viernes, 20 de junio de 2014

Dia 2 - Saint Jean Pied de Port - Roncesvalles. 29 kms. La madre de todas la etapas.

La etapa reina ha respondido con creces a todas las expectativas. Para lo bueno yara lo malo.
Bella, bellísima. Larga, larguísima. Cansada, cansadísima. Todo un pedazo de etapa.
Oficialmente esta etapa tiene 26 o 28 kms , según la guía que leas. El GPS dice que hemps hecho 30. El problema es que todos menos los cuatro últimos son en subida. ¡ Y que subida! . Bestial. Hemos subido desde los cien metros de altura de Saint Jean hasta los 1.400 del col de Lepoeder.  Y con algunas bajadas intermedias que te obligan a subir otra vez. Total, un palizón de campeonato y un enorme orgullo por haber terminado. Tengo que confesar que en todos mis caminos esta es la primera vez que he pensado que tenía que abandonar. Me dolían tanto las piernas que era incapaz de dar un paso. O eso creía. Al final los hemos dado todos, uno tras otro, y ahora estamos ya disfrutando del más merecido descanso en Roncesvalles.
Esa ha sido la parte mala de la etapa. La buena ha sido todo lo demás. Unos paisajes preciosos, un día espléndido, una compañía, la de Paloma, que ha sido un continuo apoyo aunque ella también iba muy cansada. Muchos peregrinos en el Camino, lo que también anima ( aunque solo sea porque ves que hay algunos que van peor que tu).
La verdad es que la soledad de ayer se ha transformado hoy en una marea de peregrinos. Se nota que Saint Jean es punto de inició para muchos. Y se ve mucho español entre los cientos de guiris de todas las nacionalidades.
Han sido más de ocho horas de etapa, a un ritmo lentísimo, que era el que requería la jornada.
Pero en fin, basta de prólogos y vamos a relatar la etapa, que la literatura odepórica consiste justo en eso, en narrar viajes.
Nos hemos levantado a las siete menos veinte. Lo primero, abrir el balcón y comprobar que el día es completamente despejado y ya algo caluroso a estas tempranas horas. Por lo menos no parece que vaya a llover, que sería hoy el principal problema.
A las ocho salimos ya del hotel tras tomar un café. Compramos pan y agua en un cercano supermercado y bajamos ya la calle principal para salir por la Porte de Espagne y la Rue d' Espagne hacia el Camino. Nada mas abandonar la ciudad vieja está la desviación donde hay que optar entre las dos posibilidades que ofrece hoy el Camino.
La Ruta de Valcarlos sigue el valle subiendo ligeramente hasta llegar a Valcarlos, ya en España, donde se sube de golpe en los últimos kilómetros hasta el Alto de Ibañeta, a solo kilómetro y medio de Roncesvalles.
La ruta Napoleón comienza ya subiendo bruscamente desde Saint Jean y sigue subiendo un total de mil trescientos  metros hasta comenzar a bajar a falta de cuatro kilómetros hacia el Alto de Ibañeta donde se junta con la Ruta de Valcarlos.
Nosotros elegimos la ruta Napoleón, más dura pero que promete ser mucho mas bonita.
Así que comenzamos a subir desde el principio. Pasamos junto a un castaño centenario y comenzamos una durísima cuesta que asciende entre las últimas casa del pueblo. Seguimos los consejos de nuestra guía y procuramos subir despacio, pues esto es solo el aperitivo de la etapa y hay que reservar todas las fuerzas posibles.
Desde el principio vamos viendo bastantes peregrinos. Hay de todo, orientales, franceses españoles, americanos.... una troupe internacional que es uno de los máximos alicientes del Camino. Mucha gente mayor (como nosotros) pero también mucha juventud, que va a otro ritmo.
La etapa no da reposo desde el principio. Tras esa primera cuesta hors categorie, se suaviza unoco, pero sin bajar de la categoría de puerro de primera. Las casas  continuas se van convirtiendo en caseríos aislados  y más tarde en granjas. Mucho ganado en las laderas del monte, vacas ovejas y caballos pastan a su aire en los prados.
A medida que vamos subiendo el paisaje empieza a ser mas bonito. En estas alturas aún bajas hay multitud de arboles y abundantes sombras que suavizan el elevado calor del día.
