco salgo a dar un paseo.

Hotel Casa Benilde

Paseo que es rápido, porque en el pueblo no hay nada aparte de La iglesia y todas las tiendas están cerradas al ser Domingo.

Así que me dedico a escribir antes de cenar temprano un menú peregrino de macarrones boloñesa y filete en un bar al lado del hotel.

Así que a las ocho y media ya estoy recogido en la habitación descansando para mañana, que la etapa hasta Arzua es larga y su última parte es muy pesada, con continuas subidas y bajadas.

Trivial del Camino.

Cristina ha dado con el destino del primer puente, destruido por Doña Urraca para que su marido no la pillase. ¡Que habría hecho!.

EL segundo puente, el que se puede ver unos días si y otros no, se encuentra, como bien ha dicho Luis, cubierto por las aguas del pantano de Belesar. Si el nivel de las aguas del pantano es bajo el puente queda al descubierto y puede verse, muy por debajo del actual. Si como estos días, el nivel del pantano es alto, el puente desaparece debajo de las aguas.

La pregunta de hoy no es tan sencilla como la de los otros días.

Entre Lestedo y Palas he pasado hoy por un lugar que se llama O Rosario. Este lugar debe su nombre a que en la edad media los peregrinos paraban aquí a rezar un rosario.

¿Por qué razón lo hacían justo en este lugar?

Buenas noches y buen Camino.