sábado, 19 de marzo de 2016

Dia 1- Oporto - Vila do conde . 24 kms. Un paseo junto al mar.

Un buen primer día. No muy largo, no muy cansado, sin mucha lluvia y todo el rato paseando al borde de un mar muy picado y alborotado que era una delicia contemplar. Han sido seis horas de paseo por la costa por caminos muy bien acondicionados, casi todo el rato por pasarelas de madera pegadas a la playa que hacían el andar fácil y cómodo.
El tiempo no ha acompañado tanto. Toda la mañana ha estado lloviznando, no muy fuerte, pero lo justo para tener que llevar todo el rato el incómodo poncho de lluvia encima. Luego por la tarde ha mejorado y ahora estoy en Vila do Conde paseando en mangas de camisa como si tal cosa.
He ido sin ver casi a nadie todo el rato. El día no invitaba a pasear y solo al acercarme a algún pueblo veía algunas personas haciendo deporte o paseando perros. Eso si, peregrinos no he visto a ninguno.
Y es que este Camino de la costa para salir de Oporto no es el más habitual. El Camino normal sale de Oporto alejándose de la costa y se adentra por la vía mas recta hacia Barcelos, donde terminaré mañana. Pero es un camino peligroso, casi todo el rato por carreteras concurridas y por ello las guias recomiendan esta variante, mas larga, pero mucho más tranquila y con unos paisajes mucho mejores. Este Camino que he cogido sale de Oporto y va pegado a la costa hasta Vila do Conde, donde voy a dormir hoy, y desde allí se adentra hacia Barcelos. Cuando digo pegado a la costa es completamente literal. No creo que en los veinticuatro kilómetros me haya alejado del mar más de cien metros. Una delicia, vamos.
He dormido muy bien en Oporto y me he despertado a las seis y media. El primer día siempre tarda uno algo más en arrancar y ordenar las cosas en la mochila, así que no he salido del hotel hasta las siete y media. El día está cubierto y llueve ligeramente, aunque no es incómodo. La temperatura es algo fresquita, buena para caminar.
Hotell Moov

Para salir de Oporto por el camino de la costa lo que se recomienda es ir hasta Matosinhos, a las afueras de Oporto, evitando nueve largos kilómetros de callejeo urbano. Así que bajo a la cercana Plaza da Batalha y cojo un taxi que me lleva por el moderno centro de Oporto hasta una carretera de circunvalación bastante atascada que en una media hora me lleva al pie de un estilizado puente que cruza la ancha desembocadura de un rio, justo ya llegando al océano. Es un estuario grande, con un puerto dentro, por lo que el puente es móvil y su parte central puede abrirse si va a pasar algún barco.
Subo por unas escaleras de caracol hasta el puente y comienzo la etapa y la peregrinación cruzándolo a las ocho y cuarto. Hay bastante tráfico, tanto de peatones como de vehículos. Al llegar al otro lado bajo por unas escaleras y me dirijo directo al mar por una avenida que me lleva hasta un bonito fuerte defensivo ya cerca de la playa. Antes de llegar al fuerte empieza  a llover con ganas y tengo que ponerme la parafernalia de lluvia , que a partir de ahora llevare gran parte de la etapa.
Puente de Matosinhos
Fuerte en la Playa

Nada más pasar el puente se llega ya a un paseo marítimo muy ancho y pegado a una playa grande y cuidada. Se ve que esta es zona de vacaciones. Los edificios y la cantidad de plazas de aparcamiento y chiringuitos que se ven por la zona dan idea de lo concurrido que tiene que estar esto en verano. Ahora no hay casi nadie. El día no invita y tan solo algunas personas están paseando a sus perros con cara de mala leche, como queriendo que el chucho termine de una vez de dar carreritas y puedan volver a casa cuanto antes.  Voy andando por el paseo al lado del mar, que está muy picado. Hay unas olas enormes que rompen con fuerza en la playa y en las muchas zonas rocosas que se ven. Es un espectáculo precioso que me va a acompañar todo el día.
Paseo Marítimo en Matosinhos
En el Paseo Marítimo

El paseo marítimo es muy largo y completamente recto y se hace algo pesado. Al final termina en un Faro muy alto que da acceso a una pequeña subida a una duna en la que hay una pequeña ermita que no se puede visitar, porque la están restaurando.
Paseo Maritimo de Matosinhos