Tras cuatro kilómetros de subida, el Camino se endurece aún mas. Un kilómetro muy duro por una carreterilla asfaltada nos lleva hasta Hontto, un pequeño caserío donde hay un Gite D'etape, que es como los gabachos llaman a los albergues. Yo ya empiezo a estaré cansado, y eso que solo llevamos cinco kilómetros. Me duelen bastante los muslos del esfuerzo en las subidas  y me preocupa que el dolor vaya a mas. Así que paro frecuentemente para recuperar.
Paloma va bastante mejor, pero tampoco se separa demasiado y me espera con frecuencia.
Pasado Hontto abandonamos la caretera para subir un camino de tierra que serpentea por la laderea de la montaña ganando altura con rapidez.
Es gracioso ver la larga fila de peregrinos que va ascendiendo penosamente  por las revueltas. Varios grupos se han parado ya a descansar a los lados del Camino, agotados de la subida. Y solo acabamos de empezar.
Tras un par de kilómetros por las siete revieltas , llegamos arriba de este pequeño alto. O a lo que estos llaman arriba, pues cualquier ser humano con dos ojos puede ver que desde allí el Camino sigue suboendo , incluso con mas pendiente. La única variación es que ahora vamos por asfalto.
Justo donde se junta el camino de tierra con el asfalto hay una mesa de orientación que tiene un mapa que muestra los nombres de los diferentes pueblos y montes que desde aquí se ven. Y son muchos. Ya hemos subido bastante desde Saint Jean y las vistas de los pirineos y los valles empiezan a ser espectaculares. Todo está verde y es una preciosidad. Paloma charla con unos chavales catalanes que están subiendo en bici ynqie le ofrecen una bebida isotónica. Le dicen que van con su padre, pero que no saben ni donde está, pues va mucho mas despacio que ellos. Me imagino al padre echando los higadillos y maldiciendo a sus vástagos en una curva del Camino.
Un corto descanso y seguimos subiendo. Las piernas casa vez pican mas, las paradas son mas frecuentes y el ritmo es el de un caracol con problemas motoros.
En el kilómetro ocho llegamos al refugio de  Orisson, que tiene el único bar que vamos a encontrar en toda la etapa. Así que obviamente paramos. Llevamos casi tres horas de caminata y solo hemos hecho ocho kilómetros. Eso si, en esos ocho kilómetros hemos subido setecientos metros de desnivel, algo más de la mitad de lo que tenemos que subir en el día.
Así que la coca cola que  nos tomamos sentados en la preciosa terraza del albergue nos la tenemos más que merecida. Las vistas son impresionantes. El tramo que acabamos de subir cae casi a pico hasta el valle donde las casas y pueblos se ven diminutos, como si fuera una maqueta gigante de un valle de verdad. Es una pasada.
Recordamos  que cuando estuvimos preparando este tramo del Camino con Concha y Luis, Concha sugirió empezar desde el refugio de Orisson. Después de la etapa de hoy parece una excelente idea. Puedes llegar a Saint Jean, verlo y por la tarde hacer los ocho kilómetros de subida hasta aquí para continuar fresco al día siguiente. Es una excelente idea.
Descansamos un rato y seguimos subiendo. Esto es una tortura. Creo que en toda la etapa solo ha habido un tramo largo llano, y era ya cuando estábamos arriba del todo, entre los dos últimos puertos.
Y la subida, que hasta ahora hemos hecho relativamente bien, empieza a pasar factura. Las cuestas empiezan a parecer mas inclinadas aunque no lo sean, las piernas duelen cada vez más y ya empiezas a concentrarte en llegar a la próxima curva, para ver si el tramo siguiente es algo mas llano. Vana esperanza. Esto solo sube, curva tras curva, kilómetro tras kilómetro.
El paisaje va siendo cada vez mas de alta montaña. Los árboles van desapareciendo y son sustituidos por nudosos matorrales o dura hierba que lo cubre todo. Por encima nuestro se ven buitres, que no se si esperan a que alguien caiga redondo para devorarlo. En todo caso, por mi que lo devoren. Yo ya no tengo fuerzas para defenderlo. Solo para seguir poniendo un pie delante del otro una y otra vez e ir ganando así metros a la maldita montaña.
