miércoles, 23 de agosto de 2017

Dia 5 Portomarín - Palas de Rei . El Bosque quemado

Dia variado, con frío, niebla ,sol y una tristeza inmensa al pasar por un precioso bosque que hay en la etapa. O mejor, que había, porque ahora se ha quemado y solo quedan los restos, aún humeantes en algunos sitios. Una pena.
Pousada de Portomarin

Ahora hace una tarde espléndida en Palas y estoy sentado escribiendo en una terraza a las cuatro de la tarde, tras haber hecho ya todos mis deberes peregrinos: hacer la mochila-  andar-beber-andar más-beber más- preguntarme porque leches no estoy en la playa en vez de pateando España- andar aún más - llegar- beberme litro y medio de agua- ducharme- descansar-lavar la ropa y colgarla.
Rutina diaria de lo más agradable. Este es el mejor momento de la jornada; cuando ya has acabado y solo tienes que descansar para volver a repetir la misma secuencia mañana temprano.
Portomarin

Muchos peregrinos hoy, igual que ayer. Más cansados todos, pero con la misma rutina de salir a toda leche e ir quedándose tirados en los cientos de barres que jalonan el Camino. Así uno sale en multitud y llega casi solo al destino, manteniendo un ritmo constante. El mío es de unos 4,5 kms hora, incluyendo paradas, lo que no está mal para un semianciano.
Portomarin

Pocas dificultades en la jornada, que ha sido muy llevadera, con una primera parte con el cielo cubierto y niebla en algunos tramos y un final soleado aunque no excesivamente caluroso. Un buén día para caminar.
He salido de Portomarín a las ocho menos diez, tras una buena noche de sueño y descansado.
Poca gente por las calles, pero a medida que avanzo por el pueblo se van sumando efectivos,  que salen de todos los albergues y pensiones que jalonan las calles.
Portomarin

Familias, grupos, parejas de toda combinación de sexos… incluso uno que va en bici y lleva a su perro cómodamente sentado en un troley que lleva con él.
Llego al final del pueblo y veo a una familia haciéndose una foto en el enorme letrero que anuncia el pueblo. Se ha puesto cada uno en una letra e incluso dos niños se han subido encima de ellas.
Bajo la cuesta que da salida al pueblo. Aquí ya se ve mucha gente cruzando el puente sobre el pantano, cosa que hago yo en un momento para atacar la primera dificultad del día. Siempre hay una cuesta al principio. Debe ser una iniciativa de los amigos del Camino para que las piernas se despierten.
Salida de Portomarin

En esta ocasión la cuesta es el Monte San Antonio, que no es excesivamente dura, y que se hace por un bonito tramo arbolado, ganando rápidamente altura sobre el pantano y sobre el monte donde se alza Portomarín, que pronto se deja de ver.
Camino a Gonzar

En este tramo me pasa todo el mundo. Llevan ritmo de inicio, pero sé que a la mayoría ya me los cobraré más adelante, cuando el esfuerzo excesivo les pase factura. En el primer bar pasaré de nuevo a la mitad por lo menos… o al menos eso pienso para consolarme de mi paso de tortuga
Camino a Gonzar

Así con calma llego al alto, tras el que viene una zona llana donde hay una cruz peregrina, llena de piedras, recuerdos, ropa, fotos, botas, cintas, papeles varios y toda clase de aditamentos peregrinos que le dan más aspecto de basurero que de otra cosa.  No me gustan estos “altares” peregrinos. Son todos burda copia de la Cruz de Ferro, y nunca llegan ni de lejos a su altura y su significado.
Camino a Gonzar

Poco después llegamos a una carretera a la altura de  fábrica de ladrillos. Aquí, los dos últoimosaños que pasé habían hecho un desvió bastante tonto que te hacía dar un rodeo enorme por detrás de la fábrica para evitar andar por el arcén de la carretera. Este año lo han quitado, y el Camino sigue su andadura lógica por un andadero pegado al muy ancho arcén , que no tiene peligro alguno.
Camino a Gonzar

 Un par de aburridos kilómetros por este arcén y cruzamos la carretera a la altura de una nave de fertilizantes para continuar por una senda paralela a la carretera pero algo alejada de ella, que es más agradable.
Camino a Gonzar