Faro de Matosinhos
Justo después de la ermita la costa gira a la derecha y el Camino sigue por una pasarela de madera que va recorriendo el borde da la playa. Esta pasarela me va a acompañar hasta Vila do Conde, es decir, prácticamente veinte kilómetros a lo largo de la costa. Es un trabajo magnífico y además está muy bien mantenida y conservada. Nada más empezar la pasarela aparece la primera flecha amarilla que nos marca el camino. Como este no es el camino oficial no hay muchas flechas; pero las que hay son suficientes y además en esta etapa es imposible perderse. Basta con ir pegado a la playa y no hay error posible.
La primera Flecha
Bordeando la playa se llega a una enorme central de producción de gas que esta al otro lado de una carretera. Es gigantesca y tiene algo más de kilómetro y medio de largo. Sus enormes chimeneas e instalaciones industriales contrastan con la playa y el mar enfurecido que se ve al otro lado.  
Voy todo el rato por la pasarela de madera, caminando cómodamente a pasar de la lluvia, que en ningún momento llega a ser demasiado molesta. Por supuesto en la playa no hay nadie, solo multitud de gaviotas que campan a sus anchas. Hay muchas zonas de rocas donde las olas rompen con fuerza, elevando chorros de espuma que se alzan mucho metros.
Las playas se van sucediendo. Tras pasar la playa de Leça de Palmeira, se llega a la Playa Paraiso y la playa de Boa Nova. Tras pasar la fábrica de gas , se llega a una zona algo más urbana en la que abundan los chalets de veraneo, ahora vacios.
Pasarela de Madera
Una zona de veraneo en invierno es algo bastante triste. Todo está cerrado y los nunerosísimos bares y restaurantes están casi todos en obras para adaptarlos a la temporada que ya está a piuntom de empezar. Hay muchos bares de playa, muy grandes y muy bien puestos, que dan idea de lo popular que tiene que ser esta ahora solitaria zona de playas.
Tras esta zona de chalets y cruzando un enorme parking se llega a una nueva playa, la Playa Memoria. En ella hay un obelisco enorme que conmemora el lu¡gar donde en el siglo XIX desembarcaron unos liberales para acabar con el gobierno absolutista. El obelisco es  gigantesco y está colocado al lado de la playa. El paseo d madera pasa justo por delante, con lo que lo puedo ver perfectamente. Hay además un cartel que explica el motivo del Obelisco.
El obelisco
En realidad hay muchos carteles explicativos a lo largo del paseo de madera, que van explicando a los paseantes y peregrinos (más bien al peregrino, porque estoy mas solo que la una),  los lugares por donde pasamos y la flora y fauna (escasas) que podemos encontrar.
Según mi guía desde aquí deberíamos ver ya el final de la etapa, que está aún a 18 kilómetros, pero el día está tan cubierto que apenas llego a ver el siguiente pueblo, que está a cuatro kilómetros.
Y lo sé porque ahora en este cuidado paseo, han puesto indicadores que te dicen cuanto llevas y cuanto te queda hasta el siguiente tramo. Como ya he dicho, un ejemplo de paseo playero cuidado.
Pasado el obelisco empieza una zona más salvaje. Tras la playa se extiende ahora una zona muy amplia de marismas y zonas de inundación, con muy escasa vegetación y que son imposibles de transitar si no es por la célebre pasarela. Es una zona muy bonita, aunque tiene un ciero aire a los suburbios de Mordor, por lo desolada y gris que aparece en el día de hoy.
La pasarela
Un rato mas por las marismas y llego a un sitio que se llama Casa do Mar. Allí hay una reproducción de una casa antigua de pescadores, que no es mas que cuatro paredes de piedra mal cuidadas, sin nada que ver.
Casa do mar
Pero a su lado hay algo más interesante. Se trata de la reproducción de unas cubetas romanas para salar pescado. Sucede que aquí tenían los romanos una factoría de salazones, y han reproducido como era. Se trata de una especie de hoyos cubiertos de piedra, que por lo visto los romanos llenaban de salmuera y allí echaban el pescado para que se salara. Resultan curiosas y les saco algunas fotos.
Cubas romanas para salazón
Tras este paréntesis histórico llego a un pequeño poblado de pescadores, que por no tener, no tiene ni puerto. Es un puñado de casas pegadas a la playa que tienen delante, varadas en la ar3ena, las barcas de pesca, todas bastante antiguas y destartaladas. Es un lugar muy curioso y bonito, como de otro tiempo. Los pescadores están arreglando aperos y trabajando en las barcas, ya que hoy, con este tiempo, se hace imposible salir.


