jueves, 6 de agosto de 2015

Dia 5- Artieda – Sanguesa. 36 Kilómetros preciosos pero con un calor infernal.

Hoy ha sido un día muy interesante. Muy largo y cansado, con una subida de órdago y unos paisajes preciosos hasta llegar a diez kilómetros de Sangüesa, donde el panorama se ha jorobado algo y además el calor no dejaba ni pensar. He bebido unos tres litros de líquidos mientras andaba y al llegar me he tomado del tirón otros dos más. Un calor aplastante.
Pero ahora estoy ya fresco, hidratado, lavado y medianamente descansado, tomando un refresco en una terraza de la Calle Mayor de Sangüesa. La tarde sigue siendo muy calurosa, pero a la sombra del toldo donde estoy se está muy bien.
Vista desde la habitacion. Leyre
He empezado temprano. A las seis me he levantado y a las siete estaba ya montado en el taxi (un BMW 300 conducido por un señor y muy prudente) que me ha bajado en media hora hasta el cruce donde ayer terminé la etapa y donde la reanudo hoy.
Cruce de Artieda
Así que a las siete y media estoy ya en marcha. Comienzo alejándome de Artieda por una senda de tierra que sale del mismo cruce y que inmediatamente tuerce a la izquierda en dirección al pantano de Yesa.
Saliendo de Artieda
Camino al Pantano
Voy completamente en dirección Oeste, como demuestra la enorme sombra que mi cuerpo produce delante mio. Como ya dije anteriormente, esa es la señal del peregrino prudente: Caminar con el sol hasta que tu sombra desaparezca.
Camina con el sol  hasta que tu sombra desaparezca
Artieda está muy cerca de la cola del pantano, que hoy tengo que recorrer en toda su longitud.
Camino al Pantano
El sendero desemboca tras tres agradables y solitarios kilómetros en una carreterilla donde no hay señalización. Dudo un poco aunque la dirección general parece clara, pero de inmediato un chaval que pasa por allí con un tractor me confirma la dirección correcta. Serendipity de nuevo…
Avanzo ahora por una carretera llana y en un estado deplorable. En toda la zona están haciendo obras, no sé muy bien si para la autopista Barcelona-Pamplona que está en construcción o para el pantano, que tienen previsto recrecer, lo que está provocando un fuerte movimiento social en contra en los pueblos de la zona. Y las obras traén camiones que destrozan el asfalto.
Obras en el Camino
La carre3tera en obras
Así que por la carretera por donde voy solo pasan camiones de áridos de un lado para otro. No es peligroso, porque los oyes venir a distancia, pero son un auténtico coñazo. El paisaje tampoco es para tirar cohetes, entre las obras y los tramos de paisaje desértico como el de ayer, la cosa no da para mucho.
En el desierto

