viernes, 3 de abril de 2015

Dia 7- O Cebreiro - Triacastela. 23 kilómetros de bajada con varias subidas.

Un día corto de caminata pero intenso y bonito. Un paseo agradable, buenos paisajes, un tiempo excelente... No se puede pedir más.
Tras el esfuerzo de ayer, viene bien una etapa relajada y corta para recuperar fuerzas. Ya estamos en Galicia y se nota en todo. El paisaje de suaves colinas redondeadas, el verdor por todos lados, los  pequeños caserios esparcidos por todas partes...una delicia.
El día ha sido en general de bajada,  en total hemps descendido setecientos metros de altura, pero en medio hemos tenido dos subidas de cierta consideración que han animado el día.
Como la etapa ha sido corta y el pueblo de Triacastela no tiene mucho que ver,  hemos tenido toda la tarde para descansar en la cómoda habitación del Albergue Complexo Xacobeo, donde estamos alojados.
Un buen día que hemos comenzado como de costumbre a las siete. Hemos dormido muy bien a pesar de que las paredes de l Venta Celta en O Cebreiro parecían de papel y se oía todo. Estábamos preocupados porque en la Venta estaba también un grupo de gente joven que pensábamos que iban a estar de juerga hasta tarde, pero la verdad es que no hicieron nada de ruido y hemos oído casi más a las vecinas de la habitación de al lado, que eran coreanas.
Hemos desayunado unas tostadas excelentes en la misma Venta y nos hemos puesto en Camino a las ocho y media.  El día es algo frío a estas horas y a esta altura, pero el cielo está completamente despejado y promete calor del bueno.
Hay bastantes peregrinos saliendo a la misma hora que nosotros del albergue y del resto de hostales y casas de habitaciones que llenan el pequeño poblado.
Para salir de O Cebreiro tomamos un Camino que sube fuertemente desde el albergue hacia una cima que se ve en lo alto y en la que hay una enorme cruz de madera, o por lo menos parece de madera desde esta distancia. El camino me extraña, porque recuerdo que la última vez que salí desde aquí lo hice bajando desde el albergue. Luego me enterarse que es que hay dos salodas , la fácil que es la que tomé la otra vez, y la difícil es la que hemos tomado hoy, que sube al monte antes de volver a bajar y encontrarse ambas con kilómetro y medio más lejos.
La ventaja del Camino que hemos tomado es que ofrece magníficas vistas de O Cebreiro y los montes que se extienden delante nuestro hacia el mar.
Vamos subiendo por un bosque de pinos precioso que deja un olor a resina que despierta los sentidos. Cerca nuestra va una chica alemana vestida como una hippie, con un morral pequeño a la espalda, sandalias y a un paso como de paseo; y que se va poniendo morada de unas galletitas que tenía ayer el cura en una cestita en la iglesia. Esta debió saquear la cesta y ahora está desayunando a base de bien a la salud de los feligreses de O Cebreiro.
La subida termina sin que hayamos llegado a la cruz que se veía desde lo alto y bajando un poco empalmamos con la otra salida de O Cebreiro en una amplia pista forestal que baja suavemente hacia un grupo de casas que se ve abajo. Es nuestro primer destino, la parroquia de Santo Estevo de Liñares.
Las vistas son espectaculares. Nos encontramos con un grupito compuesto de una madre y dos niñas como de catorce años que quieren hacerse una foto. Nos ofrecemos a hacérsela y luego ellas nos hacen una a nosotros. Una de las niñas se ofrece voluntaria inmediatamente al ver mi cámara, y la madre nos dice que es que es una loca de la fotografía y que no la ha dejado traer su cámara buena al Camino por si la perdía. Así que la chica nos hace la foto encantada y seguimos Camino.
La senda forestal termina en la carretera Lu- 633, que nos va a acompañar toda la jornada, justo a la entrada de Linares que es una parroquia muy pequeña de apenas cuatro casas y una iglesia de estilo prerrománico, de las que vamos a ver varias en esta etapa.
Apenas se andan por la carretera, pues apenas sobrepasamos el pueblo, un sendero surge a la derecha y comienza a ascender bastante abruptamente. Las vistas hacia la derecha de todo el valle que se extiende a nuestros pies son muy bonitas, pero la atención se concentra en la subida, que es dura y en menos de un kilómetro nos lleva hasta el Alto de San Roque, segundo del día tras ell Teso da Cruz, a la salida de O Cebreiro.
En este alto está una de las esculturas más bonitas del Camino. Representa a un peregrino con autendo medieval que sujeta su sombrero con una mano mientras lucha por avanzar contra el viento. Es de tamaño mayor que el natural y está justo en el Alto, con lo que las vistas que se tienen de las dos vertientes de la montaña desde su posición son magníficas. 
Todo el mundo, y nosotros también se hace las preceptivas fotos antes de continuar.