Poblado de pescadores

Poblado de pescadores

A medio camino hay un bonito puente porticado de madera que cruza un arroyuelo (o un desague, no lo tengo muy claro) que baja hasta la playa. Debe ser un desegue, porque en la desembocadura hay cientos de gaviotas poniéndose moradas. No quiero ni pensar lo que se están comiendo. Bichos asquerosos y carroñeros…
Puente de madera

Continuo por la playa, que cada vez es más salvaje y deshabitada y llego así, subiendo unas escaleras a un montecillo llamado Castro San Paio. Hay aquí un poblado celta del que no quedan ni restos, Solo unas piedras que hacen la forma de una cabaña redonda y que yo creo que ha colocado aquí el partonato de turismo para que piquemos los turistas. También hay una explanada con una pequeña y bonita capilla (cerrada, of course) y un crucero. Lo mejor son las vistas que se tienen desde el montecillo de todo el camino que llevo recorrido y el que queda por recorrer.
Subida al Castro San Paio

Ermita en castro San paio

Crucero en Castro San Paio
Un kilómetro mas y llego a un pueblo de pescadores llamado Vila Cha. Es un pueblo grande en el que temporalmente dejo la pasarela de madera para callejear por las empedradas e incómodas calles del pueblo. Tampoco hay casi nadie por el mismo y eso si, se ven barcas de pesca en la playa y gente en pequeños almacenes arreglando redes. Hoy no parece dñia para salir a pescar, aunque en el mar se pueden ver algunos barcos grandecitos, eso si.
Vila Cha
Ya llevo 14 kilómetros y estoy algo cansado , así que paro en un café llamado Tony a tomar un par de cocas y descansar un poco. Tampoco hay nadie en el café y lo tengo todo para mi solo.
Descansado ya continúo cruzando el pueblo, que es bastante grande y con algunas pequeñas casas muy peculiares, parecidas a la Casa do Mar, que vi antes, pero algo mas grandes y mejor acondicionadas. Se ve que es el tipo de casa típico de aquí para los pescadores. Ha dejado de llover y hasta se ve un tímido sol, así que me quito el chubasquero y así ando más cómodo un buen rato.,
Tras salir de Vila Cha se retoma de nuevo la pasarela de madera, esta vez en una playa llamada Playa Mindelo. Esta es una playa preciosa, con altas dunas que la separan de la zona de marismas.
Playa de Mindelo

Debe ser una buena zona para hacer surf porque hay carteles que avisan a los surfistas de que tengan cuidado, Hoy no hace falta. No hay ni uno, y eso que las olas que llegan a la playa son espectaculares. Altas y de las que se ven en las películas de surfistas que comienzan a romper por un lado y van rompiendo ordenadamente formando tubos. La verdad es que el mar está hoy espectacular.
Avanzo por la pasarela y en un momento determinado bajo a la plays para andar un rato cerca del mar. Pero subo enseguida porque caminar por la arena es muy cansado y además las olas llegan casi hasta el límite de las dunas, amenazando con  mojarme.
Playa de Mindelo

