viernes, 15 de agosto de 2014

Dia 15- Un día en Santiago

Un día en Santiago....¡Y que día tan especial!.
Siempre me gusta al terminar la peregrinación tener un día de descanso en esta ciudad tan especial. Es un día para aterrizar, para recapitular y para pasear sin prisas.
Siempre acudo este día a la misa del peregrino, que al ser el día de la Asunción es misa grande, con botafumeiro, obispo e iglesia llena. Pero este año ha sido una pasada. Gracias a María, la hermana de Paloma, he podido asistir desde el altar y he sido el único seglar en participar en la ceremonia, pues he hecho una lectura. Algo emocionante y para no olvidar, que ha puesto el mejor cierre posible a la peregrinación de este año.
Me ha encantado la experiencia, que impresiona y pone nervioso. La catedral de Santiago llena a rebosar y en una ocasión tan solemne es algo que hay que vivirlo. Me temblaban las piernas mientras leía, aunque creo que no lo he hecho mal del todo.
Además hoy me he encontrado con dos de los grupos del Camino del Norte. Me ha hecho ilusión, pues desde que me separé de este Camino en Boimorto solo había vuelto a ver ayer al checo, y ya en Santiago.
He visto primero a los italianos. Piensan ir a Finisterre en autobús y desde allí ir andando a Muxia. Una bonita excursión.
Y después he visto a los peregrinos noruegos con bebe. Me han contado que tenían problemas para volver a Madrid, pues nmo encontraban billetes de tren ni de avión.
Como última posibilidad tenían la de alquilar un coche, pero de todos modos tenían que estar mañana en Madrid para coger el avión de vuelta a casa. Espero que lo hayan conseguido.
Todo el día tiene un sabor agridulce, sabor a despedida y sabor a pronto reencuentro.
Por un lado siento que se acabe la peregrinación, que es un tiempo muy especial fuera del tiempo.
Por otro lado estoy deseando volver a estar con mi familia. La soledad ayuda y forma, pero cansa.
Esta ha sido una peregrinación dura, muy dura. El terreno en Asturias ha sido endiablado, sin grandes subidas, pero con constantes cuestas que rompen el ritmo y las piernas. Es además un Camino menos cuidado, mas salvaje en unos tramos y por contra con muchísimos otros tramos de carretera. Un Camino con menos gente y servicios y sin apenas espíritu jacobeo en los pueblos por los que pasas.
Cada vez estoy más convencido de que , a pesar de su masificación, el verdadero Camino es el Francés. O quizás está masificado precisamente por eso, por ser el verdadero.
Es el Camino Francés el que te permite ver y vivir más situaciones y tener más encuentros. Es en el que sientes de verdad con mas intensidad la fuerza de los millones de peregrinos que han pasado por los mismos lugares movidos por la misma fe. Es el que tiene los símbolos, los lugares emblemáticos, las leyendas y las tradiciones peregrinas. Es el Camino con mayúscula.
Los demás son Caminos también muy interesantes y formativos, pero menos intensos.
En este Camino del Norte, una cosa que me ha llamado mucho la atención ha sido la enorme diferencia entre las distancias teóricas según las guías y las reales que según el GPS he recorrido. En todos los Caminos suele haber una cierta diferencia, pero es que en este me he hecho más de cincuenta kilómetros más de lo que dice la guía. Y no se donde está el problema. No es que me haya perdido a menudo, ha pesar de que este Camino tiene una señalización más deficiente que otros, sino creo mas bien que para promocionarlo y hacerlo parecer algo más sencillo, las guías disminuyen un poco el kilometraje. En todo caso, me da igual. He disfrutado de cada kilómetro recorrido, por muy duro que haya sido.
Los paisajes han sido una maravilla. Muy variados, he tenido prácticamente de todo. Playas, bosques, acantilados, llanuras... No había tiempo a saturarte de un paisaje, porque era continuamente cambiante, al igual que el tiempo.
Y es que en lo meteorológico también he tenido de todo en dosis justas: sol, lluvia, niebla, frío y calor. Un Camino muy variado en todos sus aspectos.
Un Camino completo que ha tenido un digno colofón hoy en Santiago. Es impresionante como está esta ciudad en la fiesta de la Asunción. Toda la ciudad es una fiesta. En cada plaza hay una atracción, en cada esquina un músico o un grupo callejero, en cada bar un bulicioso grupo de peregrinos tratando desesperadamente de alargar un ministro más el ambiente que les ha unido en la peregrinación y que ya se está disolviendo irremediablemente.
