Hoy la crónica no se si la podreis leer. Por lo vistoi hay un problema con Blogger y no permite el acceso a las páginas. Yo he probado varias y solo un momento por la tarde me ha permitido acceder, pero se ha ido casi de inmediato.
Yo piuedo enytrar desde mi acceso privado para actualizar, pero sol,o me deja actualizar texto, no puedo poner fotos.
Asñi que voy as dejar la crónica sin fotos con la esperanza de que mañana arreglen la página.
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Como era de esperar, la etapa de hoy también ha sido mas
larga de lo esperado. No se que tiene este Camino, que no hay medición que está
bien hecha.
Hoy me he hecho cinco kilómetros de propina sobre lo
esperado, pero no han sido tan pesados como ayer porque el terreno no era tan
ondulado, aunque hemos subido más de 500 metros en total.
El tiempo ha sido muy bueno, excesivamente caluroso quizá,
pero se ha aguantado bien.
Me he levantado a las siete tras haber dormido muy bien en
el Hotel Spa, y claro, cuando he salido a las ocho y cuarto, era el único en
todos los alrededores. Siendo Domingo, no hay absolutamente nadie en el
polígono, que tengo que cruzar entero para salir por el otro lado del que entré.
Son unos ochocientos metros en total que se hacen cómodos y a buen ritmo. Nada
mas salir del hotel mefijo que en una isleta de la carretera que pasa bordeando
el polígono hay un precioso cruceiro, muy adornado y que representa en su
cúspide un descendimiento completo, con todos sus personajes. Se ve bastante
lejos, pero es muy curioso y me quedo un rato mirándolo. Continúo después hasta
llegar a la salida ddel polígono y empalmar con la carretera, por cuyo arcén
avanzo un rato pasando por el desvío que va al albergue y tomando tras una
subida un muy agradable camino rural que me aleja de la carretera y me lleva
por parajes mças agradables hasta el primer pueblo de la jornada, que es Prado.
Al llegar a Prado el camino desemboca de nuevo en la nacional,que vamos a ir
cogiendo a ratos y evitando durante toda la jornada. Ha estas alturas ya llevo
dos kilómetros de más sobre el rutómetro, pero estos son culpa mía. No me he
fijado en que el rutómetro empieza en el albergue que está dos kilómetros más
allá de mi hotel.
Cruzo el pueblo, que es muy largo y se alinéa al borde de la
nacional, por el arcén de la carretera hasta desviarme a mitad de su longitud
por un camino putrefacto. Estrecho, sucio embarrado y que va bordeando campos
que tienen un olor dulzón y repugnante a auténtica mierda en descomposición.
Joder con los abonos. Las lechugas y los tomates son riquísimos, pero si
fuésemos conscientes de lo que se usa para producirlos, los iba a comer su
padre.
Paso este tramo con la nariz lo más tapada posible hasta que
llego a uno peor. Hay una cooperaativa láctea, y aquí al olor de la mierda de
los campos se une el de la mierda de las vacas, creando una orgia de olores que no puedo entender como aguantan quienes
vivan en las relativamente cercanas casas del pueblo.
El camino termina retornando a la nacional con su
agradabilísimo olor a gasoil, que parece Chanel comparado con lo que acabo de
pasar.
De inmediato nos desviamos de la nacional por una
carreterilla arbolada mucho más agradable que en bajada nos hace pasar por
debajo de un viaducto muy elevado del tren antes de alcanzar un precioso puente
sobre el rio Deza, Es un puente de piedra del siglo XVII bastante grande y muy
robusto en una garganta muy estrecha por la que pasa el río. Un lugar precioso
de los que solo ves si vas por el Camino.
Me hago un par de fotos en el puente y comienzo a subir
fuertemente por un camino embaldosado de piedras que salva la ladera contraria
hasta llegar a un pueblín de apenas tres casas que se llama Taboada.
