sábado, 19 de agosto de 2017

Dia 1- Saint Jean Pied de Port - Roncesvalles. Pirineos en la niebla.

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Con niebla o sin niebla, esta etapa nunca defrauda. Te deja machacado, eso si, para el arrastre; pero no defrauda.
Ahora mismo me duelen los muslos, los tendones de Aquiles y los tobillos, pero no es nada serio y para mañana estaré listo.
Hotel Ramuntxo

Luce el sol ahora en Roncesvalles, pero a decir verdad es la primera vez que lo veo en toda la etapa, que ha estado todo el rato cubierta por la niebla e incluso con frio.
Así que ahora estoy de miedo, duchado, aseado y desacansado, pero las he pasado canutas subiendo los pirineos; como siempre.
Ha salido muy pronto. Me he despertado a las seis y antes de las siete ya estoy en marcha, saliendo a la vez que el sol. Ya hay gente en las calles, peregrinos que comienzan la etapa y gente que comienza a atender a sus establecimientos. El dia está completamente cubierto y es seguro que habrá niebla en la etapa; pero no llueve ni hace frío.
Saint Jean Pied de Port

Recorro la Rue D’espagne atravesando el rio, precioso con la luz de esta hora y llego al punto donde el Camino se separa en las dos rutas que llegan a Roncesvalles: la de Napoleón y la de Valcarlos. Yo tomo, como todo el mundo, la de Napoleón, que es la que sube por lo alto de los montes para bajar luego a Roncesvalles desde el alto de Lepoeder. Nadie va por el otro lado; actualmente esa ruta solo se usa en caso de mal tiempo. La verdad es que he estado temtado de cogerla, ya que la Napoleón la he hecho dos veces y la de Valcarlos sería una novedad. Pero en un dia de niebla como hoy, prefiero lo malo conocido. La ruta Napoleón la conozco bien y no me será ningún problema. Además, es la que está cogiendo todo el mundo (incluso uno que se equivoca y vuelve) y por tanto será la más segura.
Saint Jean Pied de Port

Así que acometo la fortísima primera cuesta de las muchas que va a tener la jornada. Esta etapa es toda ella una tortura, pero especialmente los nueve primeros kilómetros, hasta el refugio de Orisson, son diabólicos. En esos nueve kilómetros se suben más de la mitad de los 1.300 metros de altura que vamos a ganar en la jornada, y tiene partes terroríficas, de las ir parando “a mirar el paisaje” cada cien metros.
Salida de Saint Jean

Salvada esta primera cuesta, que nos saca ya de la zona urbana de Saint Jean, pasando por preciosos chalets típicos vascos; blancos bajos y con ventanas pintadas de rojo; el camino se suaviza un poquito y alterna tramos de fuerte subida con tramos de subida intermedia. Eso si, no hay un llano donde descansar. Las nubes aquí están aún altas y se tiene visibilidad, pero el día está muy gris.
La verdad es que un día así es bueno para caminar. Yo he salido con camiseta interior, camiseta exterior, jersey y chaqueta de plumas; y solo me he quitado en la etapa el jersey. Se anda bien y sin calor, lo que es una delicia.
Camino a Hontto

La primera parte de la subida la hago bien, a ritmo y sin parar. Paso por delante de varios Gites, albergues de peregrinos franceses, construidos ya en plena subida. 
Camino a Hontto
A medida que el Camino asciende, y asciende deprisa,  vamos acercándonos a la zona de nubes. Llego ya al comienzo de la parte más dura de la subida. Noto las piernas más cargadas que de costumbre. Nunca es buena idea hacer la etapa de Roncesvalles la primera, y menos cuando estás en un estado tan deplorable como el mío, que llevo sin andar desde Mayo, pero yo no aprendo y además no tengo tiempo para hacer más etapas. Asi que sigo subiendo.
Camino a Hontto

La parte dura empieza por las dos rampas que llevan a Hontto. Casi todo el camino, hasta llegar a la Cruz de Thibault, a dieciséis kilómetros de la salida, se hace por carreterilla sin apenas tráfico; y en este punto la carretera hace una ese en dos rampas con una pendiente tremenda en las que gana mucha altura. Las casas de Hontto apenas se ven, pues ya están en la zona de niebla, pero si veo a varios peregrinos reptando por la ladera. Y allá que voy yo.
Camino a Hontto