Seguimos Camino por una senda recta que transcurre pegada a la carretera por lo más alto de los montes. Es un tramo de kilómetro y medio que termina en una bajada hasta el siguiente núcleo de población, que es Hospital de la Condesa, un poblado algo más grande que el anterior, que tiene también una magnífica iglesia prerrománica del siglo XII. Las iglesias en esta zona tienen la peculiaridad de que su única torre se yergue en la cabecera de la iglesia, formando un porche antes de la entrada del templo, que sirve para refugiarse en caso de mal tiempo o quedarse conversando los parroquianos tras la misa. Son iglesias robustas y bajas, de piedras apenas labradas y muros recios y casi sin ventanas. Ami me gustan mucho, pues son muy simples y auténticas.
Continuamos siempre cerca de la carretera, pero sin llegar a sufrirla, por un sendero de tierra y piedras, estrecho y colgado de la ladera de la montaña. Vamos subiendo la tercera dificultad de la jornada, el Alto do Podio, cuya cima se ve perfectamente pues en ella hay dos casas blancas que son dos bares que atraen como imanes. Todavía estamos muy por debajo de ellos y se ve que va a costar llegar.
Subimos suavemente hasta llegar a otro poblado antes del Alto. Se trata de Padornelo, que también tiene, a pesar de su escaso tamaño, su iglesia prerrománica con porche delantero. Este es más grande que el anterior y tiene hasta algunos poyetes de piedra para sentarse en las paredes. 
En el tramo antes de llegar al pueblo un perro de caza que lleva un cencero al cuello, como si fuese una vaca, se nos pega. A Paloma se le ocurre darle una galleta y desde entonces ya no hay quien nos lo quite de encima. Al cabo de diez minutos estamos ya hasta el gorro del cencerro. Pero cuando llegamos a la entrada de Padornelo, un pastor alemán enorme nos resuelve el problema. No consiente que el intruso entre en su territorio y se pone a perseguirle hasta que le ahuyenta colina abajo.
A la salida de esta pequeña parroquia de Padornelo atacamos la parte dura de la subida al Alto do Podio. Es una cuesta durísima, de las peores que tiene el Camino, pero afortunadamente es muy corta. Son cuatrocientos metros que Paloma hace de un tirón y yo hago reptando como puedo y parándome a menudo para contemplar el paisaje y recuperar el aliento.
Como nhe dicho, justo en l Alto, hay dos bares estratégicamente situados en los que páramos sin excepción todos los que vamos llegando. Bueno, miento, porque todos paramos en el primero, que está lleno. El otro esta simplemente a treinta metors , al otro lado de la carretera, pero en él no hay nadie. Ningún peregrino está dispuesto a dar un paso de más  antes de sentarse tras esta durísima rampa. ¡Lo que hace la ubicación para un negocio!.
Obviamente nosotros también nos sentamos y descansamos un rato tras solo ocho kilómetros de etapa. Nos sentamos en una mesa que está justo donde acaba la subida. Disfrutamos así del espectáculo de todos los que llegan. Vemos aparecer primero la cabeza, como saliendo de la tierra y luego, despacio y con mucho esfuerzo, surge el resto del cuerpo. Es divertido de ver cuando ya estás sentado y descansando...
Tras un breve rato, continuamos Camino. Tocan ahora tres kilómetros muy pesados por lo alto del monte y por una senda pegada a la carretera. El tramo es completamente recto, con lo que las espléndidas vistas que se tienen se agotan por repetidas en poco tiempo.  Así que el andar se hace monótono hasta que llegamos al siguiente pueblo, Fonfria, un pueblo algo más grande que el anterior en el que vemos como los vaqueros están sacando a pastar a sus rebaños, con lo que todo el pueblo es un concierto de mugidos infernal.
A la salida de Fonfria se nkos acerca una señora con un plato de crepes recién hechas . Paloma coge dos y dice que están buenísimas. Nos pide la voluntad y le doy lo que llevo suelto.
Desde Fonfría hay otros dos kilómetros y medio hasta el siguiente pueblo, que es Biduedo. Durante los dos primeros seguimos por la misma senda pegados a la carretera, antes de bajar hasta esta y tomar un sendero descendente que nos lleva al pueblo, al que no llegamos a entrar, pero del que vemos su correspondiente ermita románica, mucho mas pequeña que las iglesias anteriores, pero también muy bonita.
Con todas estas, aún no hemos empezado a bajar en serio. Desde la salida de Biduedo se ve ya el valle y el pueblo de Triacastela, nuestro destino, que está unos seiscientos metros debajo de nosotros y a unos siete kilómetros.
Desde aquí, por tanto, a la senda no le queda otra que bajar. Al principio lo hace muy suavemente y pegada aún a la carretera, pero en un momento dado atajamos hacia la derecha y comenzamos una fuerte bajada hasta el pueblo de Filloval. Paloma tiene una técnica de bajada (que por cierto aprendió de mi) que consiste en bajar corriendo , lo que hace que el esfuerzo sobre las rodillas sea mas pequeño, pero cansa más.