Hay toda clase de peregrinos. Todas las que ves en el Camino. Están los grupos multinacionales, generalmente de gente joven que se ha conocido en el Camino y para los que la peregrinación ha sido una especie de máster acelerado en relaciones internacionales y un modo perfecto de comprender la diversidad del mundo en el que están entrando.
Los grupos de gente de mi edad suelen ya estar formados antes de empezar el Camino. Pueden ser parejas que hacen juntos el Camino y que han conocido a otras parejas en la misma condición.
Muchas parejas o grupos pequeños de amigos. Curiosamente las parejas mas mayores suelen haber hecho caminos largos y los grupos de matrimonios mas jóvenes caminos cortos.
Algunos peregrinos solitarios, como yo, de todas las edades, que disfrutamos del ambiente sin mezclarnos demasiado con nadie, simplemente saludando a aquellos que hemos conocido por el Camino.
Familias completas que han hecho el Camino o en las que lo han hecho algunos de sus miembros y el resto ha venido a Santiago a celebrarlo y a compartir su alegría.
Grupos de parroquias, asociaciones, scouts u otros, que van todos juntos y a menudo llevan la misma camiseta, que proclama que son peregrinos a todo el que quiera enterarse.
Los que no están aquí son los peregrinos profesionales. Esos individuos normalmente mayores,  con atuendos'extraños y que si les dejas te cuentan lo maravilloso que era el Camino en los años sesenta, cuando no había ni albergues y la guardia civil te paraba por sospechoso de vagabundo. Yo creo que esos no llegan a entrar en Santiago. En Sarria cojen un autobús y se vuelven a Roncesvalles.
Los turistas complementan el ambiente y terminan de llenar la ciudad. Hoy había mas que nunca. He visto colas enormes no ya para darle el abrazo al santo, sino incluso  para entrar en la'catedral. Sacan fotos a todo,  incluidos a los peregrinos, que para ellos somos una atracción más.
Todo un universo multinacional en el que es fascinante participar.
Yo me he retirado hoy a las diez y media, pero la ciudad seguía tan llena como a las cuatro de la tarde.
Pero ya es hora de acabar. 
Esta peregrinación ha terminado y no da para más.
Ha sido tan intensa como las anteriores y como serán las que aún quedan por venir.
Y lo más importante es que cuanto más peregrino, más me doy cuenta de que todas los días son una peregrinación, de que uno es siempre peregrino, esté donde esté y haga lo que haga. Y de que lo que vives y aprendes en el Camino se puede aplicar exactamente igualmente la vida diaria.

jueves, 14 de agosto de 2014

Dia 14- Rua - Santiago de Compostela. 24 kms. El final del Camino.

Ya estoy en Santiago. Escribo esto mientras estoy en la larga cola para obtener la Compostela. La nueva Compostela. Dado que la cola es muy larga tengo un buen rato para escribir.
He llegado ya hace un par de horas y me he registrado en el hotel antes de bajar a hacer la cola, pues cuando he llegado era mucho mas larga.
Esto es así. Santiago siempre es un anticlimax para la peregrinación, y este año más. Esta abarrotado de gente, tanto turistas como peregrinos. Mas lleno que ningún otro año que yo haya visto. Parece que lo de la recuperación económica va en serio.
Hoy ha sido día de Camino Francés, de mucha gente y con un tiempo bastante bueno. Ahora en Santiago luce el sol y se está muy bien.
Esta mañana me he levantado a las siete. La verdad es que si han pasado ruidosos camiones por la carretera, ni me he enterado, porque he dormido como un tronco.
A las ocho y cuarto estaba ya saliendo del hotel y cogiendo el caminillo de enlace que lleva desde el hotel al Camino.
El día es claro, pero hacia Pedrouzo, donde voy ahora, hay una niebla pegada al suelo que tapa los montes. Resulta una vista muy bonita, pero no se si aguantará hasta que yo llegue a esa zona, pues parece una niebla producto de la humedad condensada en el suelo, que se disipará en cuanto el sol caliente un poco.
Hace frío, así que llevo puesto del forro polar y voy tan a gusto.
El primer kilómetro me acerca al cruce de la carretera de Pedrouzo. Aquí hay que tener cuidado, pues el Camino no entra en el pueblo, sino que lo rodea, pero los avispados tenderos lo han llenado todo de flechas que marcan la dirección del pueblo.