La primera de las rampas la hago bastante decentemente, hasta llegar a la curva en la que la carretera cambia de dirección. Esta segunda rampa es mucho más dura y mucho más larga. Poco a poco la voy subiendo, cada vez con mejores vistas del valle que voy dejando atrás. Hay muchas vacas por las laderas y granjas diseminadas aquí y allá. 
Camino a Hontto
Lo se bién, porque me tengo que parar a recobrar el aliento al menos cuatro veces antes de llegar al refugio de Hontto, en cuya terraza me siento a beber una botella de agua que compro allí mismo y aprovecho para poner el primer sello de la jornada.
Tras descansar un rato continúo. 
Refugio de Hontto
A partir de Hontto la cuesta, que ya era muy dura, empeora hasta llegar a un punto donde el Camino se separa por primera vez de la carretera, para subir una ladera casi vertical por un sendero de piedras y tierra de curvas en zigzag.
Camino a Orisson
 La primera parte es muy dura pero luego las curvas ayudan a superar el repecho, llegando así a un punto importante de la etapa: la mesa de orientación. Es un rellano en la ladera donde hay una mesa con un plano de todo lo que desde allí puedes ver. Ya hemos subido más de seiscientos metros y la vista desde aquí en días despejados es espectacular.
La Mesa de Orientacion

No es el caso de hoy. Estoy ya metido de lleno en la niebla y no se ve nada más allá de unos cincuenta metros. Así que sigo subiendo, ahora con algo menos de pendiente hasta llegar a una zona donde la carretera empieza a bajar hasta el refugio de Orisson, fin de la parte más dura de la subida, ya a ochocientos metros de altura. Hay que tener en cuenta que Saint Jean está a menos de cien metros de altura, por lo que ya hemos subido setecientos en unos nueve kilómetros. Nos quedan ahora por subir seiscientos metros en unos once kilómetros. O sea, que lo que queda también es de aupa, pero menos aupa, lo que consuela un poco.
Refugio de Orisson

Me siento a descansar en Orisson, en la terraza del refugio, que habitualmente tiene también unas vistas espectaculares. Hoy no se ve nada. Está esto lleno de peregrinos descansando. Yo me tomo una coca y una botella de agua y me como una naranja que compré ayer en Pamplona. Llevo los muslos y los tendones muy cargados y descanso un rato. He tardado dos horas y media en hacer estos primeros nueve kilómetros y el descanso me sienta fenomenal.
Refugio de Orisson

Continúo después de descansar. Por supuesto, la carretera sigue subiendo. Viene ahora un tramo precioso de unos cuatro kilómetros hasta llegar a la Virgen de Biakorri, que alterna repechos fuertes con zonas llanas qwue se agradecen mucho. Habitualmente esto está lleno de ovejas y cerdos que campan a sus anchas, pero hoy no se ve ninguna.
Camino a Bentartea
 La niebla a veces se disipa y deja ver retazos de los montes y los valles que caen hasta muy abajo. La verdad es que tiene mucho encanto subir de esta manera. A pesar de que el tiempo es fresco voy sudando como un cerdo, pero estoy bien hidratado. A ratos, en cuestas fuertes me dan unos serios dolores en los muslos, que no había tenido nunca. Estoy un poco asustado de tener una lesión, así que camino despacio  y para en ocasiones a estirar un poco.
Poco a poco me acerco a la explanada de la Virgen. Me temo que no voy a poder verla, porque la niebla es fuerte, y para llegar  a la Virgen hay que desviarse del Camino. Desde luego, con esta niebla ni se me ocurre.
Camino a Bentartera

Paso un enorme rebaño de ovejas a las que cuida un pastor que ya he vista aquí mas veces y tras una curva llego a la explanada desde donde habitualmente se ve la Virgen.  La niebla ha remitido un poco. Hay una furgoneta aparcada en la explanada y decido que no hay problema en acercarme. Son menos de cien metros…
A medida que me acerco la niebla se va disipando. Miro atrás y veo que me sigue un montón de peregrinos, que también quieren aprovechar el claro para acercarse a la Virgen de Biakorri.
Virgen de Biakorri

