jueves, 7 de agosto de 2014

Dia 7 - Cartavio - Ribadeo. 34 kilómetros. De playa en playa sin bañador ni toalla.

Otro día maratoniano para abandonar Asturias. La etapa, que marcaba 28 kilómetros, ha acabado siendo de 32, ala los que hay que añadir otros dos mas por culpa mía, así que al final treinta y cuatro kilómetros para el cuerpo. El día que pille una etapa de veintipocos me va a saber a nada.
Eso si, ha sido una etapa preciosa, casi continuamente pegado a la costa y viendo cala tras cala y playa tras playa.
Y no he visto a casi ningún peregrino. He ido prácticamente solo todo el Camino y eso si, me he hartado de ver turistas, bañistas y surfistas. Poco ambiente peregrino, la verdad.
Final en Ribadeo, el primer pueblo de Galicia, que es enorme y tiene una animación envidiable. Esta repleto de turistas disfrutando de las vacaciones y apenas se ven peregrinos. Y eso que es fácil reconocernos. Basta fijarse en los airosos andares y el calzado de descanso que llevamos todos. Yo por ejemplo llevo unas chanclas con calcetines ejecutivos marrones que son una monada. Voy dando el cante, pero me importa un bledo.
He dormido fatal. No se porque, pero no conseguía coger el sueño y me he despertado varias veces durante la noche. Creo que el empacho de series en la tele que me pegué anoche ha pasado factura.
Así que cuando a las siete ha sonado el despertador me he quedado un rato mas en la cama y no he salido del hotel hasta las ocho y cuarto.
El Camino se retoma remontando la carretera unos cincuenta metros hasta un cruce en el que un sendero hormigonado se mete entre unas casas y vuelve pegado a la carretera y pasando por delante del hotel, hasta salir unos quinientos metros más adelante de nuevo a la carretera. El Caminmo va a pasar por debajo de unas vías de tren cuando de repente tengo como un flash. Me he dejado el forro polar colgado en el armario del hotel. Estoy tan seguro de ello que no me paro ni a revisar la mochila. Simplemente doy la vuelta y, esta vez por la carretera, regreso al hotel. Menos mal que me he dado cuenta nada más salir.
Llego al hotel cruzándome con una pareja de peregrinos extranjeros que van por el otro lado de la carretera y , que al verme retroceder se ponen como locos a consultar sus mapas. Les ha comuna seña de que sigan y llegó al hotel, donde en efecto, el forro polar está perfectamente colgado del armario. Lo cojo y vuelvo a salir disfrutando de las sonrisillas mal disimuladas de los parroquianos que se están atizando el primer carajillo de la jornada en el bar del hotel.
En total he perdido una media hora y he hecho algo más de dos kilómetros extras por la broma. Y eso para empezar la jornada. Así que a las nueve menos cuarto me pongo de nuevo en ruta. Esta vez si cruzo las vías del tren e inmediatamente empieza un fuerte ascenso por un camino de tierra que lleva hasta un caserío y que a partir de allí avanza pegado a la carretera.
La primera parte de la etapa va a ser todo el rato así, una especie de juegho del ratón y el gato con la carretera que vamos a seguir, cruzar y bordear en múltiples ocasiones. El Camino es bastante recto y no ofrece dificultades. Lo único es que es bastante monótono. Muchos caseríos aislados, tráfico por la nacional y ausencia total de peregrinos.
Lo mas curioso es la señalización del Camino que hay por aquí. En lugar de los tradicionales mojones similares a hitos de carretera, por aquí han puesto unas enormes cruces de Santiago rojas que se ven perfectamente, pero que a cambio encajan mal con el paisaje.
Así avanzo los cuatro primeros kilómetros hasta llegar a La Caridad, el primer pueblo de la jornada, que tiene albergue y todo. Es un pueblo de verdad, mucho mas grande que Cartavio y con mas servicios (lo que no es difícil, porque en Cartavio no había ni uno).  En una terraza están sentados desayunando unos cuantos peregrinos, entre ellos los del perro. Les saludo y continúo Camino. 
Salgo de La Caridad por carretera, pero pronto surge un camino mas agradable por carreterillas locales entre chalets con ocasionales zonas de pinos. Es llano y agradable, y el tiempo que está algo cubierto aunque sin amenazar lluvia, contribuye también a que se ande muy a gusto. Cruzo la nacional un par de veces más antes de llegar a un pueblo que se llama San Pelayo. Aquí, como son muy suyos, ponen los nombres de los pueblos en Bable y debajo en Español. Así que el cartel del pueblo dice "San Pelayo" en correcto bable que se traduce al Castellano como "San Pelayo". Cosas de la riqueza lingüística patria...
Tras San Pelayo viene inmediatamente Valdepares y poco después senñlega a El Franco, ya en el kilómetro ocho y medio de etapa.
Un kilómetro mas por carretera y llego a las primeras casas de Porcia, punto más importante de las etapa. Y lo es porque aquí hay que decidir entre los dos posibles itinerarios de la etapa. Uno, el oficial, lleva por el interior, por caminos tranquilos y alejados de la carretera. El otro lleva por la costa, visitando Tapia de Casariego y bordeando todas las playas de la costa hasta Ribadeo, donde confluyen ambos. Son muy parecidos de longitud y solo la preferencia personal permite elegir uno u otro.