En realidad lo que hay que hacer es cruzar la carretera y seguir un precioso sendero por un bosque que rodea el pueblo por su parte baja antes de subir para salir al final del mismo.
Es un sendero boscoso muy bonito que sube ligeramente y llega hasta la carreterilla que sale del pueblo a la altura de un bar donde hay algunos peregrinos desayunando tranquilamente.
Un poco más adelante se tuerce a la izquierda y se baja hacia un bosque que, no se muy bien porque, es mi bosque favorito de todo el Camino. Es un bosque muy cerrado por el que avanza un sendero cubierto de hojas y vegetación. Me encanta. Y debe encantarle también a uno que se ha acomodado al lado de uno de los árboles para pasar la noche, y allí sigue dormido, ajeno al cercano trasiego de peregrinos.
Hay gente en el Camino, pero no demasiada y se anda bien.
Al salir de este bosque tan agradable, llegamos a la zona donde está aún asentada la niebla. Es una zona ya fuera del bosque y despejada de árboles. Y la niebla  no es excesivamente espesa con lo que se tiene una visión en cierto modo fantasmagórica de los alrededores y de los peregrinos. Da para unas cuantas fotos muy bonitas.
Así alternando zonas de árboles y despejadas llego en el kilómetrro cinco al cruce con una carreterra , que marca el final de este idílico primer tramo de etapa.
La carretera se cruza por un paso subterráneo que da paso, justo a su salida al inicio de la cuesta mas fuerte y larga de la etapa, la que lleva al aeropuerto.
Antes de empezarla hay un bar estratégicamente situado en el que paro a tomar un café. Todavía hace frío, y sobre todo, humedad con na niebla.
Reconfortado y entonado con el café, inició la subida. Es una subida estrecha por sendero de tierra y por una zoma inicialmente boscosa, que se va despejando posteriormente.
La parte mas dura de la subida es Pola inicial, y luego la cosa se suaviza mucho. En total es kilómetro y medio de subida continua, que no se hace excesivamente pesada.
En cuanto subo un poco, salgo de la niebla y veo que el día está bastante despejado, con algunas nubes sueltas que dan mas sombra que miedo a lluvia. Sigue fresquito, pero con la subida el cuerpo se calienta y ya sobra el forro polar.
El final de la subida lo marca la llegada al seto de delimitación con el aeropuerto de Santiago. Justo al final de la subida, un listo ha puesto un tenderete donde vende de todo. Tiene un lugar excelente.
Toca ahora rodear el aeropuerto. Avanzo por un sendero recto como una vela. Como todos los años, cuando llegó a na altura de la cabecera de pista, un avión de Ryanair está acercándose para hacer la maniobra de despegue. Debo pasar por aquí todos los años a la misma hora, porque el avión no me falla nunca.
Visto el avión despegando, llego ya al final del lado largo de la pista del aeropuerto y giro a la izquierda para rodear ahora el lado corto. Aquí está el mojón mas fotografiado de todo el Camino, el que marca la entrada al municipio de Santiago. Es un mojón mas historiado que los demás y todo el mundo se para a fotografiarlo y fotografiarse. Yo le pido a uno que me haga una foto. Hablamos un poco y me dice que ed cubano, pero que vive en Madrid. Viene con su hija, que va algo atrás, a su ritmo.
La senda va ahora entre el límite del aeropuerto y una carretera. En poco llego a la zona de las balizas del aeropuerto. Allí, en la valla, hay un bosque de cruces de madera puestas por los peregrinos. Esto mes una cosa bastante normal en cuanto hay una valla. Aquí además algunos han puesto en la valla fotos, estampitas, pañuelos y hasta calcetines, lo que le da un cierto aspecto de vertedero.
Un poco más adelante llego, siempre bordeando el aeropuerto, a un arroyo que sale del mismo. Las aguas y el lecho del arroyo tienen un color rojizo un tanto sospechoso que las desaconseja para beber. En todo caso, el paraje es bonito y el agua no pienso ni tocarla.
Cuando se termina de bordear el aeropuerto se cruza una carreterilla y se continúa por un sendero que lleva hasta la pequeña hondonada donde está la capilla de San Pelayo. Es este un lugar curioso, que da ya idea de lo que es esa mezcla extraña de comercio y fe que es Compostela.
En la hondonada hay dos cafés que están a rebosar de peregrinos. Hay también un tenderete en el que venden todos clase de parafernalia jacobea y presidiendolo todo está la pequeña y estilizada capilla, más bonita por fuera que por dentro y en la que entro a sellar la credencial.