Es una imagen como de 60 cms de alto de la virgen con el niño situada encima de un promontorio de roca, que es una de la Vírgenes más espectaculares que he visto nunca. Conmueve por la belleza de la imagen y el lugar donde está situada, con unas impresionantes vistas de todo lo que la rodea.
Subo hasta la altura de la imagen y detrás mío sube todo el mundo. Es un momento muy peculiar. Estoy rodeado de niebla y solo una zona alrededor del promontorio de la Virgen está despejado.  Es precioso.
Virgen de Biakorri

Hago las fotos de rigor y vuelvo al Camino. Al llegar al desvío veo que el pastor se ha situado justo en la desviación, supongo que por si acaso tiene que guiar a algún peregrino.
Cuando llego, miro para atrás y veo que la niebla se ha vuelto a cerrar. Ya no se ve la Virgen, y los siguientes que llegan no se atreven a desviarse.
Es obvio que la Virgen ha querido que pudiese verla y presentarle mis respetos. Francamente, la situación me emociona.
Con más ánimos sigo subiendo. Me tengo que parar al poco por un fuerte latigazo en el muslo, que me duele bastante. Descanso un poco y el dolor pasa. Continúo subiendo con calma.
Lllegando a Bentartea

El siguiente punto de referencia es la Cruz de Thibault, a cuatro kilómetros escasos, en los que solo se ganan cien metros de altura. Es una zona cómoda que ayuda a recuperar las piernas del esfuerzo y que habitualmente está poblada de caballos y buitres que sobrevuelan a escasa distancia del suelo. Hoy no se ven ni unos ni otros, así que el tramo se hace solitario aunque cómodo.
Antes de llegar a la Cruz, encuentro una camioneta-bar que tiene un cartel que dice que es la última oportunidad de conseguir un sello en suelo francés. Paro y me tomo una botella de agua. El tio tiene de todo; plátanos, frutas variadas, queso, huevos duros… está en un sitio excelente y varios de los que pasan paran también.
Llegando a Benmtartea

Me tomo el agua sentado en un tronco y ya continúo hasta la cruz, que está a unos trescientos metros de la furgoneta.
Es en esta cruz donde se deja definitivamente la carretera que nos ha traide desde Saint Jean. Se trata de una cruz pequeña, dentro de un cercado para que la gente no se acerque, en la que hay paradas varias personas. Desde aquí se inicia, ya por campo, la subida final al Col de Bentartea, el último antes de llegar a España. Es una subida muy dura, por una cuesta pedregosa. Llevo delante mio a una pareja compuesta por un francés y un japonés o coreano a los que ya he visto varias veces durante el día.
Col de Bentartea

A medio camino veo que se equivocan y se van por una senda que empieza a descender.  Les grito y les indico el camino bueno. Han tenido suerte, si llego a estar un poco más lejos no les veo y Dios ¡sabe donde hubiesen acabado. A partir de entonces cada vez que me los cruzo me saludan cariñosísimos y el japo hasta me hace reverencias…
Col de Bentartea

Llego de inmediato (con los otros dos detrás) al alto de Bentartea. No se ve nada y hace frío, así que sigo por una senda recta y llana que va bordeando el alto y que en poco tiempo me lleva a una zona muy curiosa. Es como las Tierras Negras de Mordor. Yo creo que es justo la frontera y es una zona de pizarra que con el paso del tiempo se ha desgastado y se ha convertido en un polvo negro que contrasta muchísimo con lo verde que ha sido la etapa hasta ahora.
Las tierras negras de Mordor

Es una zona corta y me lleva hasta la Fuente de Roldán, una fuente al borde del Camino, que es un sitio ideal para parar y comer algo.  Está justo en la frontera de España y Francia y casi todo el mundo para aquí.
Descanso un rato y como Jamón y cecina con un tomate, y unas cuantas nueces para coger fuerzas para la última parte de la etapa.
Fuente de Roldan

Unos metros más allá de la fuente hay un mojón que indica que estamos en Navarra. Me quedan ahora algo más de cuatro kilómetros hasta el Col de Lepoeder, la cima de la jornada y el último tramo de subida.
Los primeros dos kilómetros son preciosos. Se avanza por un bosque de hayas que tiene todo el suelo alfombrado de hojas. Parece que vas avanzando por una alfombra. Los árboles tienen los troncos doblados por la acción del viento y como desde que hemos entrado en España hay menos niebla, se puede ver todo bien.
Camino a Lepoeder

