Elegí un buen día para caminar… y es que ha sido un día de
sol, pero fresco, con lo que andar no se hacía nada pesado. Solo al final,
desde Zubiri, el sol pegaba ya fuerte y se ha hecho algo incómodo.
La etapa es larguita, veintisiete kilómetros y variada, con
una subida fuerte al Alto de Erro, y mucho deambular por clinas suaves y
pueblos vascos preciosos.
Iglesia de Roncesvalles |
Bastante gente en el camino, pero sin que resulte agobiante.
Mucho más extranjero de lo que yo imaginaba en esta época del año y también
mucho español; grupos, parejas e incluso familias enteras con niños. Bastante
ciclista también; pero no se porque, este año me parecen más respetuosos que
otros. No sé si es que estoy teniendo suerte o es que ya van aprendiendo
modales; pero los muchos ciclistas que he visto son prudentes y respetan al
peregrino a pie.
Esta etapa es buena después de la de Roncesvalles. Es
variada y ayuda a recuperar las piernas, que aún tengo bastante tocadas de la
etapa de ayer. Creo que la bajada a Roncesvalles por el Camino difícil desde
Lepoeder es un soberano error. La bajada tan dura machaca mucho mas las piernas
que las subidas, y estoy seguro que muchas de las lesiones derivadas de ese
primer día vienen más del esfuerzo de esa bajada que de la dureza da la subida.
Salida de Roncesvalles |
En todo caso he pasado la etapa bastante bien y las piernas
a media etapa ya funcionaban a buen ritmo y con buenas sensaciones. Los
kilómetros van haciendo su efecto.
Me he levantado pronto, a las seis y a eso de las siete y
cuarto ya estaba saliendo del Hotel Roncesvalles en un día precioso; soleado,
claro y fresquito. Ideal para andar.
Roncesvalles |
Muchos peregrinos están ya saliendo a esta hora y muchos más
están sentados desayunando en los bares abiertos. Yo, siguiendo mis viejas
costumbres, no desayuno, así que me pongo en marcha de inmediato.
Paso junto al cartel que anuncia que quedan 790 kilómetros
hasta Santiago y enfilo la recta pegada a la carretera que lleva hacia
Burguete, la primera meta volante de la jornada.
Nada más salir de Roncesvalles veo al otro lado de la
carretera la precios Cruz de los Peregrinos. Hay que saber donde está para
verla, y mucha gente no se fija. Es una cruz de piedra, pequeña y robusta, que
a mi me parece muy bonita. Es una pena que no las trasladen desde donde está
hasta el Camino, para que la vea más gente.
Cruz de los peregrinos |
Pasada la cruz, el Camino avanza dos kilómetros por un
precioso sendero arbolado pegado a la caretera, pero aislado de esta. Los
árboles hacen como un túnel encima de la senda, que en ocasiones está muy
oscura y sombría. Es un tramo muy bonito, que se disfruta especialmente con la luz
de esta temprana hora.
Camino a Burguete |
El sendero finaliza al llegar a una preciosa cruz que marca
la entrada a Burguete. El trozo de bosque termina de repente y te encuentras
frente a una nave industrial bastante fea y descuidada.
Entrada a Burguete |
Muy cerca de la nave hay una pared que hen decorado toda
ella con motivos jacobeos y de ánimo a los peregrinos. Es una bonita iniciativa
que ya he visto en otros pueblos, como Sarria, donde dormiré mañana si Dios
quiere.
Entrada a Burguete |
Burguete es un pueblo precioso que se atraviesa entero por
su calle principal, enmarcada por señoriales casas Vascas, muchas de ellas
blasonadas. La calle está además bordeada por un canal por el que corre un
pequeño arroyo, de manera que para entrar en las casas, hay un pequeño “puente”
en cada una de ellas. Es curiosísimo y muy bonito.
Burguete |
Lo malo es que el arroyito hace que no haya acera, por lo
que tienes que andar por en medio de la carretera hasta llegar a la plaza de la
iglesia, que es maciza , alta y muy bonita.
Iglesia de Burguete |
Unos cien metros más adelante se deja la calle principal bajando
a un puente de piedra moderno que cruza un arroyo y nos saca de Burguete.
Salida de Burguete |
El camino ahora es recto, despejado y por una ancha senda
rural que va dirigiéndose a Espinal, el siguiente pueblo de la jornada. Las
vistas ahora son muy amplias y puedo ver los pirineos, que todavía guardan
nubes por la parte francesa.
Camino a Espinal |
Al cabo de un rato por este terreno, el camino se interna en una zona más boscosa, en la que
hay que pasar hasta tres arroyos por improvisados puentecillos de piedra. Una
subidilla por monte me lleva finalmente a una recta carretera desde la que se
puede ver abajo el pueblo de Espinal.
Camino a Espinal |
Es otro pueblo típico vasco, con una calle recta enmarcada
por casas no tan bonitas como las de Burguete.