Esta amalgama de religión e intereses comerciales es lo que, multiplicado por mil, me voy a encontrar en Santiago en cuanto llegue.
La salida de la hondonada es, obviamente, por una fuerte pero corta cuesta que leva a un sendero cómodo y plano que se dirige ya a Lavacolla.
Este es un pueblo esparramado, de chalets y casas bajas que se tarda en cruzar. En su centro hay una magnífica iglesia y  una plaza en la que hay un templete de música y un bar en el que paro a tomar una merecida coca cola. Faltan oficialmente 11 kilómetros para Santiago, así que esto es mas o menos la mitad de la etapa.
Estoy un rato viendo a los distintos grupos de peregrinos que hay allí. Y hay de todo. Un grupo joven con grandes mochilas, que se ve que llevan días en el Camino, un par de matrimonios de nuestra edsd , con mochilas mínimas y camisetas conmemorativas de su peregrinación, obviamente novatos; un coreano solitario y meditabundo....  toda la fauna del Camino concentrada en este bar.
Tras descansar un poco continúo. Lo siguiente es llegar al cercano arroyo de Lavacolla, donde los peregrinos medievales se paseaban para entrar limpios, al menos de cuerpo, en Santiago. El coreano, que viene cerca mio, se ofrece a hacerme una foto y acepto agradecido.
Desde el arroyo empieza una subida, la última del camino que me lleva a un largo tramo recto que aproxima a los centros territoriales de Televisión Gallega y Televisión Española, tras pasar por un pequeño pueblecito.
Enfrente del centro de TVE hay un pequeño camping que tiene bien aspecto y en el que hay muchas tiendas instaladas. Lo que no se ve es gente en ellas. No parece lógico que sean de peregrinos teniendo el monte del gozo a tiro de piedra, pero cualquiera sabe.
Tras bordear el centro de TVE la ahora larga fila de peregrinos recorre una recta que en poco más de un kilómetro nos deja ya en la urbanización de San Marcos, desde la que una corta cuesta da acceso al Monte del Gozo, antesala de Santiago.
Está abarrotado. Hay gente por todos lado, pero esto es lo suficientemente grande como para que no sea un problema. Entro en la capilla a rezar un poco y luego me alejo hacia el otro monte del gozo, el verdadero, desde donde se ve Santoago  a los pies del monte. Es un lugar completamente solitario, a donde no viene casi nadie porque casi nadie lo conoce. Hay una vista impresionante de todo Santiago y una preciosa estatua de dos peregrinos antiguos de tamaño deble del natural que señalan emocionados la ciudad que se ve ya tan cerca. Solo desde aquí, y no desde el otro monte, el oficial , turístico y masificado, puedes sentir la emoción que se siente al ver por fin la meta tras tantas jornadas de dura peregrinación. Me encanta este lugar desde que lo descubrí.
Bajo después de nuevo al Camino pasando por el enorme albergue del monte del gozo, ahora ciudad de vacaciones y que está tan vacío con siempre y que, con sus filas de barracones, tiene el mismo aspecto de campo de concentración de siempre.
La entrada en Santiago solo presenta una novedad. Han colocado un nuevo y bonito letrero de entrada en la ciudad que anuncia en enormes letras rojas que ya estás en Santiago.
El recorrido desde la entrada hasta la catedral dura una media hora, empezando por la moderna avenida San Lázaro y avanzando por zonas cada vez mas antiguas de la ciudad hasta llegar a la inexistente Porta do Camino, que es un simple cruce que da ya acceso al casco viejo.
En unmomento dado veo a una nueva pareja de peregrinos con bebe, pero estos han traído al bebé en un carrito con ruedas reforzadas y no llevan los mochilones de los noruegos. El bebe es una monada y como ahora va en brazos de su padre mirando hacia atrás le voy haciendo carantoñas y muecas hasta que al final los adelanto. Una duda.'¿Les darán la Compostela a los bebes peregrinos?.
A medida que avanzo cada vez hay mas gente. Esto está de bote en bote y yo creo que es el año que mas gente he visto en Santiago.
Tras la Plaza Cervantes me queda un corto recorrido hasta entrar por el túnel del palacio de Gelmirez, animado por el  son de la gaita siempre presente en este punto, a la plaza del Obradoiro, donde no cabe un alma.
Primera sorpresa. Están restaurando las torres de la catedral, con lo que las han cubierto de andamios y no hay quien las vea.
