viernes, 14 de agosto de 2015

Dia 12- Pontedeume – Betanzos. Solo 22 kilómetros, no tan pasados por agua como ayer, pero en plan montaña rusa.

Hoy no ha sido un día tan duro como el de ayer. En primer lugar, la distancia ha sido mucho menor y en segundo el tiempo ha sido algo más favorable, aunque no mucho.
Hoy, en vez de llover continuamente como ayer, ha llovido a ratos. Mucho al principio de la etapa y menos hacia el final. Así que me he quitado y puesto el chubasquero cuatro o cinco veces, lo cual es una pesadez, pues para ponértelo o quitártelo tienes que quitarte la mochila. Tan es así, que al llegar al hotel creí que había perdido el chubasquero, pues ya no me acordaba de en que parte de la mochila lo había metido.
Con Chubasquero
Sin Chubasquero
La etapa ha sido además una montaña rusa de subidas y bajadas. Ninguna muy larga, ya que no superaban los ciento cincuenta metros de desnivel, pero algunas de ellas de una pendiente muy fuerte. He subido (y por tanto bajado) hasta cuatro de estas lomas en el día de hoy, y la verdad, prefiero una subida continuada a tanto sube y baja sin sentido.
Y es que hoy he cambiado otra vez de Ria. He dejado la de Ares y ahora estoy en la de Betanzos; y claro, cada vez que se cambia de ría hay que pasar por todos los montes que hay en medio.
 Pero vamos ya a contar el día.
Pontedeume desde la habitación
Hoy, como la etapa era corta, me he despertado algo más tarde de lo habitual y he remoloneado más antes de salir. Así que solo a las ocho y veinte salgo del Hotel Eumesa y me planto en la calle. El día es más frío que los que he tenido hasta ahora; está completamente cubierto y chispea lo suficiente como para que sea molesto y me tenga que poner ya de entrada el chubasquero.
Cruzo la plaza a la que entra el puente que viene de Cabanas por el que entré ayer y enfilo la calle Real de Pontedeume, que es una fuerte cuesta que sube por el monte sin tregua.
Calle Real de Pontedeume
Toda la parte antigua del pueblo, por la que se sale, está construida en cuesta. Y cuesta de las duras. Por delante mí van un par de parejas de peregrinos subiendo también fatigosamente.
Pontedeume
En una de las parejas la chica va bastante mal, ya de buena mañana, así que su novio-marido-acompañante-pareja de hecho o lo que sea, le coge la mochila y carga él con las dos. No quiero ni pensar las veces que habrá tenido que hacer este mismo gesto en la etapa de hoy, que ha sido todo subir y bajar.
Saliendo de Pontedeume
La parte vieja de Pontedeume da rápidamente paso a la nueva, que sigue siendo en cuesta. 
Vista de Pontedeume desde la subida
Solo tras dos kilómetros más o menos de subida se alcanza una carretera que empieza a llanear, justo donde hay una casa con un jardín enorme y una hamaca en el jardín que dan ganas de tirarse allí toda la mañana…si no fuese porque no para de chispear. No es tan molesto como ayer, pero es continuo y cala todo. 
La casa de la Hamaca
Las vistas de la Ria y de Pontedeume abajo son muy bonitas desde esta altura, pero las nubes bajas quitan bastante visibilidad, lo que es una pena.
Saliendo de Pontedeume
Llaneando se llega a una zona de descanso con una fuente, pero es demasiado pronto para parar, así que sigo pasando ya entre caseríos aislados que salpican el monte.
Area de descanso
Tras la fuente, se abandona la carretera entrando en un sendero en ligera subida que lleva hasta una zona muy agradable en la que se camina bajo un emparrado muy tupido, al que no le veo más sentido que proporcionar sombra a los que pasamos por aquí. Hoy no da sombra porque no hay sol, pero sí sirve de resguardo de la lluvia, así que mi agradecimiento al que lo ha puesto, que debe ser el dueño de la casa cercana.
El Emparrado
A partir de aquí el sendero va llaneando, a veces entre árboles y a veces en zonas más descubiertas. Se pasan dos puentes de madera, que tienen los tablones bastante deteriorados y dan un cierto respeto. En dos de ellos hay unas cintas de plástico de Protección Civil que debían cerrar el paso. Pero ambas están rotas, así que paso los dos puentes con cuidado y agarrado al pasamanos por si acaso.
Puentes deteriorados
Tras una nueva zona de descanso, se sube una cuesta hasta una carreterilla, llegando justo hasta el lugar más curioso del día. Un campo de Golf. Y es que el Camino aquí atraviesa un campo de Golf. Se entra por el Green del hoyo 1, donde hay dos golfistas terminando su jugada. 
El Green del uno
Desde allí, un sendero muy cuidado con pasamanos y todo (como corresponde a un lugar tan señorial) me guía hasta el tee del hoyo 2 y después sale bordeando otro hoyo del que solo se ve el Green con la bandera. Muy curioso este tramo.
El campo de Golf
En el campo de Golf
Y después es mejor, porque el sendero del Campo de Golf se convierte en un precioso sendero que avanza por un bosque bastante cerrado y muy bonito, que además tiene la ventaja de que protege de la lluvia.
Bosque tras el campo de Golf
El Camino sale del bosque por encima de una autopista que cruza por un puente elevado, para después subir rodeando la curva que hace una de las incorporaciones a la autopista.
