sábado, 21 de junio de 2014

Dia 3- Roncesvalles - Akerreta. 31 kms. Bosques y mas bosques.

Tras la ordalía de etapa de ayer, hoy nos hemos pasado otra vez. Una etapa muy larga y muy cansada. Pero muy bonita. Casi todo el tiempo bajando por bosques maravillosos y por senderos en ocasiones difíciles. Abundancia de pueblos donde parar a descansar y calor, mucho calor, que ha sido la mayor tortura, especialmente al final.
Hemos tardado siete horas y media en cumplir la etapa, lo que no es una media demasiado buena. Pero es que la etapa engaña. Tiende todo el rayoara abajo, en medio tiene dos puertos y en general está llena de ligeras o medias subiditas a las que les siguen fuertes bajadas que machacan las piernas. En definitiva, una etapa rompepiernas donde las haya.
Ahora estamos en Akerreta, un pequeño caserío a quince kilómetros de Pamplona, donde lo único que hay es nuestro hotel. Así que va a ser una tarde de descanso.
Nos hemos despertado esta mañana en Roncesvalles a la misma hora que todos los días. La mirada por la ventana indica que no hay una sola nube y el día promete calor del bueno.
Nos preparamos y a las ocho ya estamos saliendo del hotel. A estas horas la cafetería del hotel está cerrada y el bar de otro hotel al que vamos a preguntar, también. Así que hay que ponerse en marcha a secas, esperando a llegar al primer pueblo para tomar algo.
La salida de Roncesvalles se hace por un sendero de tierra pegado a una carretera donde una señal indica: "A Santiago : 790 km". Es curioso, ayer, cuando entramos en España en el Puerto de Bentartea, una señal decía que quedaban 760 km a Santiago. Los guiris deben estar encantados. Cuanto mas andan, mas les queda para llegar.
A poco de tomar el sendero podemos ver, al otro lado de la carretera, una preciosa cruz de piedra. Es la Cruz de los Peregrinos, un crucero gótico del XVIII que nos despide dignamente de Roncesvalles.
A partir de allí el camino discurre durante los tres kilómetros que nos separan de Bueguete por un magnífico bosque de hayas y robles. El sendero es estrecho y muy bien cuidado, y el bucólico paseo por el bosque se hace muy agradable.
Hay bastante gente en el Camino. Yo creo que mas o menos como ayer. Estas son unas fechas en que empieza mucha gente, sobre todo extranjeros que quiere en llegar a Santiago el día del Apóstol, que es el 25 de Julio. Así que si empiezas ahora tienes justo los treinta y tantos días que necesitas. 
A mi me parece que llegar a Santiago el día del Apóstol debe ser un horror. La ciudad debe estar de bote en bote . Pero esto de las tradiciones jacobeas es como los ombligos: cada peregrino tiene una.
El agradable paseo por el bosque termina al llegar a Burguete, pueblo al que se entra por un feo polígono industria, tras el que hay un supermercado abierto donde nos aprovisionamos para el día, ya que ayer en Roncesvalles no pudimos comprar nada.
A la entrada del pueblo hay también un área de descanso muy bien puesta, con abundantes mesas redondas de piedra y muchos árboles que dan sombra. No como en León, que todas las áreas de descanso estaban desnudas de sombra. Claro que aquí, para tener árboles que den sombra, basta con no quitar los que ya hay.
Burguete es un precioso pueblo con casas blasonados y típicamente vascas a ambos lados de la carretera que attaviesa el pueblo. Era el pueblo preferido de Hemingway, que solía venir aquí a pescar, y por eso todos los yanquis lo conocen.
Nos sentamos en la terraza de un bar en la plaza de la iglesia y nos tomamos un café para desayunar, ya que el dueño, con el poco olfato comercial habitual de estas tierras, no tiene tostadas.
Salimos de Burguete por una calle lateral que lleva a un puente que cruza un arroyo. Al por del puente se ha colocado un vejete que saluda y pide dos besos a todas las peregrinas que pasan. Como es simpático e inofensivo, todas se los dan. Y así pasa el tío la mañana tan ricamente. Debe tener el récord de mujeres de más nacionalidades besadas.
Dejamos al besucón y continuamos ahora ya lejos de la carretera y por una senda bastante pedregosa que transcurre entre pastos con vacas ( con menos glamour que las vacas francesas, donde va a parar) y bosquecillos de robles y hayas. El Camino va subiendo y bajando suavemente y salva algunos arroyos por improvisados puentes de piedras hasta llegar a Espinal, el sigfuiente pueblo, ya a seis kilómetros y pico de la salida. Es un pueblo mas vulgar que Burguete. También sigue el mismo esquema de las casas a ambos lados del Camino, pero estas son mas vulgares. La iglesia es moderna y se parece a la de Ibañeta que vimoa ayer, con su tejado muy inclinado para evitar la acumulación de nieve.
