domingo, 9 de abril de 2017

Dia 3 A laxe – Ponte Ulla. 34 kilómetros calurosos.


Hoy la crónica no se si la podreis leer. Por lo vistoi hay un problema con Blogger y no permite el acceso a las páginas. Yo he probado varias y solo un momento por la tarde me ha permitido acceder, pero se ha ido casi de inmediato.
Yo piuedo enytrar desde mi acceso privado para actualizar, pero sol,o me deja actualizar texto, no puedo poner fotos.
Asñi que voy as dejar la crónica sin fotos con la esperanza de que mañana arreglen la página.

.-----------------------------------------------------------

Como era de esperar, la etapa de hoy también ha sido mas larga de lo esperado. No se que tiene este Camino, que no hay medición que está bien hecha. 
Hoy me he hecho cinco kilómetros de propina sobre lo esperado, pero no han sido tan pesados como ayer porque el terreno no era tan ondulado, aunque hemos subido más de 500 metros en total.
El tiempo ha sido muy bueno, excesivamente caluroso quizá, pero se ha aguantado bien.
Me he levantado a las siete tras haber dormido muy bien en el Hotel Spa, y claro, cuando he salido a las ocho y cuarto, era el único en todos los alrededores. Siendo Domingo, no hay absolutamente nadie en el polígono, que tengo que cruzar entero para salir por el otro lado del que entré. Son unos ochocientos metros en total que se hacen cómodos y a buen ritmo. Nada mas salir del hotel mefijo que en una isleta de la carretera que pasa bordeando el polígono hay un precioso cruceiro, muy adornado y que representa en su cúspide un descendimiento completo, con todos sus personajes. Se ve bastante lejos, pero es muy curioso y me quedo un rato mirándolo. Continúo después hasta llegar a la salida ddel polígono y empalmar con la carretera, por cuyo arcén avanzo un rato pasando por el desvío que va al albergue y tomando tras una subida un muy agradable camino rural que me aleja de la carretera y me lleva por parajes mças agradables hasta el primer pueblo de la jornada, que es Prado. Al llegar a Prado el camino desemboca de nuevo en la nacional,que vamos a ir cogiendo a ratos y evitando durante toda la jornada. Ha estas alturas ya llevo dos kilómetros de más sobre el rutómetro, pero estos son culpa mía. No me he fijado en que el rutómetro empieza en el albergue que está dos kilómetros más allá de mi hotel.
Cruzo el pueblo, que es muy largo y se alinéa al borde de la nacional, por el arcén de la carretera hasta desviarme a mitad de su longitud por un camino putrefacto. Estrecho, sucio embarrado y que va bordeando campos que tienen un olor dulzón y repugnante a auténtica mierda en descomposición. Joder con los abonos. Las lechugas y los tomates son riquísimos, pero si fuésemos conscientes de lo que se usa para producirlos, los iba a comer su padre.
Paso este tramo con la nariz lo más tapada posible hasta que llego a uno peor. Hay una cooperaativa láctea, y aquí al olor de la mierda de los campos se une el de la mierda de las vacas, creando una orgia de olores  que no puedo entender como aguantan quienes vivan en las relativamente cercanas casas del pueblo.
El camino termina retornando a la nacional con su agradabilísimo olor a gasoil, que parece Chanel comparado con lo que acabo de pasar.
De inmediato nos desviamos de la nacional por una carreterilla arbolada mucho más agradable que en bajada nos hace pasar por debajo de un viaducto muy elevado del tren antes de alcanzar un precioso puente sobre el rio Deza, Es un puente de piedra del siglo XVII bastante grande y muy robusto en una garganta muy estrecha por la que pasa el río. Un lugar precioso de los que solo ves si vas por el Camino.
Me hago un par de fotos en el puente y comienzo a subir fuertemente por un camino embaldosado de piedras que salva la ladera contraria hasta llegar a un pueblín de apenas tres casas que se llama Taboada.
Ahora el terreno  es todo el rato en suave subida por terr33eno miuy despejado donde se ven caballos pastando tranquilamente.
El camino termina lleganmdo de nuevo hasta la nacional, tras una subida fortísima entre casas y desembocando justo donde hay una preciosa iglesia con un cruceiro y una figura de Santiago. Y lo más curioso es que está abierta….
Así que entro a verla y aprovecho para sellar en una iglesia, que hasta ahora casi todos los sellos que llevo son de bares y hoteles.
Tras la Capilla, abandono de inmediarrto la nacional, tomando un muy agradable sendero que me lleva en subida suave hasta un polígono industrial, tras el que tomo un precioso y solitario sendero por un bosque que llega hasta un pueblín llamado Transfontao, que no tienen nada especial, pero tras el cual se comienza a bajar por una torrentera enlosada que e3s una pesadilla. La torrentera baja con agua y barro, y hay que ir avanzando muy despacio y con cuidado para no caerte.
Este tramo pesadísimo dura alrededor de medio kilómetro que se hace eterno. Al final toda la torrentera desemboca en un rio un poco más profundo y el camino comienza a subir  por el mismo terreno boscoso y agradable hasta llegar a las primeras casas de Silleda, que es el pueblo más grande que me voy a encontrar en la etapa.
Se entra por un descampado donde hay un circo y luego se callejeas durante un rato largo. Ya llevo 14 kilómetros de etapa, así que paro en un bar a tomar algo. Mientras estoy allí me llaman delhotel de Ponte Ulla para decirme que como es Domingo, el bar donde está el hotel cerrará a las cuatro, asñi que si llego más tarde tendré que llamar a un teléfono y que alguien me traiga la llave. Por el horario que llevo  no parece ser problema asi que tomo nota y sigo Camino, saliendo en bajada tras callejear un rato por SIlleda.
