viernes, 19 de agosto de 2016

Dia 4 – Olaiz – Pamplona - Sarria . 13 kilómetros andando y 550 en tren

Pues ya he terminado el Camino del Baztán. Un Camino precioso, con algunos de los parajes más bonitos que he visto y que discurre por un valle que tiene derecho a llamarse singular, por su geografía y por su arquitectura. Una preciosidad de Valle.
Como contras, un camino con menos infraestructuras que otros. Hay menos albergues y hoteles donde alojarte, y resulta algo complicado planificar las etapas de manera lógica. En todo caso es un Camino para hacer en cinco o seis días, y no en cuatro como me lo he hecho yo.
Vista desde la habitacion del hotel
Lo peor la muy mala señalización del último tramo, a partir de Lantz. Si ayer vi pocas señales, hoy tengo que decir que he visto tan solo una flecha antes de empalmar con el Camino Francés ya a las puertas de Pamplona. Es una pena, porque ese final descuidado hace algo de menos a este precioso Camino.
Hotel Ibaiondo
Ahora estoy en el tren que me lleva desde Pamplona hasta Sarria. Desde allí empezaré mañana los últimos cien kilómetros del Camibo Francés hasta Santiago.
Supongo que veré más gente que en el Camino del Baztán. No es difícil, porque en cuatro días he visto a tres peregrinos en el Camino del Baztán. Pero nada más empalmar con el camino Francés, he visto ya diez o doce solo en el tramo de menos de cinco kilómetros hasta Pamplona.
Camino a Sorauren
He descansado muy bien en el Hotel Ibaiondo de la paliza de ayer. Tengo las piernas algo más cansadas de lo normal pero no demasiado. He andado bien y sin problemas hasta Pamplona, pero si es cierto que agradezco que la etapa fuese corta.
Me he despertado a las siete y a las ocho salía del hotel. Mi tren sale de Pamplona a la una y cuarto y quiero llegar con tiempo para no andar con prisas.
El día es bastante más frío que los anteriores, pero está completamente despejado, por lo que estoy seguro que en cuanto el sol levante más, hará calor.
Camino a Sorauren
Me pongo en marcha haciendo dos kilómetros por el arcén de la concurridísima carretera nacional hasta el cercano pueblo de Sorauren, que se encuentra a dos kilómetros del hotel. Es un pueblo vulgar donde solo destaca una iglesia, frente a la que hay un puente que cruza el río y que es donde empalmo con el Camino oficial, que ha bajado desde Olaiz por el monte y llega aquí ahora hasta la orilla del río.
Puente de Sorauren
Y el rio es lo que sigue el Camino. Voy por un parque fluvial llamado Parque del Ulzama, que es más sencillo que el conocido Parque del Arga, por el que se puede entrar a Pamplona desde el Camino Francés, pero que  también está muy bien.
Rio Ulzama
El camino es de cemento, y al ir pegado al río, no presenta dificultad orográfica ninguna, así que avanzo a buen ritmo disfrutando de la fresquita mañana.
Paseo Fluvial
Poco que destacar en este paseo por el río. Mucha gente haciendo deporte y ningún peregrino. Pasamos un par de veces bajo viaductos que salvan la carretera nacional, que transcurre siempre muy cercana.
Paseo Fluvial
Hay varias zonas de recreo con mesas de madera y barbacoas, que parecen muy agradables y están bien cuidadas y la compañía continua del río es agradable y deja siempre buenas vistas y sensaciones.
Paseo Fluvial
A medida que nos acercamos a Pamplona va aumentando el número de industrias que se adivinan en la carretera cuando nos acercamos a ella. 
Paseo Fluvial
Paseo Fluvial
Pero por el parque la perspectiva es siempre agradable y así, en poco mas de una hora llego al final del parque fluvial, justo a la entrada de la Población de Arre.
Final del Parque Fluvial
Terminado el Parque, tenemos la opción de empalmar con el Parque fluvial del Arga, que transcurre muy cercano, pero en esta ocasión prefiero entrar por Arre y demorar el empalme con el Camino Francés hasta llegar al Puente de Trinidad de Arre, un poco más adelante.
Entrada a Arre
Asi que dejo el parque y subo a la general, por la que en unos metros entro en Arre, población que está dominada por una enorme iglesia que se alza en una pequeña loma.
Iglesia de Arre
Como no hay flechas, cuesta orientarse por la localidad, pero siguiendo las indicaciones de mi guía pronto llego al restaurado puente medieval de Arre, pequeño y bonito, que hay que cruzar para continuar por una nueva senda fluvial desde la que ya veo el Monte Miravalles, que es por donde bajan los peregrinos que llegan a Trinidad de Arre desde el Camino Francés.
Arre
Y en poco tiempo me encuentro con ellos. Justo a la entrada del precioso puente medieval de Trinidad de Arre, se junta el Camino del Baztán con el Francés y se sumerge en este como un afluente que llega a su río principal. A partir de ahora todo es Camino Francés.
Monte Miravalles
Y se nota. Vuelve a haber flechas, señales, indicaciones y de todo. Y por el Camino Francés bajan ya tres grupos de peregrinos que me miran extrañados pensando, ¿de donde saldrá este?...
Cruzo el puente de Trinidad de Arre y entro en la ermita –albergue a sellar la credencial y a rezar un poco por la finalización de esta etapa del Camino.
Puente de Trinidad de Arre
Es una ermita muy sencilla, que lo mejor que tiene es su colocación al lado del puente.
Para continuar tengo dos opciones; bien el recorrido urbano por Villaba y Burlada o bien seguir por la orilla del rio hasta empalmar con el parque fluvial del Arga un poco más adelante.
Me decido por la segunda, que no conozco, así que vuelvo a cruzar el puente y continúo por un sender fluvial que, al igual que los anteriores va bordeando el río y que está muy concurrido de gente.
Parque fluvial del Arga
No tardo mucho en llegar al final de Villaba y enlazar allí con el Parque Fluvial del Arga, mucho más amplio y cuidado y que llega ya hasta la entrada de Pamplona.
Ahora si que hay gente en el parque. Corriendo, en bici, en patinerto o monopatín e incluso andando.
Parque del Arga
Mucha gente que hace compañía en el agradable paseo que va dejando Burlada a la derecha hasta llegar a un precioso puente de piedra que no se llega a atravesar. 
Puente de Burlada
Sigo siempre por el Parque hasta que este termina enlazando con la variante que viene de la travesía urbana de Burlada y llegando, en kilómetro y medio más, hasta el pie del  precioso Puente de la Magdalena, que da entrada a Pamplona.
Bienvenido a Pamplona
Torres de la catedral
Lo cruzo y me dirijo a entrar a la ciudad por las murallas y la Puerta de Zumalacárregui. Es una de las entradas a una ciudad más bonitas que conozco.
Puente de la Magdalena
Puente de la Magdalena
Puente de la Magdalena
El camino avanza por el foso entre los dos tramos de la muralla antes de ascender hasta la preciosa puerta que conserva aún su mecanismo original para levantar el puente levadizo.
Murallas de Pamplona
Puerta de Zumalacárregui
Pasada la puerta me encuentro ya en el casco viejo e Pamplona, en la calle del Carmen., que voy subiendo ya despacio. Son las once y tengo tiempo de sobra.
Me acerco a la catedral, donde sello y luego bajo a la plaza del Ayuntamiento, famosa porque es desde donde se da el chupinazo en San Fermín, donde doy por cerrado este tramo de la peregrinación
Catedral de Pamplona
Para hacer tiempo me siento en una terraza de la misma plaza y bebo una coca cola y agua.
Después, con calma, paseo un poco por el casco viejo y me acerco al parque de la Taconera, donde me tomo otra coca en un quiosco.
Ayuntamiento de Pamplona
Y ya despacio voy bajando para la estación, que se encuentra a unos dos kilómetros, donde el tren que va hacia Vigo llega puntual y sale a la una y cuarto.
El viaje es largo. EL tren llega a Monforte de Lemos a las ocho y veinte y allí tengo que empalmar veinte minutos después con el que y ame lleva a Sarria.
 Una pesadez de viaje, vamos. Menos mal que Renfe piensa en sus viajeros y nos pone un peliculón de los que te tienen pegado al asiento : Bob Esponja, la película…
Así que me dedico a escribir y a dormitar todo lo que puedo mientras el tren para en multitud de estaciones.
Al final con tanta parada el tren se retrasa, y el trasbordo que tengo que hacer en Monforte de Lemos lo hago por los pelos, pues mi tren llega justo conco minutos antes de que salga el que me lleva a Sarria, a cuyo hotel Alfonso IX llego a las nueve y media, con tiempo justo para cenar en el hotel y ya acostarme, que el viaje en tren tambi´rn cansa y mañana tengo una bonoita etapa hasta Portomarín. 


