sábado, 2 de agosto de 2014

Dia 2- Gijón -Aviles. 29 kms. Concentración industrial

YEsta es probablemente la etapa más desagradecida y menos estimulante de todos los Caminos que he hecho. Un tercio de la etapa te lo pasas saliendo de Gijón por polígonos industriales con fábricas inmensas. Otro tercio lo dedicas a subir y bajar un monte y el otro tercio a entrar en Avilés por más polígonos industriales con más fábricas inmensas.
Además me ha llovido todo lo que ha querido llegando a Avilés y la etapa ha transcurrido casi todo el tiempo por carretera, con lo que eso destroza los pies.
Y a pesar de todo, el sabor no es malo. Los paisajes industriales en medio de la exuberante naturaleza de la zona tienen su encanto. El monte que he cruzado era bonito y además he hecho relaciones públicas con una húngara despistada.
Pero todo a su tiempo.
Ahora estoy paseando por el casco antiguo de Avilés, que es bien bonito, mientras espero para ir a misa de siete y media.
El día ha empezado bien. Tras el concierto de los Real Mackenzies ( que al final resulta como ha descubierto Juan que son punkies canadienses disfrazados de heavys escoceses), he dormido muy bien y me he despertado a las siete.
El día está bastante despejado, así que tras hacer mis abluciones matutinas me pongo en marcha a eso de las ocho menos cuarto.
Salgo de la Plaza Mayor, ahora vacía y silenciosa y me dirijo a la zona del puerto, donde hay una inmensa estatua de Pelayo que domina una pequeña plaza. El Camino sale de Gijón por la segunda playa de la ciudad, inmensa y solitaria a estas horas, antes de comenzar a adentrarse por barrios cada vez menos apetecibles.
La salida es muy larga y pesada, como todas las de las grandes ciudades. Casi al final, cuando ya se adivina el verde de los campos entre las últimas casas, paro en un bar a tomar un café antes de seguir. Tengo las piernas cargadas de la maratón de ayer y me cuesta andar. Hay que esperar a que los músculos se calienten para empezar a ir medianamente a gusto.
Al salir por fin de Gijón el feo paisaje urbano cambia..... A un paisaje mas feo todavía. El Camino baja hasta unas vías de tren que se cruzan a pelo y enfrente me encuentro con una gigantesca fábrica siderúrgica que llena todo el horizonte. Hay multitud de edificios, cintas transportadoras, chimeneas, parques de camiones....Un paisaje industrial como del siglo XIX.
A pesar de ser sábado la fábrica está en funcionamiento y se oyen fuertes golpes y ruidos de todas clases. Idílico, vamos.
El Camino avanza por una carretera en desuso que va paralela a la fábrica. Paso por barriadas de casas desiertas , que debían ser en su día para los trabajadores. Paso almacenes abandonados y con las ventanas rotas, zonas de desecho, pilares de autopistas....
Y sin embargo, el paisaje tiene su cierto y extraño encanto. Tras la fábrica o al otro lado de la carretera se ven montes verdes y bosques tupidos. Es un contraste muy curioso que tiene su extraño encanto.
En un momento dado el Camino se desvía y empieza a subir hacia un monte encajonado entre la fábrica y el ferrocarril, que avanza por la ladera del monte.
A media ladera se ve una nueva barriada de casas destartaladas hacia las que parece que se dirige el Camino. En  efecto, tras cruzar las vías por un paso elevado, comienzo a subir, ahora fuertemente, hacia las casas, a las que legó de inmediato. Parecen habitadas, pero no se ve ni un alma. El lugar se llama Veriña de Arriba y está en el kilómetro ocho aproximadamente de la etapa.
Hay de todo tirado en la carretera que cruza la barriada: hierros, traviesas de ferrocarril,, maderos.....
Sin embargo a medida que vamos subiendo las vistas empiezan a ser más interesantes. He ganado mucha altura, con lo que puedo apreciar perfectamente la inmensa fábrica y detrás de ella campos y montes que llegan hasta Gijón, que se ve al fondo. Un paisaje diferente.
Sigo subiendo por la carretera hasta llegar a un lugar donde el Camino por fin se desvía alejándose de la zona industrial hacia la derecha y comenzando la ascensión al único monte de la jornada, el monte Areo.
Las primeras rampas son bastante fuertes y se hacen duras. En un momento dado el Camino se desvía y se convierte en un sendero de tierra que se interna en una especie de corredoira muy elevada y cerrada por árboles corpulentos a ambos lados que le dan un aspecto sombrío y precioso. Es impresionante el contraste entre esta zona arbolada y el área industrial que aún se ve a la izquierda en cuanto salimos de la corredoira. Llegamos así a un pequeño pueblecito de casas separadas y aisladas que se llama Poago. Tiene una pequeña ermita de origen medieval  y nada más. Bueno si, en un cruce, alguien ha dejado una mesa con botellines de agua y algunas frutas. Está decorado con vieiras y un cartel advierte que todo es para los peregrinos, para que a nadie mas se le ocurra coger nada. Un detalle anónimo que no es la primera vez que veo en el Camino.
A partir de aquí la senda, ahora asfaltada, se empina aún más y se abordan las últimas rampas para subir al monte. A mis espaldas tengo toda la zona industrial, que ahora se ve en toda su enorme extensión. Hasta aquí llegan los ruidos y golpetazos de las máquinas en funcionamiento.
Las duras rampas me llevan al alto y a partir de allí se comienza a llanear por la cima. Ya no se ve la zona industrial y el paisaje es el habitual de la zona, campos cultivados de maíz, prados para pasto de las muchas vacas y bosquecillos. Muy bonito y agradable. El tiempo todavía aguanta y se anda muy bien por aquí.
Tras un par de kilómetros por este terreno llego a un lugar donde un cartel indica que estamos en la ruta de los dólmenes. Por lo visto hay varios por la zona. Yo sin embargo no he visto ninguno. Solo veo una desviación con un cartel que indica que allí cerca está el Dolmen de San Pedro. Desde el Camino no se ve, y como el cartel no indica la distancia, sigo sin mas.
El Camino sigue por la parte alta del monte. En un momento dado me encuentro en medio del camino una gorra que recojo por si acaso mas adelante me encuentro a su dueño. Me la coloco en el cinturón para que se vea bien y continuó. En menos de un kilómetro veo que una chica viene en dirección contraria y en cuanto me ve se pone a dasr saltos de alegría. Es obviamente la dueña de la gorra. Se pone contentísima de haberla encontrado. Me dice en ingles bastante malo que se acaba de dar cuenta y que ha dado la vuelta porque no puede pasar sin su gorra. Seguimos andando juntos. Me cuenta que es Húngara, y que lleva ya andando desde hace un mes. Está haciendo etapas salteadas de diversos caminos. Empezó en el aragonés y fue hasta Puente la Reina. De allí bajó por el francés hasta Estrella, pero no le gustó porque había demasiada gente, así que se fue a dedo hasta Markina y desde allí a seguido el del Norte. Piensa seguirlo hasta Ribadeo y de allí bajará a Salas para empalmar coin el Primitivo por el que llegará a Santiago antes de seguir hasta Finisterre. O sea un pastiche de Caminos.
