martes, 4 de agosto de 2015

Dia 4 – Puente la Reina de Jaca – Artieda.23 kilómetros con fieras salvajes, yihadistas, desiertos y un final monacal.

Hoy es el segundo día en el que duermo en un sitio distinto del que he terminado la etapa. Estoy en el Monasterio de Leyre, de larga tradición Jacobea pero por el que ya no pasa el Camino, pues la construcción del pantano de Yesa cortó la comunicación y ahora el nuevo trazado va por la margen izquierda del pantano, mientras que el monasterio queda en los montes que están en la margen derecha.
Pero entre que tenía ganas de conocer Leyre y que en el punto donde he parado hoy no hay alojamientos, he decidido tomar un taxi y venirme hasta aquí. Mañana volveré otra vez a Artieda por la mañana para continuar el Camino desde donde lo he dejado hoy. Y es que una cosa es dormir fuera del Camino y otra saltarte kilómetros sin ton ni son.
La etapa de hoy ha sido dura y calurosa. Ya hemos dejado las montañas y el terreno se ha hecho más llano , pero a perdido sombras donde refugiarse y tiene largas y pesadísimas rectas por campos cultivados e incluso algunas zonas semidesérticas de tierras negras que cuesta un montón atravesar y  que cuando da el sol parecen hornos.
Anoche me dormí con una de las mayores tormentas que he visto en mi vida. Jarreaba y constantemente todo el cielo se iluminaba con inmensos rayos que hacían que pareciese que era de día. Afortunadamente la tormenta no ha superado la noche y cuando me he levantado el día es claro y despejado. Hay unas pocas nubes algodonosas y todo huele a la humedad de la lluvia caída. La temperatura a las seis y media es fresquita y se agradece. Espero que dure al menos hasta mediodía.
Vista desde el balcon del hotel
A las siete y media me recoge el taxista a la puerta del hostal y un cuarto de hora después ya estoy poniéndome la mochila en el Puente de Puente la Reina de Jaca, justo donde ayer terminé la etapa.
Puente la Reina
Cuando me estoy preparando para salir, llega uno en un coche y, con un acento navarro tremendo me pregunta por donde va el Camino. Se lo explico y arranco por el arcén de la carretera nacional, que pronto dejo para bajar por una carreterilla hasta casi la orilla del río. Unos metros más allá hay que tomar la primera decisión de la etapa. Un sendero abandona por la izquierda la carretera ascendiendo bruscamente el monte hacia Arrés, primera parada de la etapa, que puede evitarse simplemente siguiendo por la carretera.
Desvío a Arrés
Según tengo entendido la subida a Arrés es dura pero bonita, así que, como aún estoy fresco, me arranco hacia el sendero, muy estrecho y que sube muy bruscamente por el monte. Además el sendero está bastante embarrado con las lluvias de anoche y se hace bastante pesadito para subir. Cuando he subido cien metros veo que llega por la carretera el navarro del coche y aparca. Yo sigo subiendo.
Camino a Arres
En un momento dado miro hacia adelante y veo un bulto negro que cruza a toda velocidad el sendero, ocultándose de inmediato entre los árboles. Parece un perro, pero yo prefiero imaginarme que es un fiero lobo, así que saco mi bastón (que no utilizo nunca y llevo colgado de la mochila) y me meto la navaja en el bolsillo. Ya estoy preparado para el perro, el lobo, el zombie o lo que quiera que sea ese bicho.
Camino a Arres
Un poco más adelante, mientras estoy tomando unas fotos del impresionante paisaje del valle que empieza a mostrarse a medida que voy subiendo, me adelanta a buen paso una señora con una mochila pequeña. Mejor, así se la come a ella el lobo.
Camino a Arres