Segunda sorpresa, entro en la catedral y el segurata me dice que no se puede entrar con mochila.
Aquí no hay quien esté. Voy a ver si consigo mi Compostela. Tercera sorpresa, almsalir de la catedral por la puertra de platerías veo que a algún irreverente iluminado del ayuntamiento se le ha ocurrido decorar la casa que hay al otrro lado de la plaza con cinco esculturas a tamaño natural que representan a cinco varones gordos, viejos y calvos, que miran de frente ala la catedral. La originalidad del invento es que están en pelotas, y además los han hecho singularmente bien dotados. ¡Vaya idea digna de mentes enrevesadas y provocadoras poner estos adefesios justo enfrente de la piedra de la catedral!. El calificativo mas suave que se me ocurre es el de miserable.Esromes provocar polémica sin ningún sentido.
Cuando llego a la oficina del peregrino y veo la cola calculo que hay para dos horas.
Total, que me voy al hotel a descansar. Esta tarde ya haré todos mis deberes con mas calma.
El hotel de este año no es el habitual al que suelo venir. Este año he decidido coger uno que tiene buena pinta en la zona del mercado y que se llama Pazo de Altamira. Es un edificio de piedra muy bonito al lado de la iglesia de San Agustín y de la calle principal del bonito mercado de Santiago.
El problema es que la habitación no está aún preparada. Tomo una coca en una terraza delante de los puestos del mercado muy nuevo subo a la habitación, que está en la segunda planta y tiene una agradable galería cubierta que da al mercado. La habitación es completamente nueva, en color blanco y perfectamente puesta. Una gozada de hotel.
Descanso un poco y a las cuatro salgo a ver si ahora hay mas suerte por la zona de la Catedral, que está como a unos doscientos metros del hotel. Sigue habiendo bastante gente, pero ya no tanto como antes.
Voy a la cola de la Compostela y veo que ahora es la mitad de antes. Así que me pongo y me dedico a escribir mientras espero. Y espero una hora antes de llegar a la oficina, que es nueva. Como nueva es la Compostela. Han cambiado el modelo y ahora es mas moderno y colorido. Además ahora, por tres euros, puedes pedir un documento nuevo, que es el Certificado de Distancia y que acredita desde donde has salido y cuantos kilómetros has hecho. Como a mi me gustan los diplomas pido ambos y además compro lotería de navidad de la oficina del peregrinos, no vaya a ser que luego toque y todo el mundo se cachondee de mi.
Después callejeo un poco entre la multitud. En una de las vueltas veo que en la cola de la compostela está mimamifo el checo. Acaba de llegar y me dice que su pierna ya se ha curado y quenpiensa seguir hasta Finisterre. Me alegro muchjomde que haya podido terminar, porque la última vez que lo vi, con la pierna vendada, no daba un duro por él. Le deseo lo mejor y continúa paseando antes de asistir a misa de siete y media, en la que citan entre los llegados a un peregrino de Madrid que ha llegado desde Villaviciosa. ¡Yo!. Me encanta que me citen.
Tras la misa aprovechó que hay poca gente y cumplo con el Apóstol dándole el preceptivo abrazo y rezando en su tumba.
Y ya a cenar. Voy a un restaurante sencillito que conozco de otras veces.Se llama Cotolay y está un poco alejado de la zona de más turismo. Ceno zamburiñas y un filete de buey muy bueno.
Después callejeo por las aún atestadas calles, donde cada vez hay mas animación. Hay animación callejera por todas partes y gente para aburrir. En la plaza del obradoiro está la tuna. En platerías han puesto un cine al aire libre que puedes ver desde las escalerelas de la catedral.En cada plaza hay un músico callejero....la ciudad vibra.
Y todos los bares están abarrotados.
Me parece demasiado agobiante, así que prosigo el paseo por zonas mas tranquilas, como la Plaza de la Quintana, hasta volver al hotel a terminar de escribir.
Mañana tengo el día entero en Santiago, con la misa grande del peregrino por la mañana.  Un merecido día de descanso para poner fin a una peregrinación mas dura de lo esperado, pero muy gratificante.
TRIVIAL DEL CAMINO
Por mucho que algunos impugnen, el Camino oficial mas largo en Iberia es el Camino del Norte, según la biblia en Internet del
Camino, que es la magnífica guía Eroski.
Así que hoy no hay ganadores.