La salida es por supuesto por la Nacional, que se sigue un rato. Hay varios desvíos que te sacan durante unos cientos de metros de la nacional, volviendo siempre a ella hasta que finalmente una última desviación nos lleva hasta el pueblo de San Fiz, a dos kilómetros de Silleda.
Viene un tramo ahora por caminos rurales llanos y bastante aburridos, en los que solo alegra la cosa alguna ocasional máncha de árboles hasta llegar al cruce  del río Deza por un puente anodino.
Tras el puente el sendero agrícola continúa, pasando por debajo de las vías de tren y sobre una autopista. Es un tramo muy aburrido, que se hace especialmente pesado por el fuerte calor que ya hace y que recuece las ideas. Es de esos ratos que es mejor no pensar y simplemente limitarte a poner un pie delante de otro.
Con est3e panorama entro en el siguiente pueblo grande de la jornada, que es Bandeira, población a la que se llega subiendo fuertemente por carretera.
Bandeira es también un pueblo grande que cuesta atravesar. Hay gente en las terrazas disfrutando del domingo con un aperitivo, pero yo de momento prefiero hacer  kilómetros, así que continúo atravesando el pueblo hasta llegar a un desvio que nos saca de la carretera y toma un camino también asfaltado que comienza a bajar fuertemente durante alrededor de un kilómetro hasta cruzar de nuevo un arroyo y comenzar a subir en esta sucesión de toboganes gallegos hasta el siguiente pueblo, que es Vilariño, un pequeño grupo de casitas sin nada que ver y que se atraviesa en un momento.
Salgo de Vilariño en subida por una carreterilla que va uniendo desperdigados nucleos de casas antes de coger un camino algo más agradable que me lleva hasta el pueblo de Dornelas, que tiene una bonita iglesia del siglo XII con un ábside semicircular curioso.
Ya el día esta avanzado y ya, con más de veinticinco kilómetros en las piernas y un calor bastante desagradable, lo que apetece es terminar. Como voy cansado, paro en un bar y me tomo una coca y un aquarius del tirón antes de continuar.
Tras un rato por esta carreterilla desangelada el camino entra en una zona boscosa que, aunque solo sea por la sombra, es bastante más agradable quie lo qque llevamos hasta ahora.
Esta zona boscosa dura unos dos kilómetros y medio, en los que adelanto a una peregrina guiri que va bastante despacio.
Termina el bosque en una carretera que en breve me deja en el pueblo de O Seixo, ya a tan solo tres kilómetros de Ponte Ulla, el destino de hoy.
Y son tres kilómetros casi todos ellos de una bajada fortísima. Primero se baja hasta el pueblin de Castro, como aperitivo del tremendo bajadón que viene luego y que está enmarcado por un altísimo viaducto que se ce al fondo.
Es un tramo precioso por las vistas, pero muy cansado porque la pendiente es fortísima y cuesta mucho bajarla.
Al llegar justo al pie del viaducto, se puede observar una preciosa ermita que está justo debajo del viaducto, haciendo una imagen muy bonita.
Ahora ya voy llaneando durante el último kilómetro hasta entrar en Ponte Ulla por un bonito puente y comprobar que este es un pueblo casi inexistente. Cuatro casas y una gasiolinera donde está mi pensión, que es la pensión O Cruceiro de Ulla, en honor a un bonito crucero que preside el único y mínimo parque del pueblo.
Llego a las tres y cuarto y entro en el bar, donde hay otro perefgrino que también va a dormir aquí y que se está tomando una cerveza antes de subir a la habitación.
Asñi qu7e me3 toman los datos y aprovechan para subirnos a los dos a la vez a las habitaciones.
Es una habitación justita, pero suficiente. Lo más curioso es que tiene una enorme bañera de hidromasaje, pero sin cortina de ducha, con lo que cuando me ducho no hay forma de evitar mojar todo el suelo del baño. No lo entiendo.
Descanso un  rato en el cuarto y salgo a ver si encuentro un bar donde escribir y buscar alguno donde cenar esta noche. En el pueblo hay tres bares, y los tres están cerrados, aunque en uno me dicen que abrirán más tarde  para dar cenas.
Así que me voy a una gasolinera que hay al lado del hotel y compro una botella de agua, chorizo y queso,  y me tomo un piscolabis en la habitación mientras escribo.
 A las ocho bajo a cenar al único restaurante quen me han dicho que estaría abierto. Hay otros cuatro peregrinos cenando. La pareja que he visto ya un par de días, la guiri que he adelantado en el camino y el belga que está en mi pensión.
Debemos ser todos los peregrinos que hay en el pueblo.  Un poco más tarde entra una familia y ya estamos todos.
De cenar hay plato único: Churrasco para todos. Y la verdad es que está muy bueno. Lo hacen en parrilla de carbón y tiene un sabor riquñisimo a parrilla. Lo sirvern con ensalada y patatas fritas, asñi que el conjunto, que termino con una deliciosa tarta de fresas casera, hace una cena abundante y exquisita por 13 euros.
Viuelvo a la habitación a las nueve y ya me quedo terminando de escribir y descansando.
Mañana llego a Santiago y la etapa es corta (o eso se supone). Me va a resultar  extraño llegar a Santiago y no terminar la peregrinación. Pero esta ocasión es especial. Seguiré hasta llegar al mar tras visitar al Apostol


2 comentarios:

  1. Parece que funciona el blog. Me alegro que hoy lunes llegues a Santiago porque hasta ahora este Camino Sanabrés no parece muy excitante. Seguro que la novedad hacia el mar te anima y que no se repiten los caminos perfumados de ayer. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. No parece un camino que te este aportando sensaciones muy agradables, pero seguro que la llegada a Santiago es diferente y especial como siempre.
    Un abrazo, buen Camino

    ResponderEliminar