Con niebla o sin niebla, esta etapa nunca defrauda. Te deja
machacado, eso si, para el arrastre; pero no defrauda.
Ahora mismo me duelen los muslos, los tendones de Aquiles y
los tobillos, pero no es nada serio y para mañana estaré listo.
Hotel Ramuntxo |
Luce el sol ahora en Roncesvalles, pero a decir verdad es la
primera vez que lo veo en toda la etapa, que ha estado todo el rato cubierta
por la niebla e incluso con frio.
Así que ahora estoy de miedo, duchado, aseado y desacansado,
pero las he pasado canutas subiendo los pirineos; como siempre.
Ha salido muy pronto. Me he despertado a las seis y antes de
las siete ya estoy en marcha, saliendo a la vez que el sol. Ya hay gente en las
calles, peregrinos que comienzan la etapa y gente que comienza a atender a sus
establecimientos. El dia está completamente cubierto y es seguro que habrá
niebla en la etapa; pero no llueve ni hace frío.
Saint Jean Pied de Port |
Recorro la Rue D’espagne atravesando el rio, precioso con la
luz de esta hora y llego al punto donde el Camino se separa en las dos rutas
que llegan a Roncesvalles: la de Napoleón y la de Valcarlos. Yo tomo, como todo
el mundo, la de Napoleón, que es la que sube por lo alto de los montes para
bajar luego a Roncesvalles desde el alto de Lepoeder. Nadie va por el otro lado;
actualmente esa ruta solo se usa en caso de mal tiempo. La verdad es que he
estado temtado de cogerla, ya que la Napoleón la he hecho dos veces y la de
Valcarlos sería una novedad. Pero en un dia de niebla como hoy, prefiero lo
malo conocido. La ruta Napoleón la conozco bien y no me será ningún problema.
Además, es la que está cogiendo todo el mundo (incluso uno que se equivoca y
vuelve) y por tanto será la más segura.
Saint Jean Pied de Port |
Así que acometo la fortísima primera cuesta de las muchas
que va a tener la jornada. Esta etapa es toda ella una tortura, pero
especialmente los nueve primeros kilómetros, hasta el refugio de Orisson, son
diabólicos. En esos nueve kilómetros se suben más de la mitad de los 1.300
metros de altura que vamos a ganar en la jornada, y tiene partes terroríficas,
de las ir parando “a mirar el paisaje” cada cien metros.
Salida de Saint Jean |
Salvada esta primera cuesta, que nos saca ya de la zona
urbana de Saint Jean, pasando por preciosos chalets típicos vascos; blancos
bajos y con ventanas pintadas de rojo; el camino se suaviza un poquito y
alterna tramos de fuerte subida con tramos de subida intermedia. Eso si, no hay
un llano donde descansar. Las nubes aquí están aún altas y se tiene
visibilidad, pero el día está muy gris.
La verdad es que un día así es bueno para caminar. Yo he
salido con camiseta interior, camiseta exterior, jersey y chaqueta de plumas; y
solo me he quitado en la etapa el jersey. Se anda bien y sin calor, lo que es
una delicia.
Camino a Hontto |
La primera parte de la subida la hago bien, a ritmo y sin
parar. Paso por delante de varios Gites, albergues de peregrinos franceses,
construidos ya en plena subida.
Camino a Hontto |
A medida que el Camino asciende, y asciende
deprisa, vamos acercándonos a la zona de
nubes. Llego ya al comienzo de la parte más dura de la subida. Noto las piernas
más cargadas que de costumbre. Nunca es buena idea hacer la etapa de
Roncesvalles la primera, y menos cuando estás en un estado tan deplorable como
el mío, que llevo sin andar desde Mayo, pero yo no aprendo y además no tengo
tiempo para hacer más etapas. Asi que sigo subiendo.
Camino a Hontto |
La parte dura empieza por las dos rampas que llevan a
Hontto. Casi todo el camino, hasta llegar a la Cruz de Thibault, a dieciséis kilómetros
de la salida, se hace por carreterilla sin apenas tráfico; y en este punto la
carretera hace una ese en dos rampas con una pendiente tremenda en las que gana
mucha altura. Las casas de Hontto apenas se ven, pues ya están en la zona de
niebla, pero si veo a varios peregrinos reptando por la ladera. Y allá que voy
yo.