 Así que retomo mi querida pasarela hasta llegar a un promontorio donde hay una zona de descanso. A lo largo de la pasarela hay varias de estas zonas. Son unas plataforma de madera en la que  han puesto unas bancadas también de madera y suelen estar en sitios con bonitas vistas hacia el mar. Esta es preciosa, esta elevada y se tiene una magnífica vista de toda la zona, del mar, las dunas, la playa y las marismas. Ahora si se comienza a ver Vila do Conde e incluso el pueblo turístico que está a continuación, que es Povoa do Varzim.
Descansando en la plataforma
Vila do Conde desde la plataforma
En la plataforma me quedo un rato y aprovecho para comer algo del lomo, el chorizo y el queso que me he traido de Madrid. Saben a gloria aquí sentado en un banco a apenas cincuenta metros de un mar que parece querer llegar hasta donde estoy para probar mis viandas.
Desde aquí ya se encara el final de la etapa. En poco tiempo termino la zona de marismas y llego a un pueblo llamado Arvore. Estoy ya muy cerca del estuario del Rio Ave, en cuya otra orilla se encuentra mi destino,
Desvio desde la playa en Arvore
 Vila do Conde. Arvore es un pueblo de vacaciones, con bloques de apartamentos ahora vacios que cruzo rápidamente. En un momento dado el paseo de madera se acaba y comienzo a alejarme de la playa, pues para llegar hasta Vila do Conde hay que adentrarse bordando el estuario hasta llegar a un puente que permite cruzar el rio Ave.
Callejeo así un rato siguiendo mi guía y las flechas , ahora más abundantes, que me van guiando hasta llegar a una ancha avenida en cuyo final ya se ve cada vez más cercana la silueta de Vila do Conde.
Arvore
Finalmente llego al puente, ancho y con mucho tráfico, que cruza el rio. Pasado este se ven un enorme convento, el de Santa Clara, que domina toda la ciudad y un acueducto del principios del siglo XVIII, que construyeron precisamente para llevar agua al convento. Vila do Conde está celebrando su 500 aniversario y toda la ciudad esta repleta de banderolas que lo anuncian.
Puente de Vila do Conde
Puente y Convento de Santa Clara
Cruzado el puente ya voy al cercano hotel, que se llama Brazao. Paso por delante de un bonito mercado municipal y de una espléndida iglesia con aspecto de castillo. En esta zona de piratería, todas las iglesias principales de los pueblos tienen un carácter defensivo y están almenadas.
Paro en la oficina de turismo a sellar y cien metros más adelante llego por fin al hotel Brazao. El aspecto exterior es bastante deplorable. Parece viejo y descuidado. Pero todo cambia al entrar. Las habitaciones parecen recién restauradas y son cómodas y funcionales. Un buen baño, televisión, e incluso un balconcito que da a la calle principal. Está muy bien.
Hotel Brazao
He llegado a las dos y diez, así que he tardado 6 horas. Bastante despacio parea lo que es normal, pero es que el paseo por la playa merecía disfrutarse.
Descanso un rato en la habitación. No he pasado un mal día. Los pies y las piernas los tengo bien y no me ha salido una sola ampollas. Se ve que las botas nuevas están bien elegidas y las he andado lo suficiente (unos cincuenta kilómetros) antes de empezar. Esto es clave, “romper” las botas antes de empezar a hacer etapas largas, para que estén perfectamente adaptadas a tu pie. Además les he cambiado las plantillas por unas especiales que me han hecho en Prim a medida y que me ayudan muchísimo con mi problema de pies planos. Asi que perfecto..
Una larga ducha caliente me deja como nuevo. Hago la colada con mi lavadora portátil que recordareis de caminos anteriores y a eso de las cuatro salgo a dar una vuelta por el pueblo.
Y me sorprende. Es un pueblo precioso. Está situado justo en la desembocadura del rio Ave y es un pueblo grande, con una parte antigua bonita y una zona más moderna y vacacional pegada al mar.
Voy primero a ver la iglesia, que como he dicho parece una fortaleza. Por dentro es muy bonita. Un poco recargada como todas las portuguesas, pero me gusta. Tiene tres naves y es muy grande y alta. Muchas capillitas laterales y muchas estatuas. Está toda adornada con palmas de cara al Domingo de Ramos. Paso a la sacristía para que me sellen la credencial y luego me dedico a callejear por el pueblo.
Iglesia de Vila do Conde
Iglesia de Vila do Conde
Me acerco hasta la playa y la zona moderna y voy bordeando el mar hasta llegar a un fuerte precioso y de aire colonial que está justo en la desembocadura del rio, junto a una capilla llamada de la Virgen de Guia. Es un paseo bonito y que ayuda a recuperar las piernas tras el esfuerzo. El truco esta en andar despacio para que los músculos se recuperen.
Fuierte de Vila do Conde
Luego vuelvo hacia la zona vieja callejeando por dentro y me acerco de nuevo a la zona del puente para ver el rio y la desembocadura. Hay muchas plazas amplias y bien cuidadas y una reproducción de una carabela antigua en el puerto. La verdad, es un pueblo sorprendente y precioso.
Desembocadura del rio Ave y capilla de la Virgen de Guia
A eso de las seis vuelvo a la habitación a escribir un rato y después salgo a cenar a las siete y media. Voy a un restaurante de pescado que he visto antes y tomo una ensalada y un bacalao a la plancha. Bien, pero sin mas historias.
Al salir del restaurante está jarreando, así que me apresuro a volver al hotel lo antes posible a terminar la crónica y descansar.
Vila do conde
Ha sido un buen primer día de peregrinación. Muy particular, pues no es normal andar todo el rato pegado al mar ni tampoco ir tan solo como he ido hoy. Ni un solo peregrino y muy pocos viandantes a lo largo de toda la ruta. Por no haber, no había gente ni en el café que he parado.
El paisaje precioso, y el día ideal, con ese mar revuelto que impone e impresiona. El mar es siempre un escenario que a los que vivimos en el interior nos sobrecoge. Creo que todos tenemos una mezcla de atracción y respeto por el mar. Nos recuerda nuestra pequeñez y con su fuerza ductil nos enseña que siempre consigue más la constancia flexible y la paciencia que la pura fuerza bruta. El mar puede estar calmado en un momento y convertirse en una fuerza devastadora un instante después. En días como hoy, de pura furia, es completamente sobrecogedor y asusta y atrae a la vez. Daba miedo ver los barcos en medio de esas aguas grises salpicadas de espuma que se confundían con el también gris cielo. Daba respeto ver la fuerza con que las olas golpeaban una y otra vez las rocas, sabedoras de que, a la larga, serán ellas las que venzan. Vamos, que me encanta el mar, que es lo único que le falta a Madrid.
Vila do Conde
En cuanto al tiempo, ha llovido algo, pero lo justo para refrescar y no molestar. Al ir al lado de la playa ha sido todo llano, por lo que el esfuerzo ha sido reducido. Y para el final una ciudad bonita y llena de vida. Así que muy bien todo.
Lo único malo ha sido el sorteo de la Champions. Barça – Atleti y Madrid- Wolsburgo (o sea, el equivalente al Alcoyano en Alemania). Florentinio sigue siendo un genio. A saber que ha hecho con las bolas, ya las debe poner con temperatura distinta, peso distinto y hasta de diferentes colores y pesos atómicos para que no le falle el sorteo. En fin, lo siento por el Barça…
Mañana tengo etapa larga, treinta kilómetros hasta Barcelos, así que voy a ver si me duermo pronto.