Hoy es el último día de Trivial, aunque mañana también escribiré las impresiones del día, así que voy a poner una pregunta múltiple que dará idea de lo que es el Camino hoy en dia.:
En 2.013 terminaron el Camino, según estadísticas oficiales 215.880 peregrinos. Las preguntas son varias:
-¿Cuantos hicieron el Camino a caballo?
- ¿Cuantos en silla de ruedas?
-¿Cuantos empezaron en Jerusalén?
-¿Cuantos eran Argentinos y cuantos italianos?
-¿Cuantos eran de Bangla Desh y cuantos d las Islas Feroe?
Las respuestas son mas fáciles de encontrar de lo que parece, y por ser las últimas puntúan doble.
Buenas noches de un peregrino ya sin peregrinación.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Dia 13- Sobrado dos Monxes - Rua. 39 kilómetros. Adios, Camino del Norte. Hola, Camino Francés.

Etapa larguísima para terminar el Camino del Norte y enlazar con el Camino Francés, ya ha solo veinticinco kilómetros de Santiago. Como después de enlazar me he hecho seis kilómetros por el Francés hasta el hotel en Rúa, pues ahora estoy ya a tiro de piedra de Santiago, tan sol a diecinueve kilómetros.
Así que esto se acaba.Y no me da pena. Estoy muy contento del Camino que he hecho, pero me apetece ya ver a la familia y descansar en la playa.
Hoy ha sido un día de lo mas variado, que condensa todo lo que he vivido en estas dos semanas. He tenido niebla, lluvia, frío, sol y calor. He tenido tramos de bosque, senderos despejados y mucha, mucha carretera. He tenido mucho rato en solitario y algunos ratos con mucha gente delante y detrás. Una etapa completita, vamos.
Y ha sido una etapa muy larga, de 34 kms según la guía y 39 según el GPS, que tiene la ventaja de que mañana puedo llegar va Santiago pronto para cumplir todos los rituales y descansar sin problemas.
He dormido bien en el vetusto y deteriorado hotel de Sobrado.  No es un sitio para repetir, pero para lo que lo he usado basta.
Me levanto pronto, recojo deprisa y a las ocho menos cuarto ya estoy saliendo. El día es muy frío y hay una neblina que lo cubre todo. La verdad es que me encanta ese ambiente. Le da al monasterio y a todo el campo alrededor un ambiente algodonoso, muy misterioso y agradable.
Cuando paso por el bar en el que cene anoche están justo saliendo los espías franceses-coreanos. Así que hoy voy a ir delante de ellos desde el principio y no voy a poder observar sus ilícitas actividades. Nos saludamos y les deseo Buen Camino. Tomo algunas fotos del monasterio y me pongo en Camino.
La salida de Sobrado es sencilla. Se sigue un poco por la carretera y se pasa por delante del restaurante bueno del pueblo, que está a quinientos metros del centro, demasiado lejos para que vayan los peregrinos.
Poco más y llego a una carretera que se aleja de Sobrado y que pronto se transforma en un sendero que empieza a ascender fuertemente. No viene mal porque hace mucho frío y se agradece el calorcillo que proporciona el esfuerzo.
Paso a l@s italian@s, que están parad@s a un lado del Camino haciéndole carantoñas a un caballo. Me dicen que van a ir hoy hasta Ardua y yo les digo que voy a continuar hasta Rúa por una variante. Nos despedimos y sigo.
La subida es larga y termina en una planicie que lleva hasta el pueblo de Castro, a 4,5 kilómetros de la salida. Es un pueblo muy diseminado de granjas y casas bajas que se bordea por la parte alta hasta salir, de nuevo en subida, por el barrio de Casanova.
La niebla ya ha levantado, pero eso es peor, porque ahora empieza a llover. Toca ponerse el chubasquero. Como es normal, entre que lo saco, me lo pongo y reanudo la marcha ya ha dejado de llover. Pero me dejo el chubasquero, pues tiene pinta de ir a volver a llover en cualquier momento.
El Camino es todo el rato por carretera, y va por paisajes bastante abiertos. Pasa por granjas en las que hay muchas vacas pastando y por campos cultivados. Como siempre, de vez en cuando se atraviesan preciosos senderos de bosque que con la humedad están muy agradables.
Finalmente salgo a una carretera principal que sigo por el arcén un par de kilómetros hasta llegar a Corredoiras, ya en el kilómetro 9, donde paro en un bar a tomar un café con leche. El tiempo está mejorando, pero aún tengo el frío metido en el cuerpo.
En el bar están los holandeses, que también van a Arzua y que se marchan antes que yo.