En Filloval paramos en una terraza a comer algo antes de afrontar los últimos cuatro kilómetros de etapa. Paloma se toma un pinchjo de tortilla de patatas que quite el sentido y yo tomo un poco de queso y cecina que traía en la mochila. Ahora hace bastante calor y se está muy bien en la terraza a la sombra de una sombrilla que nos ha traído la amable camarera. El resto de la terraza está ocupado por alemanes que se ponen cara al sol a ver si se les pega un poco.
Los últimos cuatro kilómetros de bajada son mas amenos. Vamos ya descendiendo claramente entre ardolado que de vez en cuando nos deja ver que Triacastela está cada vez más cerca a nuestra izquierda. Atravesamos el poblado de Pasantes y llegamos a Ramíl, donde hay un roble centenario de un tamaño descomunal, antes de desembocar ya en la explanada junto al río que marca la entrada a Triacastela y donde está, al borde del río  el magnífico albergue municipal.
Para llegar al centro del pueblo y a nuestro Albergue Complexo Xacobeo nos quedan unos trescientos metros.
Ya en el Albergue nos dan una habitación completamente nueva y estupenda en la segunda planta. Hemos llegado a las dos y cuarto, con lo que tenemos toda la tarde libre.
Descansamos un buen rato antes de salir a dar una vuelta por el pueblo a las cinco y media. Es un pueblo muy pequeño donde lo único que destaca es la iglesia de Santiago, más moderna que las que hemos visto en la jornada, pero con la misma estructura. Tiene una torre muy alta y estilizada y como suele suceder en Galicia, acoge en su exterior el cementerio del pueblo.
Me gustan estos recintos gallegos que incluyen l cementerio del pueblo en la iglesia. Me parecen recintos llenos de espiritualidad y que mantienen muy bien la idea de comunidad atemporal de la Iglesia.
Nos sentamos en una terraza a leer y escribir antes de cenar en un restaurante cercano al hotel. Menú peregrino de Sopa de Marisco y Salmón para Paloma y macarrones y churrasco para mi.
Cuando ya nos vamos a ir llega un grupo de como unas quince chicas inglesas jóvenes con cuatro monitores y socupan una mesa larga que está preparada. Es un grupo que empieza aquí su Camino. El monitor les da a cada uno sus credenciales nuevas y les instruye sobre como rellenarlas. Todas miran y remiran su credencial con ilusión y curiosidad. Tiene que ser divertido empezar así un Camino con tus compañeros de clase, o de parroquia o de club, o de yo que se que. ...
Nos vamos a la cama. Ellos empiezan el Camino y nosotros lo terminamos. Es la cadena milenaria de la peregrinación que se renueva otra vez.
Mañana terminamos ya la peregrinación de este año en Sarria, a solo ciento doce kilómetros de Santiago. ¡ Que pena no tener cinco días más para acabar!.
TRIVIAL DEL CAMINO.
Ya no hay quien os pille. Tanto la respuesta del Castillo de Sarracín en Vega de Valcarce, como los tres personajes enterrados en la iglesia de O Cebreiro ( los dos protagonistas del milagro y Ellas Valiña), son completamente correctas.
Hoy tenemos la última pregunta, pues mañana habrá crónica, pero no pregunta al ser el último día.
Así que la pregunta hoy va de finales...
- No todo el mundo termina su peregrinación en Santiago. Algunos, tras conseguir su Compostela,  quieren seguir caminando y de ese modo pueden obtener otros dos documentos acreditativos de su peregrinación. La pregunta es:
¿Como se llaman esos dos documentos y en que localidades se obtienen?

4 comentarios:

  1. Menos mal que la última subida sl alto de Poio es corta, sino en los bares en vez de viandas y bebidas tendrían que poner primeros auxilios, ya os queda poco, da pena pero ya podéis ir pensando en el siguiente.

    Prolongación a Fusterra, la Fisterrana en Fisterre y la Muxiana en Muxia

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  2. Que rápido pasa el tiempo y este camino se nos hizo corto para vuestros lectores. Es verdad que hubo anécdotas más tranquilas y al estar acompañada de tu veloz esposa las chicas no se acercan como antaño!! Y respecto al trivial nada mejor que otro peregrino te de la respuesta. Un beso grande a los dos y buen final peregrinos!!

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  3. Sigo pensando que estáis predeterminados para caminos europeos. Seguro que Antonio tiene fichadas rutas jacobeas a saber dónde. ¡Buena llegada a Sarria!

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  4. Isabel Anasagasti4 de abril de 2015, 17:07

    Por nuestra parte podeis seguir hasta Santiago porquecel perrito esta muy a gusto. Hoy se ha rebozado en el mantillo asi que os lo vamos a devover muy "oloroso". Muy bonita cronica como siempre que hemos vuelto a leer en familia.

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