Bordeando la entrada a la autopista
Al final de este tramo se vuelve a coger un sendero de bosque que sube fuertemente una colina. La subida es larga y hay que hacerla a ritmo para no perder el aliento.
Camino a Viadeiro
 En la etapa de hoy he tenido poca variedad de paisajes. Mucho bosque y mucho monte, todos muy parecidos e indiferenciados. Esta subida termina en una carreterilla por la que se pasa la aldea de Viadeiro. 
Viadeiro
Saliendo de Viadeiro
A continuación se comienza a bajar hasta empalmar con una carretera principal a la que no se llega a entrar, pues justo al llegar hay un área de descanso preciosa, situada a los pies de un puente de piedra apuntado, que recuerda en pequeño al de Puente la Reina. La zona está resguardada por un talud de un monte y un pequeño regato cruza el puente para perderse luego por unas canalizaciones que le ayudan a salvar el cruce de carreteras. Es un punto muy bonito que merece la pena ver.
Area de descanso de Ponte Baxoi
Ponte Baxoi
Pasado el puente, llamado Ponte Baxoi, atravesamos la carretera por un túnel bajo la misma por el que también pasa el riachuelo que va al puente y se toma un sendero despejado que va acercándose a tres monumentales viaductos que se ven un poco más lejos y que corresponden a la autovía y a otra carretera que por aquí pasa. El Camino pasa justo por debajo de ellos y al lado de los enormes pilares que sustentan las calzadas. Atravieso uno tras otro los tres viaductos. Por lo menos debajo de ellos no llueve. Al llegar al tercero alcanzo a un grupo de unas seis chicas adolescentes que van muy despacio. Me preguntan que cuanto queda para Miño y les digo que menos de un kilómetro, lo cual las anima algo.  
Camino a  Miño
En efecto, nada más pasar el último viaducto, el Camino gira a la izquierda y sube fuertemente por un sendero que llega hasta la altura de la autopista y desde el que ya se ven a la derecha y muy cerca las casas de Miño.
Al llegar a la altura de un peaje se entra ya en Miño por su parte más alta.
Miño
Miño es un pueblo bastante grande e insulso, que se callejea en toda su longitud. El Camino va bajando hacia el mar a medida que atraviesa el pueblo. Cerca del final del mismo paro en un bar para tomar un refresco y descansar un poco. Miño es justo la mitad de la etapa, así que este es un buen momento para descansar.
Miño
Miño
No paro mucho. El tiempo sigue siendo desapacible, aunque ha mejorado algo. Ahora ha dejado de llover, con lo que al continuar no me pongo el chubasquero.
En Miño, sin el chubasquero
Para salir de Miño hay que bajar hasta el nivel del mar. Antes se pasa al lado de una curiosa pasarela que han pintado de colores y que es un mirador. Me acerco a verlo y la verdad es que no aporta mucho. La vista de la ría y del otro lado, hacia el que sigue el camino es casi la misma que desde la carretera. Pero al menos la pasarela hace bonita.
Mirador de colores
Vista desde el Mirador
Tras la pasarela se cruzan las vías del tren por un paso elevado e inmediatamente el Camino tuerce completamente a la derecha para coger una carretera pegada a la playa. Digo que el Camino tuerce a la derecha, porque yo no lo hago. Me equivoco y sigo recto por una calle que parece más obvia, sin darme cuenta de las flechas que indican perfectamente el giro.
El error no dura mucho tiempo. Unos doscientos metros más adelante veo que esta calle desemboca en la carretera principal. No me suena nada que eso sea lo que hay que hacer, por lo que me fijo bien, miro la guía y me doy cuenta del error. Vuelta sobre mis propios pasos y a coger el camino correcto.
Ahora si. El Camino sigue pegado a la playa, que ahora no existe porque la marea está baja y eso hace que el agua retroceda muchísimo, dejando solo una zona de lodo y marismas.
Camino de la playa
Hay unas casas bonitas, con altos muros que bordean el Camino. Dado lo empinado del terreno para subir a ellas han construido empinadas escaleras que llegan desde la carretera hasta la zona donde están las viviendas.
El Camino termina justo al final de la ría. Allí hay una zona con un par de restaurantes y un parquecito donde hay una curiosa estatua de un cerdo encima del que hay una cruz. La razón es que el puente se llama Ponte do Porco, y además, la escultura es bastante bonita.
Estatua en Ponte do Porco
Ponte do Porco
Ponte do Porco
Cruzo el Ponte do Porco, por encima del cual pasa un viaducto de la autopista e inmediatamente el Camino gira a la izquierda por una carreterilla que empieza a subir fuertemente el monte. Estoy empezando la subida más fuerte del día. El Camino sube unos cien metros en apenas 500, es decir, alrededor del 20% de desnivel. Es una burrada, pero poco a poco se va venciendo. Al llegar a la altura de la carretera las vistas de Miño y la ría son preciosas.
Subida a la Autovía
Finalmente la subida termina por encima de la autopista, que en este punto se mete por un túnel, justo encima del cual termina la subida. Allí hay un parque infantil al que supongo que traen los niños en coche, porque como tengan que subir la cuesta van aviados.
El final de la subida a la autovía