El Camino hasta Arrés tiene tres kilómetros y va todo el rato por la ladera del monte con unas vistas magníficas del anchísimo valle y los pirineos al fondo. Es una preciosidad, y además, tras el primer repecho muy fuerte, es cómodo de ascender y no presenta más problemas que la estrechez de la senda y lo empinado de la ladera que queda al lado de esta y que sería peligrosa si te caes.  Finalmente, tras una curva y sin haber vuelto a tener noticias del misterioso animal del principio de la subida, aparece el pueblo.
Llegando a Arres
Arrés es un pueblo de cuatro casas situado, como todos los que voy a ver hoy en lo más alto de un monte. Se nota que esta es tierra de frontera, y los pueblos los construían siempre en lo más alto como medida natural de protección de las incursiones de moros, franceses, navarros, castellanos, o los del pueblo de al lado, que siempre son los más peligrosos de todos.
Eso hace que los pueblos sean preciosos, pero a cambio hace que llegar a ellos sea un ejercicio importante. Hoy el Camino no ha entrado en más pueblo que en Arrés, a pesar de que ha pasado por otros tres: Martes, Mianos y Artieda; por los que solo ha pasado por la ladera del monte en el que se asienta cada uno de ellos.
En Arrés no hay nada salvo las vistas, así que comienzo a bajar. Es una bajada muy abrupta por un camino de piedras muy inclinado y que hay que hacer con cuidado.
Bajada de Arrés
Arres desde el final de la bajada
En unos quinientos metros de bajada estoy ya en la falda del monte y, tras atravesar un campo de cereal con todas las espigas segadas, cojo una senda ancha, cuidada y recta como una vela que vuelve hacia la carrretera. Esta va a ser la tónica de la etapa de hoy. Senderos anchos y cómodos para andar que avanzan entre campos de cereales llanos o ligeramente ondulados; sin sombra alguna y sin accidentes geográficos de mención. O sea , una pesadez de etapa.
Arrés desde el Camino
Camino a Martes
Por este camino avanzo unos tres kilómetros hasta que me pasa un coche, el del Navarro, que se para unos doscientos metros más delante de la larguísima recta donde estamos. No es normal, este es un camino de tierra, de los de concentración parcelaria, y este tio no es un agricultor. No se que hace aquí. ¿Será un activista yihadista que me quiere cortar el cuello por peregrino infiel ?.... ¿Será un homosexual activo que me quiere dar candela?.... Prefiero que sea un espía yihadista….
Camino a Martes
Le adelanto de nuevo saludándole cortésmente y sigo hasta llegar a una granja que hace también las veces de casa rural, a la que no se si vendrá nunca nadie pues no está en un lugar precisamente atractivo. El sitio se llama La Pardina del Solano; y lo de Solano debe ser por como pega aquí Lorenzo, pues son apenas las nueve y media y hace ya un calor importante.
La `Pardina del Solano
Camino a Martes
Un poco más adelante llego al mojón que marca que quedan 800 kilómetros para Santiago, y justo allí el Camino se desvia y entra en una senda más estrecha y que durante un rato discurre por una zona arbolada que se agradece.
800 kms a Santiago
Llego así en un par de kilómetros más a la carretera que sube hasta el pueblo de Martes, y a pesar de que hoy es su día, paso de subir. Bueno, por lo menos paso de subir al pueblo, porque lo que es subir, subo a base de bién, ya que desde la carretera, el Camino sigue subiendo a una loma con una fuerte inclinación. Tanta, que al llegar arriba han puesto a modo de bancos unos tablones de madera sujetos con piedras para que te sientes y descanses. Se agradece, pues la subida ha sido corta pero de aupa, de las que crean afición a quedarte en casa viendo CSI o Supervivientes