Camino a Hontto |
La primera de las rampas la hago bastante decentemente,
hasta llegar a la curva en la que la carretera cambia de dirección. Esta
segunda rampa es mucho más dura y mucho más larga. Poco a poco la voy subiendo,
cada vez con mejores vistas del valle que voy dejando atrás. Hay muchas vacas
por las laderas y granjas diseminadas aquí y allá.
Camino a Hontto |
Lo se bién, porque me tengo
que parar a recobrar el aliento al menos cuatro veces antes de llegar al
refugio de Hontto, en cuya terraza me siento a beber una botella de agua que
compro allí mismo y aprovecho para poner el primer sello de la jornada.
Tras descansar un rato continúo.
Refugio de Hontto |
A partir de Hontto la
cuesta, que ya era muy dura, empeora hasta llegar a un punto donde el Camino se
separa por primera vez de la carretera, para subir una ladera casi vertical por
un sendero de piedras y tierra de curvas en zigzag.
Camino a Orisson |
La primera parte es muy
dura pero luego las curvas ayudan a superar el repecho, llegando así a un punto
importante de la etapa: la mesa de orientación. Es un rellano en la ladera
donde hay una mesa con un plano de todo lo que desde allí puedes ver. Ya hemos
subido más de seiscientos metros y la vista desde aquí en días despejados es espectacular.
La Mesa de Orientacion |
No es el caso de hoy. Estoy ya metido de lleno en la niebla
y no se ve nada más allá de unos cincuenta metros. Así que sigo subiendo, ahora
con algo menos de pendiente hasta llegar a una zona donde la carretera empieza
a bajar hasta el refugio de Orisson, fin de la parte más dura de la subida, ya
a ochocientos metros de altura. Hay que tener en cuenta que Saint Jean está a
menos de cien metros de altura, por lo que ya hemos subido setecientos en unos
nueve kilómetros. Nos quedan ahora por subir seiscientos metros en unos once
kilómetros. O sea, que lo que queda también es de aupa, pero menos aupa, lo que
consuela un poco.
Refugio de Orisson |
Me siento a descansar en Orisson, en la terraza del refugio,
que habitualmente tiene también unas vistas espectaculares. Hoy no se ve nada.
Está esto lleno de peregrinos descansando. Yo me tomo una coca y una botella de
agua y me como una naranja que compré ayer en Pamplona. Llevo los muslos y los
tendones muy cargados y descanso un rato. He tardado dos horas y media en hacer
estos primeros nueve kilómetros y el descanso me sienta fenomenal.
Refugio de Orisson |
Continúo después de descansar. Por supuesto, la carretera
sigue subiendo. Viene ahora un tramo precioso de unos cuatro kilómetros hasta
llegar a la Virgen de Biakorri, que alterna repechos fuertes con zonas llanas
qwue se agradecen mucho. Habitualmente esto está lleno de ovejas y cerdos que
campan a sus anchas, pero hoy no se ve ninguna.
Camino a Bentartea |
La niebla a veces se disipa y
deja ver retazos de los montes y los valles que caen hasta muy abajo. La verdad
es que tiene mucho encanto subir de esta manera. A pesar de que el tiempo es
fresco voy sudando como un cerdo, pero estoy bien hidratado. A ratos, en
cuestas fuertes me dan unos serios dolores en los muslos, que no había tenido
nunca. Estoy un poco asustado de tener una lesión, así que camino despacio y para en ocasiones a estirar un poco.
Poco a poco me acerco a la explanada de la Virgen. Me temo
que no voy a poder verla, porque la niebla es fuerte, y para llegar a la Virgen hay que desviarse del Camino. Desde
luego, con esta niebla ni se me ocurre.
Camino a Bentartera |
Paso un enorme rebaño de ovejas a las que cuida un pastor
que ya he vista aquí mas veces y tras una curva llego a la explanada desde
donde habitualmente se ve la Virgen. La
niebla ha remitido un poco. Hay una furgoneta aparcada en la explanada y decido
que no hay problema en acercarme. Son menos de cien metros…
A medida que me acerco la niebla se va disipando. Miro atrás
y veo que me sigue un montón de peregrinos, que también quieren aprovechar el
claro para acercarse a la Virgen de Biakorri.