La zona es además llana, con lo que se avanza a gusto. Finalmente salgo del bosque y llego a una cabaña-refugio, situada justo al principio de la subida final al Col de Lepoeder.
Camino a Lepoeder
Camino a Lepoeder
Camino a Lepoeder

Esta subida son dos kilómetros no muy empinados, pero que se hacen durísimos a estas alturas de la etapa. Los hago despacio y a ritmo, y parando a menudo. Desde que hemos entrado en España hay unos altos postes de madera numerados que van marcando el Camino. AL proncipio de la subida estamos en el poste cincuenta. Ayuda mucho ir viendo los postes y guiándote por ellos. 
Camino a Lepoeder
Antes de llegar al alto veo una manada de caballos que pastan tranquilamente en el camino y sus alrededores. Es una imagen muy bonita. Inmediatamente llego al alto. Ya he coronado la máxima altura del día y ahora solo queda bajar a Roncesvalles.
Camino a Lepoeder
Alto de Lepoeder

Para bajar hay dos Caminos, el fácil, que tiene cuatro kilómetros y medio y el difícil, que tiene un kilómetro menos, pero que por lo visto tiene fuertes pendientes de bajada. Yo siempre he ido por el fácil, pero hoy, por variar, decido ir por el otro.ç
Alto de Lepoeder

Y cumple con lo prometido. La primera parte, como de un kilómetro, es una bajada en picado, de las que hacen perder las uñas de los pies y que hay que hacer con mucho cuidado. Ya no hay niebla, así que el Camino se ve perfectamente.ç
Bajada a Roncesvallles
Bajada a Roncesvallles

Pasado este primer tramo, el Camino mejora, aunque siempre con tendencia a bajar y en ocasiones con bajadas muy fuertes. 
Bajada a Roncesvallles
Bajada a Roncesvallles
Poco a poco lo voy haciendo y finalmente llego hasta la valla que delimita el recinto de Roncesvalles. Estoy a una altura inferior al monasterio, así que tengo que remontar un poco para llegar hasta el Albergue, que atravieso para llegar al hotel Roncesvalles, que es mi destino de hoy.
Llegada a Roncesvalles
 Son las tres y diez cuando, tras entrar primero en la preciosa iglesia a ver a la Virgen de Roncesvalles, llego al hotel. Me dan un apartamento con una hsabitación para la tele y una cocina y otra de dormitorio, que está muy bien.
Estoy reventado, así que me siento un rato y me bebo una botella de litro y medio de agua que he comprado en la cafetería antes de ducharme, deshacer la mochila y lavar la ropa.
Monasterio de Roncesvalles

 A las seis voy a la misa del peregrino en la Iglesia, que está abarrotada de gente de todas las nacionalidades. Es una misa concelebrada por seis sacerdotes; al final de la cual citan las nacionalidades de los que han llegado hoy y es impresionante. Hay gente de más de veinte países de los cinco continentes, lo que recalca el prior con una sonrisa. Despues dan una emotiva bendición del peregrino. Lo hace un cuara de 91 años (segñun dice luego el prior) y la da en Español, Francés, Inglés, Italiano, Alemán Portugués, Coreano y Japones. ¡Toma ya con el anciano!. Al lado mío hay una Japonesa que cuando oye la bendición en su idioma se pone a llorar. Es todo muy emocionante, y más al final cuando entonamos todos una Salve que pone los pelos de punta. Una misa preciosa para rematar un día excelente.
Iglesia de Roncesvalles

Ceno a las ocho en el hotel. Ya hace frío y me voy directo a la habitación a escribir y a ver la tele, hoy si con todas las cadenas españolas.
Y así termina mi tercer paso de Roncesvalles. Distinto de los demás por el tiempo, pero tan intenso, cansado y gratificante como los anteriores.

1 comentario:

  1. Yo sé que tú preparas El Camino con minuciosidad, pero por si acaso, sepas que la última etapa por obras tiene dos kilómetros más, hay un desvío bajando del Monte do gozo

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