Al final de la subida
Más senderos entre campos cultivados abrasados por el sol me llevan hasta una desviación a un pueblo que se ve a nuestra altura y como a un kilómetro. Es el pueblo de Martes. No he podido evitar subir a su altura, y es que este no está en una loma, sino en una amplia meseta por la que sigue el Camino.
Desvio a Martes
No entro en Martes, ya que el Camino lo va bordeando por la meseta y sigo hacia una zona algo más montañosa y ondulado, con una zona de barrancos de erosión hacia la que se dirige el Camino.
Por la meseta
Por la meseta
Avanzo por el borde de la meseta, con buenas vistas del valle que se extiende abajo hasta que llego a la zona de los barrancos. Hay una caseta y allí esta parado y fuera del coche el del acento navarro. Cuando llego a su altura me pregunta si creo que con el coche podrá pasar la zona de barrancos. Resulta que ni es yihadista ni sarasa. Su mujer está haciendo el Camino a pié (es la que me adelantó en la subida a Arrés) y el va de coche de apoyo. De apoyo cercano, porque pretende ir por los mismos senderos que ella y lo más cerca posible. Y hay veces, como ahora, que eso es más bien complicado. 
Desde donde estamos el camino, que es un ancho sendero de piedras y tierra, baja bruscamente hasta lo que parece el lecho semiseco de un río, que se atraviesa por una pasarela para humanos, no para coches. Desde aquí no se ve si hay un vado para cruzar el cauce, así que le digo que se espere y que cuando yo llegue allí le diré como está.
Bajo y veo que hay paso, pero está bastante embarrado y no se ve la profundidad; así que ha gritos le digo que parece que se puede pasar , pero que mejor baje hasta aquí a ver y si acaso no puede pasar, hay sitio para dar la vuelta.
¿Pasará el coche?
Resuelto el tema, sigo andando, sin saber si finalmente se va a atrever a bajar. Estoy seguro de que si, porque como cualquiera, prefiere perder el coche a que su mujer le diga que es un calzonazos incapaz de seguirla.
Desde el barranco el Camino sube una loma por un sendero de fuerte pendiente. El terreno se ha vuelto negro. Las bajas lomas que enmarcan el Camino parecen de carbón o de algún mineral que tiene vetas que brillan, Otros tramnos son de una piedra como si fuera arenisca gris. Parece el desierto y refleja la luz del sol dando un calor insoportable. No hay vegetación ninguna y es una pesadilla.
Paisaje desñertico
Cruzo así un segundo riachuelo para el que también han puesto una pasarela, pero que es innecesaria, pues el cauce va seco y se puede atravesar  a pie llano.
La segunda pasarela
Despues de una nueva subida salgo por fin a una zona más alta y arbolada, pasada la zona de barrancos y en la que el Camino avanza entre el borde de la meseta y un bosquecillo a su izquierda. Ya llevo quince  kilómetros y no he visto ni un solo bar, ni una sola fuente ni un solo lugar donde parar a tomar algo. Así que me siento en unas piedras de una zona arbolada y me pongo a comer el fiambre que tengo y a beber el agua que llevo mientras descanso un rato.
Inmediatamente pasa el Navarro con su coche. Me dice que ha tanteado con un palo y se podía pasar, así que aquí está. Sigue su ruta y al poco pasa su mujer. No se cuando la he adelantado. Me imagino que el Navarro la recoge cuando ella quiere y la vuelve a dejar donde le apetece seguir andando. Va fresca como una lechuga. No me extraña. Ese si que es un Camino cómodo: mochila pequeña y chofer dedicado.
Tras descansar, continúo por la pista hasta que en lo alto de una loma comienza a verse el siguiente pueblo que bordea el Camino. Es Mianos. Como Arrés está en lo alto de una empinada loma, pero como el Camino no pasa oficialmente por él y ya estoy más bien cansado, paso de subir, incluso con la perspectiva de que tenga bar, que no se si tiene.
Llegando a Mianos
El sendero se convierte en una pista asfaltada de la que sale una carretera que sube hacia Mianos. Yo sigo por la parte baja y llego a una fuente de la que no bebo por precaución pero que uso para mojarme la cabeza y el gorro e ir más fresquito por este tramo que ahora transcurre entre árboles  que dan una agradable sombra.
Fuente ¿potable?