 TRIVIAL DEL CAMINO

Solo Isabel ha acertado la pregunta de ayer. En efecto, es el Monte Santiaguiño, a las afueras de Padrón, donde se supone que Santiago dio su primera prédica en tierras españolas.
Iria Flavia, es donde los discípulos desembarcaron el cuerpo del Apostol (y su separada cabeza) al volver a España. El hecho se conmemora con la piedra donde amarraron su barca, llamada el Pedrón y que está en la Iglesia de Padrón.
Para hoy otra pregunta curiosa sobre este precioso Camino Portugués.
En todos los Caminos hay abundancia de las conocidñisimas flechas amarillas que guian al pergrino. Pero en este Camino es muy habitual encontrar también junta a las amarillas otras flechas que marcan justo la dirección contraria.
-         ¿De que color son esas flechas y hacia donde nos guían?.
Fácil y bonita la pregunta de hoy.

8 comentarios:

  1. En Alicante tenemos plata, pero nos faltan museos, teatros, etc.
    Las flechas son azules y marcan el camino a Fátima

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  2. Hola, Antonio: me llama la atención la falta de peregrinos. ¿Qué les pasa a los portugueses? Igual se fueron por la otra ruta interior que mencionaste. En cualquier caso, la crónica costera muy bonita. Bon caminho, Mendes!

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  3. Hola antonio. Muy bonita la crónica. Efectivamente las flechas azules es portugal señalan el camino de Fátima, me imagino que el color azul celeste hará refetencia al manto de la Virgen. Dice pedro que sí, que Florentino ha puesto bolas imantadas y le ha dado un anillo para coger las buenas, al que las saca.
    ¡Qué tengas un estupendo camino mañana!

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  4. Hola antonio. Muy bonita la crónica. Efectivamente las flechas azules es portugal señalan el camino de Fátima, me imagino que el color azul celeste hará refetencia al manto de la Virgen. Dice pedro que sí, que Florentino ha puesto bolas imantadas y le ha dado un anillo para coger las buenas, al que las saca.
    ¡Qué tengas un estupendo camino mañana!

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  5. Antonio, Antonio. . . , vamos a llevarnos bien.¡ ¿Que mas quisiera Alemania que emparejarse con el Alcoyano?! Con su moral y todo. . .
    Disfruta tu merecido Camino. Te seguimos como siempre con ilusión y así adormececemos un poco la morriña.
    ¡Buen Camino peregrino!

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  6. Se me olvidaba, en la pregunta coincido con mi señor esposo, y de la playa no te preocupes, sabes que, cuando quieras en Alicante teneis un huequecito.

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  7. Yo como no he acertado me mosqueo porque la Wikipedia es un engaño
    La de hoy a estas horas está ya más que acetada.Buen camino peregrino

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  8. Yo como no he acertado me mosqueo porque la Wikipedia es un engaño
    La de hoy a estas horas está ya más que acetada.Buen camino peregrino

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