Ahora el terreno es
todo el rato en suave subida por terr33eno miuy despejado donde se ven caballos
pastando tranquilamente.
El camino termina lleganmdo de nuevo hasta la nacional, tras
una subida fortísima entre casas y desembocando justo donde hay una preciosa
iglesia con un cruceiro y una figura de Santiago. Y lo más curioso es que está
abierta….
Así que entro a verla y aprovecho para sellar en una
iglesia, que hasta ahora casi todos los sellos que llevo son de bares y
hoteles.
Tras la Capilla, abandono de inmediarrto la nacional,
tomando un muy agradable sendero que me lleva en subida suave hasta un polígono
industrial, tras el que tomo un precioso y solitario sendero por un bosque que
llega hasta un pueblín llamado Transfontao, que no tienen nada especial, pero
tras el cual se comienza a bajar por una torrentera enlosada que e3s una
pesadilla. La torrentera baja con agua y barro, y hay que ir avanzando muy
despacio y con cuidado para no caerte.
Este tramo pesadísimo dura alrededor de medio kilómetro que
se hace eterno. Al final toda la torrentera desemboca en un rio un poco más
profundo y el camino comienza a subir
por el mismo terreno boscoso y agradable hasta llegar a las primeras
casas de Silleda, que es el pueblo más grande que me voy a encontrar en la
etapa.
Se entra por un descampado donde hay un circo y luego se
callejeas durante un rato largo. Ya llevo 14 kilómetros de etapa, así que paro
en un bar a tomar algo. Mientras estoy allí me llaman delhotel de Ponte Ulla
para decirme que como es Domingo, el bar donde está el hotel cerrará a las
cuatro, asñi que si llego más tarde tendré que llamar a un teléfono y que
alguien me traiga la llave. Por el horario que llevo no parece ser problema asi que tomo nota y
sigo Camino, saliendo en bajada tras callejear un rato por SIlleda.
La salida es por supuesto por la Nacional, que se sigue un
rato. Hay varios desvíos que te sacan durante unos cientos de metros de la
nacional, volviendo siempre a ella hasta que finalmente una última desviación
nos lleva hasta el pueblo de San Fiz, a dos kilómetros de Silleda.
Viene un tramo ahora por caminos rurales llanos y bastante
aburridos, en los que solo alegra la cosa alguna ocasional máncha de árboles
hasta llegar al cruce del río Deza por
un puente anodino.
Tras el puente el sendero agrícola continúa, pasando por
debajo de las vías de tren y sobre una autopista. Es un tramo muy aburrido, que
se hace especialmente pesado por el fuerte calor que ya hace y que recuece las
ideas. Es de esos ratos que es mejor no pensar y simplemente limitarte a poner
un pie delante de otro.
Con est3e panorama entro en el siguiente pueblo grande de la
jornada, que es Bandeira, población a la que se llega subiendo fuertemente por
carretera.
Bandeira es también un pueblo grande que cuesta atravesar.
Hay gente en las terrazas disfrutando del domingo con un aperitivo, pero yo de
momento prefiero hacer kilómetros, así
que continúo atravesando el pueblo hasta llegar a un desvio que nos saca de la
carretera y toma un camino también asfaltado que comienza a bajar fuertemente
durante alrededor de un kilómetro hasta cruzar de nuevo un arroyo y comenzar a
subir en esta sucesión de toboganes gallegos hasta el siguiente pueblo, que es Vilariño,
un pequeño grupo de casitas sin nada que ver y que se atraviesa en un momento.
Salgo de Vilariño en subida por una carreterilla que va
uniendo desperdigados nucleos de casas antes de coger un camino algo más
agradable que me lleva hasta el pueblo de Dornelas, que tiene una bonita
iglesia del siglo XII con un ábside semicircular curioso.
Ya el día esta avanzado y ya, con más de veinticinco
kilómetros en las piernas y un calor bastante desagradable, lo que apetece es
terminar. Como voy cansado, paro en un bar y me tomo una coca y un aquarius del
tirón antes de continuar.