Llego así a un lugar donde la carretera comienza a subir en dirección al pueblo. Me fijo bien y veo que a la derecha sale un camino en el que los del pueblo han procurado borrar todas las señales que indican que ese es el Camino correcto. Pero el tema es bastante evidente. Cien metros más allá dela bifurcación puede adivinarse un poste de los que aquí en Aragón señalizan el Camino, así que hacia allí me dirijo y paso de subir a Mianos.
Dersvio a Mianos falso
El sendero vuelve a pasar mientras rodea Mianos por una de esas zonas de sube y baja que parecen apocalípticas, desiertas o Marcianas. Piedra como de arenisca negra o gris con reflejos metálicos que reflejan el calor como si fuese un horno, lomas que parecen desechos de una mina amontonados como sea, arenas sucias con arroyos de colores verdes o amarillos muy sospechosos…. El infierno.
Paseando por el desierto.
Pero la zona no dura mucho y finalmente empalma con una carretera desde la que se ve un pueblo en lo altop de una loma, que no puede ser más que Artieda, mi destino de hoy.
Camino a Artieda
Quinientos metros por esa carretera me llevan hasta un cruce desolado, sin sombra del que salen tres caminos. Un sendero de tierra hacia la derecha baja el monte. Es la continuación del Camino hacia Ruesta, que tomaré ya mañana. Una carretera sube empinada hacia el pueblo. De ella sale un camino más empinado aún por el que van subiendo dos peregrinos, los dos primeros (aparte de la pijigrina con chofer) que he visto hoy. La tercera carretera baja hacia el Pantano de Yesa, que ya se ve al fondo. Paso de subir a Artieda si puedo evitarlo, así que saco el teléfono y llamo al taxi de Artieda. Me responde una señora que me dice que está camino de Pamplona y que hasta las dos y media no me puede recoger. Son la una, o sea que me queda hora y media de espera. Le digo que si no conoce otro taxi al que pueda llamar y me dice que espere, que en cinco minutos me llama.
Artieda
Me siento a la escasa sombra que da una señal de tráfico y en menos dde cinco minutos me llama de nuevo la señora y me dice que espere, que vienen a por mi. ¡Albricias! . Me he ahorrado la subida a Aritieda.
En efecto, en unos minutos aparece un monovolumen por la carretera que baja al pantano. Es la misma señora con la que he hablado, que me cuenta que acababa de salir hacia cinco minutos hacia Pamplona, pero que como Leyre está en la misma dirección ha dado la vuelta para recogerme. Perfecto, porque si llego a llamarla cinco minutos más tarde, probablemente ya hubiese estado demasiado lejos para dar la vuelta y hubiese tenido que esperar. Cosas del Apostol, que cuida de sus peregrinos. Y es que es un dicho muy conocido y muy cierto el de que El Camino te da siempre lo que necesitas en el momento en que lo necesitas, así que no tienes de que preocuparte, sino dejarte llevar.  Yo he comprobado ya cientos de veces que es cierto, y he leído experiencias de peregrinos que lo certifican aún más. Los ingleses lo llaman Serendipity, que en español aparece en los diccionarios traducido como “de casualidad”. Pero el significado real no es ese. No es casualidad sino un designio guiado que se disfraza de casualidad. En todo caso, es real.
-Esoterico estais….
-Es que no como.
En media hora el taxi me deja en la puerta del enorme monasterio de Leyre. Estoy muy cansado y la visita la dejaré para luego. Ahora voy derecho a la hospedería, me registro y subo a la habitación. Es una habitación monacal, sencilla pero con mobiliario moderno, muy pequeña y sin televisión noi aire acondicionado.
Leyre
Lo del aire va a ser un problema por la tarde, porque da al oeste, y el sol cae a plomo sobre los muros de piedra, convirtiéndola en un horno. Así que tengo que dejar el ventanuco que tiene abierto de par en par para que corra un poco el aire, y aún así hace mucho calor. Me ducho y arreglo y a las cuatro menos cuarto salgo a visitar el monasterio. Es grande y bonito. Todo de piedra, se yergue solitario en medio dela ladera de una montaña que coronan unos enormes acantilados. A sus pies tiene el pantano de Yesa y las vistas son preciosas.
Casi todo el monasterio está sin embargo, cerrado a las visitas, ya que lo ocupa una comunidad de monjes de clausura. Puede visitarse la iglesia, que es bonita, muy alta y de una sola nave, con una enorme detrás del altar, que es donde se sientan los miembros  de la comunidad cuando hay celebraciones religiosas.
Iglesia de Leyre
Lo mejor es sin duda la maravillosa imagen de la Virgen de Leyre, grande y de una delicadeza enorme.
Virgen de Leyre
También puede visitarse una pequeña cripta que parece un bosque de columnas enanas. Y ya está.
Cripta
Cuando doy la vuelta por el exterior, me fijo en donde está la ventana de mi habitación y me doy cuenta de que desde donde estoy puede verse perfectamente la ventana abierta y toda la colada que he puesto a secarse en el ventanuco. Me he cargado la vista de una de las fachadas del monasterio y mi ropa saldrá en las fotos de un montón de turistas. Me encanta.
Me siento en la terraza del bar del monasterio. Hay mucha gente de visita y continuamente están saliendo grupos en visitas guiadas. Se ve que este lugar es muy conocido y visitado.
A las siete vuelvo a la iglesia a ver y sobre todo a oir las Vísperas, pues los monjes las hacen en canto Gregoriano. La iglesia está de bote en bote y a las siete en punto salen diecisiete monjes de la zona de clausura y se sientan en la parte posterior al altar. La ceremonia empieza y comienza a oírse Canto Gregoriano. Es muy bonito, pero ni un solo monje de los que están en el altar está moviendo la boca. No se si es que los que cantan se ponen en la zona del órgano, que no se ve, o es que se trata de una grabación, pero lo que es seguro es que los que cantan no son los que estoy viendo.
En todo caso la ceremonia y los cantos son muy bonitos y llenan de paz con su melodía rítmica y suave. La ceremonia dura algo más de media hora y finalmente todos los monjes de negros hábitos (vestiduras, no costumbres) vuelven a su zona de clausura y el resto salimos a pasear por los jardines del monasterio. Llamo al taxista de Yesa cuyo teléfono me han dado en el hotel y concierto que me pase a recoger a las siete. Mañana hay etapa larga y quiero empezar pronto.
Monasterio de Leyre
Yo vuelvo a la terraza del bar, porque en la habitación no se puede estar del calor que hace ahora que el sol se está poniendo y le da de frente. Supongo que en cuanto el sol se vaya refrescara y mejorará la cosa. En la terraza se está de miedo, así que hago tiempo mientras escribo y a las nueve subo a cenar en el restaurante de la hospedería, que es la única opción.
Ceno Melón con Jamón y Atún, únicas opciones aceptables de una carta muy corta y me salgo a la terraza del bar, ahora cerrado pero en el que las mesas siguen puestas, a escribir un rato mientras espero a que se enfríe un poco la habitación. Se está de miedo aquí, ya apenas sin luz natural y con la silueta de los montes recortándose por encima.
Como no hay tele ni nada, en cuanto acabe esto, me voy a dormir, que mañana hay que madrugar.