Adelanto a una pareja que por el acento deben ser franceses justo cuando un cartel marca el final de la comarca de la Jacetania, por donde he venido hasta ahora, y el principio de la de Las Cinco Villas. No se cuales serán las cinco villas, me tengo que enterar.
Las cinco Villas
Tras cuatro kilómetros por la carretera, harto ya de camiones, la dejo para empezar a subir por un sendero que se aleja en fuerte pendiente de la carretera.
Salida de la carretera
Afortunadamente es corto y desemboca en un campo cultivado que se bordea por un lateral antes de internarse en un muy agradable y sombreado robledal. Es una caminata muy agradable. Pronto llego a la cola del pantano de Yesa. El Camino va muy cerca de la linde del bosque y en muchas ocasiones va viéndose el pantano a la derecha, lo que es muy bonito.  Al otro lado del pantano está la sierra de Leyre y localizo el monasterio donde he dormido, aún bastante por delante de donde me encuentro.
Principio del pantano
El recorrido por el bosque es un sendero estrecho. A menudo se ven pequeños muretes cubiertas de musgo y, aunque la temperatura ya va subiendo, se camina agradablemente por la sombra.
Camino del bosque
Camino del Bosque
Tras unos dos kilómetros largos llego a un lugar donde hay un adefesio curioso. Se trata de las ruinas de una ermita románica, la de San Juán, cuyas paredes sin techo y la estructura del ábside se lazan en un claro entre el Camino y el pantano. Lo curioso es que, supongo que para protegerla, la han cubierto con una estructura metálica horrorosa. Es la estructura de una nave industrial, solo un poco más grande que la ermita, un techo de uralita y sin paredes, para que pueda verse la ermita. Queda espantoso y le quita toda la gracia a estas ruinas, que no es que sean gran cosa, pero que merecen algo más digno.
Ermita industrial
Vuelvo al sendero tras ver la ermita y de inmediato este comienza a subir hasta llegar a una carretera que de inmediato nos mete en el primer pueblo de la jornada: Ruesta.
Ruesta
La primera visión de Ruesta es preciosa. Tiene dos enormes torreones en un estado aceptable, que son de un alcazar que defendía el pueblo y al otro lado la torre de una iglesia en ruinas. Entre ambos, se ven las casas del pueblo, todas de piedra marrón y todas derruidas.
Ruesta es un pueblo deshabitado salvo por un albergue de peregrinos que han abierto. El pueblo se abandonó cuando construyeron el pantano, ya que este anegó las tierras de labor y la economía se vino por tanto abajo. Así, el pueblo va viniéndose abajo poco a poco y solo el albergue le permite mantener algo de vida. A la entrada hay un enorme mural de protesta contra el proyecto de ampliación del Pantano de Yesa. Este es un proyecto que pretende doblar el tamaño del pantano y contra el que está casi todo el mundo en la zona. Han creado una plataforma y en el Camino he visto varios carteles explicando el tema e invitando a dejar una piedra pintada de azul en el Camino como símbolo de rechazo. La verdad, no he visto muchas piedras azules. Es un símbolo un poco mal pensado. Los peregrinos no solemos llevar piedras azules en la mochila, y encontrar una en la naturaleza tampoco es fácil. Al final, supongo que los intereses económicos prevalecerán como siempre sobre la opinión de la gente y, como el pantano es necesario para el trasvase del Ebro, la obra se hará a pesar de toda la oposición. En ese momento tendrán que modificar de nuevo el recorrido del Camino.
No queremos el pntano..
Lo más lógico sería llevarlo por el otro lado del pantano y pasar por el Monasterio de Leyre, Yesa y el Castillo de Javier antes de bajar a Sangüesa o bien desde Javier seguir rectos hacia Monreal. Ya veremos y, con suerte, ya lo andaremos…
Vista desde Ruesta
Se entra en Ruesta brevemente, ya que la parte mas deteriorada está vallada para que no pases y de inmediato, tras pasar por la puerta del ahora cerrado bar y albergue se comienza a bajar fuertemente. Es una pena que el bar esté cerrado, pues ya van más de diez kilómetros de etapa y me apetecía tomar algo antes de afrontar la dura subida del monte Fenerol, que empieza ahora.
La bajada desde Ruesta es fuerte y termina en un río que se cruza por una pasarela de madera.
Puente a la salida de Ruesta
Nada más cruzar se ven los restos de un camping abandonado, que en sus tiempos debía estar bien dotado, pues se ven varios edificios, una piscina e incluso una zona de juegos infantiles.
Camping abandonado
Tras pasar el camping, comienza la subida al monte, al principio por un sendero que de inmediato desemboca en una carretera. La subida son seis kilómetros en los que se ganan trecientos cincuenta metros de altura.
Subida al monte
Los dos primeros kilómetros se hacen suaves por la carretera, pero en un momento dado un sendero sale recto hacia el monte y la pendiente se pone durísima durante tres kilómetros.
Desvio a la parte dura de la subida