Tras recuperar el aliento busco la continuación y veo que es un sendero que baja por el otro lado de la autovía todo lo que acabamos de subir. No entiendo nada., ¿No podrían simplemente haber cruzado la autovía por debajo y evitarnos esta burrada de subida. Parece ser que no, así que comienzo a bajar por una carreterilla agradable entre árboles, llegando a un punto en el que se tuerce a la derecha para volver a subir otra vez por una carreterilla.
Bajada desde la Autopista
 Justo antes de llegar a esta desviación hay un trozo precioso del bosque, en el que todos los altos árboles están completamente cubiertos de yedra que sube por sus troncos. Muy bonito.
Los árboles de yedra
Al iniciar la subida se ve una recta larga, larga que sube derecha el monte. Otra vez en la parte de subida de la montaña rusa. Otra vez poco a poco, sin mirar mucho adelante, con pasos cortos y buscando referencias en el suelo que ayuden a dar el próximo paso, y el próximo hasta que se llega a un bonito lavadero que está como un poco separado de la carretera y rehundido en la ladera del monte. Es bonito, del año 1.933 según indica una inscripción en el mismo, pero está abandonado y bastante desastrado.
Nada mas pasar el lavadero el Camino gira al lado del alto talud de piedra que nivela el terreno de una casa y sube una muy fuerte cuesta para entrar en el pueblín de Viñas, donde enfrente uno de otro están un bonito Pazo, llamado el Pazo de Montecelo y una iglesia preciosa, con un pórtico sorprendente y su correspondiente cementerio adosado, que es la iglesia de San Pantaleón de Viñas. 
Camino a Viñas
Iglesia de San Pantaleón y Pazo de Montecelo
Es una pena que ambos estén cerrados y no se puedan ver más que por fuera.
A partir de aquí, se baja rápidamente el monte que acabamos de subir por carreterillas salpicadas de casas en general bastante desastradas aquí y allá.
Bajada de Viñas
Finalmente el descenso acaba en una carretera principal. Justo enfrente hay un pequeño Bar, llamado Nevado en el que entro a tomar algo. Tienen un lío montado dentro de miedo, porque por lo visto hay algún problema  con la máquina que comprueba los boletos de los sorteos de la primitiva y el bono loto, y el dueño del bar no puede comprobar las apuestas de sus parroquianos habituales, que obviamente se chotean de él.
Bar Nevado
Paso un  ratillo divertido con la situación antes de seguir. Se avanza un poco por la carretera antes de coger un nuevo desvío que lleva al comienzo de la última y más larga subida del día. El que sea la más larga es bueno, ya que implica que tiene menos pendiente. No es una subida excesivamente bonita. 
Subiendo a Chantada
Subida a Chantada
Se pasa por un pueblín llamado Chantada antes de encarar la segunda parte de la subida que llevan hasta la entrada del caserío de San Paio, ya a tan solo tres kilómetros del destino. 
Subida a San Paio
Entrada a San Paio
San Paio no tiene nada hasta que no sales del pequeño caserío. A unos cuatrocientos metros, sobre una colina que domina ya la Ría de Betanzos y desde la que se ve ya la ciudad a los pies está la ermita de San Martiño de Tiobre. Es una preciosa y gran iglesia encerada en un recinto tapiado en el que también está el consabido cementerio. La ermita está cerrada, pero el recinto vallado está abierto y doy una vuelta por allí.
San Martiño de Tiobre
San Martiño de Tiobre
Finalmente empiezo a bajar hacia Betanzos, que ya está a tiro de piedra, y además todo en bajada. No hay mucho más que contar en estos dos kilómetros. 
Betanzos desde San Martiño
Bajada a Betanzos
Tras una fortísima cuesta en bajada que casi no pega ya a estas alturas de la etapa, se hace una bajada por carretera en la que cada vez va habiendo más casas hasta que ya entras en el casco urbano de Betanzos. Justa a la entrada hay una casa donde han pintado un Santiago que casi parece mas un musulmán, pero lo que cuenta es la intención.
¿Santiago ?
Al final de la bajada se llega al puente sobre el río Mandeo que da entrada a Betanzos. Se accede por una preciosa puerta medieval en los restos de las murallas.
Entrada a Betanzos
 Betanzos es también un pueblo en cuesta, así que toca subir una empinada pero corta calle que lleva hasta una enorme plaza con una gran iglesia y un Templete de Música como el del Retiro. Es muy bonita , pero hoy está llena de atracciones de feria. 
Plaza Mayor de Betanzos
Plaza Mayor de Betanzos
Y es que celebran las fiestas de San Roque y la plaza está tomada por los feriantes; así que, tras comprar agua en un bar,  me dirijo al hotel. Justo en este momento empieza a llover más fuerte de lo que lo ha hecho en todo el día, pero ya no es momento de ponerse el chubasquero, así que resguardándome en los soportales, llego en un momento al hotel Garelos.
Hotel Garelos
En recepción me dan la llave de la habitación trescientos tres, además del mando de la tele y el del TDT.
El hotel es bastante moderno y la habitación está muy bien. Tiene persianas eléctricas e incluso un secadero eléctrico para la ropa en el cuarto de baño que me ha secado la ropa en un momento. Lo único que no tiene es bañera, solo ducha.