Camino a Espinal |
Lo más curioso es que tiene una bonita iglesia que parece
nórdica, pues tiene un tejado muy alto y completamente apuntado, que no pega
nada en esta zona.
Iglesia de Espinal |
Paro en un bar a tomar un café con leche y descansar un
poco. Está en una bonita plaza de casas de piedra y se está muy a gusto.
Espinal |
La parada es corta y salgo del pueblo por una calle lateral
que me lleva directo a la primera dificultad de la jornada, el Alto de
Mezkiriz.
Alto de Mezkiriz |
Es un pequeño altito no muy complicado que parece una tachuela
comparado con lo que subimos ayer, pero que pica bastante por el deplorable estado
de las piernas tras el esfuerzo de ayer.
Alto de Mezkiriz |
En la parte alta de Mezkiriz se llanea un poco con muy
buenas vistas de los valles hacia los que nos dirigimos antes de llegar a una
estela de piedra erigida al borde de una carretera que hay que cruzar y que dice
que en este punto se reza una Salve a la Virgen de Roncesvalles. La rezo pues y
continúo.
Alto de Mezkiriz |
Desde allí el camino se interna en un precioso trozo de
bosque muy denso que es una delicia, antes de llegar a una zona de bajada que
han convertido en un cómodo camino de losas de piedra, que hace muy cómoda la
bajada, incluso con escalones en las zonas más empinadas. Es el camino de losas
amarillas de El Mago de Oz, solo que las losas son grises.
Camino a Bizkarreta |
Un par de bajadas y subidas no muy pesadas me llevan al
siguiente pueblo, que es Bizcarreta. Paro en la entrada, en un bar con terraza
que no conozco todavía y descanso un poco con mi coca cola de rigor.
Bizcarreta |
Bizcarreta es un pueblo muy pequeño con alguna casa bonita,
que se cruza en un momento, dirigiéndonos a continuación a Lintzoain, pueblo
muy cercano y en el que comienza la dificultad real del día, el Alto De Erro.
Bizkarreta |
Lintzoiain apenas tiene nada que ver y solo destaca una
bonita pasarela de madera que se tiende entre una casa y un parque que hay al
lado. Hay que pasar la pasarela por debajo para ver la imponente cuesta que
marca el inicio del Alto de Erro.
Lintzoain |
Lintzoain |
La primera cuesta es una de las más fuertes que tiene el
Camino. Afortunadamente no es muy larga, porque en caso contrario alguno
renunciaría en este momento. La cuesta está asfaltada y con estrías rascadas en
el cemento para asegurar un mejor agarre en días de lluvia.
Cuesta de Lintzoain |
La ataco con ganas y despacito, mientras me adelanta sin
esfuerzo una niña que va haciendo el camino con su padre. Claro, que ella no
lleva mochila. Todo lo lleva el pobre padre, que va resollando igual que yo.
ALto de Erro |
Con paciencia se llega arriba de este repecho, desde el que
puedo ver Lintzoain ya muy abajo. Pero la cuesta sigue, no tan empinada pero
sigue. La subida a Erro tiene un primer kilómetro muy duro, que incluye esa
cuesta terrible y luego se suaviza
mucho, con tres kilómetros que alternan ligeras subidas con muchas zonas de
llano o incluso de bajada.
Pasado ese primer kilómetro, que cuesta mucho, el
ritmo se acelera y voy con bastantes buenas sensaciones en las piernas y a
buena velocidad.
En esta zona hay una flecha construida con piñas y algo más
adelante, una indicación de Buen Camino, igualmente construida con piñas. Hay
que ver la paciencia que ha tenidi que tener quien lo haya hecho. Pero se
agradece, porque alegran el Camino.
Alto de Erro |
Alto de Erro |
Tras tres kilómetros más por este terreno se llega por fin
al Alto de Erro, curiosamente en bajada, pues el Alto, señalado allí porque
pasa la carretera, está más bajo que la zona de la que viene el camino.
Aquñi hay siempre una furgoneta – bar en la que suelo parar
antes de empezar la bajada a Zubiri. Hoy está la furgoneta, pero está cerrada,
así que lo de parar olvidado.
Alto de Erro |
Comienzo pues el vertiginoso descenso a Zubiri. Es un
descenso muy duro, por torrenteras de agua llenas de piedra suelta y
formaciones de piedras en punta que obligan a tener un cuidado exquisito con
donde pones el pie. La pendiente es además muy fuerte con lo que los tres
kilómetros que llevan hasta Zubiri se hacen una pesadilla y llego agotado.
Justo antes de llegar me pasa como una bala un niño montado en bici, que baja
como un profesional por esta mierda de camino. Espero que me pase el resto de
la panda, pero no viene nadie.