Yo me he decidido por el de la costa. Hoy es el último día que tengo para ver el mar, ya que a partir de mañana el Camino se interna hacia el interior de Lugo, así que prefiero ver playas y acantilados.
Pero resulta difícil encontrar el desvío, pues no está muy bien señalizado. Al llegar al lugar donde tiene que estar hay un mojón que señala a la izquierda con un letrero que dice "Camino" , hay otra flecha que señala un camino que sale a la derecha, pero no dice nada. Por lógica el bueno debe ser el de la derecha, que es el que se acerca a la costa. Me lo confirma un paisano que pasa por allí y que me ve dudando.
Así que tomo el Camino de l,a derecha y aquí comienza la parte mas bonita de la etapa.
El Camino comparte aquí señalización con el sendero GR- 09, así que la señalización es abundante y fácil de seguir. Dejo de inmediato el puebño , al que apenas se llega a entrar, y cojo un camino de tierra que, entre altos campos de maiz , me va acercando a la costa.
En esta zona la costa sigue siendo como la de ayer. Altos acantilados que caen a pico hasta el mar. La costa es bastante recta, de modo que cuando el Camino se acerca a ella se puede ver una zoma muy amplia, y es sobrecogedor. Rocas y mas rocas que se alejan hasta el horizonte. Una pasada.
El Camino va alejándose y acercándose a los acantilados. Hay tramos en los me vas a apenas un par de metros de la caída. Se ven calas naturales h entrantes en los acantilados, que en esta zona tendrán unos treinta metros de alto. Algunas de estas pequeñas calas son como de película, con cuevas naturales y orificios por ,os que entra el madre, que hoy está en calma. Me imagino que con un mar agitado la vista tiene que ser una pasada aún mayor.
Avanzo despacio parándome a menudo para ver el panorama de los acantilados y las calas. Esta zona merece disfrutarse despacio.
Tras un par de horas por este terreno, el Camino se vuelve más recto, se pega a la carretera y avanza derecho para entrar en Tapia de Casariego, ya en el kilómetro 17 de etapa.
A la entrada de Tapia hay un impresionante mirador en el que hay bastante gente. Da a una cala bastante mas baja y vulgar que algunas de las que hemos visto hasta ahora, pero es la que tienen a mano los turistas que visitan el pueblo. No es un pueblo demasiado grande, pero es muy turístico y está rodeado de urbanizaciones, por lo que está lleno de gente.
Sello la credencial en la oficina de turismo y pero en un bar a tomar algo.
Veinte minutros después ya estoy saliendo de Tapia. A la salida hay una excelente playa, la de Anguileiro, que está llena de gente.El Camino rodea la playa y sale por el otrro lado por una cuesta bastante fuerte que lleva hasta el Camping de Tapia, que es muy grande y parece tener buenas instalaciones. Hay muchas tiendas y caravanas y se ve mucha actividad.
Desde el camping sale un sendero que lo bordea para luego acercarse a la costa. Llego a una pequeña playa llamada de La Paloma. No parece muy buena. Está llena de rocas y parecer bastante poco cuidada..
Desde la playa sale un caminito de tierra muy estrecho que sube por un bonito bosque de pinos hasta eun sendero mas ancho que vuelve a acercarse a la costa por campos cultivados.
A partir de aquí voy por el borde de la costa en un sendero muy estrecho y a veces inexistente que vuelve como antes a pasar por calas, acantilados y lugares preciosos. Como la costa es muy recta voy viendo como Tapia se aleja a medida que avanzo por los acantilados.
En un momento dado el sendero nya desaparece completamente y se avanza por una amplia pradera hacia una enorme playa que se ve al fondo. A medida que me acerco veo que está llena de gente, tiene varias caseta y chiringuitos e incluso hay muchos surfistas disfrutando de las olas.
Es la playa de Ser antes, a la que llego por laparte alta de los acantilados. Ahora vuelve a haber un sendero, pero va taan cerca del acantilado que en un punto determinado me da miedo el paso y retrocedo para buscar un paso algo mas alejado del borde.
Llego a la playa y saludo al socorrista que la vigila ya que paso justo por delante de él. Me paro en un chiringuito de la playa lleno de veraneantes que me miran como a un extraterrestre. Y debo parecerlo, yo disfrazado de peregrino con mochilón y todo y ellos en bañador. Me tomo una coca y sigo. Me faltan aún unos ocho kilómetros y por las pintas voy a llegar a eso de las cuatro. Me da igual. Estoy disfrutando mucho de este paseo costero tan distinto de cualquier  otra etapa del Camino de las que ya he hecho unas cuantas.
El Camino sale de la playa rodeándola por una carretera estrecha que pasa al lado de un pequeño poblado y luego vuelve a acercarse a la costa. Paso así los pequeños poblados de Villa mil y Santa Gadea antes de llegar a una pequeña ermita situada en lo alto del acantilado desde donde hay una vista impresionante. A la derecha se ve toda la linea de costa por la que he venido hasta Tapia, que se distingue perfectamente en la lejanía.