En la senda recuerdo de otras veces que había un bosquecillo de pinos muy agradable, que la primera vez que vine con Luis, Concha y Paloma pasamos con niebla y que me pareció un lugar mágico. La siguiente vez que la pasé ya era con sol, y a pesar de ello era un bosque precioso.
Y digo era, porque ahora la mitad se ha quemado. Ha debido haber un incendio muy reciente, pues aún se ven algunos tocones de árboles que humean y un retén  de vigilancia por la zona.
El Bosque quemado

Se ha quemado la primera mitad del bosque, justo hasta un claro donde se ve perfectamente que hicieron un cortafuegos para evitar que la cosa fuese a más. Es una pena ver la zona y recordar cómo era. Y el contraste con la zona que no se ha quemado es impresionante.
El Bosque quemado

Todos pasamos  en silencio por la zona, que huele fuertemente a madera quemada ; y solo se oyen de nuevo conversaciones cuando entramos en la zona que ha sobrevivido.
El Bosque quemado

 Una pena, porque esto tardará mucho tiempo en regenerarse.
El bosque sin quemar

Tras este tramo llegamos a Gonzar, tras salir de nuevo a la carretera y hacer un tramo por ella. Allí está el primer bar de la jornada, con una enorme terraza , pero que está de bote en bote.
Camino a Gonzar

Hay cola para sellar la credencial, cola para ir al cuarto de baño y cola para pedir. Cola para todo.
 Yo consigo una silla y me siento a descansar un poco, pues ya estamos en el kilómetro ocho y es hora.
Bar de Gonzar

Descanso un poco y tras ver la cruz y la iglesia de Gonzar, que es lo único que tiene este caserío, sigo por la senda paralela a la carretera hasta llegar en un kilómetro más a Castromaior, donde está la segunda dificultad de la jornada, la cuesta de Castromaior, que te sube con una fuerte pendiente hasta la zona donde hay un primitivo castro que merece la pena y al que pocos peregrinos se desvían, pues está justo al final de la cuesta y las fuerzas llegan muy justas.
Camino a Castromaior

Iglesia de Castromaior
 Yo hoy tampoco lo visito, pues a esta altura hay niebla y no se va a ver demasiado. Además ya lo conozco bién y prefiero continuar.
Tras llegar al castro la senda es llana y ancha. Tiene una arena amarilla, como de albero, y con la niebla escasa da unos reflejos que hacen que toda la atmósfera parezca amarillenta. Es un tramo muy bonito que nos lleva hasta Hospital de Cruz, un pequeño pueblo donde paro en un bar a tomar una botella de agua, pues voy con sed.
Camino a Ventas de Narón


Camino a Ventas de Narón

Camino a Ventas de Narón
Tras  Hospital da Cruz, la larga senda de peregrinos nos dirigimos en una subida ligera de algo más de un kilómetro hasta Ventas de Narón, donde hay dos bares bien puestos y sobre todo una preciosa capillita. En ella hay un señor sellando las credenciales. Yo ya me lo conozco de la otra vez que pasé. Es ciego, y tienes que guiarle la mano hasta donde quieres que te ponga el sello, porque sino te lo puede poner en la mano, en la frente o encima de otros sellos.
Ventas de Narón

El chico que va delante mio no se da cuenta y se encuentra con el sello en una página que ya tenía llena, encima de otros dos….
Descanso un rato en el bar más cercano a la capilla y continúo subiendo ahora la última parte de la sierra de Ligonde, que es la última dificultad “seria” del día.
Camino a Ligonde


Camino a Ligonde
Es una subidilla ligera y fácil, por el arcén de una carretera que disfruta de muy buenas vistas y que en breve nos lleva a la cima, desde la que comienza el descenso, siempre por un andadero pegado a la carretera, que nos lleva (y digo nos porque hay gente para aburrir) a pasar primero Previsa y llegar luego al Cruceiro de Ligonde; uno de los más antiguos de Galicia y que está situado en un claro al lado de la carretera, a apenas trescientos metros del pueblo de Ligonde.
Crucero de Ligonde