Son rampas fuertes, de las que pican y obligan a parar y casi sin sombras donde refugiarse del sol, que ahora ya cae a plomo con un calor impresionante.
Hay que subir poco a poco, parando a menudo y descansando. Hago dos paradas largas en la subida para beber agua que hay que racionar (he traido un litro conmigo) y para ver las magníficas vistas que se van presentando a medida que subo.
La verdad es que los paisajes que se ven compensan la dureza de la subida. Estoy ya más a moenos a mitad de la longitud del pantano y se ve este en toda su longitud, con la sierra de Leyre al fondo, y otras cadenas montañosas en la dirección de Pamplona, que es la que lleva el Camino.
Vista desde la subida
Poco a poco hago la parte más dura de la subida. Ya se ve la cima y el último kilómetro no es tan duro como los anteriores, aunque el cansancio acumulado le hace parecer el Everest.
Finalmente, sudando como un cerdo, llego a una carretera que recorre la cima y que de inmediato se cruza para comenzar a bajar por la otra vertiente.
Final de la subida
Nada más cruzar la carretera me paro en una sombra que encuentro y hago un descanso largo. Ya llevo quince kilómetros y me queda algo más de la mitad de la etapa, aunque esta segunda parte parece más fácil, ya que es casi toda cuesta abajo.
Esta es una etapa casi sin lugares donde parar. No hay un bar (estando cerrado el de Ruesta) hasta el siguiente pueblo, Undues de Lerda, que se encuentra a cinco kilómetros cuesta abajo; así que bebo casi toda el agua que me queda y como algo para afrontar la bajada. Hace un calor infernal y apenas corre aire, por lo que ni a la  sombra se está cómodo. Mientras estoy descansando pienso que no he visto a nadie desde que adelanté a la pareja al principio de la etapa. Este es un camino muy solitario en esta época. Una de las razones es el calor que suele hacer en toda la zona desde que dejas el Pirineo. Y este año, parece que hace aún más.
Continúo. Tengo ahora cinco kilómetros hasta Undués de Lerda, el siguiente pueblo y único habitado de la etapa. Al principio el Camino es cómodo. Voy llaneando por la cima de los montes y viendo el panorama de un nuevo valle. Ya hemos dejado atrás la cadena por la que hemos venido y enfrente ya no tengo ni el pantano ni los montes de Leyre. Ahora se ve el valle del Rio Aragón, que baja hacia Sangüesa. Es también muy bonito y al fondo se pueden ver lo que creo que son los lejanos Montes del Perdón, donde se distingue al Parque Eolico al que se sube desde Pamplona por el Camino Francés.
Camino a Undues
Al cabo de unos dos kilómetros puede verse ya Undues en la distancia. Está en una loma, como ayer Artieda, pero hoy me da igual. Pienso subir lo haga el Camino o no. Undues es un pueblo con bar, y eso es hoy una bendición del cielo que no se puede desaprovechar.
Undues de Lerda
A medida que me acerco a Undués el terreno empeora hasta convertirse en una trocha llena de piedras, estrecha y peligrosísima para los tobillos por la que hay que descender con mucho cuidado para evitar torceduras o caídas. En algunos tramos incluso, se avanza por un tramo de calzada romana. Esta es la peor pesadilla del caminante. Los romanos, para hacer sus calzadas, ponían una base de piedras de punta y sobre ella ponían piedras lisas que era por donde avanzaban los carros, las legiones, los peregrinos y más tarde los bárbaros. Con el tiempo, las piedras de arriba han desaparecido y solo quedan las piedras de punta, que son una auténtica tortura para caminar.
La bajada termina en una fuente, justo antes de cruzar un pequeño riáchuelo y comenzar la subida a Undués de Lerda, a cuyos pies pasa el arroyo.
Bajada a Undues
 Me remojo entero en la fuente y ataco la cuesta para subir al pueblo, que es durísima. Estoy seguro que los del pueblo tienen un camino más fácil para entrar y salir, y este lo reservan solo para los putos peregrinos, que para eso nos gustan las cuestas…
Afortunadamente la cuesta no es excesivamente larga y en un ratito me encuentro ya en las calles de Undués, que son bonitas, con casas todas de piedra y suelo empedrado también.
Pregunto a unos lugareños donde está el bar y me lo indican de inmediato. ¡ Y además está abierto!. Entro sudando como un pollo y supongo que oliendo como un cerdo, pero me da igual. Pido un aquarius y una botella de litro y medio de agua. Me bebo el aquarius y relleno las botellas de agua pequeñas que traigo en la mochila y a las que no les queda ni una gota. Me bebo medio litro que queda de agua y para rematar, pido una coca cola.
¡Que delicia de parada!. Un bar de pueblo puede ser la mayor bendición que uno se encuentre en el Camino…
Undues de Lerda
Estoy allí unos veinte minutos descansando. Esta etapa es larguísima. Llevo ya veinte kilómetros según la guía y veinticinco según el GPS. Y aún me quedan once más hasta Sangüesa. ¡Y con el calor que hace!. Ya es la una de la tarde cuando salgo. Mi sombra ha desaparecido, así qwue debería parar, pero tengo que llegar a Sangüesa. Así que, bien hidratado y con las botellas de agua llenas, salgo del bar al calor de la calle y empiezo a bajar la cuesta que sale de Undués y que no es tan fuerte como la subida.