A la izquierda hay una enorme playa también llena de gente, como la anterior. Es la playa de Penarredonda a la que se llega desde la ermita por unas pasarelas de madera que son las que usan los bañistas para entrar y salir.
La playa se rodea antes de subir por una empinada cuesta hasta lo alto del acantilado y emñalmar con una estrecha carretera muy recta que es la que viene desde Ribadeo.
La carretera es una larga recta de unos tres kilómetros que termina en la rotonda de la autovía del Cantábrico que da entrada a Ribadeo.
Pero antes de llegar, una lentilla decide darse un paseo por dentro del ojo y se pierde. Problema. No tengo espejo, así que me tiro en el suelo, pongo la cara encima d ella mochila para que si  se cae la lentilla no lo haga en el suelo y  me pongo a buscarla a tientas por dentro del ojo. Solo el que usa lentillas sabe lo molesto que eso es. Afortunadamente, al cabo de un rato la encuentro, me la quito y la vuelvo a poner. Problema solucionado.
La entrada en Ribadeo es espectacular. Ribadeo está situada al otro lado de una enorme ría que cruza la autovía del cantábrico por un enorme puente que tiene una estrecha pasarela a cada lado para el paso de peatones y peregrinos. El puente separa o une, según se quiera ver, Galicia y Asturias. Tiene 600 metros de largo y su cruce a pie es impresionante. La vista es magnífica desde la mucha altura que tiene el puente. Como además vas por una estrecha pasarela al borde del puente, con solo un quitamiedos entre tu y la caída, impresiona mucho. A la derecha está la desembocadura de la ría y el mar abierto, donde muchos veleros están disfrutando del dia. A la izquierda se mve Castropol y Vegadeo en el lado Asturiano y Ribadeo en el lado gallego. Una pasada.
Llegó al otro lado alucinado por el paisaje. Nada mas cruzar el puente el Camino tuerce bruscamente y baja para coger una calle que pasa el puentes por debajo. Ahora lo impresionante son las vistas del puente por debajo. Es una obra de ingeniería impresionante que Miguel Angel disfrutaría de lo lindo.
Pasado el puente por debajo callejeo un poco hasta llegar al puerto, donde está mi hotel, que lleva el bonito nombre de Fogar do Marinero. Es un hotel algo viejo, pero está en un lugar precioso, dominando el puerto y la ría.
La habitación es bastante grande y cómoda, así que muy bien. Son las cuatro cuando llego y he hecho 34 kilómetros en total. Una etapa larguísima y cansada, pero que he disfrutado un montón. Ha sido espectacular y estoy contentísimomde haber elegido el Camino de la Costa desde Porcia.
Descanso un poco y a las cinco y media salgo a conocer Ribadeo. Lo único malo del hotel es que está en el puerto y el centro del pueblo está en la parte alta del monte. Pero el ayuntamiento ha colocado un ascensor que me permite subir cómodamente. Ribadeo es un pueblo que ha debido ser mas bonito en otros tiempos. Se ve algo deteriorado, con casas de postín de estilo indiano pero abandonadas o necesitadas de restauración. Tiene una plaza central muy bonita a cuyo alrededor hay un barrio comercial que bulle de actividad. Hay muchísima gente entrando y saloendomde los comercios o paseando por las calles. Doy un paseo muy agradable mientras buscó una tienda para comprar un polo que sustituya al que se  me rompió ayer. Pero sólo encuentro jerseys  de marca que cuestan de 60 euros para arriba. Finalmente encuentro una tienda de impresión de camisetas donde consigo un polo azulón  por diez cincuenta que es mas que suficiente para lo que necesito.
Tomo algo en la plaza mientras escribo y a las ocho y cuarto me bajo, esta vez andando, hasta el hotel. Ceno en un restaurante marinero al lado del hotel. Para celebrar que ya estoy en Galicia me tomo una nécora y una merluza a la cazuela buenísima. De postre tarta de manzana. Una buena cena. Mientras estoy allí veo pasar a los del perro, aún con mochilas. No se si llegan ahora, pero me extraña porque son las nueve y pico.
Y ya subo a la habitación a terminar de escribir.
Un magnífico día, aunque muy cansado. Asturias se ha hecho muy larga. Etapas interminables con mas kilometraje del esperado pero muy bonitas y agradecidas.
Ahora veremos como se da Galicia.
TRIVIAL DEL CAMINO.
Carmina y Cristina  lo han acertado todo. Teodoro y Atanasio trajeron el cuerpo de Santiago desde Jerusalén en una barca de piedra. Sin velas y empujada por ángeles. Eso es eficiencia energética.
Hoy, como ya estamos en Galicia, una pregunta avanzada del Camino.
Hay muchos caminos de Santiago. Pero la mayoría de ellos no terminan en Santiago, sino que lo hacen en otro Camino mas importante, normalmente el francés. Así por ejemplo, el Camino Aragonés tiene solo seis etapas y empalma con el Francés en Puente la Reina.
Solo hay cuatro Caminos que terminan en Santiago, sin empalmar con ningún otro antes de la ciudad del Apóstol. ¿Cuales son estos Caminos?.
Buenas noches desde Galicia.