Tres kilómetros mas por carretera y llego a Boimorto. Antes paso por el albergue del pueblo, que es moderno y bien puesto, uno de esos excelentes albergues que construye la Xunta.
Cuando estoy entrando en Boimorto veo uno que viene en dirección contraria. Pienso que puede ser uno que vuelve andando de Santiago, pero es peor. Me dice que ha perdido su cartera y que la anda buscando. Menuda faena. Esperó que la encuentre.
En Boimorto paro en un bar para tomar una coca, sellar y asegurarme del desvío a tomar.
Aquí es donde se toma la variante que evita ir hasta Arzua y lleva directa a Rúa. Parece una buena variante, pues permite dejar una última etapa corta, terminando hoya diecinueve kilómetros de Santiago en vez de a los cuarenta que está Arzua. La variante recorta unos seis kilómetros al camino oficial, y solo tiene el inconveniente de que son dieciocho kilómetros por carreteras solitarias y sin ningún servicio hasta empalmar con el Camino Francés en el kilómetro veinticinco de este.
No me preocupa eso. Llevo agua y comida y me gusta ir por carreteras solitarias y sin tráfico. El camarero me confirma donde tengo que tomar el desvío y continúo.
No es nada complicado tomar el desvío. En un cruce una señal indica 10 kilómetros a Arzua y la carretera que yo tengo que seguir sale justo de frente.
Es una carretera ancha y con un gran arcén que lleva en ligero ascenso hasta el gran campo de fútbol del pueblo, desde donde sube hacia una zona arbolada.
El primer tramo de este desvío son diez largos kilómetros casi rectos y todo el rato por carretera en los que solo se pasa por un restaurante que está cerrado y,casi al final, llega a una preciosa capilla situada en una zona boscosa y que tiene delante un hermoso crucero. Es lo mas bonito de todó este tramo y me paro un poco a verla.
El paisaje durante todo el tramo es muy agradable. Muchas zonas sombreadas que se agradecen, porque aunque el día sigue siendo algo fresco, las nubes han desaparecido y al sol empieza a picar.
En todo el tramo solo me encuentro a tres guiris que están descansando a un lado del camino y a un par de ciclistas que pasan rápidos por la carretera.
En una granja que hay po allí y que está cerrada por una puerta azul, me llama la atención un cartel enorme que han puesto en la puerta y que dice: " Cuidado con las cabras". Es intrigante. ¿Tendrán cabras asesinas guardando el recinto?. El pensarben ello ameniza la marcha.
Finalmente, tras casi dos horas de marcha a un ritmo muy bueno, llego a O Alto, pueblo donde termina esta carretera y que son las habituales cuatro casas sin nada mas.
Ya llevo veinticuatro kilómetros y me quedan otros catorce de etapa, pero voy muy bien. Los kilómetros pasan fáciles, a lo que ayuda el terreno, que es completamente llano.
La carreterilla termina en otra, por la que hay que volver unos cuatrocientos metros en dirección a Arzua antes de coger otra carreterilla, ya mas estrecha, que vuelve a tomar la dirección general que traía antes.
Este segundo tramo es de ocho kilómetros, muy similares a los anteriores. Una carretera recta, sin apenas tráfico, que va por campos sin un solo pueblo.
Nadie en todo el rato y un terreno fácil hasta dos kilómetros antes del final.
Poco a poco el Camino se va acercando a unos montes que tenemos a la izquierda. Por esos montes viene el Camino Francés, al que me uniré dentro de poco.
Dos kilómetros antes del final, la carretera empieza a subir. Es una subida larga y recta por la carretera, que con treinta y tantos kilómetros en las pierna cuesta un poco. Termina en unas casas y baja unos cientos de metros antes de llegar a la nacional que lleva a Santiago. La cruzo y sigo por un caminillo de frente. El Camino Francés ya debe estar por aquí, pero no se donde.
No tengo tiempo ni para dudar. De pronto, a escasos diez metros de donde estoy sale de los árboles una peregrina de andarees cansados que cruza la carreterilla donde estoy y se pierdo al otro lado. Antes de que yo llegue hasta allí cruzan otros dos peregrinos mas. No hay duda, he llegado al Camino Francés.
Pido turno para a entrar y me incorporo. Es un senderillo muy estrecho que va paralelo a la carretera que acabó de cruzar. Lo primero que veo, aparte de peregrinos delante y detrás, es el mojón del kilómetro veinticinco. Estoy pasado Salceda, un poco mas arriba del monumento conmemorativo de la muerte del peregrino Guillermo Watt, que está como unos quinientos metros más atrás de donde yo he enlazado con el Camino Francés.