Casi cuatro kilómetros después de Orison llegamos a un punto precioso. En una explanada casi en lo alto de un collado donde hay una manada de caballos pastando, hay una formación rocosa. Y en ella hay una preciosa imagen policromada de una Virgen que preside las fuertes pendientes que se ven desde donde estamos. Es una visión mágica que nos obliga a pararnos a todos los peregrinos que vamos llegando.
Paloma y yo paramos un rato y nos tumbamos en la hierba para comer algo, cosa que también hacen otros grupos.
Estamos un ratito aquí, haciendo compañía a la Virgen de Biakorri y conrinuamos. La subida ahorea es alfo mas suave. Ya estamos a 1.100 metros de altura y vamos bordeando las cimas entre alto y  alto antes de atacar el siguiente. Ahora si que los Pirineos se muestran en toda su majestuosidad, con vistas imponentes de valles, empinadas montañas y laderas cubiertas de verde.
Pero para nosotros la etapa es cada vez mas complicada. La continua subida se acumula en las piernas y ahora ya el más mínimo repecho parece el Tourmalet. Paramos a menudo para tomar aliento y el ritmo se hace cada ve mas cansino,
Pero seguimos adelante, mas por fuerza de voluntad que  por fuerza física. Bueno, y también porque no hay una sola paarada de taxis....
Tres kilómetros mas y légamos a un punto donde el Camino se separa de la carretera en un lugar donde hay una preciosa cruz de piedra. El Camino se convierte en un agradable sendero de hierba......que va a dar a una pared que desde aquí parece vertical y por la que sube un sendero por el que se ve reptar a algún que otro peregrino.
Se me cae el alma a los pies. Yo ya no puedo mas. Paloma va todavía razonablemente bien, pero a mi me da un bajón tremendo sólo de ver esa subida después de los 16 kilómetros subiendo que llevamos. Así que nos paramos en la cruz y me como y me bebo rodó lo que llevoara sacar fuerzas. Y la cosa funciona. Atacamos la cuesta y, como suele suceder, no es tan fiero el león como lo pintan. Es cierto que es probablemente el trozo mas inclinado de la jornada, pero es corto y lo hacemos mejor de lo que pensábamos. Termina en la cima de un collado donde hay una pequeña cabaña de piedra a modo de refugio de emergencia y una placa metálica alusiva al Codex Calixtinus.  Y lo mejor es que desde aquí el terreno se suabiza bastante. Avanzamos algo mas rápidamente hasta alcanzar una valla de alambre de espinos que marca el límite entre España y Francia.
Mil metros mas adelante cruzamos la frontera e inmediatamente llegamos a la fuente de Roldan, una fuente de agua helada que es una delicia en este día especialmente caluroso. Estamos en el Col de Bentartea, a 1.35o metros de altura.
Descansamos allí un rato con muchos otros peregrinos y continuamos ya por tierras navarras, que, obvia decirlo, son mucho más bonitas, mas verdes, con mejores caminos y mejor señalizada que las francesas. ¡ Y no es chauvinismo!.
Lo que si es cierto es que tras una pequeña y ligera subida inicial, viene el mejor tramo de toda esta dura jornada. Una pista  llana o incluso en ligero descenso, atraviesa un hayedo durante algo así como tres kilómetros. Es una delicia. Las copas de las hayas se abaten sobre la carretera proporcionando una sombra que se agradece mucho. El suelo está cubierto de hojas caídas de tonos marrones y parte e que vas andando por moqueta. Un sueño dentro de esta etapa tan dura.
Pero todo lo bueno se acaba. Un brusco giro a la izquierda nos saca del hayedo y nos coloca en una senda ascendente que arranca desde un pequeño refugio hacia un collado que se ve a eso de un kilómetro y pico. Ya no hay árboles que oculten la realidad y podemos ver que la pendiente es bastante fuerte.
Y aquí es donde a Paloma le da un bajón que le va a hacer muy duro este tramo. Pero ella es mas fuerte que yo y ni se queja ni para. Simplemente aprieta los dientes y tira para arriba. Solo después me contará que lo ha pasado fatal.
Poco a poco salvamos el repecho. A mi me ayuda a salvar la ultima cuesta el que veo pasar por la cima un coche de la Guardia civil. Eso significa que arriba hay una carretera, y la única carretera que puede haber por aquí es la que baja a Roncesvalles.