Salida de Undues
En un par de kilómetros cruzo una carretera que lleva hacia Undués y continúo por un sendero ahora llano entre campos de cultivo ahora secos.
En un kilómetro más llego a un cartel que marca el final de la Comunidad Autónoma de Aragón y el comienzo de la de Navarra. He andado 99 kilómetros por Aragón desde Somport y ahora me toca tierra navarra para continuar.
Entrada en Navarra
La tierra navarra no cambia nada. Es igual que la de Aragón. Sendero polvoriento, campos desnudos, montecillos bajos y un calor que asusta.
Al cabo de un rato de andar por este sendero, la cosa cambia…a peor.
Camino a Sangüesa
Entro en una senda de concentración parcelaria, ancha, reseca, polvorienta y recta como una vela. Para mí esos tramos completamente rectos son los más desesperantes. No hay variación en el paisaje, ni sorpresa tras la próxima curva, ni nada. Solo andar y andar. Y hoy no es día para andar en esta solana. Así que con paciencia, resignación y sudor ataco los últimos ocho kilómetros de etapa. Hago sin parar los cuatro primeros hasta que llego a un enorme montón de balas de paja, que es lo primero que veo en este sendero que proyecta sombra. Así que me paro, descanso y bebo una de las dos botellas de agua que llevo.
Camino a Sangüesa
Continúo un par de kilómetros más hasta que por fin dejo el sendero por una carreterilla que avanza entre fincas rústicas en la dirección en que debe estar Sangüesa, que no se ve.
Camino a Sangüesa
La entrada en Sangüesa es muy fea, como suele suceder en pueblos de un cierto tamaño. Aquí no te das cuenta de que ya estás hasta que pasas por debajo de un puente de carretera y ves  que ya empieza  a haber aceras.
Entrada a Sangüesa
Nada más entrar está la plaza de toros, baja y de ladrillo, y allí me paro de nuevo y me tomo la botella de agua que me quedaba. Llego a una plaza donde hay un bar y me compro otra que me voy tomando mientras entro en Sangüesa y busco el hostal JP. Lo encuentro enseguida. Está justo al otro lado de un puente metálico sobre el rio Aragón y justo en la salida del Camino para mañana. Perfecto. Son las cuatro menos cuarto cuando subo a la habitación. Me he tirado ocho horas y cuarto en la carretera y estoy reventado.
El puente y el Hostal al fondo
La habitación está bien. Es moderna y se nota que ha sido restaurda recientemente. Tiene tele, pero no aire acondicionado. A pesar de eso no está excesivamente caliente y se está bien.
Vistya desde la habitacion
El único problema es que no tiene bar y por tanto no venden líquidos, así que me voy a una gasolinera que está como a unos doscientos metros y compro agua, aquarius, coca cola y hielos. Lo de los hielos es un capricho. No van a durar mucho, pero lo que duren voy a aprovecharlos.
Tras hacer mis deberes de aseo y lavado descanso un poco y a las cinco y media salgo para ver la ciudad. Justo al cruzar el puente está la mejor iglesia, Santa María la real de Sangüesa, que tiene una maravillosa portada románica.
Santa Maria la Real
En la puerta hay muchísima gente y entro a ver. Toda la iglesia está decorada con flores y está llena de gente, así que renuncio a verla por dentro y entro en la vecina oficina de turismo a sellar y a pedir un plano. Le digo a la que atiende:
-         Que, estamos de boda, no.
Y me contesta:
-         No, estamos de entierro. Es un funeral.
Intento sin mucho éxito sacar la pata del agujero donde la he metido y salgo rápidamente con mi plano.
Sangüesa tiene mucho que ver, pero estoy cansado y no me apetece andar de turismo; así que doy una vuelta por la Calle Mayor y las calles cercanas y me siento a escribir en un bar, como dije al principio dde la crónica.
A las ocho y media ceno en un restaurante de menú, unas pochas excelentes que son la especialidad de Sangüesa y un filete de ternera. Muy bien.
Y ya me encierro en la habitación mientras veo el partidio del Real Madrid y termino esta crónica.
Estoy muy cansado de la etapa de hoy y mañana tengo otra de un kilometraje parecido. Asi que voy a acostarme en cuanto mande esto para que los Gnomos del Camino puedan hacer su trabajo y recuperen mis piernas.
Cristo de Sangüesa
TRIVIAL DEL CAMINO.
Perfecta la descripción de la leyenda de San Virila de Paloma hija. Si no la conociese pensaría que la ha googleado…
Todos los que habéis contestado habéis acertado, hasta Carmina por Whatsapp ; y Juan h añadido como de costumbre el toque anecdótico.
Bien por todos.
Para hoy, como estoy cansado y no me apetece pensar mucho, os voy a hacer una pregunta curiosa y anecdótica.
-         ¿A que se debe que en muchos países supongan que el Viernes 13 es un día de mala suerte?
La pregunta tiene una relación lateral con el Camino que descubriréis en cuanto deis con la respuesta.
Buenas noches y Buen Camino











