jueves, 24 de agosto de 2017

Dia 6- Palas de Rey - Arzua. Una etapa larguísima con un final durísimo.

Larga y cansada jornada hasta Arzua. Esta siempre es una de las etapas más cansadas del Camino. Es una etapa larga, pero no de las que más, solo tiene 29 kilómetros. Una etapa con cuestas, pero tampoco de las que más.
Palas de Rei

Lo que pasa es que toda la dificultad del día está concentrada en los últimos ocho kilómetros, que son un continuo rompepiernas de subidas y bajadas y que los dos últimos kilómetros entrando en Arzua son una autentica pesadilla interminable de asfalto que parece no acabar nunca. Arzua es una ciudad que e aleja según avanzas hacia ella. Ves las casas allí, a tiro de piedra, y no llegas nunca. Es una tortura digna de la mitología griega: Es la que le pondrán en el infoerno a los peregrinos pecadores; que los hay. La Tortura del Peregrino; intentar llegar a Arzua por la larga recta sin conseguirlo nunca.

Palas de Rei
Pero yo he llegado, así que no debo ser pecador en exceso. Y estoy en un hotelito al que ya vine en Diciembre llamado La casona de Nene, que tiene hasta una pequeña piscina, que no voy a aprovechar por falta de bañador y pudor natural a báñarme en pelotas, pero tenerla la tiene; y justo a la salida de mi habitación, que da justo a una terraza con magníficas hamacas. Una gozada. Eso si, no tiene aire acondicionado y la habitación es calurosa, así que me he ido a escribir a un bar de la plaza que se está de miedo.
Un excelente día para caminar. Muy cubierto, lo que quita el sol, y con temperatura fresquita, que ayuda a caminar.
Palas de Rei

He salido a las ocho de la mañana de Palas, ya entre una masa de peregrinos que llenaba las calles. Bajo por la calle principal y en poco tiempo cruzo la nacional y llego al monumento de los peregrinos danzantes, donde está el peregrino en silla de ruedas que vi ayer. Está con su grupo parado en la estatua, así que sin querer sale en mi foto.
Salida de Palas

Continúo por un camino forestal que hace una extraña curva para evitar ir por la carretera, lo que sería más corto. A cambio es bastante más bonito, lo que se agradece. La luz a estas horas es perfecta para ir por el bosque. El aire está claro y limpio y es una delicia andar.
Salida de Palas

Un poco más por carretera y bajo hasta un arroyo tras el que se sube a San Xulián, que tiene un precioso crucero y una bonita iglesia románica del siglo XIcon su cementerio adosado que tiene la curiosidad de que se llega a ella por el ábside, en vez de por la entrada principal, como suele ser usual.
Camino a Casanova

Desde allí se baja por una bonita corredoira de las muchas que vamos a ver en la etapa de hoy hasta Ponte Campaña, donde un bar estratégicamente situado agrupa a los peregrinos que acaban de cruzar un pequeño arroyo.
Camino a Casanova

Han tenido además la excelente idea de poner una enorme concha de dos metros y pico de alto ante la que todos los grupos se hacen fotos.
Camino a Casanova

Camino a Casanova

Camino a Casanova

Yo continúo por la subida que viene tras el puente. Es durita y nos lleva hasta Casanova, pueblo del que se salva un bonito crucero que hay a la entrada de la localidad.
Casanova

Ya llevo seis kilómetros y ni me he enterado. El terreno en esta primera parte de la etapa es fácil, y las continuas referencias de pueblos te hacen perder la noción de la distancia recorrida.
Camino a Leboreiro

El Camino sigue por bosques y corredoiras muy agradecidas hasta llegar a una carrretera en una zona de chalets, por la que en ligera subida llego a O Coto. He dejado sin enterarme la provincia de Lugo y he entrado en La Coruña. Ningún cartel lo indica y no hay manera de saberlo.
Camino a Leboreiro


Camino a Leboreiro
En O Coto  paro en un bar con una excelente terraza donde se está de miedo viendo como pasan los pobres peregrinos, cansados y doloridos… Que se jodan, que ellos se lo han buscado.
O Coto

Tras descansar un poco me uno a los jodidos y bajo por el mismotipo de caminos preciosos que son los que dominan la etapa de hoy, hasta Leboreiro.
Leboreiro