Cruzamos Espinal sin parar y salimos por la izquierda para comenzar de inmediato la subida a uno de los dos altos de la jornada, el Alto de Mezkiritz, que mas que un alto es una tachuelilla. Tiene una primera cuesta algo jorobadilla que a estas tempranas alturas de la etapa hacemos bastante bien luego ya va boedeanso la cima casi plana por campos de labor hasta que, otra vez por un precioso sendero por el bosque, llegamos a Viscarret o Bizcarreta, un pueblecito sin nada que ver, pero que tiene un bar donde nos paramos al igual que muchos otros peregrinos, pues ya llevamos mas de once kilómetros en la mochila y apetece un descanso.
La terraza del local está abarrotada y cuesta encontrar un sitio. Finalmente cpgemos dos sillas y nos colocamos allí en medio sin mesa ni nada. Bebemos y comemos lo habitual y continuamos Camino.
Solo dos kilómetros más por el mismo tipo de terreno boscoso y sinuoso y llegamos a Lintzoain, donde nos recibe la vista de una tremenda cuesta que sale del pueblo subiendo un monte y por la que se ve subir como pueden a muchos peregrinos.
Parece durísima, pero hay que pasarla. Justo al principio se pueden ver tres enormes piedras. La gente las llama Los Pasos de Roldan, y según la leyenda, la mayor marca la longitud del paso de Roldan, la mediana, la del de su mujer y la pequeña la de su hijo.
Me preocupa un bledo Roldan y solo quiero atacar la cuesta. Al inicio adelanto a una familia coreana. Es habitual ver coreanos por el Camino, pero es la primera vez que veo niños Coreanos peregrinos. Son iguales que los mayores, solo que mas pequeños.
Hecho este increíble descubrimiento, ya estoy casi a mitad de la cuesta. Vale, es dura, pero se puede hacer bien. Si como hoy hay una cuesta de vez en cuando, la subes mal que bien. El problema es cuando como ayer tienes veintitantos kilómetros de subida continua. Eso es lo que destroza.
Esta cuesta es en inocop del Alto de Erro, el más duro de la jornada. La cuesta continúa bastante empinada durante más o menos un kilómetro y luego se convierte en un precioso sendero que va subiendo y bajando suavemente en ocasiones en terreno descubierto de verdes pastos, pero la mayor parte del tiempo por tupidos bosques que dan una agradable sombra que mitiga el mucho calor que hace. En este tramo Paloma encuentra a un peregrino con perro con el que charla un rato. El perro es un pero de aguas que va feliz Camino arriba y Camino abajo. Yo creó que se hace el doble de kilómetros que nosotros con tanto subir y bajar.
Finalmente llegamos al Alto de Erro. Pero curiosamente llegamos bajando, en vez de subiendo. Venimos de una altura superior y llegamos al Alto, donde cruza la carretera general que viene de Pamplona, bajando una cuesta.
En el Alto, un avispado a colocado una furgoneta-tienda que vende refrescos, helados y cosas de comer. Ha puesto hasta unar de mesitas y unas sombrillas. Un chiringuito perfecto donde páramos casi todos los que pasamos. Ya estamos en el kilómetro diecisiete y hace mucho calor. Bebemos y comemos con gusto. Mientras estamos allí llega una ambuñancia que viene de la dirección de Pamplona. Al cabo de unos minutos llega otra de la dirección contraria. Aparcan juntas y allí mismo bajan a una enferma que venía en la segunda ambulancia, la cambian de camilla y la suben a la otra ambulancia. Después cada una se va por su lado tan ricamente.
Suponemos que la que ha traído al enfermo cubre ella sola una zona que no quiere dejar mucho tiempo sola. Por eso intercambia a los enfermos con una que viene de Pamplona, donde tendrán más. Digo yo, si no es así no lo entiendo.
Tras este incidente sanitario atacamos ya la bajada final a Zubiri, que está a tan solo tres kilómetros.
Nada más comenzar la bajada, nos adelanta un pelotón como de diez ciclistas, que van como tienen costumbre a toda leche por el Camino sin respetar a nada ni a nadie. Nada mas pasarnos a nosotros hay en el Camino un portón cerrado que están a punto de tragarse, de la velocidad que llevan.
La bajada a Zubiri es muy empinada y exige mucho de las piernas, que ya van muy tocadas de las etapas de ayer y hoy. Lo mejor es bajar deprisa para cargar el peso el menor tiempo posible sobre los doloridos músculos. Pero esta bajada está llena de piedras sueltas y hay que ir con bastante cuidado. A medida que bajamos los árboles empiezan a ser mas escasos y se abren claros en los bosques. Finalmente llegamos a las afueras de Zubiri, justo donde está el Puente de la Rabia sobre el río Arga. La leyenda dice que cuando los lugareños estaban construyendo el puente, encontraron allí los restos de Santa Quiteria, protectora de la rabia. Cuando intentaron llevarlos a Pamplona las mulas que los llevaban se negaron a irse de allí, por lo que los restos se quedaron en Zubiri. Esta leyenda de los santos tozudos que se niegan a abandonar el lugar donde han sido encontrados es muy habitual en el Camino.
El nombre de Puente de la Rabia le viene de la tradición de que los animales (de dos o cuatro patas) quedan curados de la rabia si dan tres vueltas al pilar central del puente. Y en mi opinión si no se curan el problema se resuelve igual, porque el pilar central es enorme, está en medio de la corriente y seguro que se ahogan.