TRIVIAL DEL CAMINO.
Santa Orosia, patrona de Jaca, era la respuesta correcta. Como me ha dicho mi tia Carmina, vaya nombre… no me extraña que se hiciese Santa.
Paloma y Luis han acertado y Juan ha contado una historia tan extensa como interesante. Pero, lo siento, los mensajes que mas me gustan son los de mi hija. Entre el palo de selfie y su alegato en contra de los taxis, me he pegado una panzada a reir. Que conste que ya el Codex Calixtinus (con una clarividencia encomiable y digna de tan santo libro) autoriza a coger Taxis al final de la etapa para trasladarse al lugar de pernocta, siempre y cuando al día siguiente se vuelva al punto donde se terminó la etapa y se continúe desde allí.
Así que Cuquipunto también para Paloma hija, aunque no conteste a las preguntas.
Hoy, una de este Monasterio, que para eso estoy aquí.
-         ¿Qué Abad de este monasterio de Leyre tiene una curiosa y bella leyenda, muy ligada al camino de Santiago, que le convierte sin duda en el Abad más longevo del mundo mundial en toda su historia?.
El que responda, que cuente breveménte la leyenda y así os evitáis que os la cuente yo mañana en toda su extensión…
Buenas noches y Buen Camino.










4 comentarios:

  1. HOY ES MI DÍA!!! y la historia la cuenta yo entera que te conocemos y mañana si no toca seguro ahí tienes mi respuesta:
    "La leyenda cuenta que Virila, abad del monasterio de Leyre, era un monje muy preocupado por entender el misterio de la eternidad. Por comprender cómo era posible vivir eternamente sin llegar a aburrirse y, por lo tanto, dejar de ser feliz. En aras de comprender dicho misterio, Virila pedía a Dios en sus oraciones que le diera la clave de su comprensión, la ayuda necesaria para poder desvelar la preocupación.

    Un día se encontraba el abad paseando por los alrededores del monasterio, llegó a una fuente y se dispuso a descansar. En aquel mismo momento el canto de un ruiseñor lo ensimismó y allí quedó Virila escuchándolo. Cuando reaccionó ya era tarde y se dirigió, rápidamente, al monasterio para llegar a las obligaciones del día. Cuando llegó a la puerta, el monje portero le impidió el paso puesto que no conocía al que debía ser su abad. Virila tampoco reconoció al monje. Tanto insistió que le dejaron pasar y se fue integrando en la vida monástica sin entender cómo era posible que todos los monjes de Leyre le fueran desconocidos, y los mismos no le reconocieran a él. Pasado el tiempo un monje curioseando en los antiguos libros de historia de la congregación descubrió que hacía más de 300 años había existido un abad llamado Virila que desapareció en el bosque. Hecha la revelación cuando todos estaban reunidos en la sala capitular, se abrió la bóveda de la misma y una voz se dirigió a Virila diciéndole: "si tan pronto te pasaron los trescientos años escuchando el canto de un ruiseñor, imagina cómo pasará el tiempo en compañía del Altísimo". De esta forma Virila comprendió el misterio de la eternidad.

    La leyenda, muy usual en todo el camino de Santiago, va tomando personaje principal en cada lugar. En Leyre le correspondió a Virila, o Viril, que fue abad en el siglo X"

    Por cierto he leído a un tal "anónimo" insinuando mi presencia en próximas ediciones del camino, quiero dejar claro que NO eso no va a pasar yo soy fan desde el palco y solo de leerlo me agoto!!

    No me extiendo más que veo que para cuando publique mi querida madre se me ha adelantado! besos. Buen Camino

    ResponderEliminar
  2. El abad Virila, que estando meditando en el campo, oyó el canto de un ruiseñor y al volver al monasterio el monje porte no le reconocía h no le dejaba pasar, tanto insistió que le dejjó pasar, pero el tampoco conocía a ninguno de los monjes, para acortar se había pasado 300 años oyendo al ruiseñor.

    ResponderEliminar
  3. Te voy a contar una historia, el nombre de tu tía no se de donde viene, pero el de mi madre que es el mismo viene de Galicia, nació en Puebls del Caramiñal (Coruña) y le pusieron Carmen, allí la llamaban Carmiña, al volver lis abuelos a Alicante le quitaron la "Ñ" y se quedo con Carmina

    ResponderEliminar
  4. Lo de Palomita esta noche ha sido de "honoris causa". ¡Qué lección! Así que yo seguiré con mis vanos comentarios.
    Me ha gustado lo del perro de Baskerville en plan emocionante, el porcentaje de navarros gays y/o yihadistas que asaltan a los peregrinos, la descripción del calor que como siempre nos deja exhaustos al final de la etapa y la elección de Leyre, que es un lugar precioso. La cripta para mí es más valiosa de la valoración que hace el Peregrino y el playback gregoriano bastante frustrante.
    Y recordará Antonio que había un profesor en el colegio llamado Virilo. Era de 4º de primaria creo.
    ¡Buen día a todos!

    ResponderEliminar