4 comentarios:

  1. Si no lo veo no lo creo. ¡Nadie ha publicado a estas horas! Así que sin ayuda me tiro al agua y digo que los cuatro caminos son el inglés, el del norte, el primitivo y el portugués.

    En lo que respecta a la crónica, aplaudo la actitud del Peregrino de vestir como le plazca. Uno sabe cómo los que marcamos tendencia sufrimos por las afiladas críticas de ciertas mujeres. ¡Tú a lo tuyo aunque te miren mal, Antonio!

    Lo de la lentilla ha sido duro, aunque como no llevo lentillas no me hago tanto cargo.

    Ánimo, que ya queda menos, y disfruta de la última etapa marina.

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  2. Impresionante entrada en Galicia cruzando la ría, supongo que lo sabrás, pero por sí acaso te lo comento, en Ribadei está enterrado el expresidente del gobierno Leopoldo Calvi Sotelo, que pesé a ser madrileño, tenía un vínculo muy fuerte con esta pobkación.

    En cuanto al trivial y aunque tu tía Varmina ya te habrá enviado el e-Mail con las respuestas, creo que son los caminos Inglés, Francés, Sanabres y Portugués.

    Buen Camino

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  3. Querido Antonio: aqui la vecina. No habia publicado nada porque todo estan como fieras para ganar, y yo lo leo un poco tarde.
    Como siempre, me encantan, aunque acabo agotada de tantas subidas y bajadas. Esta etapa que cuentas, la ultima de Asturias, la reconozco pues unos amigos tienen una casa en un pueblo de por alli, Viavelez. Cuando lo vi, me pareci como un pueblo de piratas, precioso.
    Animo, ya queda menos. Un beso

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  4. Hola Peregrino, me ofrezco la próxima vez que hagas el camino asturiano como coche escoba!! He disfrutado muchísimo de las crónicas y de las fotos. Así que ya sabes si no quieres cargar más mochila que debes hacer. Lo del trivial veo que Juan lo domina perfectamente y no vamos a opacarle su alegría de ser el primero!! Buenas piernas para esta segunda etapa y mucho pulpo y empanada, como diría Agustin!!!

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