Tras un rato por esta carreterilla desangelada el camino
entra en una zona boscosa que, aunque solo sea por la sombra, es bastante más
agradable quie lo qque llevamos hasta ahora.
Esta zona boscosa dura unos dos kilómetros y medio, en los
que adelanto a una peregrina guiri que va bastante despacio.
Termina el bosque en una carretera que en breve me deja en
el pueblo de O Seixo, ya a tan solo tres kilómetros de Ponte Ulla, el destino
de hoy.
Y son tres kilómetros casi todos ellos de una bajada
fortísima. Primero se baja hasta el pueblin de Castro, como aperitivo del
tremendo bajadón que viene luego y que está enmarcado por un altísimo viaducto
que se ce al fondo.
Es un tramo precioso por las vistas, pero muy cansado porque
la pendiente es fortísima y cuesta mucho bajarla.
Al llegar justo al pie del viaducto, se puede observar una
preciosa ermita que está justo debajo del viaducto, haciendo una imagen muy
bonita.
Ahora ya voy llaneando durante el último kilómetro hasta
entrar en Ponte Ulla por un bonito puente y comprobar que este es un pueblo
casi inexistente. Cuatro casas y una gasiolinera donde está mi pensión, que es
la pensión O Cruceiro de Ulla, en honor a un bonito crucero que preside el
único y mínimo parque del pueblo.
Llego a las tres y cuarto y entro en el bar, donde hay otro
perefgrino que también va a dormir aquí y que se está tomando una cerveza antes
de subir a la habitación.
Asñi qu7e me3 toman los datos y aprovechan para subirnos a
los dos a la vez a las habitaciones.
Es una habitación justita, pero suficiente. Lo más curioso
es que tiene una enorme bañera de hidromasaje, pero sin cortina de ducha, con
lo que cuando me ducho no hay forma de evitar mojar todo el suelo del baño. No
lo entiendo.
Descanso un rato en
el cuarto y salgo a ver si encuentro un bar donde escribir y buscar alguno
donde cenar esta noche. En el pueblo hay tres bares, y los tres están cerrados,
aunque en uno me dicen que abrirán más tarde
para dar cenas.
Así que me voy a una gasolinera que hay al lado del hotel y
compro una botella de agua, chorizo y queso,
y me tomo un piscolabis en la habitación mientras escribo.
A las ocho bajo a
cenar al único restaurante quen me han dicho que estaría abierto. Hay otros
cuatro peregrinos cenando. La pareja que he visto ya un par de días, la guiri
que he adelantado en el camino y el belga que está en mi pensión.
Debemos ser todos los peregrinos que hay en el pueblo. Un poco más tarde entra una familia y ya
estamos todos.
De cenar hay plato único: Churrasco para todos. Y la verdad
es que está muy bueno. Lo hacen en parrilla de carbón y tiene un sabor
riquñisimo a parrilla. Lo sirvern con ensalada y patatas fritas, asñi que el
conjunto, que termino con una deliciosa tarta de fresas casera, hace una cena
abundante y exquisita por 13 euros.
Viuelvo a la habitación a las nueve y ya me quedo terminando
de escribir y descansando.
Mañana llego a Santiago y la etapa es corta (o eso se
supone). Me va a resultar extraño llegar
a Santiago y no terminar la peregrinación. Pero esta ocasión es especial.
Seguiré hasta llegar al mar tras visitar al Apostol
Parece que funciona el blog. Me alegro que hoy lunes llegues a Santiago porque hasta ahora este Camino Sanabrés no parece muy excitante. Seguro que la novedad hacia el mar te anima y que no se repiten los caminos perfumados de ayer. Un abrazo.
ResponderEliminarNo parece un camino que te este aportando sensaciones muy agradables, pero seguro que la llegada a Santiago es diferente y especial como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo, buen Camino