He llegado en torno a las dos así que tengo todo el tiempo del mundo para ducharme, asearme, descansar y ver un rato la tele tumbado en la cama antes de salir a ver el pueblo, que es muy bonito y merece la pena.
Es un pueblo bonito y grande. La plaza, por la que ya pasé antes, es espectacular. Enorme y bien cuidada, con una enorme iglesia (cerrada) y una zona de soportales llena de cafés.
Salgo de la plaza hacia la zona antigua, que no es para tirar cohetes èro tiene unas ccuantas joyas. Es pequeña y está en cuesta. Las casas si son muy bonitas, de piedra y aspecto medieval. Están mojadas por la lluvia ligera que ha caído y eso le da siempre a la piedra un aspecto especial. Llego a una plaza porticada bonita, donde está el palacio y la Iglesia de Santiago, que no tiene nada de particular. 
Palacio e Iglesia de Santiago
Sigo paseando por las calles y llego hasta el lateral de otra iglesia grande. Es la iglesia de Santa María, que está cerrada, pero que tiene un pórtico precioso, con un Santiago Matamoros en la parte central . Las figuras son muy arcaicas y me gustan. La iglesia está situada en una plaza en cuya explanada hay un bonito cruceiro. Al otro lado de la plaza hay otra iglesia, más grande e historiada. Es la iglesia de San Francisco, y por no se que extraña casualidad, resulta que está abierta, así que entro a verla. Se entra cruzando un pequeño jardín por un lateral de la iglesia. Es de una sola nave, grande y elevada. Tiene un bonito crucificado en el altar.
Iglesia de San Francisco
Este altar hace referencia a una leyenda local. Eso me hace darme cuenta que en este Camino apenas hay leyendas de las que tanto abunda el Camino Francés. La leyenda de aquí es una de las tantas variaciones de la del tributo de las cien doncellas.  Esta leyenda se basa en un hecho real. En el siglo IX, un infame rey visigodo, Mauregato, accedió para mantener la paz, a entregar cada año a los musulmanes cien doncellas en edad casadera. No parece un mal tributo (para los moros, claro) . Las doncellas se reclutaban a lazo por todo el reino de Castilla y los moros venían puntualmente a cobrar su tributo. Supongo que era porque las doncellas del año anterior habían dejado de serlo.
 El tributo se acabó en un momento determinado y por ello cada pueblo de la zona tiene su leyenda que demuestra que fueron ellos los que se impusieron y mandaron al cuerno a los perros moros recaudadores de carne fresca.
La leyenda más generalizada es que fue en la batalla de Clavijo, cerca de Logroño, donde el rey de Castilla con la ayuda de Santiago, que hizo su primera aparición como Matamoros, batió a los sarracenos acabando con el tributo. Pero parece poco probable, pues está demostrado que la batalla de Clavijo nunca tuvo lugar.
En algún pueblo la leyenda es que las doncellas se cortaron una mano para no ser atractivas y los moros se marcharon asqueados; en algún otro dicen que cuando un año llegaron los recaudadores, dos toros salvajes se interpusieron entre ellos y las doncellas y les hicieron huir.
La versión de aquí es más heroica: los aldeanos dieron batalla a los moros y les hicieron volver a casa de Mahoma. En todo caso el tributo se acabó y hoy no tenemos que entregar cien doncellas en edad casadera a los descendientes de Almanzór. Sería un verdadero problema porque a ver quien encuentra hoy en día tanta doncella...
Con estas serias reflexiones salgo de la iglesia tras ver lo más bonito de la misma: un magnífico sepulcro medieval en piedra que se apoya sobre las figuras también en piedra de un jabalí y un oso.
Está colocado al final de la iglesia, en una zona muy oscura y, al contrario que la mayoría de los sepulcros, no está colocado en un lateral sino en el centro de la nave.
Iglesia de San Francisco
Me recuerda mucho a los sepulcros de Santa Maria la Blanca en Villasirga. Es el sepulcro de Fernán Pérez de Andrade. Se ve que por aquí los Andrade mandaban mucho, pues ayer en Pontedeume la torre también era suya. 
Sepulcro de Andrade
Tras la visita me siento en un bar bajo los soportales de la plaza y tomo una coca mientras escribo. Y menos mal que estoy bajo los soportales, porque de repente cae una tromba de agua tremenda, que si te pilla en medio del Camino te deja calado hasta los huesos. Dura como unos veinte minutos, tras los cuales por primera vez en estos dos días se puede entrever algunos rayos de sol. Son bonitos y amarillentos…
A las ocho voy a misa, donde nos dan la bendición del peregrino a los dos peregrinos que allí estamos. La misa es un poco peculiar, porque la iglesia está en la plaza central, donde también están los feriantes, con lo que la misa se celebra al son de la música de los caballitos, de los coches de choque y de las dem´ñas atracciones. Un poco surrealista.
Y ya termino el día cenando en un italiano : Pasta y Pizza, el plan completo.  Me recojo en el hotel a las nueve y media tras ver un bonito desfile de niños vestidos con trajes regionales y gigantes y cabezudos que está pasando por la calle principal justo cuando salgo del restaurante.
Mañana tengo una etapa muy larga y sin pueblos en medio donde parar, así que quiero salir pronto para aprovechar el día.