Llego a la Iglesia de Santa María, junto a la que hay un enorme cabazo que llama mucho la atención, y me encuentro que está abierta. Es la primera vez que la veo abierta en todas las veces que he pasado por aquí; así que entro sin dudarlo.
Es una iglesia preciosa, tanto por fuera, donde tiene un pórtico impresionante, como por dentro. Muy pequeña, tiene un arco que reduce la altura del ábside y le da un aspecto muy peculiar. Tiene además unas pinturas murales románicas bien conservadas que llaman mucho la atención.
Iglesia de Leboreiro

Iglesia de Leboreiro

Iglesia de Leboreiro
A la salida me encuentro con que llegan en ese momento mi amigo Fernando y su hijo Rodrigo. Volvemos a ver la iglesia juntos y, mientras ellos sellan, yo sigo cruzando el precioso puente románico de Leboreiro, justo a la salida del pueblo, y subiendo ya hacia el feo polígono de Melide.
Puente Romano de Leboreiro

Es un polígono largo y pesado, pero por lo menos llano, que cuesta atravesar por un andadero que nos han puesto ex profeso a los peregrinos. Cuando estoy llegando casi a su final, me alcanzan Fernando y Rodrigo y ya hacemos juntos los últimos cuatro kilómetros hasta Melide.
Camino a Melide

Es un paseo muy agradable. Bajamos primero la cuesta que desde el polígono lleva al precioso puente de San Xoan de Furelos. Allí unos chicos nos hacen unas fotos con nuestras cámaras (que como se puede apreciar, se ven bastante lejos). Cruzamos el puente y vemos la casa rural restaurada que tiene allí puesta la Xunta y la iglesia, que no tiene nada de particular.
Puente de San Xoan de Furelos

Un kilómetro más de cuesta nos lleva hasta el centro de Melide, donde ellos se quedan en Casa Ezequiel a comer pulpo y yo sigo Camino , pues mis experiencias con el pulpo de Melide y la última parte de esta etapa son nefasta.
Casa Ezequiel

Yo soy de la teoría de que es mejor andar sin comer. Ya comeré cuando llegue. Prefiero ir ligero y con el estómago vacio.
Melide


Salida de Melide
Así que atravieso Melide, subo la pesada cuesta del cementerio  y bajo hasta la preciosa iglesia de Santa María de Melide, situada a la vera del camino, como a un kilómetro del centro de la localidad. Hoy está abierta, así que puedo admirar las dos joyas que contiene; los frescos románicos del ábside, que son una maravilla, y la reja medieval, que es una de las más antiguas de Galicia.
Santa María de Melide

Santa María de Melide

Santa María de Melide
Sigo después bajando hacia el rio Catasól, que tiene un paso de piedras que es de lo más fotografiado del Camino. Pero hoy no lo voy a ver. Justo antes de llegar hay una alternativa de dos kilómetros y medio que lo evita y va por otra zona. Como no conozco ese camino, y tiene solo doscientos metros más que el principal según indica un cartel situado en la desviación, me desvió y sigo el Camino nuevo.
Camino a Boente

Está muy bien. Es una subida ligera por una senda de bosque en la que  no hay nadie y que se disfruta mucho. No sabría decir que alternativa es mejor, pero esta tienen la soledad y además creo que la cuesta es más suave que la que hay en el otro lado.
Camino a Boente

Camino a Boente
Tras dos kilómetros por esta senda me uno de nuevo al camino principal, justo donde hay un puestecillo de venta ambulante de frutas y refrescos, que está abarrotado de peregrinos. Ya no hay tanta gente en el Camino, pues muchos se quedan en Melide, pero sigue habiendo lo suficiente como para ir siempre arropado y para que en todos los bares haya gente.
Camino a Boente

 A estas alturas de la etapa los kilómetros pasan solos, así que en menos de lo que se tarda en contarlo me planto en Boente, a veinte kilómetros y medio de la salida, lugar donde empiezan las verdaderas dificultades de la etapa.
Boente

A su entrada hay un bar, llamado del Alemán, que tiene una terracita muy agradable y repleta, donde me tomo un aquaru¡ius y una coca para coger fuerzas. Hablo aquí con Paloma y continúo descendiendo hasta la bonita iglesia de Boente, que tiene dos Santiagos y un Sanroque de una factura como naif, que a mi me gustan mucho. Son distinto a lo que ves en el resto del Camino.
Boente