Virgen de Biakorri |
Es una imagen como de 60 cms de alto de la virgen con el
niño situada encima de un promontorio de roca, que es una de la Vírgenes más
espectaculares que he visto nunca. Conmueve por la belleza de la imagen y el lugar
donde está situada, con unas impresionantes vistas de todo lo que la rodea.
Subo hasta la altura de la imagen y detrás mío sube todo el
mundo. Es un momento muy peculiar. Estoy rodeado de niebla y solo una zona
alrededor del promontorio de la Virgen está despejado. Es precioso.
Virgen de Biakorri |
Hago las fotos de rigor y vuelvo al Camino. Al llegar al
desvío veo que el pastor se ha situado justo en la desviación, supongo que por
si acaso tiene que guiar a algún peregrino.
Cuando llego, miro para atrás y veo que la niebla se ha
vuelto a cerrar. Ya no se ve la Virgen, y los siguientes que llegan no se
atreven a desviarse.
Es obvio que la Virgen ha querido que pudiese verla y
presentarle mis respetos. Francamente, la situación me emociona.
Con más ánimos sigo subiendo. Me tengo que parar al poco por
un fuerte latigazo en el muslo, que me duele bastante. Descanso un poco y el
dolor pasa. Continúo subiendo con calma.
Lllegando a Bentartea |
El siguiente punto de referencia es la Cruz de Thibault, a
cuatro kilómetros escasos, en los que solo se ganan cien metros de altura. Es
una zona cómoda que ayuda a recuperar las piernas del esfuerzo y que
habitualmente está poblada de caballos y buitres que sobrevuelan a escasa
distancia del suelo. Hoy no se ven ni unos ni otros, así que el tramo se hace
solitario aunque cómodo.
Antes de llegar a la Cruz, encuentro una camioneta-bar que
tiene un cartel que dice que es la última oportunidad de conseguir un sello en
suelo francés. Paro y me tomo una botella de agua. El tio tiene de todo;
plátanos, frutas variadas, queso, huevos duros… está en un sitio excelente y
varios de los que pasan paran también.
Llegando a Benmtartea |
Me tomo el agua sentado en un tronco y ya continúo hasta la
cruz, que está a unos trescientos metros de la furgoneta.
Es en esta cruz donde se deja definitivamente la carretera
que nos ha traide desde Saint Jean. Se trata de una cruz pequeña, dentro de un
cercado para que la gente no se acerque, en la que hay paradas varias personas.
Desde aquí se inicia, ya por campo, la subida final al Col de Bentartea, el
último antes de llegar a España. Es una subida muy dura, por una cuesta
pedregosa. Llevo delante mio a una pareja compuesta por un francés y un japonés
o coreano a los que ya he visto varias veces durante el día.
Col de Bentartea |
A medio camino veo que se equivocan y se van por una senda
que empieza a descender. Les grito y les
indico el camino bueno. Han tenido suerte, si llego a estar un poco más lejos
no les veo y Dios ¡sabe donde hubiesen acabado. A partir de entonces cada vez
que me los cruzo me saludan cariñosísimos y el japo hasta me hace reverencias…
Col de Bentartea |
Llego de inmediato (con los otros dos detrás) al alto de
Bentartea. No se ve nada y hace frío, así que sigo por una senda recta y llana
que va bordeando el alto y que en poco tiempo me lleva a una zona muy curiosa.
Es como las Tierras Negras de Mordor. Yo creo que es justo la frontera y es una
zona de pizarra que con el paso del tiempo se ha desgastado y se ha convertido
en un polvo negro que contrasta muchísimo con lo verde que ha sido la etapa
hasta ahora.
Las tierras negras de Mordor |
Es una zona corta y me lleva hasta la Fuente de Roldán, una
fuente al borde del Camino, que es un sitio ideal para parar y comer algo. Está justo en la frontera de España y Francia
y casi todo el mundo para aquí.
Descanso un rato y como Jamón y cecina con un tomate, y unas
cuantas nueces para coger fuerzas para la última parte de la etapa.
Fuente de Roldan |
Unos metros más allá de la fuente hay un mojón que indica
que estamos en Navarra. Me quedan ahora algo más de cuatro kilómetros hasta el
Col de Lepoeder, la cima de la jornada y el último tramo de subida.