Se acabó el Camino del Norte y su soledad.
Ahora el terreno es ya conocido y se lo que esperar en cada tramo. Me quedan seis kilómetros hasta el hotel. Desde el principio veo mucha mas gente por el camino, y por supuesto, no conozco a nadie. La gente que va a estas horas, las dos y media, son ya los retrasados, los que van mas despacio por algún problema físico o simplemente porque les gusta ir así. Adelanto con facilidad a muchos. Hay mucha gente joven, adolescentes o recién veinteañeros. Hay grupos grandes, pequeños, parejas y caminantes solitarios como yo. Hay mucha más vida. Es el Camino Francés, el de verdad, aunque en este tramo lo es menos que en otros.
Llego pronto a la cuesta de Santa Irene, la única que tengo que pasar. Allí se cruza la carretera y se sigue por un andadero muy ancho subiendo. A media cuesta hay una zona de descanso con un alto molino que recuerda a los del Oeste americano. Antes había visto uno igual en la bonita capilla por la que pasé en el Camino de enlace.
Justo en el área de descanso unos voluntarios de una orden religiosa han hecho una enorme paella de la que ofrecen a los peregrinos que pasamos. A mi también me ofrecen y acepto encantado un plato, que hoy entre pitos y flautas aún nomhe comido nada. Y está buena la paellita.
Reconfortado por la comida llego a lo alto de la cuesta y me paro en uno de los tres bares que hay allí. Esto ya no es el Camino del Norte. Aquí hay bares por todos lados y ni siquiera necesitas llevar agua o comida. Me tomo dos cocas y me fijo en una enorme pancarta que han colocado enfrente, justo por donde sigue el Camino y que lo cruza de lado a lados como a tres metros de altura.
Resulta que una tal Almu se casa con un tal Jose el día 15. Y sus amigos , para que todo el mundo se entere, han puesto este cartel, con lo que debe ser el lema del matrimonio, que no es otro que: "Maís vale un polvo o año, que mil pallas no baño". Enternecedor. No hay como tener amigos poetas.
Paso debajo de la pancarta, que es muy celebrada por todos los que pasan y bajo ya hacia la cercana capilla de Santa y el también cercano albergue del mismo nombre, al lado del cual han puesto este año un bar nuevo que tiene una pinta excelente.
Un kilómetro mas y llego al mojón del kilómetro diecinueve, justo donde hay una caseta de información. De allí sale un caminillo lateral que en ciento cincuenta metros me lleva al Hotel O Pino, que es mi refugio para esta noche.
Ya conozco este hotel del año pasado y está bien. Es pequeño y no muy moderno, pero está limpio y cuidado, tiene una terraza muy agradable para esta tarde de sol que se ha quedado y sobre todo tiene un restaurante excelente.
Etapa cumplida. He hecho 39 kms y son las cuatro de la tarde. Bien.
Otra ventaja de este hotel es que no hay nada alrededor. Así que paso la tarde descansando entre la habitación y la terraza. Por cierto, que la habitación que me han dado este año da a la carretera nacional, y es el único hotel que he visto que en vez de caramelitos, en la mesilla te dejan tapones para los oídos. Debe ser por el ruido que meten los camiones al pasar por aquí, que es bastante fuerte. A mi me da igual, pero Paloma no podría aguantarlo. Ya tengo regalo de santo para Paloma. Voy a llevarle los tapones. Que puntazo de regalo.
Ceno a las nueve de maravilla. Un salteado de setas con una salsa exquisita, un entrecot de buey y helado. Perfecto.
Y ya me subo a la habitación a escribir y ver la tele.
Mañana llegó Dios mediante a Santiago. Sólo me quedan 19 kms de 400. Esto está casi hecho.
TRIVIAL DEL CAMINO.
La pregunta de La Perona estaba dedicada a Cristina, obviamente, ya que su marido va de italiano, aunque todos sabemos que en la intimidad lo que le gusta es beber matecitos.
Hoy penúltima pregunta, que será fácil.
¿Cual es el camino de Santiago que tiene el recorrido mas largo en la península ibérica?.
Atención:Cuenta desde su punto mas normal de partida hasta el momento en que empalma con el Camino Francés. El Francés, obviamente, cuenta en toda su longitud hasta Santiago desde Roncesvalles.
Salud, y ya sabéis lo que dicen Almu y Jose.