Nosotros cruzamos alegremente el puente, que como buen puente medieval es apuntado, es decir, la calzada sube hasta el punto central del puente donde empieza a bajar hacia el otro lado.
Cruzamos todo Zubiri junto a los demás peregrinos y, tras cruzar todo el pueblo, nos damos cuenta de que nos hemos equivocado.
Zubiri es el final normal de esta etapa. Todos los peregrinos cruzan el puente porque al otro lado están los alojamientos.
Pero nosotros vamos a seguir otros ocho kilómetros hasta Akerreta, de manera que mañana estemos más cerca de Pamplona.
Y el Camino sigue por el lado del puente por el que hemos llegado. No había que cruzarlo.
Así que volvemos sobre nuestros pasos y recruzamos el puente. Si lo hacemos una vez más quedaremos libres de la rabnia . ¿O no era así?...
El Camino sane de Zubiri con una fuerte aunque corta cuesta, que tras un kilómetro llega a una carretera, justo enfrente de una enorme fábrica de Magnesita que cambia el paisaje y el oloror completo. Los enormes montones de deshecho de minerales dan a la zona un aspecto lunar, y el olor que hay le da un aspecto a cloaca.
El Camino además bordea la fábrica subiendo a un monte que hay justo detrás. Esto no sería demasido robnlema si la fábrica no midiese unos tres kilómetros. Así que vamos subiendo por la carreterilla aguantando el olor y las vistas industriales durante tres kilómetros. Al final volvemos a bajar del monte por unas escaleras  a la altura del final de las instalaciones industriales justo donde un cartel anuncia que estas han acabado y donde, curiosamente hay ina preciosa cascada, que contrasta muchísimo con el horror que tienes enfrente.
El Camino es ahora llano y está acondicionado con un empedrado de losetas que lo hace muy agradable. Hasta que empieza a subir. Tiene una subida bastante fuerte que nos deja en un caserío llamado Ilaratz, donde hay una fuente en la que nos refrescamos, pues ya estamos cansadísimos y el calor es terrible.
Este último trozo desde Zubiri se hace pesadísimo. Ya sol queremos llegar al hotel. Además, por aquí ya hay mucho menos árboles y a las dos y pico que son ahora, el sol pega que hace daño.
Pasamos casi sin verla por la pequeña Capilla de Santa Lucia y luego por el Caserío de Eskirotz (que no tiene fuente) pero que tiene un cartel que dice que quedan dos kilómetros hasta Larrasoaña, siguiente pueblo y que tiene la virtud de que está tan solo a seiscientos metros de Akerreta , nuestro destino.
Estos dos últimos kilómetros se hacen duros. Vamos por un sendero estrecho que atraviesa campos de cultivo a menudo sin sombra. Hace mucho calor.
Finalmente llegamos a la entrada de Larrasoaña,pero justo antes de entrar en el pueblo las flechas indican que el Camino inicia una subida corta pero dura hacia Akerreta, nuestro destino.
Mal que bien hacemos estos seiscientos metros y llegamos por fin a Akerreta, donde lo primero que nos encontramos es el Hotel Akerreta. 
Es una casona vasca muy bonita, rehabilitada como hotel rural. Ahora de momento no mal admiramos demasiado, sino que vamos directos a la habitación, que está en el segundo piso. Es una habitación grande y bien cuidada; de alto techo abuhardillado y con vigas de madera. Bonita pero hay otras con balcón que hubiesen apetecido mas.
Pero ahora mismo lo único que queremos es ducha y tumbarnos. Estamos muy cansados y nos duelen todos los músculos del cuerpo. Me reafirmo en mi impresión de que estas etapas son para hacerlas cuando ya llevas varios días de Camino y el cuerpo está ya acostumbrado al esfuerzo. Hacerlas al principio es una locura.  Así que consejo: hazte cinco o seis etapas por las mesetas castellanas antes de venir a empezar desde Saín Jean.
A las seis bajamos a tomar algo a la terraza del hotel. Hace aún mucho calor, pero debajo de la sombra de un árbol se está de miedo.
Leemos y escribimos un bien rato. Los otros comensales que hay son todos franceses, que deben llenar el hotel.  Van saludando a rezagados que llegan. La mayor parte de ellos se queja de que , como nosotros, se han equivocado en Zubiri y han cruzado el puente. Me encanta no ser el único tonto.
Akerreta no tiene nada para ver. Son solo cuatro casas, eso si antiguas y bonitas. Lo más célebre del pueblo es que en el hotel en el que estamos se rodaron varias escenas de la película The Way. O sea que este es el segundo hotel de esa película en el que estamos. El otro fue en Hornillos esta Semana Santa. Voy a hacer una credencial con nas localizaciones de The Way que va a ser un éxito.
Como aquí no hay nada que hacer, vamos a cenar a nas ocho para irnos a la cama pronto y descansar bienara mañana.
Mañana es una etapa corta. Solo quince kilómetros hasta Pamplona y luego coger el tren para volver a Madrid. Será el fin de un Camino Corto pero intenso.Pero aún es demasiado pronto para pensar en ello. Aún nos queda una etapa y el cielon se está cubriendo de nubes. Veremos como se da mañana.