Bajada a Zubiri |
Cuando llego casi a la entrada de Zubiri veo que el niño
está parado y pega gritos llamando a su padre. Me paro ¡y le pregunto si espera
a alguien. Me dice que espera a su familia, que ya deberían haber llegado. Yo
opino lo mismo, pues desde que me pasó ha pasado un rato. Así que me quedo con
él hasta que al cabo de un poco vemos aparecer al resto de su familia por la
cuesta. No se si les había pasado algo o si es que el chaval ha hecho un
descenso de tour de Francia, pero el caso es que les ha sacado una burrada de
tiempo. Yo le dejo allí y sigo para abajo, llegando de inmediato al Puente de
la Rabia, que marca la entrada a Zubiri.
Entrada en Zubiri |
Para seguir el Camino no hay que cruzar el Puente, pero hoy
yo lo hago, pues quiero buscar un bar para pararme antes de hacer los últimos
seis kilómetros que me quedan hasta Larrasoaña.
Paro en el bar mas cercano y como parte de lo que me queda
de cecina y jamón de ayer, junto con la consabida coca y botella de agua , que
me sientan de miedo. Descanso un buen rato antes de seguir. Ahora ya hace
bastante calor, y los últimos kilómetros no apetecen nada.
Zubiri. Puente de la Rabia |
Pero hay que seguir, así que vuelvo a cruzar el puente y
cojo un sendero bastante bonito que en un kilómetro largo me lleva hasta el
punto mas feo de la etapa, y probablemente del Camino Francés.
Zubiri |
Es la fábrica de
Magnesita que se erige a las afueras de Zubiri. Una fábrica enorme, que además
tiene una zona de deshechos enorme, que consiste en enormes montañaas de
minerales desechados que tienen una pinta horrible. Para colmo, para pasar por
la zona hay que rodearla subiendo una carretera que la bordea. Es una carretera sin apenas árboles y en la
que hace un calor tremendo. Llegado ya hasta el punto más alto de la carretera
se ve perfectamente todo el entorno, horrible como se puede suponer.
Fabrica de Mgnesita |
Desde allí se baja pasando por toda la zona de deshechos
hasta llegar a unas escaleras que me bajan hasta el final de la fábrica.
Salida de la Fabrica |
Allí normalmente hay una curiosa cascada que marca un enorme
contraste con lo horrible que es la fábrica, pero hoy no la deben tener
“encendida”. Me da la impresión de que es una cascada artificial que ha puesto
la fábrica para mejorar su imagen.
Desde allí, el camino se interna por una agradable zona de
bosque que , por un camino enlosado y en ligera subida, que al final se hace
dura, me lleva hasta el pueblo de Illarratz, un pequeño grupo de casas que solo
tiene una bonita fuente con un enorme porche para descansar.
Illarratz |
Desde allí sale una carretera que en menos de un kilómetro
me lleva hasta el siguiente pueblo, Eskirotz, pasando antes por la bonita
capilla de Santa Lucia, situada en medio del monte, con buenas vistas el valle
que se ve un poco más abajo y por el que pasa la carretera nacional.
Capilla de Santa Lucia |
En Eskirotz, que son tres casas mal contadas, no se llega a
entrar, sino que el Camino se desvía justo antes. Desde allí son dos kilómetros
por sendas bastante agradables con continuas subidas y bajadas que nos llevan a
la entrada de Larrasoaña en un suspiro. Ya era hora , porque el calor es ya
bastante fuerte y apetece terminar.
Camino a Larrasoaña |
E
Camino a Larrasoaña |
ncuentro rápidamente La Pensión El Peregrino, que es mi
destino de hoy. Me dan una habitación bastante maja, sin televisión pero con un
balcón muy agradable.
He llegado a las tres menos cuarto y a eso de las cuatro y
media estoy ya con todos los deberes hechos.
Larrasoaña es un pueblo que no tiene nada. Tiene un bar, una
iglesia y una tienda. Y unos quince albergues…
Larrasoaña |
Así que no hay nada que hacer. Doy un paseo por el pueblo (
15 minutos máximo) y luego me hago fuerte en una mesa de la terraza del bar con
una coca –cola y unas aceitunas para escribir la crónica.
Todas las mesas del bar están llenas de peregrinos charlando
y haciendo tiempo. Y es que no hay nada que hacer. Así que a las siete, en
cuanto abren el comedor, me siento a cenar.
La cena es en una mesa corrida y con menú. Yo me siento al
lado de un Valenciano y enfrente tengo a una Barcelonesa y uno de Bilbao.
También hay en la mesa un grupo de guiris que charlan en
inglés, pero no llegamos a hablar con ellos.
Nosotros hablamos de lo típico: del Camino, de la etapa de
hoy, de las que vamos a hacer los próximos días…
Pension El Peregrino. |
ES una cena amena y agradable. Yo tomo sopa de Ajo (otra
vvez, si, pero es que las otras opciones del menú o mew apetecían) y esto¡fado bastante bueno.
De postre un bombon helado. Doce euros y antes de las ocho estoy ya fuera dirigiéndome
al hotel.
Paso el resto de la tarde leyendo y escribiendo y me
duermo pronto. Mañana, aunque la etapa es corta, quiero madrugar, pues el tren
para Sarria sale a la una y no quiero perderlo.
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