Me cuenta que no duerme ni en hoteles ni en albergues, sino en una pequeña tienda que trae. Es una tía de lo mas curioso que he visto. Debe tener unos treinta años y no para de hablar.
Seguimos juntos mientras el Camino empieza a descender hacia el pueblo de Santa Eulalia del Valle, al que llegamos tras unos diecisiete kilómetros. Yo quiero parar ya para tomar algo, pero en el pueblo no hay nada salvo una preciosa y cerrada ermita en cuyo césped están descansando tres peregrinos.
Nosotros seguimos. Ya hemos llegado al valle y avanzamos cómodamente rodeados de campos cultivados y encerrados entre dos cadenas montañosas bajas.
Ahora el tiempo ha despejado y hace calor. Yo ya estoy cansado, así que me paro en una sombra al lado de un río a comwee y descansar. La Húngara continua, así que nos despedimos y me siento en el césped a comer fiambre y queso y beber me la botella de agua que llevo. Estoy unos veinte minutos, en los que me adelantan tres peregrinos españoles con la misma pinta de pijidecathlongrinos que yo.
Tras el descanso continúa hasta llegar en un par de kilómetros al principio de la zona industrial que, desde unos diez kilómetros antes, da entrada a Avilés. Se acabaron los paisajes agradables y volvemos a un panorama similar al del principio de la jornada. La autopista ha aparecido también a la izquierda y a la derecha hay otro monstruo industrial de Arcelor.
Lo único bueno es que justo al principio de esta zona hay un bar en el que paro sin dudarlo. Pido una coca y me siento en la terraza. Estoy solo, pero en una silla hay una mochila con un gorro que reconozco. A los pocos minutos aparece la húngara. Se ha cambiado y ahora va con una especie de bombachos y zapatillas. Me cuenta que es que ella siempre duerme la siesta de doce a dos, así que hoy va a dormirla allí mismo. ¡ Que tía mas rara!.
Yo termino la coca, le deseo una buena siesta y sigo. Me despide haciéndo reverencias con las manos juntas, como los indios.
A partir de aquí el Camino vuelve a ser como al inicio, solo que con mas pueblos. Sin diez kilómetros hasta Avilés en los que se suceden las industrias siderúrgicas, las tuberías de gas, las cintas transportadoras, las chimeneas que he han huma blanco o algunas de ellas enormes lamaradas y toda clase de industrias auxiliares. O sea , Mordor.
Además se pone a llover, al principio suavemente, lo cual no molesta demasiado. Voy detrás de una de las parejas que me pasaron cuando estaba descansando y que me sirven de referencia. Pasamos así tres pueblos seguidos uno del otro:Tabaza, Silvota y Trasona. En uno de ellos paro otrora vez a tomar una coca. Cuando salgo empieza a llover, pero esta vez la cosa va a mas. Así que paro en una parada de autobús y me pongo el chubasquero.
Cada vez llueve mas, hasta que ya resulta imposible seguir. Menos mal que estroy en zoona completamente urbana, a unos cuatro kilómetros del destino y me refugio en un bar hasta que escampe.
Y tarda en escampar. Pero al final la lluvia disminuye y me permite hacer ese último tramo hasta entrar en Avilés. Ya era hora.
Avilés es bastante grande y se ceruza entero hasta llegar al precioso casco viejo, que atravieso entero antes de llegar de nuevo a una zona mas moderna donde está mi hotel, el Silken Villa de Avilés. Es un hotel nuevo y funcional. La habitación es cómoda y con una buena cama en al que me tumbo de inmediato a descansar antes de ducharme. He llegado a las dos y media tras 29 kilómetros de pesadísima etapa.
Descanso hasta las cinco, hora a la que salgo a ver Avilés. Recorrió el muy bonito casco viejo y luego me siento en una terraza cubierta a escribir. Al poco se pone a llover de nuevo a todo trapo, así que me quedo en el mismo sitio hasta que a las siete y media voy a misa. Al salir sigue lloviendo, así que me voy a cenar al hotel.
Y es un acierto, porque aparte de que no para de llover, ceno de miedo. Tienen un menú degustación que lleva croquetas de bacalao, una tosta de picadillo, tallarines con gulas, verduras y setas, arroz meloso con carne y verduras y estofado de t enrnera con patatas. De postre helado y todo por dieciocho euros. Está de miedo, las raciones son generosas y me pongo morado.
Y ya a la habitación a terminar de escribir.
La verdad es que esta ha sido probablemente la menos agradable de todas las etapas que he hecho en todos los Caminos. Todo el raro por carretera, muchos kilómetros urbanos, mucha industria pesada.... Una pesadez que hace que os kilómetros se alarguen interminablemente.
Pero bueno, Frodo también tuvo que cruzar Mordor, así que no hay que quejarse.
Estoy ya empezando con algún achaque típico de los primeros días. Me duele bastante un tobillo, que ya tengo sumergido en Voltarén crema. Por lo demás bastante cansado, pero espero que se me pase por la noche.
Mañana tengo otra etapa bastante larga hasta la preciosa villa de Cudillero. Por fin se. terminan las ciudades grandes e industriales.
A ver si el tiempo mejora algo y puedo disfrutar mas.
TRIVIAL DEL CAMINO.
JJuan sigue con su astuta táctica de responder lo que le sale de los huevos. Pero como sus daros de hoy sobre los punkies-heavies escoceses-canadienses son muy oportunos, recupera el punto perdido ayer. Además, como Paloma me ha recordado, quien me pidió la foto del tendedero fue Agustín y no Juan, así su en desagravio le doy otrro punto y lleva uno.
Cristina ha acertado la respuesta de Chillida. La estatua de Chillida es mucho mas grande que la de Pelayo. Y Luis   a acertrado la de Padrón. Así que punto para los dos. Y otro para Paloma, hoy por no quejarse.
Me encanta esto de ser juez omnipotente y sin derecho a réplica....
Hoy  hemos una pregunta local:
¿ Que famoso brasileño tiene una especial relación con Avilés?.
Y otra fácil del Camino:
Solo hay dos capitales de provincia gallegas que te dan derecho a obtener una Compostela si inocias el Camino desde ellas.
¿Que dos ciudades son y que dos  Caminos de Santiago las atraviesan?.
Buenas noches desde Mordor.