Animadoor esta idea corono hasta la carretera y, en efecto, ¡ Ya no se ven mas subidas!. Estamos en la cima del Alto de Lepoeder, máxima altura del día a 1.430 metros de altitud. Hemos subido sin apenas zonas llanas 1.300 metros. Ahora sólo quedan cuatro kilómetros y medio de bajada hasta Roncesvalles.
Comenzamos ya mucho más animados la bajada, y nada mas empezar, tenemos que optar entre dos caminos para llegar al monasterio. Uno es algo mas corto y baja casi en picado por un precioso hayedo desde Lepoeder hasta el monasterio, que está a 900 metros de altura. El otro tiene un kilómetro mas y baja mas suavemente hasta el Puerro de Ibañeta antes de hacer el último kilómetro y medio hasta el monasterio por carretera.
No lo dudamoa mucho. Tras los esfuerzos de hoy tenemos las piernas muy tocadas, y sabemos que las bajadas fuertes son mucho mas duras para las piernas que las subidas, así que elegimos la ruta larga y fácil.
A poco de empezar esta comenzamos ya a ver el monasterio, que cuelga a media altura del monte a nuestra izquierda. La vista del valle es preciosa y se ven varios pueblos, el mas grande de los cuales es Burguete, al que llegaremos mañana.
Bajando continuamente por una carreterilla que a menudo atajamos por empinados senderos de tierra, llegamos al Alto de Ibañeta, donde hay una preciosa capilla moderna cuyas campanas hacen sonar en invierno para orientar a los peregrinos extraviados.
Allí nos juntamos con la carretera que sube de Valcarlos y que seguimos durante un kilómetro y medio hasta llegar a una fuente de agua helada, sonde bebemos y rellenamos las botellas, viendo ya muy cerca nuestro las torres de la Colegiata de Roncesvalles. La fuente está coronada por una preciosa estatua de la virgen que recuerda a la que hay en casa de Paloma en Torrelodones.
Un último esfuerzo y a las cuatro, tras ocho horoas de caminata , llegamos derrengados al hotel Roncesvalles. Subimos de inmediato a la habitación, que es muy grande, moderna y confortable y nos tiramos en la cama  agotados ,  pero felices tras haber superado este etapón.
Nos arrojamos en la cama a descansar, que bien merecido lo tenemos. Nos duelen todos los músculos del cuerpo, pero ha merecido la pena.
A las seis salimos a dar una vuelta y conocer Roncesvalles, que se vberonto, pues no es un pueblo. Aquí solo está la Colegiata, en cuyo rexintro está la iglesia, el albergue, dos hoteles y un museo. Aparte de esto tan solo hay una pequeña capilla mas y otros dos hoteles. Y eso es todo.
A las ocho vamos a misa. Es una emocionante misa de peregrinos. La concelebran seis sacerdotes en una iglesia llena de peregrinos. El cura principal lee, como hacen en Santiago, la lista de nacionalidades de los que han llegado hoy. Para mi asombro cita mas de veinte naciones, entre las que se encuentran Australia, Polonia, Rumanía, colombia,  Perú, México, Japón, Corea, Brasil, Andorra ; aparte de las más habituales Usa, Francia, Alemania y Porrugal.
Los evangelios los leen en Espñol , Inglés y Francés y al finalizar la misa nos dan una emocionante bendición del peregrino. El cura principal lo hace en español y otro sacerdote anciano y obviamente políglota lo hace en francés, inglés, alemán, portugues , japonés y coreano.
La misa finaliza con un emocionante Salve Regina que pone los pelos de punta y tras el que nos vamos a cenar al hotel.
Menú sencillo con sopa de ajo para los dos, salmón para Paloma y trucha a la navarra para mi y de postres tarta de manzana y pastel vasco.
La noche es tan buena que cenamos en la terraza, algo que la camarera nos dice que el clima solo permite en contadas ocasiones.
Y con esto clausuramos el día, uno de los más difíciles, más bellos, mas gratificantes y mas satisfactorios que he tenido en el Camino.
Mañana tenemos etapa larga, pero casi toda de bajada y con solo el Puerto de Erro para vencer. anuncian lluvia, pero no hay que fiarse demasiado de las previsiones.

1 comentario:

  1. Solo los valientes vencen las dificultades!!! Así que a seguir que la satisfacción por lo conseguido bien merecen todos los sacrificios!!!! Y además pensar en las que nunca haremos una etapa como ésta, aunque Concha nos intentase engañar diciendo que casi no hay subidas!!! Besos

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