Los primeros dos kilómetros son preciosos. Se avanza por un
bosque de hayas que tiene todo el suelo alfombrado de hojas. Parece que vas
avanzando por una alfombra. Los árboles tienen los troncos doblados por la
acción del viento y como desde que hemos entrado en España hay menos niebla, se
puede ver todo bien.
Camino a Lepoeder |
La zona es además llana, con lo que se avanza a gusto.
Finalmente salgo del bosque y llego a una cabaña-refugio, situada justo al
principio de la subida final al Col de Lepoeder.
Camino a Lepoeder |
Esta subida son dos kilómetros no muy empinados, pero que se
hacen durísimos a estas alturas de la etapa. Los hago despacio y a ritmo, y
parando a menudo. Desde que hemos entrado en España hay unos altos postes de
madera numerados que van marcando el Camino. AL proncipio de la subida estamos
en el poste cincuenta. Ayuda mucho ir viendo los postes y guiándote por ellos.
Camino a Lepoeder |
Antes de llegar al alto veo una manada de caballos que pastan tranquilamente en
el camino y sus alrededores. Es una imagen muy bonita. Inmediatamente llego al
alto. Ya he coronado la máxima altura del día y ahora solo queda bajar a Roncesvalles.
Camino a Lepoeder |
Para bajar hay dos Caminos, el fácil, que tiene cuatro
kilómetros y medio y el difícil, que tiene un kilómetro menos, pero que por lo
visto tiene fuertes pendientes de bajada. Yo siempre he ido por el fácil, pero
hoy, por variar, decido ir por el otro.ç
Alto de Lepoeder |
Y cumple con lo prometido. La primera parte, como de un
kilómetro, es una bajada en picado, de las que hacen perder las uñas de los
pies y que hay que hacer con mucho cuidado. Ya no hay niebla, así que el Camino
se ve perfectamente.ç
Bajada a Roncesvallles |
Pasado este primer tramo, el Camino mejora, aunque siempre
con tendencia a bajar y en ocasiones con bajadas muy fuertes.
Bajada a Roncesvallles |
Bajada a Roncesvallles |
Poco a poco lo
voy haciendo y finalmente llego hasta la valla que delimita el recinto de
Roncesvalles. Estoy a una altura inferior al monasterio, así que tengo que
remontar un poco para llegar hasta el Albergue, que atravieso para llegar al
hotel Roncesvalles, que es mi destino de hoy.
Llegada a Roncesvalles |
Son las tres y diez cuando, tras
entrar primero en la preciosa iglesia a ver a la Virgen de Roncesvalles, llego
al hotel. Me dan un apartamento con una hsabitación para la tele y una cocina y
otra de dormitorio, que está muy bien.
Estoy reventado, así que me siento un rato y me bebo una
botella de litro y medio de agua que he comprado en la cafetería antes de ducharme,
deshacer la mochila y lavar la ropa.
Monasterio de Roncesvalles |
A las seis voy a la
misa del peregrino en la Iglesia, que está abarrotada de gente de todas las
nacionalidades. Es una misa concelebrada por seis sacerdotes; al final de la
cual citan las nacionalidades de los que han llegado hoy y es impresionante.
Hay gente de más de veinte países de los cinco continentes, lo que recalca el
prior con una sonrisa. Despues dan una emotiva bendición del peregrino. Lo hace
un cuara de 91 años (segñun dice luego el prior) y la da en Español, Francés,
Inglés, Italiano, Alemán Portugués, Coreano y Japones. ¡Toma ya con el
anciano!. Al lado mío hay una Japonesa que cuando oye la bendición en su idioma
se pone a llorar. Es todo muy emocionante, y más al final cuando entonamos
todos una Salve que pone los pelos de punta. Una misa preciosa para rematar un
día excelente.
Iglesia de Roncesvalles |
Ceno a las ocho en el hotel. Ya hace frío y me voy directo a
la habitación a escribir y a ver la tele, hoy si con todas las cadenas
españolas.
Y así termina mi tercer paso de Roncesvalles. Distinto de
los demás por el tiempo, pero tan intenso, cansado y gratificante como los
anteriores.
Yo sé que tú preparas El Camino con minuciosidad, pero por si acaso, sepas que la última etapa por obras tiene dos kilómetros más, hay un desvío bajando del Monte do gozo
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