TRIVIAL DEL CAMINO.
Por cerrar el ciclo del Baztán, vamos a hablar de unos habitantes muy especiales que allí hubo.
La pregunta tiene relación con ellos y es la siguiente.
¿Por qué las iglesias en el valle del Baztán solían tener una puerta más pequeña cerca de la principal?. Esa puerta está hoy tapiada en casi todas ellas, pues la razón de su existencia no es muy noble.
¿Para quiénes era esa puerta y por qué tenían que pasar por ella?
Es una historia muy curiosa, que merece la pena conocer.

Buenas noches y Buen Camino.



3 comentarios:

  1. Se agrade una etapa corta deslués de la paliza de ayer, desde Sarria te vas a hinchar a ver peregrinos.

    Por esas puertas entraban los Agotes, comunidad que vivió marginada durante 8 siglos en el Paus Vasci y Navarra.

    Buen Camino

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  2. No conocía la historia, parece increíble. Esta pregunta del trivial estuvo muy buena para saber de los agotes. Se dice que en la iglesia debían ocupar un lugar aparte, en el fondo, a la izquierda, debajo del coro, teniendo una pequeña puerta de acceso exclusiva para ellos. En los actos religiosos, se les trataba con todo tipo de discriminación: no podían ascender a la parte delantera de la iglesia, no pasaban por la pila de agua bendita (solían tener una propia), el monaguillo descendía a recibir su ofrenda, que se apartaba de las demás.
    Y las fotos muy buenas, además acompañado de buen tiempo. Ojalá acompañe este tiempo en las próximas etapas. Buen camino!!!

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