3 comentarios:

  1. Hola, peregrinos: acabo de la crónica de ayer y la de hoy, La de la subida desde Saint Jean me ha cansado muchísimo. No se puede agotar y hacer sufrir tanto a los lectores. El hiperrealismo narrativo del Peregrino conmueve. ¡Y dice que hasta flaqueó la Peregrina! ¡Tremendo!
    De la de hoy me consuela saber que si enojo a mi vecina de arriba (me meto con su familia, es decir, con uno de sus perros), sé que si me muerde no tiene la rabia, gracias a Santa Quiteria y a dar vueltas a su puente. Es un consuelo saberlo.
    Bueno, chicos, mañana parece suave. Buen retorno y ya nos contaréis.
    El agotado vecino de abajo

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  2. Buenas noches peregrinos, hemos hecho la etapa con vosotros tal y como íbamos leyendo nos íbamos cansando pero eso si sentaditos en el sofá con una cervecita, todos sabemos que el cansancio es algo totalmente subjetivo, y es difícil llegar a saber cuan cansado se está hasta que lo comparas con algo y yo leyendo distancias, elevación, etc. he llegado a la conclusión de que solamente en los primeros 8 Km habéis hecho 7 veces aproximadamente la cuesta de Mostelares y entonces si me he agotado de verdad.
    Las fotografías son un perfecto ejemplo de las bellezas que has descrito,

    Buen camino

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  3. Buen regreso y ya revivirán lo andado con un gin tónic en la mano y el descanso bien merecido!!! Abrazos

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