TRIVIAL DEL CAMINO.
Luis y Paloma han dado en el clavo. A San Andrés va muerto quien no fue vivo. Y va en forma de algún insecto. Por eso por aquí recomiendan no pisar ningún bicho que veas por el Camino de San Andrés: podría ser un pariente tuyo…
Y hoy una pregunta de señalización Jacobea, que seguro que a Concha le gusta.
En los mojones Jacobeos una vieira enmarcada en ellos marca siempre la dirección correcta a a seguir.  Pero:
-        -  ¿Qué parte de la Vieira es la que marca la dirección correcta: La estrecha
Y por cierto, esta respuesta es válida para todas las Autonomías por las que pasa el Camino, menos para una, en que la regla es justo al revés, lo que provoca más de una confusión a los esforzados peregrinos. Así que como segunda pregunta:
-        -  ¿En que Comunidad Autónoma la regla es la contraria?.
             

¿Hacia donde va el Camino?
¿Hacia donde va el Camino?

2 comentarios:

  1. Asturias o Cantabria, podría ir a buscarlo a las crónicas del camino del norte del año pasado pero no creo que haga falta, como puedes comprobar si leemos.

    Buen camino

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  2. Es en Asturias donde la indicación es al revés
    En Asturias se entiende que cada una de las estrías de la concha representa un camino y todos ellos confluyen en uno que lleva a Santiago de Compostela y éste punto señala el camino a seguir, tal como indica la segunda fotografía .
    Curiosamente en Madrid la señalización es igual que en Asturias. Les pregunto a los peregrinos esto que sale en Google es verdad? Buen camino!

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