6 comentarios:

  1. Esta noche me he adelantado a todos , la última pregunta no se si es Tui o Ribadeo. asi que no soy como Juan que contesta cualquier cosa porque no puede estar callado ni debajo del agua

    ResponderEliminar
  2. ¡Oh! ¡Anasagasti contraataca! Está claro que va a competir duro, Pero yo creo que el Peregrino habla de capitales de provincia, en cuyo caso serían Lugo en el primitivo y Pontevedra en el portugués. Y lo digo sin el google, oiga.
    En cuanto a la etapa, creo que igual que a Don Quijote se le aparecían caballeros andantes muy complicados, la leyenda dice que a los muy peregrinos se les aparecen húngaras hare krisna. Algo le está añadiendo Antonio a la cocacola o el Santo le está poniendo a prueba con estas apariciones tan pintorescas.
    Un abrazo y que se te acabe el camino siderúrgico.

    ResponderEliminar
  3. Paloma ataca, pero para ser justos a la primera y dado que Antonio pregunta el nombre debía ser Oscar y a la segunda Orense y Lugo, cinos Sanabres y del Norte.

    Antonio cuídate las dolencias y ánimo

    ResponderEliminar
  4. Hoy no he querido participar a altas horas de la madrugada porq temo a los enfados de Paloma, aún sabiendo que no tendré puntos!!! Pero mira Antonio que te he dicho que no se te peguen mujeres!! En cuanto se descuida ya tiene una húngara en su camino!! Ya sabes que aquí los chicos quieren fotos de tus amigas del camino.
    Espero que hoy no tengas lluvia y puedas disfrutar de Cudillero. Besos

    ResponderEliminar