3 comentarios:


  1. El viernes 13 de octubre de 1307, bajo las órdenes del Rey Felipe IV de Francia, un grupo de Caballeros Templarios, fue capturado y llevado a la Santa Inquisición para ser juzgado y condenado por supuestos crímenes en contra de la cristiandad.

    No se sabe bien si la decisión del rey francés, se debió a una motivación religiosa debido a los rumores que se tejían en torno a esta orden religiosa (de quienes se decía protegían o custodiaban secretos íntimos de la Iglesia como el Santo Grial), o, más probablemente, por cuestiones económicas.

    En ese tiempo, los caballeros Templarios poseían una gran fortuna, eran los principales prestamistas y acreedores en muchas regiones de Europa, en especial de Francia. Es más, se dice que el propio Felipe IV, tenía una gran deuda con esta orden y que por ello decidió capturarlos y acusarlos ante el Vaticano por diversos cargos, entre ellos el de herejía, sodomía y de orinar y escupir en la cruz

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  2. Shitt habia encontrado la respuesta tras indagar bastante por cierto por que en esto del camino soy bastante nula pero voy mejorando gracias a tus elaboradas crónicas, un detallito sin importancia las multiples referencias a tu olor corporal y nivel de sudoracion son de todo menos cuckis!! y por cierto taaaanto tiempo preparandote para el camino y no pensaste en la piedra azul??? Vayaaa cabeza la tuya ya sabes al excel de colores para el año que viene!!! Buen camino peregrino!!

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  3. A mí las referencias sudorosas del Peregrino no me desagradan. Es más, desde Lawrence de Arabia no he tenido más sed que leyendo las crónicas del Peregrino. El hiperrealismo en su literatura es muy interesante.
    Eso sí: nunca menciona las marcas de agua que se bebe. ¡Y la coca-cola y el aquarius que no falten! No pasa nada por mencionar al inicio de sus expediciones a los patrocinadores. Y bien sabemos que Coca-Cola le ha fichado para un próximo anuncio de Aquarius como personaje singular que triunfará en Youtube.
    Por cierto, de memoria digo que las Cinco Villas son Sos del Rey Católico, Tauste, Sádaba, Uncastillo y Ejea de los Caballeros. Lo digo de memoria. Anduvieron Concha y Luis por allí recientemente.
    Palomita: ¿a ti no te mandaron algún año a Sos tus padres en verano?
    ¡Ánimo con el calor y con los navarros, Antonio!

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