Es este un pueblo gallego típico: casas-granja de una planta, y calles llenas de mierda de vaca. Pero tiene dos cosas muy importantes.
Un edificio de piedra es el antiguo hospital de peregrinos de Ligonde. No dice mucho, pues parace muy restaurado.
Hospital de Peregrinos de Ligonde
 El otro punto importante es un enorme descampado donde una cruz marca que allí  estaba el cementerio de peregrinos de Ligonde (no dice mucho a favor del Hospital el que el cementerio sea enorme…). 
Cementerio de Ligonde
Este era por lo visto un punto de paso importante del Camino, tras el cual se hace una pequeña bajadita por una senda pedregosa y estrecha para atajar la carretera y comenzar luego a subir por la carretera hacia Airexe, donde en su parte alta está el Albergue de Ligonde y un bar estratégicamente situado en el que hago una nueva parada. Ya estoy solo a siete fáciles kilómetros hasta Palas, así que descanso un rato largo antes de continuar.
Camino a Airexe


Bar de Airexe
Una bajada y una incómoda subida me llevan a la aldeas de Portos, tras la cual está el desvío a Vilar de Donas, un precioso monasterio que solo tiene el inconveniente de que visitarlo supone hacer cinco kilómetros más. Yo ya lo conozco, así que prefiero continuar, pues ya tengo ganas de ducha.
Camino a Lestedo

Desde Ventas de Narón el terreno es todo de toboganes, así que continúo en la misma tónica ded subidas y bajadas pasando por A Mamurria hasta llegar a Brea, donde se vuelve a unir el camino de los que fueron a Vilar de Donas, y donde el Camino de separa de la carretera para avanzar definitivamente hacia Palas, ya a solo tres kilómetros de distancia.
Camino a Lestedo

Iglesia de Os Valos
A brea
Estos tres kilómetros son bonitos y cómodos, por una senda de tierra flanqueada de árboles y muy cómoda. Aquí la gente recupera las fuerzas ante la cercanía de la meta y me pasan vario a toda marcha; incluso una niña de unos diez años me pasa corriendo como una posesa.
Camino a Palas

Llego al área recreativa que da entrada a Palas. Es un parque enorme que se cruza por una senda ya muy civilizada, con luces a los lados y todo y llego a la entrada de Palas alrededor de las dos de la tarde.
Camino a Palas

Mi hotel, Casa Benilde está situado justo en el centro de este pequeño pueblo. Es un hotel familiar muy agradable. Cuando entro me reconocen y saludan lo que siempre es de agradecer.
El señor que me toma los datos me comenta que nacimos el mismo día, pero de años   distintos. El es cuatro años más joven que yo.
Llegada a Palas

Me dan una buena habitación donde me ducho y aseo antes de colgar la ropa lavada en el patio que tienen al efecto (hoy no tengo que montar un tendedero en la habitación).
A las cuatro salgo a comer algo (pimientos del padrón y rabas) mientras descanso y escribo en esta soleada tarde.
En la mesa que tengo al lado está sentado un señor que está haciendo el Camino en una silla de ruedas de las que se propulsan con unos pedales para manos. No le he visto por el camino, pero tiene un mérito enorme lo que hace.  Está con unas chicas jóvenes que ha debido conocer por el camino y comenta que él no tiene sensación de dolor en las piernas, lo que es un problema si se hace una herida o algo.
Hotel Casa Benilde

También comenta que en su albergue hay como treinta chinos. No me extraña. Hay un grupo organizado grande haciendo el Camino y yo he visto hoy a muchos en la etapa. El del Hotel me ha comentado que hoy hay unos mil peregrinos en Palas, que es un pueblo de otros mil habitantes. O sea, que es obvio que este pueblo vive del camino, y cada dos puertas, una es un hostal, albergue o pensión.
Desde donde estoy se ve perfectamente la columna de humo de otro incendio que hay en las cercanías. Pasa un camión de bomberos un par de veces, supongo que llevando agua a la zona. Otra zona de bosque que se habrá perdido...
A las siete  quedo con Fernando Cortiñas y nos tomamos una coca cola antes de cenar. Han tenido una buena etapa y su herida en la pierna va mejorando.
Cenamos con su hijo a las ocho en un restaurante al lado de los hoteles de ambos que tiene una terracita muy agradable y ya nos vamos a dormir.
La etapa de mañana es larga y engañosa. Una primera parte fácil hasta Melide da paso a una segunda muy complicada, con tres subidas muy fuertes y pesadas que hay que sortear. Además la entrada a Arzúa es pesadísima, así que habrá que tomarla con calma.

1 comentario:

  1. Otra etapa más y otro plato de pimientos de Padrón, algún día nos tendrás que contar si realmente te ha picado algún pimiento de verdad.

    Espero que tengas mejor la picadura del brazo.

    Buen Camino

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