Iglesia de Boente
Una fuerte bajada desde Boente, seguida de un tramo llano cortito donde hay dos músicos tocando la gaita que animan el caminar, me lleva a la primera de las tres cuestas fuertes que tiene esta etapa. Es la que sube a Castañeda desde un merendero situado a la vera de un riachuelo que por aquí cruza.
Camino a Arzua

Camino a Arzua

Es una subida como de un kilómetro que se va haciendo más inclinada a medida que subes y que termina con un durísimo repecho de unos ciento cincuenta metros que me deja exhausto al pie de una carretera, donde hay una pareja con un dálmata que jalean a los pobres peregrinos que subimos echando el bofe en cada paso.
Camino a Arzua

Ya estoy arriba, pero el Camino sigue subiendo, ahora más suave y por carretera hasta desviarse de nuevo a la altura de Castañeda y bajar por  otra preciosa senda a otro merendero a la vera de un río donde empieza la segunda cuesta fuerte de la jornada. 
Camino a Arzua
Esta es de pendiente casi constante, pero muy larga y además, con la peculiaridad de que la vas viendo casi entera hasta su final, lo cual desmoraliza mucho. Es una subida a ritmo que hago poco a poco y que me deja en un alto en el que , tras apenas llanear unos metros, se comienza a bajar hacia Ribadixo, ya a solo tres kilómetros del final de etapa.
Es una bajada muy fuerte por carretera, que machaca las ya deterioradas piernas más que las subidas, aunque no cansa tanto. Da envidia ver a los muchos que pasan sin mochila o con mochilitas de día, pero  el llevar toda la carga a la espalda es decisión mía, así que a aguantarse.
Hay un bar a media bajada, pero yo ya paso. Quiero acabar cuanto antes.
Albergue de Ribadixo

Albergue de Ribadixo
Peor es la llegada al precioso albergue de Ribadixo, situado en un recodo de un riachuelo que se cruza por un precioso puente y en el que hay multitud de peregrinos bañándose o refrescándose los pies. Dan ganas de tirarse desde el puente al arroyo a refrescarse.
Y desde aquí quedan los tres peores kilómetros de la etapa. Es la llegada a Arzua, que comienza por una tremenda aunque corta cuesta desde Ribadixo, tras la cual emplamamos con una carretera que va subiendo hasta la altura donde está este maldito pueblo.
Entrada a Arzua

Son dos kilómetros de subida que se hacen eternos. El dia ya ha abierto y el sol pega de lleno. Vamos por una carretera que al poco empieza a tener ya aceras, lo que te da la impresión de que ya estás llegando. Falso. Arzúa no llega nunca. Andas y andas y andas y no pareces acercarte.
Ya finalmente cruzo el cartel de entrada al pueblo, y aún me queda casi un kilómetro para llegar a su centro.
Entrada a Arzua

Solo empieza uno a relajarse cuando llega a las primeras casas de la calle principal y empieza a ver un bar y un albergue en cada portal. Ahora si. Esto ya está hecho.
Llego muy cansado a La casona de Nene, mi alojamiento de hoy y me dan una bonita habitación que da al patio y la piscina del local. Perfecto.
Arzua

He llagado a las dos y media, con más de seis horas y media de etapa. Buen ritmo.
Descanso, me ducho, descanso más , y luego salgo a escribir y comer un bocadillo dde tortilla francesa a un bar del pueblo, que tiene entre los que elegir. Y todos está llenos de peregrinos.
Hablo con Fernando y me dice que, como ya sospechaba, están cansados y no quieren hacer los dos kilómetros que hay desde su hotel hasta el pueblo. Normal. La etapa de hoy es muy dura y no apetece ahora moverse más de lo necesario. Así que nos despedimos. Ha sido un placer compartir con ellos este trozo del Camino.
Casa Nene. Arzua

Ceno en el Restaurante del Hotel, que no está en el mismo edificio, sino en la calle principal de salida de rzúa, que por cierto está toda en obras. Tomo zamburiñas, de las más ricas que he tomado nunca. Enormes como vieiras y sabrosísimas. Una delicia. Despues un excelente lomo de bacalao y tarta de piña. De diez.

Y ya me voy al hotel. Hay un concierto en la plaza del pueblo, pero yo paso. Mañana me quiero levantar pronto para los últimos cuarenta kilómetros, que van a ser duros.

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